¡Hola! Decidí subir el fic también acá, es muy diferente a Cábala, espero que le den una oportunidad y les guste. A comparación del anterior, este no se cuando voy a ir actualizando, pero al menos será una vez a la semana.

CAPÍTULO UNO: Te debo un café

Año 2010

El reloj avanzaba a pesar de que ella le había suplicado que no lo hiciera, en esos momentos se sentía una estúpida, no tenía el poder para atrasar o detener el tiempo, pero le encantaría tenerlo, al menos esa vez. Miró por enésima vez en un segundo el reloj que llevaba en su mano izquierda, su madre había dejado que ella conservara el reloj de su padre, después de que este falleciera, y desde entonces jamás se lo había quitado.

La cafetería en la que se encontraba estaba repleta de gente, no había podido desayunar en su departamento, se había quedado dormida y agradecía que su amiga la llamara para despertarla, antes de irse. Aquel iba a ser un día muy importante en la vida de Clarke Griffin, esperaba que todo saliera como había sido planeado. Clarke era una chica de unos veinticinco años, ojos azules y cabello rubio, había estudiado fotografía en una de las mejores universidades de Europa, por fin su esfuerzo, trabajo y dedicación habían dado frutos. Ese día una galería expondría sus imágenes, y ella estaba llegando tarde.

Cinco minutos más tarde, era su turno de ordenar, agradeció que no se demoraran demasiado en entregarle su pedido, después de todo, no sabía cómo continuar el día sin su taza de café. Clarke necesitaba todas las mañanas una taza de café, de lo contrario podría estar de un humor que nadie querría ver. Tomó la taza, pagó al chico y se giró, esquivó a cada persona que cruzaba por la cafetería, ninguna tenía cuidado y en cuanto estuvo frente a la puerta se sintió salvada, o al menos eso creía. Sintió un golpe en su espalda, y luego el café quemando su estómago, la rubia se giró para observar a aquella persona, estaba lista para lanzar unos cuantos improperios a la persona que había sido tan estúpida de chocarla.

-Fíjate –Se quejó aquella chica y sin más salió de allí, no sin antes golpear el hombro de la rubia, nuevamente. Clarke tomó aire varias veces, frente a ella había quedado de pie quien supuso que sería amiga de la chica.

-Lo siento –Escuchó la rubia, los ojos de Clarke parecían escupir fuego, la chica intentó hablar pero la rubia negó con la cabeza. Clarke se dirigió al baño para poder limpiarse la mancha, aunque sabía muy bien que no lo lograría.

En cuanto entró arrojó el café al cesto, Clarke intentó tranquilizarse, pero más veía la camisa, más enojada se volvía. No supo cuánto tiempo estuvo limpiando aquella mancha, la cual en lugar de encogerse parecía que se había agrandado más, agradeció que en el auto llevara la chaqueta del traje, por lo que podría usarla y cerrar los botones intentando ocultarla hasta que tuviera algún momento en el día para ir a comprar alguna, o quizás enviar a alguien a hacerlo. La puerta del baño se abrió de repente, y detrás de ella la misma chica que había dejado plantada en la cafetería estaba allí.

-Lo siento –Volvió a repetir la chica. Clarke por primera vez desde que la había visto reparó en ella, la observó de pies a cabeza, detrás de sus lentes distinguió sus ojos verdes, cabello castaño, piel oliva, labios carnosos, a Clarke le pereció hermosa. La chica se sintió observada, por lo que carraspeó intentando llamar la atención de la rubia, Clarke negó con la cabeza y la observó.- Siento lo que pasó –Habló nuevamente la castaña, le tendió a la rubia una taza de café y una bolsa que llevaba en sus manos, Clarke la miró sorprendida sin comprender.- Te tiré el café y arruiné tu camisa –La chica se encogió de hombros, al ver que la rubia no tomaba las cosas las dejó sobre el lavabo.

-¿Fuiste tú? –Preguntó Clarke, a quien el enojo se le había pasado. La ojiverde se mordió el labio inferior avergonzada, y asintió con la cabeza.

-De verdad lo siento. –Se disculpó apenada la chica.- No me fijé por donde iba y te golpeé. –La castaña observó las cosas que había dejado.- Espero que te quede, no sabía tu talle y tuve que adivinar –Sonrió de forma amigable, Clarke creyó que era la sonrisa más hermosa que alguna vez había visto, y como respuesta también lo hizo.

-No debiste –Respondió Clarke, pero esta negó con la cabeza.- Déjame pagarte por esto –Comentó mientras buscaba su cartera dentro de su bolso.

-Olvídalo –Dijo rápidamente la castaña.- Es mi forma de pedirte disculpas –Le dedicó una sonrisa y salió del baño, dejando a una rubia muy asombrada.

Clarke se quedó de pie allí observando la puerta cerrada por unos minutos, luego posó su vista en lo que la chica le había dejado, tomó el café y le dio un sorbo, al principio se sorprendió de que fuese el mismo estilo de café que estaba tomando unos pocos minutos antes, tomó la bolsa y comprobó que dentro había una camisa blanca, rápidamente entró en unos de los cubículos y se cambió. Salió del baño, y en cuanto regresó a la cafetería buscó con la mirada a la castaña, pero no la veía por ningún lado, observó su reloj, se maldijo internamente por demorarse.

-¿A quién se le ocurre tomar una foto de unas frutas y exponerla? –Clarke escuchó aquella pregunta justo cuando pasaba por la fotografía que no había deseado exponer, pero según su representante era muy buena, la rubia sólo la había tomado para probar la cámara esa tarde. Dio unos pasos hasta situarse detrás de las dos chicas, ninguna notó su presencia por lo que continuaron hablando.

Clarke no pudo escuchar su conversación, no porque no quisiera, sino que todo lo contrario, el aroma a café invadió sus poros, se introdujo por sus fosas nasales y se quedó estancado en cada parte de su cuerpo, sentía que su cerebro daba vueltas con aquel aroma. La rubia no supo en qué momento, ambas chicas se habían girado para observar otra pintura, pero su camino había sido bloqueado por Clarke.

-Disculpa –Escuchó que decían. Clarke fijó la vista en la chica que había hablado, una joven de cabello castaño claro y ojos avellana.- ¿Podrías moverte? Estás en medio –Volvió a decir la chica, Clarke se hizo a un lado, dejando que esta continuara, pero justo cuando su acompañante iba a seguirla, la rubia se interpuso en su camino. La castaña alzó una ceja observando a la rubia, y luego bajó su mirada avergonzada.

-No me digas que eres la fotógrafa –Susurró la chica, Clarke recorrió con la mirada a la castaña, vestía un traje negro y camisa roja, su cabello suelto, pero no llevaba sus lentes. La rubia estaba segura que si tuviese la cámara consigo en ese momento le tomaría una foto, era la perfección personificada, la chica debería ser descendiente de algún hijo de Afrodita, porque Clarke no había visto chica más hermosa en su vida.- Eres tú –Respondió avergonzada, sus mejillas se tornaron de un rosa claro, y Clarke sonrió ante ello.- Supongo que ya no puedo equivocarme más contigo –Reconoció apenada.

-Clarke –Se presentó la rubia con una sonrisa mientras estiraba su brazo para que la chica lo estrechara.

-Lexa –Respondió la castaña estrechando la mano de la rubia. Lexa levantó la vista, fijando sus ojos verdes en los azules, justo en el momento en que sus manos hacían contacto. Clarke sintió una corriente eléctrica recorrer su cuerpo, supo que Lexa también había sentido lo mismo porque la chica se quedó observándola, mientras sus mejillas se tornaban de un rosa más oscuro.

-Lexa, ¿vienes? –Ambas se habían olvidado de la presencia de la otra joven, la aludida asintió con la cabeza, Clarke se hizo a un lado para que ésta pudiera pasar. La rubia sintió un calor emanar del brazo de Lexa cuando lo tomó para detenerla.

-Acabas de herir mis sentimientos, ¿y piensas irte como si nada? –Preguntó Clarke, sus ojos azules volvieron a hacer contacto con los verdes, Lexa abrió y cerró la boca, al menos dos veces, pero nada pudo salir de allí.- Al menos tienes que disculparte con otro café –Volvió a hablar la rubia, Lexa sonrió mientras asentía con la cabeza.

-Me parece justo –Respondió sin dejar de sonreír.- Mañana a las nueve en la cafetería –Contestó con más seguridad la castaña, Clarke no había creído que aceptaría aquello, pero sin embargo Lexa la sorprendió con su respuesta. Asintió con la cabeza, y con mucho pesar retiró su mano del brazo de Lexa.

-Así que ella es la chica que te ha robado el suspiro –Clarke escuchó aquella voz detrás de ella, sabía perfectamente de quien se trataba, se giró para enfrentar a su amiga. Raven Reyes tenía dibujada una gran sonrisa, cabello castaño oscuro, ojos marrones y de tez oscura, a su lado Octavia Blake observaba a la chica que recién se había alejado con su amiga. Octavia era una chica de cabello negro, ojos pardos verdosos, y al igual que su novia una sonrisa se dibujaba en su rostro.

Clarke había despertado esa mañana con una sonrisa, no estaba segura exactamente a que se debía aquello. La exposición había salido mejor de lo que se hubiese imaginado alguna vez, había vendido más de una fotografía y eso la hacía muy feliz, pero ese día volvería a ver a Lexa, por lo que Clarke no sabía cuál de las dos cosas la hacía feliz, quizás eran ambas.

En cuanto se acercó a la entrada de la cafetería pudo divisar a la castaña dentro, la chica llevaba unos ajustados jeans, y una camisa a cuadros azules. Clarke sonrió al ver que llevaba el pelo recogido y los lentes puestos, tomó aire varias veces y cuando creyó que los nervios habían pasado decidió entrar, pero cuando Lexa se giró para observar si efectivamente era ella quien entrada, sus nervios salieron a flote nuevamente. Una sonrisa se dibujó en ambos rostros cuando sus miradas se encontraron. Clarke caminó hacia ella con decisión, a pesar de que por dentro moría de miedo.

-Hola –Saludó en cuanto llegó frente a Lexa.

-Hola –Saludó Lexa con una sonrisa.- ¿Lo mismo que ayer? –Preguntó aun sonriendo, Clarke asintió con la cabeza y Lexa se giró para hacer el pedido. Clarke recorrió con su mirada el cuerpo de la chica, efectivamente aquellos vaqueros le quedaban a la perfección, su mirada se posó más de lo necesario en el trasero de la castaña, y rápidamente levantó la vista cuando ésta se giraba para observarla.- Ten –Dijo Lexa mientras le tendía su vaso de café. Clarke supo, por la mirada que le dedicaba la chica, que había notado que estaba observando su trasero, por lo que sus mejillas se tornaron de un rosa claro

-Entonces –Comenzó diciendo Clarke, una vez salieron de la cafetería.- ¿Te levantas temprano los sábados? –Preguntó con una sonrisa, Lexa frunció el ceño al escuchar su pregunta.- Habré dormido unas tres horas y…

-Podrías haber dicho que no –Se apresuró a decir Lexa, mientras alzaba una ceja y una sonrisa de suficiencia se dibujaba en su rostro. Ambas chicas caminaban una al lado de la otra, prefirieron eso a quedarse en la cafetería, la cual en pocos minutos podría comenzar a estar repleta de gente.

-¿Y si decías que no? –Preguntó Clarke con otra sonrisa, llevó el vaso a sus labios y bebió un sorbo del café, quemándose un poco la lengua.

-¿Creías que faltaría a mi palabra de compensarte con un café? –Preguntó algo dolida la castaña, Clarke se encogió de hombros, mientras avanzaba rápidamente hacia el parque de la ciudad.- Acabas de insultar mi honor –Dijo en cuanto la alcanzó y volvió a caminar a su lado.

-Entonces, te debo un café –Clarke se detuvo, colocándose justo en frente de Lexa, quien la observaba con una leve sonrisa, la castaña asintió con la cabeza. Clarke no entendía las reacciones de su cuerpo, al principio estaba nerviosa, pero una vez que se encontraban juntas los nervios se esfumaban y una completa felicidad inundaba su ser. Las dos chicas se sentaron en una banca vacía que había allí.- ¿A qué te dedicas? –Preguntó Clarke mientras se giraba para observar a Lexa.

-Soy abogada –Respondió Lexa. Clarke enarcó una ceja, y con su mirada recorrió el cuerpo de la chica.- ¿No lo parezco? –Preguntó con cautela Lexa, Clarke negó con la cabeza y comenzó a reír.- Acabas de insultar mi estilo –La rubia asintió con la cabeza, y Lexa se unió a sus risas, Clarke supo en ese momento que aquel sonido era como una melodía para sus oídos, estaba segura que jamás se cansaría de escucharlo, y saber que ella era la culpable de que la ojiverde riera, la hizo sentir completa.

-¿Te debo otro café? –Clarke arrugó la nariz después de hacer aquella pregunta, y Lexa asintió con la cabeza nuevamente. Aquel simple acto de la rubia la hizo sonreír, Lexa estaba segura que jamás se vería tan adorable como en ese momento.- Intentemos emparejar las cosas un poco –Dijo Clarke y bebió otro trago de café.- ¿Qué tenía de malo mi fotografía? –Preguntó observando a la castaña fijamente, una leve sonrisa se dibujó en su rostro cuando Lexa negó con la cabeza.

-No voy a caer en eso –Se apresuró a decir Lexa.- Esperas que vuelva a insultar tu trabajo o la fotografía para que te deba un café. –Clarke comenzó a reír mientras negaba con la cabeza, Lexa se llevó el vaso a sus labios, bebiendo un poco de café mientras la rubia tomaba aire.

-Eso quiere decir que tienes más opiniones sobre mi trabajo. –Comentó Clarke con una sonrisa, Lexa negó con la cabeza, parecía decidida a no decir nada con respecto a eso, no le daría el gusto a la rubia de ganar aquello.- Quiero escucharlas –Dijo con una sonrisa Clarke, y Lexa volvió a negar.- Y te diré por qué no pareces una abogada –Comentó con una sonrisa triunfante la rubia, Lexa soltó un suspiro y luego tomó aire.

-Sólo no entiendo por qué alguien querría tener una fotografía de unas frutas colgada en la pared –Lexa se encogió de hombros, Clarke sonrió, luego volvió a arrugar la nariz, intentando pensar una respuesta justa para aquello. Lo cierto era que ella tampoco lo entendía, pero por el momento no le diría que aquel cuadro no era de su agrado.

-¿Qué hay del resto? –Preguntó Clarke observando seria a la castaña, quien en esos momentos volvía a beber un poco de café.- Vamos, no me deberás un café, lo prometo –Se apresuró a decir antes de que Lexa pudiera negarse. Lexa tomó aire y lo expulsó lentamente, en ese momento supo que Clarke no se detendría hasta tener lo que quería.

-La gran mayoría me gustó. –Lexa ladeó la cabeza mientras mordía su labio inferior.- Muchos los tendría colgados por las paredes de mi casa o de la oficina –Clarke comenzó a reír, y Lexa la observó sin entender.- No lo digo para no deberte un café –Aclaró rápidamente.

-¡Oh! ¡Fue un halago? –Preguntó sonriendo Clarke, y Lexa devolvió aquella sonrisa mientras asentía.- En ese caso, te debo una cena –Lexa arrugó la frente y luego se mordió le labio.

-¿Acaso me estás pidiendo una cita? –Preguntó Lexa con una pequeña sonrisa, Clarke se llevó el vaso a los labios y bebió del café, el cual en esos momentos ya no estaba demasiado caliente.

-No –Respondió mientras negaba con la cabeza.- Te estoy informando que tendremos una cita –Sonrió y luego se puso de pie, Lexa la imitó y tuvo que alcanzarla, pues Clarke ya había comenzado a caminar.

-¿Y en qué momento accedí? –Lexa sonrió triunfante al ver el rostro de Clarke, quien en esos momentos se había quedado de pie allí, observando el verde césped.

-¿No ibas a aceptar? –Lexa comenzó a reír, y Clarke se prometió que haría que eso sucediera más seguido.- Creo que eso es un sí. –La castaña movió la cabeza de forma afirmativa y luego volvió a morder su labio, Clarke sonrió al ver ese gesto, otra anotación mental, le encantaba que hiciera eso. Clarke dio un paso hacia Lexa.- Me gusta cómo te quedan los lentes –Comentó con un susurro para luego sonreír, las mejillas de Lexa tomaron un color rosado, y Clarke se palmeó la espalda por haber logrado eso.- Y también cuando te ruborizas –Volvió a susurrar, Lexa tomó aire y luego lo expulsó lentamente.

-Deja de decir esas cosas –Susurró y luego se llevó el vaso a sus labios para beber lo que le quedaba de café, que era más de la mitad, Clarke comenzó a reír y Lexa la observó atenta, la castaña decidió jugar el mismo juego que la chica.- Me gusta cuando ríes –Clarke dejó de hacerlo en el momento en que escuchó aquellas palabras, y observó atenta a una sonriente castaña.- Y cuando arrugas la nariz –Lexa se mordió el labio inferior mientras se regañaba internamente, había hablado de más. Clarke decidió pasarlo por alto, al menos por el momento.

-Entonces, ¿cuándo quieres que te deba la cena? –Preguntó Clarke con una sonrisa mientras fijaba sus ojos azules en los verdes. Lexa se moría por decirle que deseaba verla esa noche, pero estaba segura que no era lo correcto, no quería mostrarse demasiado interesada, aunque a quién le importaba, después de todo así se habían mostrado ambas.- A las ocho en Polaris –Respondió rápidamente Clarke con una sonrisa.- Esta noche –Aclaró, Lexa asintió con la cabeza y después de despedirse, ambas chicas tomaron caminos diferentes.

Clarke deseaba compartir más tiempo con Lexa, pero el resto de la mañana la tenía ocupada con cosas de la galería, al vender unos cuantos cuadros, esa mañana tenía que organizar los envíos y recibir los pagos. La rubia había sentido un extraño vacío en cuanto Lexa se había alejado, pero una sonrisa se dibujó en su rostro al saber que esa misma noche volvería a verla, se giró para observar a Lexa, a quien al comienzo podía verle la espalda, pero la castaña tuvo la misma intención que ella, y se giró para observar a la rubia, en cuanto sus miradas se cruzaron, ambas volvieron a sonreír. Clarke levantó la mano en forma de saludo, y Lexa imitó el gesto devolviéndoselo, la rubia le guiñó un ojo y luego se giró para continuar caminando, pero antes de doblar en la esquina, volvió a girar, comprobando nuevamente que Lexa la estaba observando.