Pacientemente se encontraba el inglés, leyendo uno de sus múltiples libros en los jardines de la academia, no le gustaba la biblioteca pues ahí, estaba el famoso Bad Friends Trio, que sólo la usaban para todo, menos leer, quizá eso no era razón de su incomodidad pues como fuese, el pudiera simplemente no hacer caso y concentrarse en su lectura, sin embargo lo que le molestaba rotundamente era la presencia del francés, que, cada vez que lo veía tenía una buena razón para sacarlo de sus casillas

aparte de que ya tenía mucho con soportarlo 6 horas al día, incluyendo receso y algunas actividades extra-curriculares, como para seguir en su hora más preciada después de la hora del té, es decir, aquel momento de la tarde en la que podía perderse del mundo exterior y leer relatos tan fantásticos pero creíbles e incluso escribir alguna anécdota. El reloj del gran edificio marca las 4:30 de la tarde, Arthur debe volver a clases, sin mucho ánimo deja aquella banca bajo esa agradable sombra de árbol, tomo los libros y su mochila, dirigiéndose con ellos hasta su casillero, diez minutos y su clase comenzaría, diez minutos para volver a ver al francés, diez minutos únicamente de libertad, diez minutos que se volvían nueve, noto que tenía clase de deportes, y odiaba llegar tarde, dejó ordenados los libros dentro de ese frío cubo de hierro, cerro y camino a pasó firme y rápido directo a la cancha, como siempre...era el primero, alguna vez creyó que su puntualidad era obsesiva pero por favor! los demás países de europa eran unos impuntuales, unos miserables e impuntuales, que se esperaba de países como ellos, al menos ese siempre fue su pensamiento, como no había nadie tuvo la confianza de poder cambiarse ahí mismo, ya que a 6 minutos de que comenzará la clase se volvería un miserable e impuntual país como los demás, tenía la seguridad de que alguna hadita le dijera sí alguien se acercaba, se quitó el pantalón, quedando en boxers británicos, sacó el short de su mochila, lo mismo con los tenis y la camisa deportiva, suspiro pesado y se dispuso a quitarse la camisa de vestir, sintió un poco de frío así que se apuro a ponerse la camiseta, doblo la ropa y la metió a la mochila, en fin se dio cuenta que había vuelto a guardar el short y busco nuevamente entre sus prendas, vistiéndose rápidamente, pero de nuevo se sintió helado, al escuchar detrás de el una voz que repugnaba más que cualquier cosa, una voz grave y con un acento fastidioso -Coucou L'Angleterre~
Arthur volteó, esperando que no lo haya visto cambiándose, y porque su hada no le aviso de esa desagradable visita? acaso...SÍ FRANCIS LA HABÍA SECUESTRADO, en esos momentos sólo pensaba en aquel dilema
-Ah...Good Afternoon French- únicamente contestando por educación, torciendo la boca en señal de disgusto
-que sucede mon cheri? no es la primera vez que veo tú trasero tan gordo- contestó con sinismo, Inglaterra se helo aún más de lo que ya estaba -siendote sincero... me agrada que te alimentes con scones, hacen que rellenes muy bien el

short- destacando supuesta lujuria a tan burlon comentario
-ajajaja...no eres gracioso idiota!-destacando toda repulsion y sarcasmo posibles, francia sólo sonrio, acaricio la mejilla izquierda del ojiverde, y le soltó una nalgada, maliciósa y sumamente sonora, al inglés no le cabían los colores en la cara, tenía tantas emociones encontradas, no sabía sí sonrojarse, matarlo, llorar o simplemente ignorarlo, pero su sentido común reino en esos momentos, así que sólo ignoro, los demás llegaron a la cancha, tan impuntuales como siempre, era clase de estiramientos, al momento en que el profesor dijo 'parejas' toda europa huyó de francia, incluso sus amigos, sólo un alma solitaria se quedó en medio, carnada para el león, y como no había nadie más...
-bien francia- decía el tsundere -sí siento cualquier parte de tú cuerpo invadiendo mi espacio vital...te mataré...entendido?
-oui~
aún así el inglés quedó desconfiado y con algunos miedos como el agacharse, tanto dándole la espalda como mirándolo de frente, pasó saliva y se tiro en el suelo para hacer abdominales, francis únicamente se puso de rodillas en el suelo y tomo de los tobillos al inglés, pero este no subía lo suficiente
-espera te ayudó- se acercó con sus rodillas mantenía los tobillos del británico juntos, lo tomo de los hombros y lo ayudó a subir un poco más, quedando en una posición sugerente, francis inclino un poco la cabeza y se acercó a los finos labios del contrario, apenas rosandolos
-aa...UNO!-grito presipitado y descendiendo de era misma manera, francia se hizo para atrás, contando cuantas hacia su compañero.