Disclaimer: El universo, así como los personajes,pertenecen a George Martin.

Summary:Vianna Tully, primogénita de la casa Tully, se enfrenta a la ardiente sensación de amar a alguien por primera vez, lástima que aquel de quién se halla encaprichado no sea otro que Brandon Stark, el prometido de su hermana, Catelyn Tully. AU.


Prólogo

"Nadie puede huir de lo que le ha de venir."—Anónimo

Viana Tully observaba el patio delantero del castillo desde la ventana de su aposento, había un gran movimiento ahí abajo, la gente iba y venía, preocupados por que todo estuviera a la perfección para el heredero de la casa Stark, quien iba a honrarlos con su presencia en el castillo de Aguasdulces.

"Qué tontería—pensó apoyándose en la barandilla, vio como una doncella se tropezaba con un carro y caían todas las frutas al suelo— nunca se han comportado así cuando alguno de los hombres que padre intentó casar conmigo vinieron" ¿Acaso aquel hombre iba a negarse a casarse con Catelyn si veía que el castillo no estaba decorado, o si no había una bandeja de fruta recién recogida en su alcoba? Claro que no, Brandon Stark iba a Aguasdulces para conocer a Catelyn Tully, su futura esposa, no para juzgar el castillo.

—Señora— Jenna habló despacio, como si no quisiera molestar a la joven— su señor padre le espera.

Vier, como le gustaba que le llamaran, giró a ver a la muchacha, era una de sus sirvientas, una mujer de tez tocada por el sol, ojos avellana y cabellos rizados del mismo color, era poco más menuda que la Tully pero su rostro delataba que era mayor que ella.

La chica asintió y siguió a la mujer por el castillo hasta llegar al jardín, donde su padre le esperaba en un banco de piedra blanca, de pie se encontraba meñique, Petyr Baelish, el pupilo de su padre, un joven de trece años pequeño para su edad, de ojos gris verdoso y de sonrisa ladina.

—Está bien, puedes retirarte— ordenó Hoster Tully a la sirvienta, quien hizo una leve reverencia antes de desaparecer por los jardines— tú también, Petyr.

El joven asintió.

—Lady Tully— habló en modo de despedida el niño

—Meñique— sentenció antes de verle marchar con algo de gracia en sus ojos.

El señor de la casa miró con desaprobación a su primogénita, era casi un caso perdido, o eso le parecía a él. Había traído a diez hombres a Aguasdulces con intención de que contrajeran matrimonio con su hija mayor, pero todos habían desechado la idea al conocerla, y no porque no fuera agraciada, todo lo contrario, Viana era una joven hermosa; de piel blanca, rosadas mejillas de pómulos altos, profundos ojos azules que eran adornados por unas largas pestañas y un largo cabello rojizo, además de ser una joven alta y de cuerpo formado, pero su actitud hacía que nadie quisiera casarse con ella, prefiriendo a cualquier otra de sus dos hijas menores.

—He de hablar contigo Viana—le informó su progenitor guiándola a sentarse a su lado— como ya sabrás el heredero de la casa Stark vendrá a conocer a su futura mujer, ya he desechado la idea de que pueda casarte — la joven se esforzó por no liberar una sonrisa de satisfacción— pero eso no quiere decir que debas estropear el matrimonio a tu hermana.

— ¿Quién ha dicho que vaya a hacer tal cosa, padre?

—Nadie, pero eso no quita que… — el hombre pareció pensarse sus palabras— eso no quita que seas propensa a ahuyentar a la gente.

Lady Viana rió.

—Solo a la gente que me interesa— terminó de decir lejos de sentirse ofendida— no debe preocuparse padre, no me acercare al prometido de mi hermana, ni contaré el porqué de la vergüenza que me tenéis.

—No es vergüenza, si no, miedo. Viana, eres una joven con gran talento, pero tus ideas son tendenciosas a generar problemas, no te pido que rehúyas al joven Stark, te pido que te abstengas de inventar rumores o bromas.

La joven comenzaba a molestarse, vale que había inventado un par de cosas para espantar a algún que otro que pretendiera casarse con ella, pero jamás había dicho nada acerca de su familia, ni les había creado realmente un problema, su hermana Catelyn parecía feliz de su prometido, no iba a arruinárselo, o al menos no lo había pensado.

—Como quiera padre— habló levantándose bruscamente del frío banco de piedra— si no desea decirme ninguna otra cosa, deseo volver a mis aposentos.

El hombre asintió satisfecho.

—Si es lo que quieres, adelante.

La joven se retiró de los jardines sintiendo la sangre correrle por sus venas, le ofendía el hecho de que su padre insinuara tal cosa ¿Cuándo había dado a entender que haría eso? ¿Acaso su hermana se avergonzaba de ella?

"Debería irme—pensó parándose en seco—sí, debería, así cuando llegue el pretencioso Stark yo no estaré aquí para estropear el día, Catelyn estará contenta"

La muchacha que había vivido dieciocho días del nombre cambió de dirección para acabar en la Puerta del Agua, una de las dos puertas por las que podías salir de Aguasdulces, era necesario un bote para salir de Aguasdulces pero no iba a ser difícil conseguirlo, la joven conocía muy bien al encargado de los botes.

—Buenos días Lady Viana— habló Joy el encargado de los botes— no la esperaba hoy por aquí.

Joy era un joven de veintidós años que había heredado el puesto de su padre, quien falleció de una gripe, era alto y delgado, de ojos pequeños y negros, siempre sonreía y carecía de mucha inteligencia.

—Buenos días— habló la joven con una sonrisa— he decido salir a dar un paseo.

— ¿Usted sola, mi señora?

—No, estoy esperando a sir Didymus, prometió acompañarme a cabalgar antes de que llegara el señor Stark.

Joy asintió más conforme con la respuesta.

— ¿Le importa que vaya subiendo al bote? Sé que no tardará en llegar.

—En absoluto, mi señora, iré trayendo sus caballos.

—Traiga sólo a mi yegua—habló mientras subía al bote— Sir Didymus traerá a su caballo.

El joven asintió y se dirigió hacia los establos, Vier sabía manejarse con el bote, tan solo tenía que remar rápido hacía la orilla cuando Joy trajera a su yegua y podría disfrutar de algunas horas de libertar por las Tierras de los Ríos, con suerte llegaría cuando el Stark ya había llegado y la fiesta había comenzado, y así ella no tendría que tratarle al menos, por ese día.

Joy regresó con la yegua blanca, era un ejemplar magnifico, y Vier le tenía especial cariño, la había llamo Flora.

—Muchas gracias—agradeció la joven —Oh, por ahí anda Sir Dydimus.

Joy giró para ver al hombre, que claramente no se encontraba ahí.

—Creo que se ha dirigido a los establos, debería ir y ayudarle con su caballo.

—Oh—exclamó el muchacho— claro, discúlpeme.

Una vez el chico hubo desaparecido la joven comenzó a remar alejándose de la fortaleza, no era mucho el trecho que había que cruzar, pero siempre era cansado remar, así pues cuando llegó a la orilla se permitió unos segundos para estirar sus brazos antes de esconder el bote y montar a su yegua.

Montó alrededor de una hora y media cuando su camino se vio interferido por un caballero; era un hombre alto, de hombros anchos y mirada gris, su cabello era parecido al azabache. Llevaba una armadura plateada y en el centro se podía observar el estandarte de la casa Stark. Cabalgaba a un caballo negro y fuerte, que relinchó al encontrarse con la yegua de Vier.

—¿Podría indicarme si este es el camino correcto hacía Aguasdulces?

"Debe ser Brandon Stark— observó la muchacha desde su yegua— Es raro que un joven de su importancia vaya solo… tal vez…"

—Está de suerte mi buen señor— contestó con una sonrisa divertida— mi camino no es otro que el de Aguasdulces, será un placer guiarle…

—Brandon Stark, heredero de la casa Stark— se presentó

—Es un placer conocerle, señor Stark.


¡Gracias por Leer!

Espero que te haya gustado, Vier es un Oc que creé hace algún tiempo, y he decidido traerla a Fanfiction para que todos conozcamos a esta loca a la que he cogido tanto cariño. Se agradecen los comentarios.