Frio intenso por la ciudad, brisa gélida que hacía estremecer a cualquier persona y un cíelo nublado que cubría a todos la mayor parte del tiempo. Era uno de esos climas para quejarse, pero había cierta persona que no lo veía así.

El joven niño Dipper a diferencia de otros no se quejaba por el frío extra que recibía en esas épocas del año, sus ropas lo ayudaban con ello y en sus adentros sentía una calidez la cual le ayudaba por sobretodo a sentir aquellos ánimos para mantener la buena actitud en alto. Alegría y amor era los sentimientos que lo acompañaban últimamente en estos días.

El se encontraba ahí sentado afuera de la casa de ella, con su nariz levemente roja a causa del frío, sus mejillas claramente ruborizadas y sus ropas abrigadoras. Una sonrisa leve se escondía bajo su bufanda. Últimamente sonreía mucho y era sabido para los que lo conocían, el motivo de esas sonrisas.

Dipper miro curioso los alrededores, comenzaba a preguntarse dónde estaría ella o si ya estuviera llegando apenas. Ya era un hábito llegar hasta acá solo para pasar tiempo con ella. Y al estar revisando, no paso mucho para que a lo lejos mirará a la pelirroja acercándose.

Los nervios y la sonrisa del niño comenzaban a hacerse más grande todavía más de lo que estaba con anterioridad con tan solo verla.

Ella se detuvo al ver aquella figura sentada a fuera de su casa, sonrió y bajo la cabeza al verlo bien. Solo para que después se acercara con tranquilidad a donde estaba, y parara cuando se encontraba justo al frente suyo.

Los dos hicieron contacto visual y no recitaron palabra alguna. El se sonrojó intensamente y desvío la mirada con timidez, la pelirroja sonrío y se ruborizó algo al verlo de aquel modo.

—Hace frío. Vamos entremos ¿Está bien?

Dipper ocultaba parte de su rostro en su bufanda pero al escuchar aquello, la descubrió un poco y asintió con la cabeza.

—Está bien Wendy.

Después de decir eso, los dos entraron a la casa. Dipper se quitó la chamarra y la bufanda que tenía puesta y acomodo esas prendas por una silla de ahí.

Miro a los alrededores con nervios notables y termino por mirar a Wendy, la cual se la encontro observándolo, el se volvió a sonrojar y apartó rápidamente su mirada al mirar que lo veía mientras que la pelirroja solo sonreía al ver su reacción. Era lindo verlo así, ella no lo negaría para nada.

Antes no actuaba tan inseguro como ahora y eso era debido a aquello que hicieron juntos aquel viernes 10 cuando la noche ya había caído.

Ella se quitó su suéter sin apartar mucho la vista de el, cuando se despojó de la prenda, prosiguió a aventarla con naturalidad al sofá de la sala. Miro nuevamente a Dipper y hablo con tono tranquilo y relajado.

—Haré chocolate caliente, hace un frío del demonio y eso nos hará bien -dio dos pasos hacia al frente y después de una pausa agregó —¿Quieres una taza de eso?

Dipper miro al frente con cabeza algo agachada, solo para terminar respondiendo con un.

—Claro, me enca-antaria... —su mirada se fue al suelo con solo decir eso, seguía nervioso parece.

Wendy sonrío.

—Está bien, acompáñame a la cocina —dijo ella con suavidad.

Los dos caminaron hasta la cocina. La adolescente preparo todo en un corto lapso y solo faltaba esperar. Se sentó a un lado del niño en la mesa de la cocina y un silencio agradable dominó el lugar. La atmósfera se tornó bonita por así decirlo. Solo llegaban a mirarse sin decir nada aún. Un intercambio de miradas, mejillas ruborizadas y sonrisas era lo que podía verse en el lugar donde se estaban.

Solo para después en un momento dado, la pelirroja mirara la mano tímida de Dipper sobre la mesa. Wendy al ver eso, levantó su mano y la guió con tranquilidad poniéndola sobre la mesa y llevándola a la mano de el. Toco suavemente su mano y el se quedaba inerte mirando la mano de ella y sintió aquel tacto que hacía que su corazón se acelerará. Solo para después Wendy se ruborizara al ver su reacción y prosiguiera a entrelazar su mano con la de el.

Dipper la miró a ella y sus miradas se encontraron de nuevo. Está vez el no apartó su vista y las mejillas de los dos se tornaron cada vez más rojas a cada segundo que mantenían sus miradas conectadas, se sonrieron dulcemente al sentir la calidez del otro.

Wendy levantó su mano izquierda y agarro el rostro de Dipper acariciando con dulzura su mejilla. Acercó su rostro con el suyo y no dejo de mirarlo a los ojos cuando lo hizo. Dipper estába rojo como tómate y ella estaba cerca de tener aquel rubor tan intenso como el del niño que tenía al frente suyo.

Sus labios casi llegaban a tocarse, pero justo a tan solo unos segundos en unirse en un beso. El timbrar del teléfono de la pelirroja interrumpió todo aquel silencio agradable y provocó que Dipper quebrara aquel contacto visual tan hermoso y tan sentimental que habían hecho.

Wendy solo llevo su mirada a la mesa y con una expresión un tanto desalentadora checo su celular para saber de quién se trataba.

—Creo... Creo que ya está el chocolate... —dijo Dipper con un tono desalentador mientras se levantaba de donde yacía sentado y miraba a la estufa de la cocina —Iré a checar a ver si ya está el...

Se detuvo abruptamente y dejo de hablar al sentir como agarraban su brazo, provocando que el volteara con aquel rubor de nuevo y con sus ojos expresivos y tímidos. Ella ya había dejado el teléfono en la mesa y ahora lo observaba.

—Hey... —Wendy murmuró mientras se levantaba y se acercaba a él. Lo miraba estando sonrojada y se ponía tan cerca de el, que Dipper tenía que levantar un poco la cabeza para verla —Me sigues queriendo ¿verdad... ? —agregó con voz silenciosa.

Dipper se puso nuevamente ruborizado a más no poder y trató voltear a otro lado, pero cuando estaba a punto de hacerlo, la pelirroja lo detuvo en el momento, levantando su rostro con delicadeza para que la mirara solo a ella.

Su corazón latió con extrema rapidez de nuevo, se sintió muy nervioso, pero después de un lapso corto. Decidido pero algo tímido y con una mirada sumergida en amor, murmuró.

—Claro... Siempre lo he hecho.

Una dulce sonrisa se formó en la pelirroja y su sonrojez se hizo más intenso.

—Está bien.

Wendy se acercó más a él, inclinó la cabeza y junto sus labios con los de el. El tiempo se hizo lento, el corazón de Dipper se volvió loco, cerró sus ojos y termino por unirse en un dulce beso con ella. Se sentía tan feliz.

La adolescente pelirroja se separó después de un rato del beso, miro al niño castaño y le sonrió con dulzura. Solo para después besara su frente con cariño y se alejara para revisar el chocolate caliente.

Dipper se quedó inerte, poseía una expresión vulnerable y sus mejillas estaban rojas. Pensó un poco todo eso que sucedió y terrmino sonriendo tímidamente y se acerco donde se encontraba Wendy con aquella sonrisa.

Este será un invierno hermoso probablemente para aquellos dos.