Disclaimer: Ansatsu Kyoushitsu / Assassination Classroom es propiedad de Matsui Yuusei.


Attraction

Capítulo 1

-Felicidades. Has conseguido ganar un partido de beisbol ¿Quieres que te aplauda?

Karma frunció el ceño al escuchar esa voz. No iba a darse la vuelta ¿Para qué? No tenía ganas de enfrentarse a Asano, otra vez. Sabía que el chico estaba haciendo como que no le importaba, pero el hecho de que estuviera allí dándole las felicidades con sarcasmo le daba a entender que por dentro estaba haciendo un berrinche de magnitudes enormes.

La clase E se había enfrentado al club de beisbol y contra todo pronóstico, habían ganado. Haciendo caso a las estrategias de Korosensei y evitando las de Asano Gakuhou, consiguieron evitar lo que había sido una tradición de años y por primera vez la clase marginada se había alzado victoriosa. No hacía falta decir que Karma nunca olvidaría la cara de imbéciles que se les había quedado no solo a los del club de beisbol, si no a todo el edificio principal. Burlarse de ellos había sido lo más divertido que había hecho en mucho tiempo y ver como Sugino y sus demás compañeros sonreían y se alegraban por su victoria le puso de buen humor. Lo que le alegraba más era saber que el insoportable de Gakushuu también lo había visto todo desde las gradas y aunque no consiguió verle en todo el partido, pudo notar sus ojos siguiéndole por todo el campo, fuera a dónde fuera. Era como una especie de instinto que le decía cuándo su rival le estaba obervando y maldiciendo por lo bajo. Aunque después de que terminara el encuentro, dejó de sentirse observado, así que pudo respirar por un momento y celebrar la victoria con sus compañeros.

Cuándo se disponía a ir a los vestuarios acompañado de Maehara, Korosensei le obligó a ayudar al otro equipo a guardar los materiales con la excusa de "Han perdido y tú se lo has hecho pasar mal." ¿Que clase de excusa barata era esa? Que él recordara, no había sido para tanto y si habían perdido era cosa suya. Pero al parecer Korosensei estaba convencido de que él debía trabajar más de la cuenta y la insistencia de su nuevo profesor era un incordio, por lo que se dedicó a obedecerle. Tras guardar las pelotas y los bates, y tener que soportar las miradas de rencor del equipo contrario, entró a los vestuarios para cambiarse y poder volver a su casa de una vez. Allí se encontró con Nagisa, que ya estaba saliendo y le dijo con una sonrisa que le esperarían, realmente a él no le importaba. No solía tardar mucho en cambiarse.

Si no fuera porque el imbécil de Asano había entrado de repente al vestuario con la intención de molestarle.

Para empezar ¿Cuándo había entrado? ¿Y cómo? No había pasado ni medio minuto en el que Nagisa se había marchado por la puerta y el se dió la vuelta para quitarse la camisa. Mentiría si dijera que no se sobresaltó al escuchar la voz del otro detrás suya, pero no pudo evitar sonreír con superioridad ante las palabras de este y el tono con el que las dijo. El señorito perfecto no era tan bueno como creía en ocultar su enfado, al menos él podía notarlo.

La mejor decisión era no contestarle, sabía que eso le sacaba de sus casillas. Así que simplemente suspiró, subió los hombros con indiferencia y abrió una de las muchas taquillas que había en el vestuario para sacar su ropa.

-No contestas ¿Eh?- Empezó a decir Asano de nuevo. Estaba más que claro que había venido con intenciones de pelearse o ponerle de los nervios, no se imaginaba otra razón. No le culpaba, su relación se basaba en eso. Eran rivales, se miraban, discutían, se iban, al día siguiente se encontraban y vuelta a empezar. Un círculo vicioso en el que estaban metidos y por mucho que hicieran no podían salir, porque por alguna razón ambos se divertían de esa forma. Ver la expresión enfadada del contrario, encontrar maneras de sacarle de sus casillas, insultarle, buscar sus puntos débiles, ambos lo hacían sin reparos y nadie les reprochaba por ello. Karma sabía que si fuera Asano el que estuviera solo en el vestuario también se habría colado para hacerle enfadar, así que no le importó que el pelinaranja estuviera allí, esperando una respuesta suya mientras tenía en mente alguna manera de enfadarle.

-No tengo nada que decir.- Contestó el pelirrojo con indiferencia.

Escuchó un suspiro de frustración y solo pudo ensanchar más su sonrisa, hoy estaba siendo un día maravilloso. Con toda la naturalidad del mundo, Karma empezó a quitarse la camisa con intención de cambiarse, ganándose una exclamación del otro.

-¿Q-Que demonios haces?- Empezó a decir Asano con enfado. Karma no podía verle la cara porque estaba de espaldas, pero solo podía reír con la idea. Con el tiempo se había dado cuenta de que una de las cosas que más molestaban a Asano eran las confianzas y el contacto humano. No sabía la razón, pero al pelinaranja le molestaba que invaderan su espacio personal o que alguien le tratara con más confianza de la que debería y Karma sabía como explotar eso para su provecho.

-Me estoy cambiando. Esto es un vestuario ¿Recuerdas?- Le contestó con burla.

-Vaya, menos mal que me lo has dicho.- Respondió el otro con rápidez.- Pensaba que te habías colado en el baño de mi casa.

El pelirrojo se quedó parado y no pudo más que sonreír por ese comentario, le hacía gracia la forma en que el presidente del consejo estudiantil le retaba y respondía a sus bromas.

-¿Acaso quieres que me cuele en el baño de tu casa?

-No gracias. Tengo suficiente con que te empieces a desnudar delante de mí sin tapujos.

Se le escapó una risa y tuvo que taparse la boca con una mano para no empezar a reírse allí mismo. No le faltaba razón cuándo pensaba que a Asano le molestaba que se quitara la camisa. Se dió la vuelta para mirarle y por un momento casi da un paso hacia atrás, el otro estaba demasiado cerca y una vez más no sabía cuándo lo había hecho. Le miraba con el ceño fruncido, allí parado y de pie mientras Karma aún sostenía la camiseta que se había quitado entre las manos y esbozaba una leve sonrisa burlona. Eso también era algo a lo que estaban acostumbrados, el que los dos se quedaran mirándose el uno al otro sin hacer nada. Pensando en lo siguiente que decir para reírse de su rival.

-¿Sabes?- Empezó a decir Karma. Había clavado sus ojos color miel en los violetas del otro, cosa que le daba muy mala espina al pelinaranja.- Si tanto te molesta que esté sin camisa, quítatela tú también.

El respingo que pegó al escuchar eso era difícil de disimular y aunque Karma podía ver como intentaba mantener su cara de poker, sabía que había dado de lleno en una de las debilidades del pelinaranja. En cuestión de esas cosas era más tímido de lo que parecía o tal vez fuera un estirado. El pelirrojo aún no sabía cuál era la verdadera razón, así que asumió que eran las dos.

-Eres imbécil.- Le contestó con enfado. No era la primera vez que se lo decía y tal vez no fuera el mejor insulto que podría darle, pero lo que contaba era la intención y no estaba de más recordárselo.

-¿Por qué Gakushuu?- Dijo el pelirrojo con burla. El que le llamara por su nombre era algo que le ponía aún más de los nervios, nunca iba a dejar pasar la oportunidad de hacerlo.

-No me llames así.- Espetó aún más enfadado.

-¿Así cómo? ¿Gakushuu?- Contestó con una sonrisa inclinándose hacia él.- Si es tu nombre. Además ¿No crees que es injusto que sea yo el único que vaya sin camiseta?

-Eso es porque tu quieres.- Dijo con rápidez. Dió un paso hacia atrás pero al instante el pelirrojo dió uno hacia delante, colocándose enfrente suya. Debido a que eran de la misma estatura, no podía evitar fijarse en lo mucho que el otro se estaba divirtiendo. Tenía su gracia si se pensaba que era él el que se había colado en el vestuario para incordiar, pero estaba siendo molestado de cualquiera de las formas. Realmente el pelirrojo siempre se las arreglaba para incomodarle de alguna forma u otra, no era agradable.

-Tal vez, pero a lo mejor no quiero ser el único.- Contestó el pelirrojo con aire pensativo. En ese momento a Asano le empezó a entrar un poco el pánico, porque estaba segurísimo de que Karma tenía en mente algo realmente humillante a sus ojos y pensaba ponerlo en práctica. Si estaba seguro de algo, es de que Karma no conocía los límites, mucho menos si estos impedían que él saliera mal parado. A estas alturas todo lo que hiciera su rival no podía sorprenderle, como mucho incordiarle.- Quítate la camisa.

-No.- Respondió al instante. No solo era consciente de lo que le estaba pidiendo, si no de que Karma era capáz de hacerlo él mismo si se negaba. Volvió a andar hacia atrás y esta vez el pelirrojo no se acercaba a él, solo le miraba con aires de burla, cosa que le ponía más nervioso aún.- Aléjate de mí.

-Gakushuu, la camisa...- Dijo con una sonrisa casi sádica.

-N-No. Fuera. Ni te muevas.- Contestó con nerviosismo. Parecía que le estaba hablando a un perro, pero a estas alturas no se iba a preocupar por ello. Akabane ya había dejado claro que pensaba perseguirle si hacía falta, su sonrisas y las ganas que tenía de ponerle de los nervios lo dejaban bien claro.

Asano dió otro paso hacia atrás y se escucharon las leves risas del pelirrojo mientras que el otro se debatía entre pegarle y salir corriendo, o salir corriendo simplemente. Sería complicado porque para irse del vestuario tendría que darse la vuelta, ya que estaban rodeados de taquillas. Y darle la espalda a Akabane en ese momento sería como regalarle un bote de wasabi: Una locura.

-Pff, Gakushuu...- Siguió diciendo mientras se acercaba a él. Si tenía que arrinconarle para ver la expresión que tenía al enfadarse, Karma estaba dispuesto a hacer lo que sea. Y por ese motivo había tirado su camisa en algún punto del suelo y ahora se acercaba al pelinaranja sonriendo con malicia. Total, había sido él el que se había metido en esa situación y en cuanto a gastar bromas e incordiar a la gente, Karma le ganaba a quién sea. Si aún podía hacer rabiar a Korosensei, enfadar a Asano no sería nada, aunque era mil veces más entretenido a su parecer.

El pelirrojo se acercó más mientras que el otro se encogía y volvía a alejarse. No podía evitar reírse al ver los intentos de Asano por parecer serio, cosa que no conseguía en absoluto. Sabía que por mucho que le incordiara, o le enfadara, o le insultara, le apreciaba. A su manera, pero lo hacía. Porque aunque no podían soportarse, ambos sabían que no había nadie en el instituto capaces de llegar a la altura del contrario. Si Asano no tuviera a Karma no habría nadie intentando gastarle bromas pesadas y a la vez estúpidas cada dos días; Si Karma no tuviera a Asano no podría llegar a los exámenes de matemáticas pensando en derrotarle o que eran un reto el cual superar; Si Asano no tuviera a Karma nadie en el instituto se atrevería a retarle en algún momento; Si Karma no tuviera a Asano no tendría esa sensación de ser observado cada vez que ponía un pie en el edificio principal y no escucharía ese "imbécil" que iba dirigido a su persona cada día. Se aburrirían. Si no se tuvieran el uno al otro estarían aburridos, no sabrían que hacer ni a dónde ir y no tendrían a quién molestar ni ningún conejillo de indias para bromas o insultos. Y lo sabían, ambos en el fondo sabían que era diverido tener a alguien de su altura a quién detestar/apreciar. De su altura literalmente, porque medían lo mismo. Y es por eso que Karma se reía cuándo el pelinaranja le buscaba para discutir, como hoy. Y también la razón por la que, aunque Asano no tuviera ganas de quitarse la camisa o lo que fuera que planeara el pelirrojo, no le había pegado una patada y se había marchado. Si no que aunque no se diera cuenta, sus labios se curvaban levemente hacia arriba. Porque eran el tipo de situaciones tan estúpidas y a la vez tensas entre ellos en las que pensaban "Realmente nadie se atrevería a hacerme esto." Y por eso se tenían un poco de estima, no tanta como para ser los mejores amigos en el mundo, pero se tenían en cuenta hasta cierto punto.

La espalda de Asano dió contra una de las taquillas y pegó un respingo ¿Cuándo había llegado hasta allí? Y lo que era peor ¿Por qué Akabane estaba tan cerca? Al parecer al pelirrojo no le bastaba con esa estúpida broma de la camisa, si no que también le parecía muy gracioso invadir su preciado espacio personal. Era verdad que no estaba acostumbrado a que la gente se acercara mucho a él, si su padre no se había esforzado en ello ¿Por qué él sí? No le veía sentido y no se esforzaba en ocultarlo. El pelirrojo se dió cuenta desde el principio de que no le gustaba y desde que se conocían aprovechaba la más mínima oportunidad para acercarse. Ahora le tenía a dos palmos de su cara, mientras que el chico se aguantaba la risa a duras penas. Le costaba reconocerlo, pero también le resultaba gracioso lo estúpida que era la situación y la tontería que estaban haciendo ¿Para qué? ¿Para enfadar al otro? Ya ni lo sabían, pero su orgullo les impedía razonar.

-Aléjate.- Dijo el pelinaranja con seriedad. Otra de las cosas que no admitiría, es que aunque estuviera acostumbrado a la cercanía del pelirrojo, no dejaba de resultarle raro. No sabía como tomarselo, pero la incomodidad que le producía la cercanía de otra persona, como su padre por ejemplo, era distinta a la incomodidad que le producía Karma. No sabía porque era distinta ni de qué forma, tampoco por qué era solo con Akabane, pero no quería romperse la cabeza ya que no era algo que le iba a quitar el sueño.

-¿Y si no lo hago?

-Eres irritante.

-Venga, si te estás riendo.

-...

-¿Ves? Te estás riendo.

-De tu estupidéz.

-Vaya, alguien está de mal humor porque el club de beisbol ha perdido contra la clase E ¿Verdad?

La leve sonrisa de Asano desapareció para mirarle con reproche. No estaba equivocado al pensar que de verdad le había molestado que ganaran. Eran la clase E después de todo, no iba a tener piedad con ellos. Bufando con desaprovación, el pelinaranja se había cansado de tanta broma y de la cercanía de su rival, por lo que sin pensarlo mucho puso su mano derecha en el pecho de este con la intención de empujarle y que se alejara.

Pero algo le distrajo.

Con la mano aún en su pecho, Asano bajó la mirada para darse cuenta de que efectivamente, a parte de no llevar camisa, había puesto la mano dónde supuestamente Karma tenía el corazón (A estas alturas no sabía si lo tenía). Quería pasar por alto la calidez y suavidad de su piel, pero le era imposible hacerlo, mucho menos cuándo notó los latidos acelerados de su corazón a través de su mano. Se habían quedado en silencio y sin ninguna intención de decir nada. Asano no quería prestar atención a lo que podría decir el pelirrojo y cuándo afianzó un poco más su mano, pudo notar como su corazón se aceleraba, así como la fina capa de sudor que el contrario tenía tras haber tenido ese partido y el leve aroma que desprendía y no podía evitar aspirar.

-A este paso tu corazón va a explotar.- Dijo el pelinaranja sin rodeos.

Karma se quedó callado. Esa situación era muy rara. Asano no despegaba la mirada de su mano, que seguía posada en el blanquecino pecho del contrario, que al parecer tampoco tenía intención de apartarse. Aún así, ambos eran conscientes de que a pesar de que Karma tuviera la afición de invadir el espacio personal de Asano para su diversión, nunca había pasado algo como eso. Para empezar, siempre había ropa de por medio y ninguno se quedaba callado de esa forma. Ese silencio era muy diferente del que estaban acostumbrados, tenso y con aires de enfado. A parte de su corazón, Asano también podía notar como su pecho subía y bajaba a medida que respiraba, y poco a poco, sin encontrar un motivo aparente, su mano empezó a parecerle menos interesante en comparación a la anatomía del otro. Para cuándo quiso darse cuenta, ya no podía apartar la mirada del pecho o el torso de Karma y su mano, que no se había movido del sitio, de repente quería recorrer y sentir más lugares que su corazón, que se había acelerado más si cabe.

-Pues tú tampoco te quedas atrás.- Empezó a decir Karma con tranquilidad.- Te tiembla la mano.

No le respondió. Principalmente porque no se había dado cuenta de ese detalle hasta que el pelirrojo se lo mencionó. Y era cierto, la mano que sostenía su pecho había empezado a temblar levemente y ni se había percatado de ello. Seguro que era por cansancio o por tenerla levantada tanto tiempo. Sí. Tenía que ser eso. A Asano no se le ocurría una razón más digna. Sin embargo, de un momento a otro su cuerpo se estremeció levemente, haciendo que sus músculos se tensaran y su mano apretara más en la piel del pelirrojo. Y es que este había levantado su mano derecha para después posarla en su cuello sin previo aviso. Su mano estaba fría, era lo primero que notó seguido de que esta también era suave y se había quedado sostiendo su cuello con cuidado, como si temiera hacer algo brusco. Mentiría si dijera que no pensaba igual, Asano no sabía a dónde mirar ni que hacer a continuación, por lo que se quedó callado y en el sitio. Esperando a que Karma dijera algo o al menos saber el motivo por el que ahora tenía su mano posada en su cuello, no podía evitar recorrerle con la mirada de nuevo. La mente se le había quedado en blanco.

-¿Ves?- Dijo Karma apretando levemente su mano en torno a su cuello.- Tú también estás al borde de una taquicardia.

Y por segunda vez, Asano no se dió cuenta de lo que le ocurría hasta que el pelirrojo se lo dijo. Tenía razón. Su corazón también estaba acelerado, le impedía pensar con claridad y por eso le temblaba la mano. No podía hacer ningún movimiento, porque la mano de Karma aún estaba en su cuello y era incapáz de hacer o decir nada sin dudar. No podía encontrar ninguna explicación a lo que estaba pasando, ya que sus reacciones a la cercanía del contrario siempre se las había atribuído al enfado o la incomodidad, pero era la primera vez que él también daba señales de reaccionar con cosas más allá de la diversión, lo podía deducir porque ya no le escuchaba reírse. Asano empezó a darse cuenta de cómo su respiración empezaba a ser irregular y los latidos de su corazón retumbaban en todo su cuerpo, estaba nervioso y mucho. El que pudiera sentir las leves respiraciones de Karma sobre su mejilla no ayudaba y por un momento pensó que enrojecería de la vergüenza. Levantó la cabeza y dejó de mirar su pecho, lo cual parecía no importarle al otro, y le clavo sus ojos violetas en los suyos con duda.

Era una situación muy rara.

Porque a pesar de haber estado cerca el uno del otro infinidad de veces, nunca había pasado algo como eso. No se habían quedado callados ni quietos en su sitio. Con sus manos haciendo contacto en la piel del otro y sin intención de apartarle, mirándose a los ojos buscando algo, tal vez una respuesta, que no iban a encontrar. Sus latidos retumbaban y sus mentes estaban casi en blanco. Nunca habían faltado los silencios entre ellos, pero siempre fueron incómodos. Sin embargo, este era todo lo contrario.

Con la espalda aún apoyada en la taquilla, Asano se dió cuenta de como el pelirrojo pensaba en decir algo, tal vez fue por la vacilación reflejada en sus ojos miel o la forma en la que su mano se tensó por un momento, haciéndo que se sobresaltara por el toque. Su mente se fue por la borda cuándo Karma abrió la boca para hablarle, pero no salió ningún sonido de allí. Sus ojos violetas que habían estado mirándole a los ojos, irremediablemente bajaron a sus labios. No es como si se fijara mucho en ello, pero estaban cerca. Muy cerca. Tan cerca que solo tenía que bajar un poco su mirada para ver esa parte de su cara y se estaba confundiendo. Dejó de pensar por completo cuándo los labios de Karma se abrieron para decir algo, pero se cerraron casi al segundo al no decir nada. No sabía si era cosa del momento, si tenía algo que ver con los irrefrenables latidos de su corazón o si era parte de la razón por la que Karma era diferente de los demás. Pero solo podía admirar sus labios sin pensar en nada más. Tal vez fuera la iluminación del vestuario o que realmente su cercanía le afectaba, pero sus labios eran ¿Atrayentes? No sabía como definirlo, solo no podía apartar la mirada de ellos. El problema es que lo hizo. Tuvo que dejar de mirarlos cuándo sintió curiosidad por lo que iba a hacer el pelirrojo, llevaban ambos callados un rato y no era propio de ellos, mucho menos estando solos en un vestuario donde nadie podía evitar que se pegaran. Volvió a mirarle los ojos y casi sintió un parón en el corazón al darse cuenta del porque Karma estaba tan callado.

Tras haberlo evitado durante todo el tiempo, sus mejillas empezaron a tornarse de color rojo.

Karma estaba embobado y con expresión pensativa, mirándole los labios como él había hecho hace un momento. El pelinaranja había estado tan absorto que no se percató de que tenía los labios entreabiertos y respirando con pesadez. Ahora no podía hacer más que sonrojarse y quedarse quieto. Cuándo su cara empezó a colorearse de rojo, Karma se distrajo de repente dándose cuenta de lo que había estado haciendo. Levantó su mirada de repente y clavó sus ojos miel en los suyos. El chico de lo clase E no dijo nada, pero la forma en la que le había pillado con las manos en la masa hizo que se sonrojara de la misma forma que el contrario, sacando a relucir una timidez más que inusual en él. Y ahora, con ambos sonrojados, habiéndose sorprendido mirando los labios del otro y con la respiración y sus corazones inusalmente agitados, no podían hacer más que confundirse y preguntarse una y otra vez la razón de su extraño comportamiento.

Pero sus pensamientos se fueron otra vez por la borda.

Porque sin darse cuenta, mientras le sostenían la mirada al contrario y no decían ni una palabra, Karma se acercó más a él sin pensar en las consecuencias, Asano afianzó su agarre y también se acercó mientras sentía la mano temblorosa del otro sobre su cuello. El tiempo se detuvo. Se detuvo porque por un momento se perdieron en la mirada del otro, sus respiraciones chocaron con la boca del otro, su toque sobre el contrario les quemó y sus corazones iban a saltar de su pecho en cualquier momento. No sabían porque lo hacían, ni porque les parecía tan bien en aquel momento, solo eran conscientes de que sus labios estaban a punto de rozarse y estaban perdidos en el aroma y sentir del contrario.

-¿Karma? ¿Estás bien?

La voz de Nagisa resonó por todo el vestuario haciendo que se congelaran en el acto. Al parecer el chico de pelo azul se había quedado en la puerta del lugar, preguntando con voz dudosa y preocupada. Había preferido no asomarse entre las taquillas que le obstaculizaban la vista de su compañero, más que nada por su privacidad.

Ambos despertaron de su ensoñación y pegaron un bote al instante en el que escucharon a Nagisa. Asano miró al suelo con rápidez mientras intentaba asimilar lo que estaba pasando, mientras que Karma se puso mil veces más nervioso y sus pensamientos corrieron acelerados por su mente.

-E-Ehh... No... ¡Sí! ¡S-Sí! ¡Estoy bien! ¡Estoy perfectamente!- Empezó a decir con la cara roja e intentando disimular el nerviosismo en su voz. Desgraciadamente Asano todavía podía notar su corazón acelerado bajo su mano.

-¿Seguro? Es que estás tardando mucho...- Respondió Nagisa aún con preocupación.

-Sí. Sí. Es que... No recordaba dónde había puesto mis cosas.- Contestó Karma con convicción. Se alejó del otro con rápidez, haciendo que Asano sintiera una especie de frío en el cuello y le siguiera con la mirada confundido. El pelirrojo se asomó entre las taquillas para mirar a Nagisa, que estaba parado en la puerta, y le sonrió como siempre.- Ya las he encontrado, en un momento voy.

-Vale, avisaré a los demás.- Respondió el peliazul con más ánimo que antes.

Se escucharon los pasos del chico alejándose para después pasar al silencio tenso y absoluto. Karma se dió la vuelta y miró a Asano. Sin decir una palabra, un gesto o un insulto, Karma recogió su camiseta del suelo y se dió la vuelta para vestirse, mientras que Asano despegó la espalda de la taquilla y sin mirar hacia atrás, se marchó de los vestuarios a paso rápido.

No tenían nada que decir.

Ese día, nadie de la clase E dijo nada cuándo vieron salir a Asano de los vestuarios con una cara más seria que de costumbre. Nadie preguntó cuándo un rato después Karma también salió con una expresión pensativa y sin hacer ninguna broma o comentario. Tampoco le preguntaron porque estaba tan callado y no había insultado a Korosensei por haberle hecho ayudar a recoger junto al otro equipo y mucho menos el porque Asano había matado a Nagisa con la mirada y porque Karma ni le hablaba.

Tratándose de esos dos tenían miedo de saberlo. El problema es que no eran los únicos.

Karma y Asano tampoco sabían lo que estaba pasando.

Continuará...


Hola ~

Antes que nada, gracias por dignarte a leer este fic o al menos a abrirlo (?)

Dado a que algunos me lo habéis pedido y tenía muchas ganas de escribirlo, vengo con este pequeño proyecto con Asano y Karma ~ No, no son la única pareja que me gusta de Ansatsu, hay muchas y quiero escribirlas, pero dadme tiempo a que lo haga, un one-shot no se hace en un día (al menos yo) xD Y esta vez en vez de un one-shot, traigo un pequeño fic. Lo más seguro es que dure entr capítulos, no tengo pensado nada más, pero será entretenido. Puede que algunos capítulos sean más cortos que otros, pero haré lo que pueda y cuándo pueda, realmente tengo ganas de escribirlo. Como siempre, creo que no logro describir bien a los personajes así que será un poco OOC, aunque no creo que mucho. Solo espero que os guste.

Sin nada más que decir, espero que hayáis disfrutado leyendo tanto como yo escribiendo.

Nos vemos (~*-*)~ ~(*-*~)