El primer sábado del otoño había sido el día fijado para la boda de la chica más protegida por su generación en la Estrella Polar: su pequeña Tadokoro daría el gran paso en tan solo unos minutos más.

Esperando en el altar, Yukihira miraba una y otra vez los anillos de matrimonio, sin poder creer que eso estuviera pasando ¿por qué había aceptado ser el padrino de anillos? Además de ser una gran responsabilidad, le ponía los nervios de punta el cometer una tontería frente a los amigos cercanos —y enormes— de Tadokoro; así como la refinada familia y conocidos de los Aldini.

—Todo saldrá bien, Yukihira.

Y ahí estaba, la única luz que deseaba observar más que nada en la vida se encontraba de pie a su lado, en el altar. Takumi sabía cómo portar un traje en ceremonias como esa, y más cuando era una tan importante para él. Sus ojos centelleaban y su sonrisa iluminaba por completo el jardín donde llevarían a cabo la boda.

Amaba tanto a Takumi, que temía arruinarle el día con la más mínima tontería.

Entonces todos callaron y una suave y agradable música comenzó a sonar. Al principio de la alfombra, Tadokoro vestía un hermoso y largo vestido blanco que contrastaba con su colorido cabello suelto, adornado con diminutas flores entrelazadas en él.

Yukihira sintió su corazón acelerarse con tan solo mirar la expresión de felicidad en el rostro del rubio al verla caminar por el pasillo que la dirigiría al altar.

Una vez más se hizo silencio, cuando Takumi tomó la mano de Tadokoro para ayudarle a subir los escasos escalones que le permitirían situarse a lado de su futuro esposo.

—Gracias, Takumi.

—No es nada, cuñada—sonrió el rubio, entregando a la radiante novia a su hermano, quien no cabía en sí mismo de la emoción.

Tanto Isami como Tadokoro sonrieron tímidamente al tomarse de las manos, uno frente al otro, mientras Takumi regresaba a su lugar junto a Yukihira como padrino.

Una vez el pelirrojo entregó los anillos a los novios sin ningún tropiezo o comentario fuera de lugar, prosiguieron con la ceremonia sin contratiempos.

—Takumi—le llamó Yukihira en voz baja, logrando que el rubio se acercara a él para escucharlo mejor— ¿te casarías conmigo?

El italiano rió con discreción ante el sonrojo de Souma y la seriedad en su voz al hacerle una propuesta de esa índole a mitad de los votos de su hermano.

—Ya estamos casados—respondió divertido, buscando la mano del japonés para entrelazarla con la suya.

—Entonces ¿te casarías conmigo de nuevo?

¿Cómo era posible que le hiciera la mejor pregunta para hacerlo sentir inmensamente feliz en el peor momento posible?

—Aceptaría cada vez que me preguntaras, por el resto de mi vida.

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Hey there! Comenzaré a subir las historias que tengo pendientes de estos niños bonitos~

Este drabble nació después de ver un dj perdido en alguna página cuyo nombre no recuerdo, y descubrí lo hermosa que se me hace la pareja de Isami y Tadokoro *w*

¡Espero les haya gustado!