Disclaimer: No me pertenece ningún elemento de FFVII. Esta historia es escrita por placer y sin ánimo de lucro.


Nota de autor: Les presento con orgullo la secuela de "El porqué de las cosas" (ID: 12634780). Novela de género aventura/angst basada en la serie "Final Fantasy VII", que precede a esta y obra como inicio de la serie "Crónicas de Sadie Darcy".

¿Curiosos acerca de qué sorpresas les he preparado en la segunda parte? En primer lugar se desarrollarán temas tales como lo que ocurrió con Shinra después de la huida de su personal en el transbordador espacial, y el destino que eso le deparó a los restos de Sephiroth; los cuales Hojo robó durante el escape. Nuestro portador de la Masamune favorito tendrá una aparición mucho más protagónica en la secuela, y sus acciones serán sumamente relevantes para el avance de la historia.

La idea del planeta Shinra me encanta, y estoy feliz de poder traerlos conmigo a este nuevo mundo donde la compañía eléctrica ha cumplido sus más ambiciosos (¡y siniestros!) sueños.

En pos de que los experimentos de Shinra continúan, esperen encontrar tanto drama de clones como en la entrega anterior. Los aspectos sobrenaturales que hicieron de motor a la lucha desesperada de Zack por aferrarse a su identidad en "El porqué de las cosas", obrarán con la misma fatalidad para muchos de los que comparten su condición.

Muy lejos del planeta Shinra, en la ahora mucho más verde Gaia. Cloud Strife y Sadie Darcy (dos personas unidas por la muerte de quien fuera el mejor amigo de uno, y romance frustrado de la otra), intentaron superar juntos el duelo al embarcarse en un viaje que pretendía atesorar el futuro que les fue obsequiado con los sacrificios de aquellos que perdieron la vida durante la batalla en las tierras del norte.

Sin embargo, tanto el tiempo como el remordimiento han querido que el enmendar las heridas de sus corazones no haya sido tan fácil como lo imaginaron en aquel momento de ilusiones que parecían mucho más cercanas de lo que eran en realidad.

Como verán, seguimos en un universo alterno canon-divergente, con elementos nuevos y otros alterados a mi gusto para hacer la historia más compleja e interesante. Nos encontramos a un año y medio del incidente de meteorito (seis meses luego del epílogo de "El porqué de las cosas"), en medio de sueños que mueren, otros que nacen, y quizá... una nueva esperanza.

Pd: El título de "Soldado" y demás cargos militares/políticos que aparecen a lo largo del relato están escritos con mayúsculas. Esto se debe a mi deseo de ser fiel a la forma en la que el juego original los utiliza, y no a una falta ortográfica.


Dedicado a: Shimochisama (ID: 2466226), Celine0292 (ID: 9017936), LinkJS (ID:7430173) y Chess-Kitten (ID: 2213765).

Sus palabras de aliento y sus detalladísimos comentarios en la primera parte de esta historia estarán cerca de mi corazón para siempre. Gracias, ¡y disfruten el episodio!


Los que quedaron atrás

Capítulo 1

"Planeta Shinra"

Por Lady Yomi


Zack jadeó al encontrarse de vuelta en esa clínica bizarra y anticuada, tan diferente a las que existían en su vida cotidiana.

El logotipo de Shinra, sin embargo, resultaba inconfundible. Cada puerta tenía impreso un anuncio formal que indicaba la condición hospitalaria del lugar.

El hombre soltó un soplido por lo bajo, empezando a entender que se veía preso de una nueva ensoñación.

Era de tarde y la sala blanquecina se teñía de oro gracias a los rayos que se colaban a través de la enorme ventana de cristal que tenía junto a él. Se giró sobre los talones, dirigiéndole una mirada de fastidio al personal que se atendía allí. Se movían a través del edificio sin prestarle atención. La única persona que parecía notar su presencia era esa mujer de cabello blanco.

La mujer que siempre estaba allí.

La vio sentada en la cama que le era habitual, observándolo con una media sonrisa tranquila que le erizaba los vellos de los antebrazos por alguna razón que no llegaba a comprender.

Avanzó hacia ella cuando su propia voz pareció escucharse venir de todas direcciones:

«—A veces hay que hacer cosas que no nos gustan para conseguir llegar a aquellas que deseamos...»

Los ojos de la extraña no se apartaron del recién llegado, Zack sabía de sobra que ella no distinguía que las palabras no habían salido de su boca en primer lugar. Era como si un ventrílocuo lo estuviera usando de marioneta sin que él pudiera hacer nada al respecto.

La joven parpadeó lentamente, inclinando la cabeza levemente hacia un lado al hablar:

—Para ser un héroe... ¿hay que ser un villano primero?

Zack se cruzó de brazos, optando por observar en derredor al notar que (como siempre) era incapaz de hablar. La voz que sonaba como la suya continuó la conversación:

«—¿Cómo sabes que quiero ser un héroe?»

—Oh... no sabía que era tu motivo también.

«—Pues lo es.»

Ella se encogió de hombros, mientras el Zack de carne y hueso caminaba hasta detenerse a su lado; prestándole toda la atención que le era posible a sus facciones. Hiciera lo que hiciera jamás lograba recordar el rostro de esa chica con exactitud al despertar.

—Todos los que entran a Soldado desean lo mismo. Todos quieren ser como Sephiroth; famosos, fuertes y admirados. Lo único que cambia es el porqué... —musitó ella con los ojos perdidos en la distancia.

La voz volvió a dejarse oír, esta vez de una forma mucho más suave:

«—Conque el porqué...»

—¿Cuál es el tuyo, Zack? ¿Cuál es la razón por la que quieres ser un héroe?

El soñador lúcido se la quedó viendo, la joven lo contemplaba entre serena y desafiante. Con la luz de la tarde que se colaba por la ventana iluminándola por detrás. En sueños pasados había intuido una contradicción que no dejaba de preocuparle; todo su ser se le hacía tan vulnerable como seguro de sí mismo.

Algo no encajaba con la mujer de cabello blanco. Algo... que le asustaba como pocas cosas lo hacían. Ella mentía, pero no conseguía entender por qué. Frunció el ceño, logrando recuperar la voz al preguntarle lo mismo que hacía en cada uno de sus sueños:

—¿Quién eres?

La ilusión tembló ante la pregunta, pero la sonrisa de la misteriosa joven permaneció estable al hablar:

—¿Quien eres tú, Zack?

Un dolor indescriptible se apoderó de su cuerpo al mismo tiempo que todo a su alrededor se desvanecía en las sombras. La voz de un hombre se quebró llamándolo por su nombre. El alarido venía de todas partes:

«—¡ZAAACK...!»

Despertó de un salto, cubierto en sudor de pies a cabeza y con la respiración agitada por la pesadilla recurrente que no dejaba de acosarlo en sus horas de reposo.

—¡Maldición! —se pasó una mano por el rostro y la dejó allí por unos instantes, mientras reflexionaba acerca de lo que acababa de ver en el interior de su mente. Dejó caer los hombros mientras observaba el aparato que todos los miembros de Soldado debían conectar a sus cerebros antes de dormir: El Noxa Dreamer; el visor de los sueños de Shinra.

Si el maldito Hojo se enteraba de que había tenido el sueño de la mujer de blanco otra vez acabaría por mandarlo al loquero, o peor: a la lista de sospechosos de manipulación Jenova. Chasqueó la lengua mientras tomaba el aparato entre sus manos; era imprescindible que ese estúpido sueño fuera borrado del sistema antes de que lo subieran a la nube. Su carrera (y quizá su vida) dependía de ello.


No dejó de pensar en la misteriosa mujer mientras se daba una ducha en la cabina de cristal de su lujoso apartamento metropolitano. Todos sabían que la residencia de un Soldado de Primera clase era siempre tan ostentosa como envidiable y Zack se había encargado de hacerle honores a los rumores; vivía prácticamente como una estrella de cine.

Torció los labios mientras se secaba y observó la mueca que adornaba su rostro con disgusto en el espejo del baño. No estaba dispuesto a abandonar su estilo de vida por una obsesión inconsciente que nada tenía que ver con él. No podían acusarlo de ser un títere de Jenova cuando era considerado la mano derecha del mismísimo General Sephiroth.

«—Señor Fair —la voz melosa de su asistente virtual se dejó oír cuando esta se le apareció en forma holográfica en medio de la sala principal—. ¿Desea que le prepare un café? ¿O quizá un emparedado bajo en calorías?»

—Calorías es lo que más necesito ahora, Wendy —murmuró de forma malhumorada mientras digitaba un código en la pantalla LED de su moderno refrigerador—. Dame una hamburguesa de esas con jamón que venden en el centro.

«—¿Hamburguesa con jamón? —la pelirroja translúcida sonrió de forma pícara—. Apenas es la hora de desayunar, señor.»

Zack puso los ojos en blanco, mirando a la bonita pelirroja por encima de su hombro:

—Y se me antoja desayunar una hamburguesa. ¿Algún problema con eso?

«—Quizá no lo tenga conmigo, pero sí con su médico de cabecera. Shinra se preocupa mucho por la salud de sus funcionarios.»

—Si no me la das tú iré a comprarla a la calle —se giró hacia ella, repentinamente fastidiado con una inteligencia artificial que normalmente le fascinaba—. Ya introduje el código.

La asistente virtual no dejó de sonreír, abriendo la puerta del refrigerador sin siquiera parpadear:

«—Que disfrute su desayuno, señor.»

—Así me gusta. —Suspiró por lo bajo mientras tomaba el paquete entre sus manos. El aroma de la carne asada inundó la sala cuando lo desenvolvió, colaborando mucho con la mejora de su estado anímico.

«—Ha desconectado el Noxa Dreamer —musitó Wendy mientras lo seguía a través de la cocina—. ¿Acaso presenta una avería técnica?»

—Eso es correcto. —Zack salió al balcón mientras daba ansiosos mordiscos a la hamburguesa, deseoso de evitar el tema para no arruinar el momento que disfrutaba en esos instantes—. Lo llevaré a reparar en cuanto me vista.

«—No debería estar semidesnudo en el balcón. Podría arruinar la reputación de Shinra.»

—Tonterías —esbozó una sonrisita socarrona al posar sus ojos en la eléctrica actividad que se desarrollaba más abajo, en el medio del centro de Ciudad Rufus—. Todos están demasiado ocupados con el estúpido desfile a esta hora como para ponerme atención. Además... las fanáticas tienden a arremolinarse bajo el balcón de Sephiroth, no el mío.

«—El General Sephiroth siempre mantiene las apariencias.»

—Hmm, eso es verdad. —Zack sonrió para sí mismo al encontrar hilarante la ironía en lo que su asistente acababa de decir. Si en algo era bueno el General era en ser un actor malditamente bueno.

Quizá para todos era el ser más obediente de las sagradas normas que los regían en ese planeta pero... Zack conocía ese lado que Sephiroth no le enseñaba a muchos; el lado que lo ayudaría a borrar el registro más reciente del apestoso Noxa Dreamer.


Zack detuvo su deportivo rojo frente a la villa en la que vivía el General. El vehículo tocó tierra con un murmullo suave a medida que las luces de freno se iluminaban a su alrededor. No pasó un segundo antes de que una nueva asistente virtual se apareciera a un costado del aerocoche:

«—Buenos días, Capitán Fair. ¿A qué se debe su visita?»la morocha hizo una pequeña reverencia sin perder la siempre estable sonrisa de sus labios.

—Vengo a ver a Sephiroth.

«—¿Trae acompañantes?»

Le dirigió una sonrisa coqueta a la aparición, mientras se encogía de brazos sin dejar de observar su coche casualmente:

—¿Acaso ves a alguien más?

«—Es sólo protocolo, Capitán. ¿Cuánto durará su visita?»

Zack hizo una mueca de fastidio. Odiaba la idea de perder tiempo en un momento así, los empleados de sistemas entrarían a trabajar en menos de dos horas y sus registros oníricos serían de los primeros en ser subidos a la nube.

Si se tardaba mucho ya no podría volver atrás.

—Lo menos posible. Pretendo estar en el desfile de nuestro líder mundial antes de que empiecen las prácticas de instrucción militar.

«—O sea que no tardará más de dos horas.»

—Exactamente, señorita —movió la palanca de cambios virtual en la pantalla ubicada en la guantera del deportivo—. ¿Puedo pasar ya?

«—Lo que sea por un honroso miembro de nuestra sociedad, Capitán.» —La empleada se hizo a un lado y la enorme barrera eléctrica que rodeaba la villa se desvaneció, permitiendo que el joven ingresara a los extensos jardines que se cernían en torno al complejo habitacional.

No tardó en aparcar frente a la puerta principal de la mansión que pertenecía a Sephiroth; una majestuosa casona de tres plantas de aspecto tradicional. Zack sonrió de lado al abandonar el vehículo mientras sus ojos se paseaban por la sobria construcción; a su camarada jamás le había gustado la tecnología de la que tan orgullosos estaban todos en Shinra y se notaba en cada aspecto de su vida... desde su viejo teléfono móvil hasta la bonita esposa con la que acababa de casarse.

La joven en la que pensaba no tardó en aparecerse frente a él al enterarse de la visita; abrió la puerta con lentitud y le dirigió una mirada tranquila al saludarle:

—Zack. Buenos días —sus ojos verdes lucían cansados—. ¿Qué te trae tan temprano por nuestra casa?

—Hola, Aerith —le enseñó el aparato que cargaba en las manos con una sonrisa pícara—. Tengo la necesidad urgente de hacer uso de las habilidades de tu marido.

—Oh... —la muchacha observó el aparato con algo de curiosidad—. ¿El Noxa Dreamer? ¿Se ha descompuesto?

—A, algo así... —apretó los labios en un intento por evitar el tema—. Ya sabes como soy con los objetos delicados. Creo que le di un golpe al girarme mientras dormía y acabó por reventarse contra el suelo.

—Ah... —arqueó una ceja mientras se hacía a un lado para dejarlo pasar—. ¿Estás teniendo pesadillas?

Zack le dio la espalda mientras fingía observar los cuadros finos que decoraban el lugar:

—Es raro que atendieras la puerta, pensé que los asistentes virtuales se ocupaban de esas cosas...

—Ni a Sephiroth ni a mí nos gusta mucho la tecnología —hizo un mohín—. Yo apostaría a que es ese odioso aparato el que te causa pesadillas.

—¿Pesadillas? —Zack se volteó a verla—. No he dicho que las tuviera.

—Te agitas dormido... —lo miró pensativa, recordando las veces en las que Sephiroth se despertaba en medio de gritos y maldiciones—. Las personas que duermen en paz no se comportan así.

—Nah. Mis sueños son tan tranquilos como esta bonita casita en la que vives —le sonrió con cariño. La joven le caía tremendamente bien y no se esforzaba por ocultarlo. Después de todo... ella era todo lo que alguien como su amigo Sephiroth necesitaba para poder ser feliz—: El Noxa Dreamer dice que tengo poco control de mis contracciones musculares cuando duermo... o algo por el estilo.

—Ya veo... —Aerith se adelantó y se introdujo en el salón, ruborizándose al ver su reflejo en el enorme espejo: había llorado tanto la noche anterior que sus ojos acabaron por hincharse de una forma espantosa. Se apresuró a voltear hacia su invitado, deseosa de excusar su apariencia.

—¡Zack... yo...! —se llevó una mano a la mejilla—. He estado un poco enferma... recién me entero de que luzco terrible, lo siento.

El hombre le dirigió una sonrisa compasiva, indicándole que tomara asiento mientras se detenía al pie de la escalera de mármol que llevaba a la segunda planta.

—Oye, no tienes que preocuparte por eso. Sigues viéndote genial de una forma u otra y apuesto a que Sephiroth estaría de acuerdo conmigo.

Aerith suspiró por lo bajo, tan feliz con el cumplido como con el hecho de que su tristeza le pasara desapercibida a su invitado:

—Gracias, Zack. Si él piensa así de mi persona me daré por satisfecha.

—Claro que lo hace. —Torció los labios mientras sus ojos se detenían en la figura de la esposa de su mejor amigo; se la veía delgada y pálida... era obvio que estaba enferma—. ¿Qué ha dicho el doctor?

—¿Sobre qué...?

—Tu enfermedad.

—¡Ah, eso! —se rascó un lado del rostro disimuladamente, tratando de improvisar una mentira rápida—. D, dijo... que tengo un poco de anemia y... falta de luz solar.

—Vaya. ¿Y has empezado el tratamiento?

—En... en eso estamos. Sephiroth... cuida muy bien de mí —sonrió de forma sincera al afirmar lo último. Si algo era cierto era que Sephiroth era un buen hombre... aún si ella no podía amarlo de la forma en la que se merecía.

«—Aerith, ¿con quién estás hablando?»

La voz de Sephiroth se dejó oír momentos antes de que bajara las escaleras que lo llevaban al salón. El hombre sonrió de forma leve pero afable al descubrir que su mejor amigo estaba de pie junto a su mujer:

—¿Estás tan emocionado por el desfile como para madrugar, Zack? Me sorprendes.

—Ojalá fuera eso. —Zack torció los labios de forma amarga, enseñándole el aparato que registrara sus sueños hasta hacía un rato atrás—. Tenemos problemas.

—Diablos... —Sephiroth llevó la mirada de forma brusca hasta el viejo reloj de péndulo que tenía a sus espaldas—: Son casi las seis. Sólo tenemos una hora y eso con suerte —se giró de nuevo hacia él, cerrando la distancia entre ambos con largos pasos—. ¿Es la mujer de cabello blanco otra vez?

—La misma... —el joven Soldado negó levemente con la cabeza—. Ya no sé que hacer, Seph. Mientras más trato de ignorarla más a menudo se aparece.

Aerith se puso de pie lentamente, mirándolos de forma alternativa con una sonrisa piadosa. —Supongo que desean hablar de esto a solas. Los dejaré estar.

—Claro. —Zack la saludó con un breve movimiento de la cabeza—. Tú necesitas descansar.

—Eh... ¡sí! —la mujer se apresuró a retirarse, muy consciente de la mirada confusa que su marido le dirigía. Sephiroth clavó los ojos en su acompañante apenas la perdió de vista, su semblante normalmente apacible teñido por una preocupación evidente:

—¿Te ha dicho lo que le ocurre?

Zack parpadeó lentamente, inquieto ante la pregunta. —Me ha dicho que está enferma.

—Enferma...

—Sí. Anemia y falta de luz solar. —Zack inclinó la cabeza levemente—. ¿Era... un secreto o algo así?

Sephiroth soltó un respingo mientras cruzaba ambos brazos sobre el pecho:

—No está enferma. Los médicos no encuentran nada malo con ella —le dirigió una mirada altiva—. Si tuviera alguna clase de dolencia no escatimaría gastos para ponerla mejor.

—Sí, lo sé... —Zack se rascó la nuca y apretó los labios más de lo que quería al continuar, lo que provocó que el sonido de su voz fuera un poco más gutural—. ¿Entonces qué tiene? ¿Por qué... se ve tan mal?

—Temo que sea... su mente —Sephiroth entrecerró los párpados, tomando aire de forma profunda—. Ha tenido esa aura... de tristeza, desde el mismo día en el que me la presentaron. Si no fuera porque los Soldados tenemos matrimonios arreglados jamás hubiera logrado hacer que ella se interesara en mí.

—Seph... —Zack lo cortó con una risa nerviosa—. No digas eso, cualquier mujer pagaría por estar en su lugar. Tú no tienes problemas como esos.

—Ella es diferente. —Sephiroth se esforzó por ocultar un dejo de pena que asomó a sus ojos verdes, enmascarándolo con una sonrisa forzada—. Sé que me aprecia, y ella sabe que yo también. Pero... Aerith no logra conectar con ninguno de nosotros. Ni siquiera con su propia madre.

—¿A qué te refieres?

—Es una mujer muy buena, pero distante. Hay muchas cosas que no me dice ni a mí ni a nadie —se pasó una mano por el rostro al continuar—. La he encontrado hablando sola... con las plantas que crecen en el jardín.

Zack abrió la boca un palmo y se apresuró a cerrarla para no hacer sentir peor a su atribulado amigo:

—Oye... hay mucha gente que habla con los animales o... con sus plantas. Dicen que incluso las ayuda a crecer.

—No. —Sephiroth dio un respingo, frustrado tanto ante la situación como ante el optimismo de su camarada—. No como ella lo hace. —Lo miró de reojo, masticando las palabras con ira contenida—: Ya no sé como pedirle que... que... que sea normal.

—Vamos, ella es adorable. Quizá es más tranquila que las mujeres de Ciudad Rufus; pero viene del campo y la gente es distinta allí. No tienes que molestarte con ella.

—No estoy enojado con Aerith. Sino con toda esta situación.

—¿Y... pues qué dice ella al respecto?

Sephiroth negó dos veces con la cabeza, llevándose las manos a la cintura mientras sus ojos afilados se posaban en uno de los retratos que habían pintado de su esposa:

—Siempre dice la misma cosa; que siente que está muy lejos de su verdadero hogar... —cerró los ojos al continuar—. Que ese lugar al que pertenece... está más allá de las estrellas que nos rodean.

Zack dejó caer los hombros para acercarse a su amigo y poner una mano sobre los suyos. Sonriendo de forma compasiva mientras trataba de animarlo:

—Suena como una locura pero... yo soy el que está soñando con una fulana que bien podría ser la mismísima Jenova todos los días, así que... ¿quién soy para juzgarla?

—Es cierto... —Sephiroth pareció recuperar la compostura y volver a su habitual estoicismo en un parpadear—. El Noxa Dreamer, tenemos que repararlo.

—Ah, es verdad... —Zack se lo extendió de forma insegura, todavía impresionado acerca de lo perturbador que le resultaba el estado mental de Aerith.

El General tomó asiento en su sillón reclinable y se dispuso a iniciar el modo administrador (al que sólo el personal de su grado tenía acceso a través de un código ultra secreto), bajo la mirada atenta de su visitante. Intentando reproducir el sueño del mismo a la brevedad.

Los ojos de Sephiroth se pasearon entre los innumerables detalles de la escena con tanta atención como para provocar que su acompañante se sintiera vulnerado en su intimidad:

—Oye Seph —rogó mientras apretaba los dientes—. ¿Es necesario que lo mires hasta el final? Sólo bórralo y ya...

—Ignorar todo esto no te ha traído nada bueno, ¿o sí? —se quedó viendo el momento donde la mujer misteriosa interrogaba a Zack acerca de su identidad y pausó el vídeo de forma inmediata—. Ese es el meollo del asunto.

—¿De qué estás hablando?

—Ella quiere que descubras quien eres. La razón detrás del héroe.

Zack soltó una risotada, negando con la cabeza de forma brusca. —¿Estás de broma? ¿Y quién diablos dijo que yo quería ser un héroe?

—Ella lo dice. —Sephiroth se encogió de hombros—. Es una representación de tu inconsciente... así que estimo que demuestra tus deseos escondidos.

—No me vengas con toda esa mierda psicoanalítica, Seph. Estoy en esto por la fama y el dinero, igual que tú.

—Yo nací dentro de esto. —El General se esforzó por disimular la mueca de angustia que asomó a sus labios—. Tú tuviste elección.

Zack sonrió con sorna, dándole la espalda. —¿Y a qué te hubieras dedicado sino? ¿A interpretar sueños ajenos?

—No te pases de listo. Sólo estoy haciendo lo que me pediste que hiciera, Zack.

El más joven se giró sobre los talones, elevando el tono de voz considerablemente a causa de los nervios:

—¡Lo único que te pedí fue que borraras ese estúpido sueño! ¡Nada más!

—¿Crees que eso solucionará tu problema?

—¡Mi único problema es que el maldito Hojo vea que he soñado con esa dichosa tipa desde hace un mes entero y me mande directo a la inquisición!

—Zack... —Sephiroth apretó los labios. Su amigo no estaba tan equivocado; los sueños recurrentes eran una de las principales señales de la manipulación Jenova en cualquier manual médico. Y una semana de visiones repetidas era demasiado sospechosa... era entendible que estuviera nervioso.

—¿Y qué harás cuando vuelvas a soñar esto mañana... y pasado? —le preguntó—. ¿Vendrás todos los días para que borre los registros?

—¡Lo haré si es necesario!

—Cuando los científicos noten que no sueñas empezarán a atar cabos y vendrán por ti. Será obvio que estabas alterando el dispositivo para ocultar algo.

—¡Sephiroth...! ¡¿Por qué lo haces tan difícil?!

—Porque uno de los dos debe pensar —frunció el ceño gravemente—. Ya he hecho esto por ti dos veces... pero las pesadillas se siguen repitiendo. Y lo que me preocupa es que se refieren a tu identidad... ¿Qué pasa si... si estás soñando con Jenova?

Zack se quedó mudo, con una sonrisa de incredulidad congelada en el rostro.

—¡S, sabes que eso no es posible!

—Fue posible para Angeal Hewley... y Genesis Rhapsodos, si no me equivoco.

—¡E, esos tipos estaban chalados! ¡Actuaban extraño desde el mismo día en el que se unieron a las fuerzas!

—No hables así de ellos —el semblante de Sephiroth se endureció—. Se nota que no los conocías bien. Jenova se apoderó primero de sus sueños y luego... de sus mentes. No pasó mucho tiempo para que enloquecieran.

—Son casos aislados. Eso no va a pasarme a mí. —Cruzó ambos brazos sobre el pecho de forma defensiva—. ¿Vas a ayudarme o quieres que me pongan a dormir como a tus otros amigos?

Sephiroth suspiró por lo bajo, tratando de ignorar lo crueles que se le hacían las palabras del más joven. Lo de sus viejos camaradas todavía era muy reciente, no habían pasado ni siquiera seis meses... y la esposa que Rufus Shinra le había otorgado como perdón por la forma drástica de resolver el asunto empezaba a portarse de la misma manera que lo habían hecho ellos.

—Lo que estoy haciendo... es para que no acabes como ellos, Zack —lo miró fijo, poniéndose de pie—. El líder Shinra dijo sentirse arrepentido de la forma en la que Hojo manejó tanto el asunto de Hewley como el de Rhapsodos... apuesto a que serán más justos contigo si estás infectado por la manipulación Jenova.

—De todas las personas... —Zack se llevó las manos a los bolsillos, casi temblando de ira— ...no me creo que seas tú quien me traicione.

—No voy a traicionarte. No pretendo irles con el chisme si es lo que te preocupa.

—Lo harás si no borras el registro —meneó la cabeza con angustia—. Viejo... no quiero que toda esta mierda arruine mi vida ahora que cumplí mi sueño de ser un... ¡un Soldado de Primera!

El rostro de Sephiroth se suavizó y soltó un suspiro por lo bajo, volviendo a encender el aparato:

—Lo haré...

—¿Qué? —Zack parpadeó, sorprendido al oír sus palabras.

—Borraré el registro. Pero... será la última vez —elevó la mirada y apretó los labios—. Si ese sueño vuelve a tu mente; irás con los profesionales de salud mental. Y enfrentarás tu destino como el Soldado que eres, ¿de acuerdo? Nadie quiere que... nos pase lo mismo que ocurrió en Gaia.

El Capitán asintió a la vez, un tanto avergonzado ante la desesperación de sus ruegos anteriores. Había olvidado que si de verdad estaba siendo poseído por la destructora de mundos... era probable que él mismo se convirtiera en el ejecutor del apocalípsis del planeta que tanto amaba.

—No habrán ni Soldados ni guerras sin un lugar en el que hacerlas, ¿eh, Seph? —musitó con una sonrisa que no asomó a sus ojos—. Me haré responsable de lo que pase... por ti y por Aerith, al menos.

—Gracias —le extendió el aparato, visiblemente satisfecho—. Ya está listo. Procura que esto no vuelva a pasar.

Zack tomó aire, totalmente enterado de que no era algo que pudiera evitarse de forma consciente. Pero las palabras de su amigo le dieron esperanzas renovadas de que quizá fuera lo suficientemente fuerte como para dominar las ensoñaciones aparentemente siniestras que ponían su vida (y las del planeta entero, quizá) en peligro:

—Lo haré, cuenta con ello. —Tomó el Noxa Dreamer y se esforzó por ocultar el temblor que dominó sus manos al tocarlo. Forzó una sonrisa cuando logró oír el himno de Shinra entrar a través de las enormes ventanas de la mansión.

La orquesta lo tocaba bajo perfección marcial y eso ocultaba un poco lo repetitivo de la melodía fastidiosa que Rufus había compuesto.

—Supongo que el desfile acaba de empezar... deberíamos hacer acto de presencia, ¿verdad?

—No es algo que se pueda decidir. —Sephiroth se encogió de hombros, retirándose del salón—. Iré a buscar a Aerith y nos largaremos de aquí. Sólo tomará un segundo, espero...

Zack se lo quedó viendo hasta que desapareció en lo alto de las escaleras. Frunció el ceño y apretó las yemas de los dedos en torno al maldito dispositivo hasta que la superficie de las mismas se tornó blanca.

Sabía bien que no era un héroe, sino un Soldado; un asesino que trabajaba para una nación que colonizaba mundos sin piedad. La mujer de sus sueños podía insistirle lo contrario con los susurros que inundaban su mente cada mañana, pero los rostros de aquellos inocentes a los que asesinó iban a pesar más que sus preguntas interminables en aquella decisión.

Costara lo que costara... iba a desterrarla de su mente... para siempre.


Nota de autor:

Se ha terminado este primer capítulo. El primero de muchos que vendrán en esta secuela que me es tan querida. ¡Espero haber cumplido las expectativas que tenían al enterarse de la continuación!

Todavía tardaremos un poco en regresar a Gaia para enterarnos de los andares de Cloud y compañía, ya que aún hay muchos secretos y sorpresas que descubrir en el mundo de Shinra.

Me imagino que tendrán kilos de curiosidad acerca de las nuevas vidas de estos personajes que se habían sacrificado por el bien del planeta Gaia en el pasado, ¡y algunas de esas dudas serán respondidas en el siguiente episodio! ¡Hasta la próxima!