Introduccion

La música estaba impregnada en cada centímetro de aquella sala, y quienes se encontraban entre esas cuatro paredes, eran participes y cómplices del ambiente que creaban con la misma y entre ellos. Amigos, pareja o enemigos, todos inevitablemente conectados por una misma pasión, en mayor o menor medida, pero la misma en fin.

Cada integrante del club se encontraba sumido en distintas actividades, algunos interactuaban, otros bailaban, había quines cantaban y solo unos pocos se dedicaban a la verdadera tarea encomendada por Will: canciones épicas. Aquellas incuestionablemente grandes. Aquellas a las cuales rendirles honor.

Cierta joven, pequeña, morena y altanera, se encontraba extrañamente, y por primera vez, callada. Sus sentidos reconocían todo lo que la rodeaba, como una guitarra siendo tocada probablemente por Puck, los cuerpos de Mike y Brittany moviéndose perfectamente a la par, mientras bailaban frente a ella. La sonrisa boba de Santana mientras perseguía con su mirada a la rubia de ojos azules, su rubia de ojos azules. El brillo en los ojos de Blaine cada que escuchaba la voz de Kurt entonando cada nota en forma impecable. Sam mostrándole orgulloso a Mercedes sus nuevas imitaciones, siendo Robert De Niro en esta ocasión, y el sonido de la risa de la misma como respuesta. Podia oír a Sugar, que aunque había progresado considerablemente, aun parecían aullidos lo que escapaba de su boca, que pretendía ser tan armonioso como el perfecto dúo que resultaban Artie y Quinn cantando a coro. Y por último el mismo Finn que se encontraba en la batería intentando inútilmente llamar su atención, regalándole sonrisas torcidas, que en un pasado habrían acaparado la capacidad cerebral de Rachel pero que en ese mismo momento no eran más que otro motivo por el cual ella se sentía a gusto sumida en su mundo de divagaciones. Aunque aquel mundo se encontraba lleno de preguntas, vacio de respuestas y repleto de confusión.

Se preguntaba en qué momento había sucedido, en qué momento su cordura orbitaba en torno a un individuo, el que jamás creyó que se adueñaría tan violentamente de sus pensamientos.
Se remonto al pasado, al inicio de ese año. A cuando, como el resto del club, quedo descolocada ante la nueva e indiferente Quinn, que se declaro firmemente dispuesta a no regresar al Glee club, "No los necesito" se limito a decir. Recordo cuando intento acercarse y la rubia se rehusó a oírla, en parte por la necesidad de estar sola, por querer desentenderse del club y también por lo chillante que le resultaba Rachel hablando sin parar. Recuerda como no se rindió y que en cada ocasión en que se presentaba ante Quinn con energías renovadas para soportar los insultos de la rubia, le dedicada un interminable discurso reforzado con su característica incapacidad de cerrar su boca. Recuerda la primer sonrisa que Quinn le dedico desde que comenzó a atosigarla con regresar, una que quiso no haber dejado escapar, una que rogo que Rachel no hubiese visto, porque la morena no le permitió olvidar su debilidad antes sus chistes aquella ocasión, "No intentes engañarme Fabray, eso era una sonrisa" le dijo la más pequeña sin ocultar su alegría y sorprendentemente se contuvo ante el impulso de abrazarla, Rachel no era de los que avanzaban un casillero para luego retroceder 5, por eso no lo hizo. Recuerda como aquella pequeña pero igualmente brillante sonrisa había marcado un antes y un después, porque sus encuentros habían pasado de ser "Los intentos de Rachel" para convertirse en ratos agradables. Recuerda cuando se dio cuenta de lo fácil que le resultaba interactuar y sentirse a gusto con la rubia. Recuerda como se sorprendió cuando Quinn reconoció con palabras que ella misma se encontraba como la propia Rachel, quien entonces se sintió segura de reconocerlo también, sin miedo a espantarla. Se habían dado cuenta finalmente, del tiempo que habían desperdiciado sin ser amigas.
Entonces Rachel se sintió también orgullosa de todos esos logros cuando un mes después de su primer intento fallido, Quinn apareció sorpresivamente en una clase del Glee club expresando sus deseos de reincorporarse. Todos la recibieron con los brazos abiertos.
En ese momento Rachel se pregunto cual sería el futuro de la amistad que habían formado y allí mismo, un día después del regreso de Quinn, lo seguía haciendo. ¿Era precaria o no lo era? ¿Era una amistad? ¿Qué era entonces? ¿Continuaría Quinn tratándola tan bien como lo hizo durante ese mes? ¿O simplemente le importaba un comino lo que Rachel pudiera sentir al respecto?

- ¡Hey, enana!- La gorjeante voz de santana fue un balde de agua helada que la devolvió a la realidad. La latina la observaba con el ceño fruncido y visiblemente molesta.
- ¿Por qué gritas?- Le pregunto Rachel enojada también.
- Tal vez porque me canse de llamarte y supuse que debía emplear otro método. ¿Quién sabe? Quizás mi voz no se escucha allí abajo y a lo mejor si gritaba me oirías, gnomo- Le contesto con acido sarcasmo.
La diva se pregunto entonces, cuánto tiempo se había pasado divagando. Miro su reloj y efectivamente había estado así desde que el Sr. Schuster se había ido para atender a los llamados de Figgins, lo cual había sucedido hacia una hora. Se quedo observando las agujas de su reloj, que seguían girando, el tiempo seguía pasando y así lo había hecho mientras ella se perdía en sus pensamientos. Regreso una vez más a la realidad gracias a Santana, que encogiéndose de hombros le decía:
- Como sea, aunque admito que no hay nada más agradable que tu pico cerrado, no deja de sorprenderme- Le dijo indiferente, para luego suavizar un poco, casi imperceptiblemente, su expresión- ¿Estás bien?- Le pregunto inspeccionándola con la mirada. Rachel asintió y desvió sus ojos para observar toda la sala. Todo seguía casi igual, incluso Mike y Brittany continuaban bailando, hecho que le sorprendió porque entonces Santana habría dejado de babear por su rubia para acercarse precisamente a ella y preguntarle si estaba bien. ¡Qué loco esta el mundo!

Oyo a Santana carraspear indisimuladamente.
- Entonces si no te dio un patatús de enano o si no sufriste un derrame cerebral, te recomiendo que levantes ese lindo culo que tienes tan cómodamente apoyado en tu silla y te integres, pero en especial ¡que colabores, Berry!- Le recrimino inclinándose hacia adelante, logrando intimidar aun mas a Rachel- Ahora deja de tragarte el papel de diva líder y levántate- Y señalo a sus espaldas donde ahora se encontraban todos agrupados.
- Tranquila Santana- Intervino Kurt, saltando en defensa de su amiga.
- Y un carajo Porcelana. Berry y Finnocienta le deben mucho a las Nacionales de este año por como sabotearon las del año pasado. Quiero ganar al igual que todos- Argumento ella. El recordar lo sucedido en New York puso nerviosa a Rachel y no logro evitar mirar en dirección a Finn que estaba algo sonrojado y le sonreía sugerente. Rápidamente aparto la mirada y se levanto para ir tras Santana. Los intentos de Finn por reconquistarla eran continuos desde que terminaron luego de una fuerte discusión por los distintos conceptos que ambos tenían respecto a "Futuro juntos". El que él le ofrecía era vacio y significaban un muro impenetrable que la separaba de sus objetivos, demasiado para tratarse del hombre con el que ella creía querer pasar su vida. Pero no había nada más intenso en la vida de Rachel que sus sueños, aquellos que la mismísima Quinn hacia unos días dijo que era perfectamente capaz de lograr; aquello genero una inmensa sonrisa por parte de la diva, que contagio otra de la rubia.
Rachel estaba por más frustrada, ella ama a Finn, pero el parece haber demostrado ser algo que ella no conocía o quizás intentaba no ver. Él la decepciono considerablemente.

Cuando llego al grupo reunido alrededor de Puck, que hablaba emocionado de sus planeas para una Puck-megafiesta, se sentó junto a Kurt. Su amigo la observo con cariño y le sonrió. Rachel le devolvió una sonrisa forzada y en cuanto este volteo su vista, dejo caer su máscara y la sonrisa desapareció.
Justo en ese momento sintió que la observaban y levanto la mirada. Fue entonces que sus ojos chocaron con los miel de Quinn. La rubia sintió curiosidad por el estado de la diva, ya que, como a Santana, le resulto extraño no escuchar sus discursos interminables y fastidiosos, sin contar que se veía algo cansada y un tanto triste. Rachel no encontró fuerzas para engañarla como a Kurt. Solo lo logro cuando Quinn le dedico una sonrisa puramente dulce y le guiño un ojo en forma divertida. La diva se libero de un poco de pesa y se sintió más tranquila ante su gesto, lo cual le agradeció con una sonrisa sincera.

Parecía que había perdido un novio y ganado una amiga. Pero supo que había cosas que aun no comprendía… o quizás que no aceptaba.