Los personajes NO me pertenecen.
Universo Alterno
Pareja: Hak, Yona.
Capitulo I IL
El aroma a incienso inundaba mis fosas nasales, era un aroma neutral, sonreí como una boba tomando lo último que quedaba de mis maletas.
-Señorita Yona, han llegado por usted- era la voz de una de las sirvientas del internado, estuve en esa escuela casi ocho años de mi vida, un internado para mujeres de alta sociedad, solo salía 4 semanas en total, dos en verano, dos en invierno, no era que mirara mucho a mi padre de todas formas pero como ame la sensación de libertad, pase al lado de ella creo que me hacía una reverencia, pase rápidamente al cuarto de Lili mi única amiga en ese lugar, deje rápidamente una carta sobre su cama no éramos de muchas palabras de todas formas.
-Lleva en alto la marca del instituto- la voz lúgubre de la directora provoco una mueca involuntaria por mi parte, divise el lujoso carro color negro, e ingrese a él sin dirigirle la palabra a nadie, al entrar unos profundos ojos azules me encararon.
-¿Y mi padre?- el encarno un ceja dirigiendo su mirada a la puerta.
-Gracias Min Soo- era el joven chofer que cerraba la puerta, esperamos a que llenara la cajuela con mis maletas para iniciar el viaje.
-Te pregunte por mi padre- afirme elevando el rostro ligeramente, él si quiera me miraba, infle mis cachetes en protesta, bajando del carro hacia el chofer. - ¿Y mi padre?-
-Oh el primer ministro está en una junta, soy Min Soo seré su chofer personal- hizo una profunda reverencia, por alguna razón las reverencias me incomodaban, pero las creía necesarias en el personal.
-¿Quién es él?- Min Soo me miró apenado.
-Es su guardaespaldas, es hijo del general Mundok Son- Tenía que admitir que pocas cosas me impresionaban y esa frase fue una de ellas, recordaba a Mundok, solía llamarle "abuelito", fue jefe de estado mayor de la JASDF, siempre apoyando a mi padre, un excelente ser humano, pero sabía que había perdido a su esposa e hijos… mire con desconfianza al chofer, ingrese al carro encarando al guardaespaldas.
-¿Quién eres?- Seguía ignorándome. – ¿Quiénes son ustedes?, si crees que soy lo suficientemente estúpida para caer en un secuestro se equivocan, se que la familia de Mundok falleció hace años…- solté con un pie fuera del carro dispuesta a llamar por auxilio, el me miro gélido.
-¿Conoces la adopción?- Otra frase que no esperaba, sentí mi rostro enrojecer.
-Señorita Yona por favor entre al carro para llevarle a su casa- metí mi pie en silencio y el viaje inicio.
Mi padre siempre había sido un hombre de trabajo por lo que lo miraba poco, al entrar a la dieta nacional como parte de la cámara alta, fue quizá el año más triste de mi vida, asaltaron nuestro vehículo secuestrando a mi madre, quien antes de ser llevaba me había escondido como pudo en el carro, antes de que mi padre entregara el dinero los militares habían encontrado a mi madre muerta en un local abandonado de comida rápida, eso fue a mis cuatro años, dos años después ingrese al internado. Llegando a la casa llamo mi atención que todo seguía igual, o al menos como lo recordaba, hasta la forma de los árboles de la entrada, o el camino de piedras hasta la fuente frente a la entrada principal, era como si el tiempo se hubiera detenido.
-¿Cuándo quedo electo mi padre?- el guardaespaldas me dedico una mirada aburrida, solté un suspiro mirando mis rodillas, quizá seguía molesto por haberme dicho que fue adoptado.
-Este año- su voz es grave, imponente y claro indiferente, en cuanto abrieron la puerta salí disparada a mi habitación, me sentía apenada y no sabía cómo lidiar con eso, aún recuerdo a una de las jóvenes de mi generación en el internado (solo son admitidas 3 por año), descubrió que era adoptada a los 14 no pudo con la crisis existencial y acabo con su vida, desde entonces pensaba que ese era un tema serio, o al menos de cuidado.
Baje a la cocina observando despistadamente los cambios en la casa, si acaso ahora los pisos y las aplicaciones en la pared eran de mármol y todos los muebles de color negro, fuera de ahí seguía siento el mismo lugar, grande, vacío y frío.
-Joven ama- saludo jovial una señora mayor- ¡Pero que gusto tenerla con nosotros nuevamente! Ya podremos cocinar más cosas, a su padre casi no lo miramos y nos conformamos con atender al joven Hak o Min Soo…- sonreí apenas tomando varias frutas saliendo del lugar, ubique a Min Soo quien llevaba mis maletas.
-¿Dónde está el cuarto de Hak?- extrañado me dio las indicaciones, toque tres veces al llegar, su figura imponente por un momento me descoloco, era muy alto y aparentemente fuerte, me miro extrañado, ingrese a su habitación dejando la fruta en la cama.
-¿Qué es eso?-
-Disculpa que haya hecho que me dijeras que no eres hijo de Mundok, no era mi intención- por algún motivo el seguía mirándose asombrado - Es fruta de disculpa-
-Pude haber ido al comedor por ellas- soltó burlón.
-Sí, pero estas las traje yo en disculpas-
-No me molesta hablar de mi pasado… es la gente maleducada lo que si lo hace-
-¿A qué te refieres?- cambio su actitud a una seria, un poco más analítica.
-Olvídalo acepto tu fruta- le sonreí sinceramente abandonando su habitación, camine hasta encontrar un teléfono marcando el único numero qu que sabia de memoria, aguarde casi 4 timbres hasta que por fin respondió.
-¿Bueno?- esa voz gentil casi me hace suspirar.
-Soo Won, es Yona-
-¡Querida Yona! ¿cómo estás?-
-Muy bien, hoy salí del internado-
-¡pero que genial!, me daré de un tiempo para irte a visitar pronto- me sonroje volteando ligeramente, encontrándome con la mirada burlona del guardaespaldas, por impulso termine con la llamada.
-Solo venía a informarle que su padre pidió que la llevara con él- había tanta burla en su voz a pesar de su rostro indiferente.
Llegamos a un restaurante muy ostentoso al anunciar mi nombre me dejaron pasar inmediatamente con falsa alegría y cordialidad, en cambio mi guardaespaldas no corrió con tanta suerte.
-Tenemos código de etiqueta señor- afirmaron juzgando sus pantalones de mezclilla y camisa negra.
-Soy su guardaespaldas-
-Reglas son reglas…- musito el anfitrión triunfante, camine al lado del guardaespaldas.
-Infórmenle al primer ministro que su hija no llegará a la comida porque no nos dejaron pasar-
-Señorita pero usted no…- entre la desesperación el anfitrión tomo de mi brazo tratando de retenerme, le mire indiferente y mi guardaespaldas retiro su mano bruscamente pero sin hacerme daño.
-Ya la escucho- canturreo feliz, salimos dedicándonos una mirada cómplice.- Son Hak, nieto de Mundok- extendió su mano, la tome sin chistar.
-Hiryuu Yona ya conoces a mi padre- estreche su mano, su rostro era indescifrable pero sus ojos parecían amigables, antes de ingresar al carro llego mi padre… y fue algo realmente bello, siempre me he considerado independiente de él, por su escases de tiempo, porque siento que no lo conozco, sin embargo jamás dejará de ser mi padre, recibí su abrazo incomoda no sabía que hacer o donde acomodar mis brazos.
-Gracias por traer a mi hija con bien Hak- A pesar de conocerlo horas, no creía que Hak fuera la clase de personas que pudieran hacer una reverencia tan solemne. – Vamos los invito a comer, quiero consentir a mi princesa-
Ingresamos a Kitcho nuevamente al llegar a la mesa privada, esta estaba llena de globos y un simpático letrero de bienvenida a casa princesa, me emocione tanto voltee a ver a mi padre con una sonrisa que hasta me dolía el rostro.
-Y eso acaba de hacer que todo valga la pena- murmuro por lo bajo, comimos tranquilamente.- ¿Y bien ya están listos para las clases?- aquello me tomo por sorpresa.
-¿Él ira a mi colegio?- Hak me dedico una mirada sardónica.
-Pero claro, aparte de su sueldo como guardaespaldas, le asegure a Mundok que velaría por su educación, pero el entrará a la universidad alcanza los dieciocho la siguiente semana, ¿cierto Hak?-
-Así es primer ministro exactamente el 9 de agosto, acepto regalos- a pesar de ser un broma evidente le fruncí el ceño.
-Deberías de conformarte con la casa, la paga y la escuela- solté mordaz, al parecer para su diversión.
-Yo solo tomaba el puesto de hijo que habías dejado vacante- busque algo para lanzarle, pero la risa de mi padre nos interrumpió.
-Me da gusto que se lleven bien- terminamos la comida sin novedades, al llegar a casa mi padre me acompaño a la habitación dándome un fuerte abrazo- Le doy gracias a los dioses de que hayas regresado a casa, me esforzare para ser el padre que mereces princesa-
