Aferrada a un cuerpo inerte no paraba de llorar, a pesar de haber sido traicionada le dolía que él estuviera muerto y le dolía más que la noticia que nunca podría darle pudo haberlo cambiado.
— ¡Tenemos que irnos ya! —Exclamó jalando a su compañera— ¡Karin suéltalo! ¡Está muerto! No vale la pena.
— ¡Tu no lo entiendes! ¿Qué puedes saber de…?
Al llegar Juugo la dejó inconsciente, sólo de esa forma pudieron separarla del cuerpo de Sasuke que había muerto en manos de Naruto. No, no fue intencional, bastaron unos segundos de descontrol del Kyuubi para semejante tragedia.
Pasado un mes del fatídico día, Karin no emitía palabra, de no ser que el Hozuki la llevaba al escondite ella se quedaría frente al lago toda la vida. El se sentó con ella quedando en silencio un largo rato.
—Sé que aún te duele su muerte pero quiero proponerte algo —ella no habló, ni siquiera lo miró—. El deseo de un hombre no es casarse con una zorra pero mi deseo es desposarte.
—No sabes lo que me pides
—Si no te viera como zombie todos los días aquí pensaría que me drogaste pero…
— ¡No! ¡Tú no lo entiendes! ¡Estoy embarazada de él!
No le tomó ni dos segundos para secarle el llanto, tomó sus manos regalándole una sincera sonrisa.
—Entonces casémonos antes de que no te entre ningún vestido
Ella volvió a llorar pero ahora sonreía, él acarició su mejilla y depositó un beso en sus labios que Karin contestó.
