Disfruten la historia :D!
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Solo espera un poco; y verás que pronto alguien vendrá a tu ayuda...
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¿Por qué...?
¿Por qué de entre tantas, tuvo que ser ella?
No, no deseaba que alguien ocupara su lugar, no era cruel.
Mejor dicho; ¿por qué ellos tenían que comportarse tan sádicamente con ella...?
¿Qué había hecho ella para merecer tal sufrimiento?
— Ayato-Kun... Onegai... s-suéltame...—susurró la chica, dejando escapar unas cuantas lágrimas.
El susodicho ni se inmutó, solamente continuó con su labor.
¿Cuál era ese...?
Arrebatarle la sangre sin su consentimiento, y violarla.
Por que si, la mayoría de los Sakamaki ya se habían pasado de la raya con su cuerpo, y aunque aún mantenía intacta su virginidad –la cual agradecía enormemente–; no podía decirse lo mismo de su inocencia.
¿Y quien fue el primero que la manchó?
El mismo pelirrojo.
Introdujo un dedo en su cavidad, logrando que ella chillará y se tensara ante la sensación.
Se separó de su cuello, viéndola a la cara con una sonrisa burlona— ¿Nani? ¿Chichinashi está excitada? —comenzó a embestirla con su pulgar, cosa que logró sacarle un suspiro a la blonda.
— A-yato-Kun... Onegai...—sollozó.
— ¡Ja! ¿crees qué voy a parar? Vas mal...—su movimiento se volvió más errático. Acercó sus labios a los no tan pequeños –pero tampoco grandes– pechos de la joven, llevándose uno a la boca para succionar su, ahora, erguido botón.
— ¡Ah! —chilló al momento de sentir como mordía su pezón.
Se separó, dejando un delgado hilillo de saliva entre su boca y su seno, para después acercarse nuevamente a su cuello y morderlo, ocasionándole un quejido a la ojirosa.
Quiso separarse, colocando sus manos en el pecho de él, alejándolo.
Eso lo irritó. Soltando un gruñido, tomó sus muñecas con su mano libre para colocarlas arriba de su cabeza, para después retomar el vaivén que generaba sus dedos y las mordidas que lograba su boca.
Gritó y arqueó drásticamente su espalda ante el dramático orgasmo, mientras innumerables lágrimas salían de sus cuencas.
La soltó, dejando que el delicado y desnudo cuerpo de la chica se estampara contra el colchón de una manera algo brusca.
"Gomen-Nasai, Yui; hago esto para que me notes..."
Solo una respiración se podía escuchar; la de ella, ya que inmediatamente después de contemplarla por unos segundos con una mueca neutral, el ojiesmeralda desapareció de la habitación.
Abrazó sus piernas, acomodándose para estar en posición fetal, llorando amargamente y en silencio.
Ya no quería estar ahí.
Ansiaba con todo el alma poder regresar a su tan anhelada libertad, cual le fue arrebatada en un chasquido de dedos.
Las sometidas; las perversiones, los golpes, los envenenamientos, las burlas, las humillaciones... ¡estaba harta!
Pero, ¿qué podía hacer...?
Nada.
Absolutamente, nada...
Y he ahí, la única testigo que podía ver su sufrimiento en ese instante; era la Luna, quien como consolación la abrigaba con los pequeños rayos de luz que se escapan de la puerta de su balcón.
Desgraciadamente...
Solo ella era consciente de su desdicha.
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— Pobre Yui-Chan... ¿puedo castigarlos? —preguntó una figura femenina esbelta a su acompañante, ambos afuera y lejos de la habitación de la rubia, observándola por el balcón que estaba abierto.
— Desgraciadamente no; recuerda a que venimos. —le contestó una voz masculina. Su compañera hizo un puchero infantil.
Ambos se quedaron en su mismo lugar, escuchando a la más pequeña llorar y abrazarse a si misma.
Pena, lastima, tristeza e inclusive un poco de desaprobación; los 2 sentían eso en ese instante. El último sentimiento dirigido para los habitantes de la mansión, mientras los restantes para la frágil chica.
Después de unos minutos, sintieron como la respiración de la blonda se relajaba. Se vieron entre si, para después saltar del árbol en donde se habían ocultado y teletransportarse hacia la habitación de la ojirosa.
Komori-Chan estaba en posición fetal, desnuda y con sus mejillas llenas de lágrimas secas.
Los presentes la vieron con un samblante triste. A la pobre la dejaron tan cansada que ni fuerzas tuvo para siquiera taparse con las sabanas de la cama.
La mujer se le acercó para levantarla por la espalda con delicadeza, arribando las sabanas por encima de su cuerpo y cobijarla; no sin antes sentarse para que pudiera acomodar la cabeza de su contraria en sus piernas, acariciando sus cabellos con gentileza y logrando sacarle una leve pero dulce sonrisa a la platinada, cosa que enterneció a los mayores.
— ¿Oe, cuándo vamos a iniciar~? Ya quiero enseñarles a los otros las idioteces que están cometiendo~. —susurró, sin dejar de mimar los rizos contrarios.
— Paciencia, primero necesitamos ganar su confianza para iniciar la primera etapa. —se le acercó, tomando el lugar de la mujer para acariciar la frente de la de piel pálida, mientras la mayor se sentó a su lado observándolos— Pequeña y dulce Yui, a pesar de que no me conoces yo si; te he tomado algo de cariño, lo suficiente para considerarte una hija, y ahora que he decidido tomar cartas en el asunto, podré hacerles pagar a los que tanto daño te han hecho. —besó su frente, cosa que ensachó la sonrisa de Komori-San.
Se levantaron. El hombre dejó cuidadosamente la cabeza de la pequeña reposar en las almohadas.
Y como misteriosamente aparecieron; así dejaron la habitación.
"Pronto, ella podrá alejarse, y ellos se darán cuenta de los errores que cometieron, y así, mi plan se podrá ejecutar..."
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Moshimoshi mis Vampiros Kawaii :D!¡Sip, otro libro! Por que mi imaginación me lo pedía y yo no podía negárselo :3.
Reiji— En vez de estar haciendo tantos libros; deberías de actualizar los que tienes. —
Mejor cállate, Otaku de las vajillas 7-7.
Reiji— Tks. —desvía la mirada y sigue bebiendo el té.
«¡Si! ¡sigue bebiendo tu té en esa forma tan sepxy *-*»
B-bueno, espero que les guste la idea, comenten y voten :3.
Reiji—...—sigue bebiendo.
¡Sayōnara x3/!
Y recuerden... –sonrío malvadamente mostrando unos colmillos– Duerman bien esta noche...
