Disclaimer: Pokémon no me pertenece, es propiedad de Satoshi Tajiri
Advertencia: GeekChicShipping (ClemontxSerena); leve AmourShipping (AshxSerena)
Fic participante del reto: Welcome to Disney del foro DexHolders del Prof. Oak.
—¡Ash! —llamaba una chica de cabellos color miel en dirección al bosque. — ¡Ash! —siguió llamando sin respuesta.
El grupo de Kalos se encontraba en un claro, donde alrededor de este había un bosque aparentemente tranquilo que era habitado por un sin números de pokémon, especialmente del tipo hierba. Al medio día se detuvieron a almorzar en el pacifico claro, Ash fue el encargado de buscar algunas bayas por el bosque para que Serena pueda hacer el delicioso postre que tanto les fascinaba, pero el azabache no ha llegado desde hace unas horas provocando la preocupación del grupo, especialmente de Serena.
La chica tomó aire suficiente para lanzar un gran grito que dejaría aturdido hasta un Loudred pero fue detenida por Clemont poniendo su mano en el hombro de la chica.
—Descuida, Serena—dijo con voz suave tratando de tranquilizarla—, tal vez está en una batalla pokémon y perdió la noción del tiempo como siempre—sonrió para darle confianza.
Serena expulsó el aire que había estado conteniendo, pero aun así no pudo quedarse tranquila. El chico estaba en el bosque solo con su Pikachu, sus demás pokémon estaban con ellos comiendo, pero igualmente preocupados por su querido entrenador.
Volvieron a la mesa la cual ya tenía los cuatro platos servidos y Bonnie sentada esperando pacientemente a que estén todos reunidos para poder saborear su almuerzo: sopa de vegetales, el cual despedía un aroma tan exquisito que atraía algunos pokémon salvajes que ellos no notaron.
—¿Y si se perdió? —preguntó Serena con la preocupación notándose en todo su ser—, puede estar herido o...
—Serena...—el rubio quería decirle que no se preocupara tanto, pero incluso a él se le estaba comiendo la cabeza con miles de teorías de que pudo haberle pasarle a Ash provocando que perdiera el apetito.
Bonnie se encontraba igual de preocupada, sabía lo grandioso que era el entrenador más conocido de la región por ser el actual campeón de este, no podría pasarle nada malo, ¿o sí?
Los minutos pasaban, Ash no aparecía y en Serena aumentaba la preocupación por lo que pudo haberle pasado al chico, hasta que de pronto se escuchó un grito, un grito tan fuerte que los Vivillon y Fletchling salieron volando de los árboles, además de que los pokémon salvajes que se habían acercado por el aroma se alejaron rápidamente.
Clemont frunció el ceño, Serena miró al bosque más preocupada que antes y Bonnie observaba con incredulidad, pues el grito era claro, familiar y ordenaba una sola acción.
—¡CORRAAAN! —era sin duda la voz del entrenador pokémon.
— ¡CORRAAAN! —gritó nuevamente el azabache corriendo a todo lo que sus piernas podían a través del bosque esquivando piedras y ramas que estuvieran en el suelo.
El chico llevaba en sus brazos al ratón amarillo el cual estaba en muy mal estado, con signos de batalla reciente. Ash tampoco se libró de lo que sea que haya pasado mientras fue a recolectar bayas, en su mejilla derecha tenía un pequeño rasguño, sus ropas estaban cubiertas de barro, en especial, sus pantalones en la parte inferior, aunque sus deportivas eran las que ni siquiera se reconocían, pues, estaban totalmente cubiertas de lodo. Su rostro reflejaba molestia y seriedad, apretaba levemente los dientes sin dejar de correr de lo que sea que dejó atrás.
Al entrar por fin al claro donde se encontraban sus amigos, estos lo recibieron preocupados por el estado del entrenador pokémon.
—¡Ash! ¿qué sucedió? —preguntó el inventor preocupado a su amigo tomándolo de los hombros.
El chico se desplomó al suelo jadeante, alternaba su vista de su Pikachu a sus amigos—. Hay que salir de aquí... pronto—dijo para luego levantarse con dificultad.
—Ash, estas muy mal, ¿Qué sucedió en el bosque? —preguntó angustiada la princesa de Kalos.
El morocho incrustó su mirada en la de ella de manera intensa logrando que la chica se sonrojara para luego desviar su vista hacia el bosque sin dejar de jadear. —Esa cosa... es peligrosa—fue lo último que dijo antes de desvanecerse en los brazos de Serena.
