Hola a todos! Volví con un nuevo fic. Se puede leer en forma independiente o también seguirlo como secuela de mi historia anterior "La Maldición Del Gato". ;) La idea es que éste sea más corto que el anterior pero no aseguro nada porque después cambio de idea... XD

También está situado en los tres años.

Espero les guste!

Aclaración:

El texto en cursiva son confesiones que Bulma hace, así que si lo desean pueden imaginársela dentro de un confesionario. :)

DSC: Los personajes de Dragon Ball Z pertenecen a Akira Toriyama.


1- Esta Noche Voy A Amarte

-No sé por qué lo hice. Quizás por necesidad, quizás por aburrimiento, quizás por curiosidad. Tal vez por obtener un poco de la atención que tanto deseaba. Sólo hay algo seguro de todo esto: algo me llevó a hacerlo. Querré llamarlo ente, espíritu, llamado, como fuere… pero me gustaría creer que la verdadera causa es mucho más profunda.

Lo confieso. Si bien resulto ser muy aplicada en todo a lo que tecnología concierne, en cuanto a la estrictamente llamada ciencia aparento ser un poco débil. Muchas veces mi padre me encargó trabajos genéticos, biológicos y a la vez descabellados tales como: soluciones para la caída del cabello, 'agrandamiento' de ciertas partes del cuerpo que no viene al caso mencionar y demás. La realidad es que en esos momentos yo me encontraba obligada a cumplirlos pero esta vez lo hacía por y para mí; era completamente diferente.

Y sin embargo, quizás lo más importante de todo fueron los inesperados resultados que surgieron. Jamás se me hubiese cruzado por la cabeza que por este pequeño juego, él podría cumplir su más grande sueño.-

El reloj marcaba las 10 hs de la noche y Bulma ya se encontraba totalmente exhausta. Había pasado las últimas casi 36 horas trabajando en ese nuevo y personal experimento en el cual había puesto todo su empeño. Y del cual se había ilusionado a tal punto que al ver que los resultados que pretendía no se concretaban, no sólo se decepcionó sino que también todo el peso del cansancio físico cayó sobre ella como un montón de rocas. Sólo deseaba dormir.

"Todavía no puedo comprender en qué me equivoqué… Me aseguré de haber extraído las muestras correctas… y también de concentrarlas para provocar un efecto más o menos inmediato. Pero ya pasó casi toda la tarde y nada sucedió." Reflexionó sentada en la cama. "¡Tanto trabajo para nada!"

Desganada se quitó su enterizo marrón y se ató el cabello. Buscó su pijama rosado claro del armario y se lo puso con grandes intenciones de descansar. Se acercó a la mesa de luz, donde había un pequeño cesto gris a un lado que casi siempre permanecía vacío. No sabría decir por qué pero se detuvo a ver su contenido: una jeringa usada dentro de su envoltorio. Al verla no pudo evitar fruncir el ceño e inmediatamente apagó la lámpara.

Flashback

-¡Ya! ¡Déjame en paz!- gritó Vegeta enfurecido.

-Vamos, es sólo una inyección… O es que… ¿no me digas que le temes a las inyecciones igual que Goku?- lo desafió Bulma.

Y tuvo resultado. Frunció el ceño y volteó a verla a los ojos. Gruñó.

-Está bien… ¡Hazlo de una buena vez!- dijo disponiendo su brazo hacia ella.

Humedeció la zona con un algodón embebido en alcohol y le aplicó la inyección. Apoyó nuevamente el trozo de algodón y fue retirando la aguja del músculo del saiyajin. Apretó.

-¡Listo! Eso era todo…- avisó.

-Hphm.- apartó la vista.

-No podemos arriesgarnos a que enfermes, pero con esto ya estás completamente inmunizado.-

Si Bulma fuese actriz, ya se hubiese ganado el premio a mejor protagónico. No sólo lograba convencer a Vegeta de lo que sea, sino que además mentía demasiado bien. Aquella inyección se encontraba lejos de ser una vacuna contra alguna rara enfermedad.

"Fue más fácil de lo que creí…" pensó satisfecha. "Dentro de unas horas estaré viendo los resultados. Vendrá como un animal en celo a rogarme que lo llene de placer…" Una media sonrisa escapó de sus labios.

Fin del Flashback

Volvió a sentarse al lado derecho de la cama y sacudió los pies para quitarse las pantuflas, cuando de repente oyó un ruido en la ventana. En un principio se asustó pero luego lo justificó al intenso viento que aceleraba indicando una inminente tormenta. Volteó a ver la abertura tan sólo para confirmar que nada sucedía pero en cambio fue sorprendida con una intensa luz provocada por un rayo. Se estremeció.

-Es sólo un relámpago, Bulma…- se calmó.

Unos instantes después sobrevino el trueno, el cual indicó que las tormentas serían intensas. El viento comenzó a entrar por la ventana agitando las cortinas bruscamente y la peliazul se vio obligada a levantarse y cerrarla. Rezongando, se acercó y bajó el vidrio. El paisaje le resultó aterrador. Realmente no era una lluvia común y corriente.

Fue entonces cuando creyó sentir una presencia detrás de ella y sin llegar a voltearse, una mano la tomó del cuello y otra de la muñeca derecha. Su corazón se detuvo.

-Más vale que te quedes quieta… Y si valoras tu vida, entonces ni se te ocurra gritar…- le advirtió el causante.

Su respiración se entrecortó al notar como tomaba ambas muñecas y las llevaba detrás de su espalda, tratando de maniatarla. No podía verlo, pero distinguía que era un hombre de gran tamaño y dotado de fuerza. Se vio obligada a caminar hacia delante sin dar ningún paso en falso que le costase arriesgar su vida. Sin soltar sus brazos, fue empujada a la cama boca abajo y, al apoyarse sobre una de sus mejillas, pudo ver por la comisura de sus ojos, pudo descubrir a su atacante. Era grande, tal cual sus otros sentidos habían dilucidado, un hombre en verdad. Tenía el cabello en un tono rubio que jamás había visto y hasta llegó a pensar que podría ser dorado. Pero, aún más, ¿por qué esa imagen le resultaba familiar?

"No me interesa lo que intente hacer conmigo. Debo saber quién es…" decidió.

Y esforzándose un poco, giró la vista para reparar con el autor de su violencia infringida. Sus ojos se abrieron de par en par, sin poder creer ante quién se encontraba. Su boca expresó asombro, sin ser capaz de comprender el por qué de la situación por la que estaba pasando.

-Ve… Vegeta…- titubeó -¿Qué ra-yos estás haciendo? ¡Suéltame de una vez! ¡Me lastimas!-

No obtuvo respuesta, al menos que el gruñido que recibió a cambio lo considerara una contestación por parte de Vegeta. Parecía un animal. Actuaba con fuerza y determinación, y sólo parecía importarle él mismo. Oídos sordos. Ojos ciegos.

"¿Realmente es él? ¿Por qué luce así?"

-¡Vegeta! ¡Deja de actuar como si no me oyeras!- exclamó -¡Te dije que me sueltes!- elevó la voz.

Sus palabras fueron calladas al sentir una mano quitándole el short del pijama, bajándolo hasta las rodillas. Abrió más sus ojos. La misma mano atravesó su vientre hasta llegar a su sexo, acariciando de arriba abajo, por encima de su ropa interior. Cerró sus ojos esta vez intentando disfrutar del placer que le estaba otorgando y que hace tanto tiempo necesitaba.

Se humedeció y sus ahogados gemidos comenzaron a oírse cada vez más. Apreció el tibio pecho del saiyan apoyarse sobre su espalda y creyó ser capaz de notar cada uno de sus músculos. Percibió el rostro del hombre acercarse a su oído y entonces oyó una leve risa casi maliciosa, casi satisfactoria. Luego le quitó la ropa interior, amontonándola con al short en sus rodillas. Apoyó su mano en la pequeña cintura, induciéndola a encorvarse y cediendo su mojada intimidad a su merced. La mujer escuchó unos movimientos de ropa detrás de ella y enseguida sintió cómo la penetraba con ímpetu. Lanzó un gemido.

Se creyó un animal, como aquellos que se ven en los documentales. Maniatada por el hombre, siendo penetrada en aquella posición, sin palabras de por medio, embestida con enorme fuerza. Él parecía desesperado por poseerla, por saciar su deseo, por dejarse llevar por el placer.

Los golpes que provocaba la cadera de Vegeta producían un sonido de inconfundible sexo. La cama rechinaba. Bulma gemía y gritaba. Vegeta inspiraba enormes bocanadas de aire que exhalaba con desesperación. El aire estaba viciado y ambos sudaban en los movimientos constantes y cada vez más veloces. Sus mejillas se sonrosaron y sus ojos permanecían cerrados intentando agudizar al máximo el resto de sus sentidos. La zona elevó su temperatura y ya no podía ser superada mucho más. El miembro del príncipe estaba duro como una roca, y al entrar y salir de aquella tibia, húmeda y apretada entrada, se acaloraba pidiendo más. Palpitaciones. El sexo de Bulma lo tenía aprisionado de tal manera que lo inducía y lo obligaba a acabar. Intentó aguantar. Y no pudo.

-¡Ah…! ¡Ve-geta!- rogó.

Y de un solo grito, acabaron. Vegeta la llenó por completo. Débilmente soltó las manos de Bulma, arrojándose ésta de lleno en la cama, y él a su lado.

Su corazón podría detenerse en cualquier momento. Respiraba agitadamente. Pero aún no había quitado de su mente aquella imagen que la desconcertó. Giró la cabeza y se detuvo a ver su rostro en la penumbra. Cabello rubio, ojos verdes. Por fin había logrado lo que tanto anheló. Por fin se había convertido en super saiyajin.

-Vegeta, ¿por qué no me habías contado que…- -

Pero fue interrumpida por un suave ronquido. Una gota de sudor rodó por su frente.

"¡Nadie puede dormirse tan rápido!" pensó.

Y a pesar de lo dicho, también se dispuso a descansar.

A la mañana siguiente, la científica se despertó con dificultad. Aparentemente las horas de sueño no habían sido suficientes para recuperarse. Se reincorporó sentándose, fijó su vista a su lado pero como era de esperarse, Vegeta ya no estaba allí. Miró a la ventana y se dio cuenta que la tormenta ya había pasado. El sol había salido con fuerza y las aves lo hacían notar con su canto. Sonrió. No porque el tiempo haya mejorado, sino porque recordaba lo que anoche había sucedido. Volvió a tirarse de espaldas provocando que las sábanas se elevasen.

-¡Funcionó!- exclamó su triunfo –Tardó un poco, pero seguramente eso lo podré solucionar para la próxima vez…-

Y entonces vino a su mente la nueva imagen de Vegeta. Cabello rubio, ojos verdes.

"Vaya… Eso sí que fue desconsiderado de su parte. Después de haberme cansado hablándome sobre su GRAN deseo de convertirse en super saiyajin… ¿no es capaz de contarme que lo había conseguido?" frunció los labios.

Vegeta no era un hombre demostrativo, para nada. Tampoco pretendía un festejo de su parte por haber cumplido su objetivo. Después de todo… es un guerrero de clase alta y eso sería totalmente normal.

"Es cierto… Quizás por eso no dijo nada…"

Restregó sus ojos y apartó el cabello que se entrometía en su rostro. Estiró los brazos y bostezó.

Vegeta, quien había desayunado con rapidez y se había dispuesto a continuar con su labor diaria, se encontraba dando vueltas por los pasillos de la casa como un fiel reflejo de lo que sus pensamientos hacían en su mente. Lo había conseguido, se había transformado en el legendario guerrero. Pero, ¿cómo? ¿qué lo provocó? ¿lo obtuvo mediante alguna técnica de pelea? No había practicado ninguna en particular. ¿Quizás algún sentimiento que surgió en él, al igual que Goku? Pero nada fuera de lo común había ocurrido esa tarde. De hecho, recordaba que se había sentido muy extraño cuando se vio en ese estado y a partir de ese momento su mente se puso en blanco y no rememoraba más nada.

Y tras pensar incansablemente, recordó lo único 'fuera de lo normal' de aquel día: la inyección que Bulma le había aplicado. No es que dudara de ser capaz de incrementar su fuerza a tal nivel, sino de las raras sensaciones que había tenido y de la pérdida completa de su memoria. Entonces gruñó y fue directo a la habitación de la mujer. Sin golpear, abrió de lleno la puerta provocando susto en la peliazul.

-¡Aaahhh!- se le erizó la piel –Vegeta, ¿qué rayos te sucede? ¿Qué te dije de entrar en las habitaciones sin permiso?- lo regañó.

-No veo cuál el problema… No estás desnuda…- se le acercó y la vio con su tan conocida pequeña vestimenta. –O al menos eso es lo que tú dices…-

Ante tal desafío, Bulma no pudo evitar fruncir el ceño y sonrojarse.

-¿Qué quieres?- preguntó.

-Vaya que mientes muy bien…- acercó su rostro al de ella provocando que abriese sus azulados ojos –Ya sé que la inyección de ayer no era una simple vacuna…-

La joven lanzó una extraña mueca y sus cabellos se erizaron como los de un felino.

"Ahora sí estoy en problemas…" se regañó.

-La verdad es que no me interesa qué fue lo que me inyectaste. Lo único que quiero es que fabriques más…- se cruzó de brazos.

-¿Eh?- escuchó atentamente.

-Lo que sea que haya sido, me permitió convertirme en super saiyajin. Pero aún no puedo controlar la transformación a mi propia voluntad, así que necesito continuar con el tratamiento hasta que logre dominarla por completo…-

Bulma pestañeó tres veces. Entonces, no se trataba de que el inflado orgullo de Vegeta le impedía contarle su logro, sino que apenas podía comprender el cómo lo había obtenido. Y en verdad, ella tenía mucha menos idea que él. En ningún momento ella había diseñado esa droga para esa acción. De hecho, la razón de su fabricación era MUY diferente a la que Vegeta pensaba. Entonces… se trataría de… ¿un efecto secundario, tal vez?

Bulma agitó su cabeza para volver en sí.

-Entonces… ¿quieres seguir con las inyecciones?- preguntó temerosa.

-Así es…- respondió serenamente –Así que ya puedes comenzar…-

El hombre se dio la vuelta con intenciones de dar por finalizada la conversación y dejarle la orden.

-¡Espera…!- escuchó y se detuvo creyendo que comenzaría a discutirle.

-Entonces… ¿no recuerdas nada de ayer?- llevó su mano a su boca.

-Lo último que recuerdo es haberme visto transformado… y después todo está en blanco.- respondió sólo girando un poco la cabeza.

-Huh…- la ceja de la mujer tembló –Pero, ¿tampoco te acuerdas de… - -

Vegeta se volteó un poco y la miró fijamente. Bulma se sintió abrumada.

-Emm… Nada, nada. No me prestes atención…- dijo agitando sus manos.

Sin decir nada más, Vegeta se alejó.

"Entonces… no recuerda lo que sucedió anoche…" reflexionó.

Rememoró lo excitante que había sido. Una sonrisa y un leve rubor se dibujaron en su rostro.

"Bien podría tomar provecho de todo esto…" concluyó.


En el próximo capítulo, Bulma decide ocultar la verdad y continúa con la falsa idea que Vegeta tiene acerca de las inyecciones. Pero, ¿obtendrá también lo que ELLA quiere? Y además, ¿cómo fabricó la droga? Lo sabremos en el episodio llamado "La Respuesta Es, Siempre, 'Sí'"