Evening Moon; Noche de Luna
-Capítulo 1: Caperucita y el príncipe---Jacob--
Hacia un día soleado y luminoso, un hecho casi inexistente en el pequeño y recóndito pueblo de Forks. La luz se filtraba débilmente entre las copas de árboles, aportando al bosque un encanto aun mayor del que ya tenía de por si, parecía sacado de un cuento, a medio camino entre la ficción y la realidad, como yo ,tal vez por eso me gustaba tanto.
La manita de la pequeña Nessie me agarraba con fuerza, parecía que estuviera en tensión, su ceño lleno de arrugas, debido a su inquietud no era propio de una niña de su edad, claro que Renesmee Carlie Cullen no era normal, ella era especial.
La cogí en brazos y aparte la capucha que le cubría la cabeza, dejando sus preciosos rizos color cobrizo, (cortesía de su padre el chupasanges) expuestos al sol.
-¿Qué ocurre pequeña?- pregunté dulcemente.
Señalo su atuendo con desden ,era una capa roja. Reí, creía saber por que Nessie se veía tan disgustada,
-¿Qué pasa con tu ropa?-pregunte haciéndome el tonto-estas muy guapa, pareces una princesa.
Ella sonrió y se sonrojó débilmente ante mis palabras. Pero al instante su expresión cambió, me recordaba tanto a su padre cuando se ponía melodramática.
-Tengo una capa roja como caperucita- La Barbie le contaba aquel cuento todas las noches antes de dormir, para fastidio de la pequeña que no le gustaba que el lobo muriera. Así como los tres cerditos o cualquier otra fabula donde un lobo fuera el malo.
Alzo la mirada y los ojos color chocolate ,herencia de mi mejor amiga Bella Swan que tiempo atrás me hicieron perder la poca sensatez que tenía. Se volvieron llorosos- Tía Rosalie dice que tengo que matarte.
Me reí a carcajadas, cosa que irrito a Nessie de sobre manera.
-¿Qué?-pregunto la niña fastidiada.
-No la hagas caso- limpie sus lagrimas con el torso de mi mano- La Barbie oxigenada que tienes como tía intenta ponerte en mi contra. Me las iba a pagar, jugar a ponerme en contra de mi pequeñaza no valía. Semejante jugarreta se merecia al menos ponerle polvos picapica en la ropa interior, Jacob uno, rubita cero.
-Mira- me senté con ella sobre un tronco caído que había en medio del bosque-¿Tu realmente quieres hacerme daño?.
Me miro horrorizada, como si por el simple hecho de preguntar fuera una ofensa- Claro que no- dijo picajosa- eres mi Jacob- agregó enfatizando eso último. Mis labios se curvaron hasta formar una media sonrisa.
-Pues entonces no hay nada más que hablar. Rosalie era molesta hasta cuando no estaba presente. Hoy no había ido a incordiar (como de costumbre), de lo contrario seguro que estaba aquí dando por saco. No me dejaba ni un segundo a solas con mi niña.
Nessie saltó de mis rodillas hacía el suelo, recuperando tras "la confesión" el buen humor que la caracterizaba. Se puso frente a mí y me tendió la mano, la mire extrañado pero la tome y me levante.
-Baila-me ordenó. Sin pensármelo dos veces comencé a bailar a mi manera , algo entre reggaeton y Bakalao, que a lo sumo, parecía que me estuvieran dando ataques epilépticos.
-No, baila conmigo-dijo con un hilo de voz.
-¿Tú también quieres parecer idiota?-pregunté divertido-te advierto que no podrás ganarme- dije muy orgulloso de mi mismo.
-No, baila conmigo-repitió- como los príncipes y las princesas.- .Me quede helado, a esta niña le estaban poniendo demasiadas película Disney , y al parecer ella creía que yo era una especie de príncipe.
-Yo no soy ningún príncipe cariño-dije poniéndome de rodillas para poder observar mejor su lindo rostro.
Ella alzó su manita y toco mi ardiente mejilla. A continuación miles de imágenes aparecieron ante mis ojos;
Nessie y yo en el parque…. Yo cantándole una nana antes de dormir…, haciéndola cosquillas…, limpiándole las lagrimas un momento antes …, en la playa jugando.
Aparto la mano de mi cara y las imágenes fueron disipándose poco a poco. Cuando la carita de Nessie volvió a estar ante mí ella me miraba con ternura y cariño, ninguna clase de sentimiento romántico, no, no aun. Y entonces, me abrazó con fuerza.
-Si que eres un príncipe- dijo con un tono de voz que no admitía replicas, y me depositó un beso en la mejilla, que yo jamás olvidaría.
