De entré todas las filas del Dios Hades, nadie nunca hubiese esperado o imaginado la traición de aquella persona, su máscara de fidelidad, donde sus expresiones eran buenos disfraces de lo que realmente dominaba en los interiores de aquella mujer con dieciséis años. Su vida había estado condenada desde su corta edad.
•Trece años atrás.•
ㅡAdolf, papá nos ha advertido el acercarnos allí, ¿que sucede? ¿qué te tiene tan molesto?
Aquella pequeña, no podía explicar el comportamiento de su can amigo, ladrando con fiereza hacia aquel edificio alejado del castillo Heinstein. Su padre había sido claro, jamás acercarse a ese lugar, pues había permanecido cerrado durante 200 años; aquella cerradura parecía imposible de romper, ni las máquinas con la más alta tecnología para esa época servirían de algo, más de un momento a otro, sin explicación para la pequeña, aquel seguro se abrió sólo, sin pesar ni complicación; y como si fuera "magia" o al menos eso a pensamientos de la pequeña dama, una extraña sensación le hizo acercarse y abrir las puertas del edificio abandonado; sus orbes violetas estudiaban el lugar, acostumbrándose a la oscuridad del interior, más nada había allí, tan sólo un pequeño cofre en el medio de la habitación semi circular, con un sello poco peculiar atravesando el medio del cofre.
No se detuvo a reparar en que era o que, pues aquella misma sensación que parecía cegarla le hizo abrir aquel cofre; dos esplendores iluminaron la habitación y a continuación un par de voces resonaron en el recinto.
ㅡHypnos…Thanatos….
Apenas salió la voz de ese pequeño cuerpo, ¿era real a todo lo que esas personas se referían? Había caído una gran carga en ella y todo por su irresponsabilidad.
Desde ese encuentro, y el nacimiento de su hermano menor, el alma de Hades; todo lo que rodeaba a la fémina, pereció, desde la más pequeña flor, hasta los pilares mayores de la familia Heinstein, sus amados padres. La muerte fue lo único que le acompaño desde sus tres años de edad, hundiendo su mundo en tinieblas, en un color gris y sin emociones.
•Momento actual.•
Desde entonces había sido la mujer más fiel al lado de Hades, comandando a los 108 espectros sin dudar ni un sólo momento, más sólo bastó un solo encuentro, aquella vitalidad y fortaleza de los santos de Athena, de aquel santo de Fénix, para que aquella venda que cubría los ojos de Pandora y el candado que bloqueaba sus recuerdos, cayeran de par en par.
La vida no era como Hades y los Dioses gemelos vociferaban. No habría Utopía, no habría vida eterna, tan sólo muerte, oscuridad y desolación. Pandora pudo verlo con claridad, lo que creía era todo gris no lo era así, el cielo era azul, las flores de múltiples colores, la sangre de un color rojo brillante…y todo como lo había creído, no era la realidad.
Allí, en su lecho de muerte, pidiendo al caballero de Fénix hacerle cargar con su venganza, acabar con todo aquello que le habían arrebatado lo feliz e importante, y más a ello que acabara con aquellos que les habían mentido durante mucho tiempo y sólo deseaban la destrucción y muerte. Porque en ese momento Pandora había dejado de ser leal a Hades, Pandora había comprendido los ideales por los cuales los caballeros y Athena peleaban, y no dudó ni un sólo momento en brindarle ayuda al Fénix. Aquel collar sería su legado, el recuerdo de que alguna vez hubo bondad en su corazón y la razón inundó su mente.
ㅡPorque nadie es eterno, la vida tiene un ciclo…para mí, la muerte sólo es un paso a un ciclo que se cierra, y otro a abrirse….
Tan sólo el resplandor del ataque del Fénix fue lo último por ver, sabiendo que este llevaría a cabo sus deseos, y entonces Thanatos le arrebató la vida, más Pandora no sintió dolor ni aflicción, aún si su alma vagaría por la eternidad en los confines del Inframundo, ella estaría en paz.
