Una competencia muy especial (Gakuen Hetalia, personajes de Hetalia en tiempo de escuela).
Esta pequeña historietita se me ocurrió después de los juegos olímpicos, aunque ya voy bastante retrasada… . Escribiré los nombres de los personajes según la pronunciación de acuerdo a los kanjis romanizados y no utilizaré sus nombres humanos porque no son empleados en el anime como tal, más aparte que algunos de ellos son algo extraños de verdad y no todos tienen un nombre humano oficial, así que espero no les moleste. Por lo demás no olvidamos recordar que tanto personajes, características y demás son propiedad de su autor, Himaruya Hidekaz, y asociados… nosotros sólo nos divertimos imaginando cosas chuscas que podrían haberse escrito.
El Instituto "W" es una escuela de lo más particular. Primeramente, sus alumnos son una especie de representación humana de los diversos países del mundo; en segundo lugar no puede decirse que lleven un programa académico como tal, siendo algunas materias tan comunes como historia antigua y otras tan diferentes como cocina regional asiática. Bueno, lo que menos parece importar es un sistema educativo basado en la asistencia regular a clases y la separación del alumnado de acuerdo a su diferencia de edad, lo más sobresaliente es la convivencia entre naciones.
Como toda buena escuela que se respete también en ésta encontramos los más variados clubes, en donde el alumnado puede reunirse en grupos afines y desarrollar actividades en común sin fijarse en la nacionalidad… pero también se dan momentos en los que puede haber retos rememorando batallas legendarias de épocas pasadas de una forma más "civilizada". Y ahora seremos testigos de algo ocurrido hace menos de un siglo manejado desde un moderno punto de vista, y cuyos protagonistas serán los mismos de antaño.
Empezaremos describiendo al primer grupo involucrado… El club de periodismo consta de tres miembros permanentes, gustan de hacer investigaciones sobre los temas de mayor interés para darlos a conocer a sus compañeros. Este club está encabezado por un joven rubio y bien peinado de muy buena estatura y aspecto fuertemente teutónico: ojos azules, tez blanca, cuerpo ancho y musculoso, gesto de seriedad y un reservado carácter que puede explotar a la menor provocación. Es conocido por todo el Instituto como Doiutsu y es quien encarna el perfil de Alemania. Precisamente, a esa hora de la tarde en particular, luego de un día de clases como cualquier otro, encontramos al buen Alemania ordenando cuidadosamente los folios de la última investigación realizada para su publicación cuando la puerta de la oficina fue abierta sin nada de cuidado, dando paso a un muchacho de cara inocente, alborotada cabellera castaña con un promitente rulo levantado del lado izquierdo de su cabeza en un claro desafío a la gravedad, y mediana estatura; bastante ruidoso y despreocupado.
─ ¡Doitsu, Doitsu… ya estoy aquí! ─le saludó muy quitado de la pena regalándole una gran y franca sonrisa.
─ ¡Itaria, ya te dije que toques a la puerta antes de entrar! ─le respondió el rubio en voz alta con el semblante bastante molesto.
Como ya pudimos ver este muchacho tan confiado es el representante de Italia, específicamente la parte norte pegada a los Alpes suizos; aunque es más conocido él solo con el nombre de Italia por encima de su hermano mayor, al cual le llaman Romano ya que representa a la región sur de Italia. Tiene la facha de un italiano promedio, tranquilo, algo miedoso y llorón, amante de la buena comida, del arte en sus variadas expresiones, y de perder el tiempo en ensoñaciones; no es tan corpulento como un alemán aunque es galán y coqueto con las mujeres, y párenle de contar hasta ahí.
─ Lo siento, Doitsu, siempre se me olvida hacerlo ─se disculpó el joven un poco apenado, aunque al momento se le pasó y le preguntó lo siguiente─. ¿Quieres una galleta de mantequilla?... ─ofreciéndole la pequeña pasta.
─ Este… no te apures, acabo de comerme un plato de salchichas con papas acompañado con un buen tarro de cerveza ─se explicó el alemán bajando la voz, recomponiendo el gesto por su habitual seriedad rechazando la galleta con educación.
─ ¿Y Nihon? ─en vista de que su amigo no aceptó la pasta el italiano no dudó en echársela a la boca tragándosela de inmediato, y después, con su aire distraído de siempre, preguntó por su otro compañero.
─ Es raro que a Nihon se le haga tarde… espero que no haya tenido algún inconveniente con el molesto de Amerika o el cretino de Roshia ─externó Alemania con leve preocupación.
Y con eso tenemos a los tres miembros del club de periodismo… Nihon es el nombre con el que conocen a Japón, y aunque de edad es bastante mayor que ellos tiene la apariencia de un muchacho como de dieciséis años máximo, de baja estatura, cabellera corta y negra, y actitud más bien tímida dado que se siente cohibido ante los países que son potencias como Estados Unidos (Amerika) o Rusia (Roshia); si bien tiene una gran capacidad de entendimiento pues aprende muy rápido y es bastante habilidoso en cuanto a la tecnología de punta, más en el fondo prefiere conservar sus tradiciones ancestrales y por ello se muestra cauteloso en su trato con los demás.
Pero, precisamente, ya que hablamos del rey de Roma…
─ Lamento la tardanza, Doitsu – san, Itaria – kun… ─les dijo cortésmente el japonés al entrar a la habitación, y venía acompañado por un joven bastante alto de cabellera rubia oscura, que utilizaba gafas y que portaba una chaqueta tipo aviador en color café en lugar del representativo saco azul del Instituto.
─ ¡Ah, ya llegó el héroe aclamado por todo mundo! ─dijo el recién llegado dándose sus aires de ser genial, elevando la voz al tiempo que sonreía a manera de estrella de Hollywood y levantaba un pulgar en señal de auto aprobación.
─ Amerika… ¿se puede saber a qué has venido? ─el alemán no pareció nada contento por ver ahí a tan escandaloso compañero ya que en su semblante se dibujó una mueca de contrariedad.
─ Yo, el gran Amerika, te reto a ti y a tus subordinados a una batalla ─el aludido le señaló con un dedo acusador mientras cambiaba su postura por una retadora─. Yo y mis aliados les haremos morder el polvo como en la segunda guerra mundial ─adicionó soltando una risotada burlona.
─ ¿Eh? ─Alemania pareció muy confundido con una gota anime en la frente, y tanto Japón como Italia consideraron permanecer callados por el momento, conociendo que el estadounidense no es una persona muy prudente que digamos puesto que siempre quiere tener la última palabra y la razón.
─ Oh, vamos, Doiutsu, no creo que hayas olvidado la segunda guerra mundial finalizada apenas hace 70 años, donde yo fui el héroe que salvó al mundo de tu tiranía ─ciertamente el gringo pareció frustrase un poco por el hecho de que su compañero fuera un negligente que enterrara su más grande hazaña (suya de él… XD) en el baúl del olvido.
─ Disculpe, Amerika – san, si me permite recordarle usted llegó a Europa cuando Roshia – san ya… ─el japonés consideró conveniente refrescarle la memoria a Estados Unidos pero…
─ ¡Yo fui el héroe y también acabé contigo con dos bombas atómicas! ─más, por obvias razones, el americano no reconocería nada negativo hacia su persona y terminó lanzándole una mirada enfadada que lo hizo callar, restregándole en la cara el doloroso suceso. Después añadió con un resoplido─. Ese Roshia sólo ha sido mi apoyo para…
─ ¿Qué yo soy que… Amerika? ─de la nada surgió tras él un joven muy alto y robusto que traía una bufanda al cuello como si hiciera mucho frío en el ambiente. Aunque sonreía y tenía un rostro inocente se percibía un aura de maldad a su alrededor y, por algún extraño fenómeno sobrenatural, los extremos de la bufanda parecieron cobrar vida enredándose en el cuello del gringo para asfixiarlo.
Italia y Japón dieron varios pasos atrás alejándose a una distancia prudente de tan aterradora aparición (¿quién más podría ser sino Rusia?) mirándole con aprensión… bueno, de hecho Italia se había escondido detrás de Japón y agitaba frenéticamente una banderita blanca pidiendo paz.
─ No es posible… ─masculló Alemania en voz muy baja negando con la cabeza.
─ Agghh… oye, Roshia… no puedo… no puedo respirar… ─el rostro del pobre norteamericano se puso azul ante la falta de oxígeno, y le habló al ruso jadeando con dificultad.
─ Ya, ya, Roshia, no vayas a matar a Amerika o vas a hacer llorar a Igirisu y no va a haber nadie que lo aguante… ─para suerte de Estados Unidos a su rescate llegó otro joven de sedosa cabellera rubia, larga hasta los hombros, de apariencia bastante refinada y elegante expresándose correctamente en un tono ligeramente afrancesado, y tocó suavemente el hombro de su temible compañero como si tuviera miedo de lastimarse a sí mismo─. Tú siempre eres tan brusco… ─añadió a modo de reconvención.
─ Descuida, Furansu, que no voy a asesinar a Amerika… por ahora. Sólo estábamos jugando con mi bufanda nueva, ¿sabes? ─respondió el aludido sin dejar de sonreír como un niño pequeño dibujando en su rostro una expresión más que angelical, y en ese momento dejó caer al americano como fardo.
─ ¿Acaso me perdí de algo? ─casi para completar el cuadro hizo su aparición en el umbral de la puerta un joven de corta y alborotada cabellera rubia y ojos verdes enmarcados por unas cejas oscuras, ligeramente gruesas y estrafalarias que le daban a su serio semblante una expresión de permanente desagrado.
─ La verdad es que estábamos mejor sin ti, Igirisu ─el francés (adivinaron, Furansu es la imagen de Francia) le respondió con un cariñoso tono burlón.
─ Ya sé que me tienes envidia porque no pudiste conquistar el mundo y yo sí lo hice ─el inglés (sin duda alguna este joven es Inglaterra) supo contestar la afrenta de su compañero dándose sus aires al tiempo que lo miraba con enfado.
Inglaterra es una país que conforma, junto con otros tres, el Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda del Norte ─su largo nombre oficial en español─, aunque tiene un peso mayor dentro del estado como tal y por ello tiene la simbólica representación nacional en el mundo. Pero no dudemos que los otros países, a los que considera sus hermanos menores, también tienen personalidades encarnadas.
─ ¡Eso fue porque compraste el favor de Dios con una bula papal, sucio tramposo! ─el rubio galo se mostró ofendidísimo ante esas palabras y, perdiendo un poco la compostura y el porte, atacó una vez más buscando su desquite.
─ ¡Jajajajaja, pero si Igirisu no tiene tanto dinero para comprar a Dios! ─Estados Unidos se recuperó como si nada le hubiera pasado y soltó una sonora carcajada burlándose del que antes reconocía como su hermano mayor, con lo que logró hacerle rabiar más.
─ Oye, Amerika, ¿a ti quién te metió en el pleito, eh? ─así que no dudó en reclamarle.
─ ¡¿Quieren callarse de una buena vez y decirme a que han venido, partida de idiotas?! ─ante tanta cháchara Alemania estalló de cólera y vociferó muy alto imponiéndose sobre ellos, consiguiendo que al fin se callaran y le miraran con asombro como si apenas notaran su presencia.
─ Doiutsu ya se enojó… ─le dijo Italia a Japón en voz muy baja con cara de susto, y éste afirmó con un suave movimiento de cabeza.
─ ¡Ah, Doiutsu, conque estás aquí! ─el estadounidense fue el primero en hablar, demostrando con esto porque es considerado como el más parlanchín del Instituto, pasando por alto el hecho de que él y compañía eran los invasores del espacio privado.
─ ¡Por supuesto que estoy aquí, tarado! ¡Está es la oficina del club de periodismo! ─el alemán no bajó la voz en tanto lanzaba chispas por los azules ojos, haciéndole ver quién mandaba allí.
─ Doiutsu, no te alteres así o tu varonil rostro se va a arrugar hasta ponerse tan feo como el de Igirisu ─le señaló el francés a modo de sugerencia intentando tranquilizarlo. Claro que, ante el sólo hecho de ser indirectamente insultado, le ocasionó una mueca de desagrado al señalado inglés.
─ ¡Arrugas las que tienes en tu parte de los Alpes! ─le reviró el germano en tono grosero consiguiendo que se escandalizara por tamaña obscenidad (algo raro en él siendo un pervertido declarado), y sacándole una carcajada al británico.
─ ¡Arrugas en los Alpes… esa fue buena, Doiutsu! ─resopló al momento casi orinándose… La revancha es tan dulce cuando se te presenta la oportunidad en el tiempo justo.
─ Creo que los montes Urales no son tan pronunciados como los Alpes… ─mencionó el ruso con un pensativo aire soñador.
─ ¿Tú también te burlas de mí, Roshia? ─le dijo un lloroso Francia mientras Inglaterra se partía de la risa.
─ Amerika – san, creo que debería decirle a Doiutsu – san cuál es la clase de competencia a la que van a retarnos ─el joven japonés se acercó cautelosamente al americano, quien de igual modo se mofaba abiertamente del pobre franco, y le habló en voz suave tocándole por un hombro para llamar su atención.
A todo esto Alemania se había puesto morado de la rabia quedándose sin voz, e Italia trataba de auxiliare sin saber exactamente cómo hacerlo.
─ ¡Doiutsu, Doiutsu!, ¿te duele algo? ─le decía en voz muy baja y angustiada palmeándole la espalda a manera de confortarlo.
─ ¡Oh, estás en lo cierto, Nihon! ─al fin el estadounidense reaccionó por el dicho del japonés y se aclaró ruidosamente la garganta dirigiéndose al alemán con algo de seriedad─. Muy bien, Doiutsu, mis aliados y yo estamos aquí para retarte a ti y a tus subordinados a una competencia de natación… y les haremos morder el polvo como en la segunda guerra mundial ─terminó su discursito con una entonación más hilarante soltando una risita en tanto adquiría su postura de súper héroe.
─ Eso suena muy interesante… suponiendo que sepas nadar, Amerika ─intervino Rusia con un nuevo aire soñador en aparente desconocimiento del plan, y le dedicó al gringo una gran sonrisa con la expresión de ser una persona noble de limpios pensamientos.
─… Claro que es interesante porque se me ocurrió a mí, el héroe que todos quieren ─recalcó el aludido algo molesto de que su compañero se hiciera el tonto y que, encima de todo, lo tomara por inexperto en el tema─. Deberías dejar el vodka y beber refresco de cola para despejar tu cerebro, Roshia, así serías más brillante ─añadió a continuación recomponiendo el gesto de absoluto desparpajo, y le entregó un vaso con la mencionada bebida.
─ No me caes nada bien, ¿lo sabes? ─el ruso tomó el vaso sin dejar de sonreír, aunque ya se percibía el halo oscurecido que solía rodearlo cuando algo lo hacía enojar, y lo arrojó por encima de su hombro sin ningún cuidado.
─ Tú tampoco me agradas ─le respondió el americano torciendo un poco el gesto.
Todos los demás los miraron alternativamente esperando que de un momento a otro comenzaran a despeinarse mutuamente. Italia se veía muy tembloroso oculto tras Alemania, quien ya había recuperado el color y parecía desconcertado, Japón también se mantenía cerca de ellos y tenía en su rostro gesto de desaliento; Inglaterra y Francia tenían la misma mueca entre la incomodidad y el aturdimiento.
─ ¡Aiya, ya sabía yo que ustedes quieren matarme, par de monstruos sin corazón! ─la lastimera y aguda voz de un delgado joven que entraba llamó la atención de todos, pero más que nada porque venía empapado del rostro y ostentaba un vaso de refresco de cola adornando la larga cabellera oscura que traía atada en una coleta baja.
─ No puedo imaginar porque dices algo tan cruel como eso, Chūgoku ─fue Rusia el que saludó al recién llegado con toda su amabilidad, dedicándole una de sus más amistosas y desinteresadas sonrisas olvidándose completamente del estadounidense.
─ ¡Bien sabes que fuiste tú el que me arrojó está porquería, no te hagas! ─el joven chino (finalmente, no podía dejar de ser personificado el más antiguo país oriental, China) no dudó en mostrar su antipatía hacia el ruso señalando el vaso que sobresalía de su cabeza mientras intentaba no llorar.
─… Oye, Chūgoku, el refresco de cola es para compartir, así que deberías tomarlo con calma ─le señaló el norteamericano con su habitual desfachatez al tiempo que se le acercó para quitarle el vaso vacío─. Sí que tenías sed, ¿verdad? ─le dijo a continuación después de analizar el interior del recipiente con total interés, suponiendo que los chinos no habían dominado el complicado arte de beber los líquidos como la mayoría de las personas en Occidente.
─ ¡Aiya, ustedes los occidentales son unos desconsiderados! ─lloriqueó el pobre chino de la puritita rabia.
Alemania consideró que ya había tenido bastante de esos sujetos y volvió a elevar la voz mientras mentalmente contaba hasta diez para no mandarlos a todos a la… China.
─ ¡Ya me hartaron, grupo de retrasados mentales, si quieren guerra tendrán guerra! ─vociferó desgañitándose, con lo que atrajo nuevamente las miradas sobre él.
─ Doiutsu… ─el italiano le habló en un hilo de voz levantando una vez más su banderita blanca en tanto la agitaba lentamente. Cuando su amigo y compañero se enojaba así le daba mucho, mucho miedo, y lo mejor era no contradecirlo.
─ Doiutsu – san… ─por su parte el japonés no quiso quedar mal con la gran persona que era para él Alemania, con todo y que no tuvieran una relación tan estrecha como la que tenían sus dos compañeros porque había muchas cosas que aún no interpretaba correctamente de los modismos europeos.
─ ¡Ajá, así es como un buen alemán acepta los retos! ─por enésima ocasión Estados Unidos fue el primero del otro grupo en hablar, retomando su gesto de hombre fenomenal y actitud retadora─. ¡Ya verás cómo pierdes igual que en la segunda guerra mundial! ¡Nuevamente yo, el héroe que salvó al mundo, se levantará con la victoria! ─añadió antes de soltar una sonora carcajada de diversión y autocomplacencia.
─ Ya, ya, Amerika, que sea menos tu teatro… ─Inglaterra no titubeó en expresar su desagrado pues la actitud del gringo le sacaba de quicio la mayor parte del tiempo─. Si tú no entraste a la guerra hasta después de tres años… ─recalcó.
─ Es que un héroe llega en el momento justo y oportuno para rescatar a los débiles como tú, por eso yo soy un héroe ─se explicó el aludido con aire de suficiencia y tono de sabihondo.
─ ¿A quién le estás diciendo débil, eh?... Si no fuera por mis cuidados cuando sólo eras un mocoso ahora no supieras ni ir al baño ─y eso provocó que el inglés buscara la mejor manera de ofenderlo.
─ Oigan, oigan… terminemos de retar al forzudo de Doiutsu para poder tomar el té de las cinco ─Francia le tomó del hombro con firmeza para evitar que se abalanzará sobre el otro, recordándole sus prioridades como buen británico.
─ Eso es cierto, no debemos dejar enfriar el té… ─con lo que consiguió serenarlo. Así que recompuso el gesto de caballero acomodándose bien el saco.
─ Todos son tan graciosos… ─musitó Rusia en voz muy baja sonriendo grandemente, aproximándose discretamente a China sin que éste se diera cuenta.
─ Muy bien, entonces… Doiutsu, mis aliados y yo te retamos… ─Estados Unidos repitió la pose de Paladín de la Justicia sintiéndose muy entusiasmado.
─ Ya lo sé, no es necesario que lo digas de nuevo… ─pero el alemán le interrumpió soltando un bufido con el fastidio dibujado en su cara.
─ ¡No me cortes la inspiración! ─le demandó el estadounidense con aire ofendido.
─ Entonces quieren una competencia de natación, ¿cierto? ─el rubio teutónico ignoró ese berrinche y lanzó la pregunta hacia nadie en particular.
─ Ciertamente no estás a la altura de enfrentarte al conquistador de los siete mares… yo ─fue Inglaterra quien respondió dándose sus aires de triunfo─. Ni la Armada Invencible de Supein pudo conmigo…
Por si no lo sabían España quiso atacar Inglaterra a finales del siglo XVI, pero no pudo ganarle en la guerra que duró 16 años (gracias Wikipedia y mis lecciones de historia).
─ Y eso a mí no me interesa ─le contestó el alemán minimizando el relato, por lo que el inglés puso gesto de enfurruñado─. ¿Exactamente qué tipo de competencia vamos a tener? ─volvió a preguntar.
─ Una emocionante carrera de relevos… ─intervino Francia con una sonrisita amistosa, guardando las ganas de burlarse abiertamente del británico─, así todas las chicas del Instituto podrán observar mi gran atractivo en su máximo esplendor ─añadió picarescamente mientras se apartaba el largo cabello hacia atrás en un gesto que pretendía ser de hombre conquistador.
─ ¿Entonces vamos a ver chicas en la competencia y podremos tener una cita con ellas? ─el italiano no pudo dejar de notar la palabra "chicas" en la frase, así que salió de su escondite mostrándose interesado en el asunto.
─ Como ves, mi pequeño Itaria, aún te falta madurar en el arte del amor ─le respondió el francés guiñando un ojo como si le estuviera enseñando a coquetear.
─ Oh, Furansu nii - chan es un conocedor de chicas… ─dijo el abstraído muchacho con aire de admiración.
─ Las chicas no tienen nada que ver en esto, papanatas ─el británico volvió a la carga y le metió al galo un buen pescozón en lo alto de la cabeza ocasionándole un pronunciado chichón.
─ ¡No es mi culpa que tengas tan mala suerte cortejando a las doncellas! ─lloriqueó Francia sobándose el sitio lastimado.
─ Yo podría presentarte a una de mis hermanas, Igirisu… ─el ruso se dirigió al inglés con ese aire de infantil inocencia que parece emanar de él la mayor parte del tiempo y se le acercó para palmearle el hombro a modo de confortarlo, ocasionándole un escalofrío a China pues no se había dado cuenta de que había estado a su lado durante todo ese tiempo.
─ ¿En serio? ─el pobre Inglaterra también se estremeció levemente dado que tampoco le resultaba grata la cercanía de Rusia, así que le cuestionó en un hilo de voz aguardando algo ruin de su parte.
─… pero la verdad es que prefiero verte muy solo para burlarme de ti ─y claro, como era de esperarse, el cínico ruso culminó con estas "alentadoras palabras" sin dejar de sonreír grandemente con gesto amable, lo que provocó que al inglés se le fuera la quijada al piso.
─ ¿A mí sí me presentarás a una de tus hermanas, Roshia? ─Italia no se amínalo y se dirigió a Rusia con total confianza… por conocer a una linda damita era capaz de enfrentar hasta al mismo demonio.
─ Tal vez lo haga… ─le respondió el aludido sin cambiar el gesto alegre y la entonación cordial, como si no le incomodara en absoluto andar prometiendo a sus hermanas con todo mundo.
─ ¡Itaria… basta ya de presentaciones familiares y vamos al grano! ─Alemania había demostrado la paciencia de un santo al permitir tantos intermedios… pero eso tiene un límite, así que increpó a su compañero mirándolo con enfado.
─ ¡Sí… sí, Doiutsu, no te enojes conmigo! ─con lo que le hizo dar un respingo que lo llevó a esconderse detrás de Japón una vez más.
─ ¡Así es como le habla un comandante a sus subordinados… bien por ti, fortachón! ─Amerika se mostró fascinado por eso y se le acercó al alemán muy confianzudamente abrazándolo por los hombros como si fueran grandes amigos.
─ ¿Cuándo quieres competir? ─le cuestionó el teutón sin ocultar su molestia, dado que también es de esas personas que les desagrada el contacto cercano con alguien a quien no le ha dado permiso de nada.
─ En una semana, y será una carrera de cuatro por cien estilo libre ─le señaló el gringo con total y absoluta seguridad, y posteriormente hizo el ademán de estar leyendo algo escrito en el cielo─. Y mi nombre brillará en la marquesina con letras de oro ─indicó petulante.
─ Sí, sí, como tú digas… ─Alemania se guardó un suspiro de estoicismo dándole por su lado mientras pensaba en lo que se les venía encima.
─ Pues ya todo está listo, así que publícalo en el periódico escolar para que todos sean testigos de mi victoria ─concluyó el norteamericano muy seguro de sí mismo y se dispuso a retirarse─. ¡Ah, y esta noche te daré una fotografía mía para que la pongas en el artículo! ─añadió muy sonriente.
─ Mejor guárdala para el día en que tu triunfo salga a ocho columnas en primera plana ─respondió el teutónico con leve desdén desairando la sugerencia.
─ ¡OK., tú sí sabes… te propondré para el Pulitzer del siguiente año! ─el gringo se mostró más que satisfecho por eso y salió del salón dándose sus aires de grandeza.
Todos los demás le siguieron despidiéndose apenas… China huyó despavorido antes de permitir que Rusia le abrazara por el cuello como si fueran amigos inseparables, y éste fue discretamente tras él sin borrar la sonrisita burlona de absoluta satisfacción; y como Inglaterra continuaba en shock Francia se vio obligado a llevarlo del brazo con sumo cuidado.
─ Doiutsu – san, ¿dónde vamos a conseguir a alguien que quiera nadar con nosotros en la competencia, y en menos de una semana? ─en cuanto estuvieron solos Japón se dirigió respetuosamente a Alemania haciendo el cuestionamiento sin saber cómo empezar a buscar.
─ Tendremos que hablar con Ōsutoraria para que nos ayude ─meditó el aludido tomándose la barbilla con aire pensativo.
─ Yo creo que Hangarī nee - chan puede nadar con nosotros… ella es tan linda y se ha de ver mejor en traje de baño ─opinó Italia con su aire de perdido soñador imaginando a la que fue su bienhechora y acompañante por muchos años al servicio de la casa de Austria, luciendo un atractivo y sugerente bikini.
─ ¡Itaria, esto es cosa seria! ─le regañó el alemán desquitando un poco de su coraje al darle con un periódico en la cabeza.
─ ¡Lo siento mucho, Doiutsu, ya no lo vuelvo a hacer! ─respondió el italiano con acongojada voz mientras sobaba el sitio adolorido.
Nota: La verdad la verdad pienso en historias cortas pero termina alargándolas al describir tantos detalles y situaciones que pueden presentarse, pero es que no serían nuestros consentidos de este manga/anime si no actuaran así, siempre "dándose con la cubeta" de una forma hilarante.
Un saludo, que lo que se viene también es divertido… ¿podrán conseguir los Axis un compañero de competencia a tiempo? Y, lo más importante, ¿acaso los Aliados no saben contar?... no les digo más y esperen con calma.
