Advertencias: Spoilers de la 4ª temporada (4x17), PoV de Nate.
Disclaimer: Leverage (Las reglas del juego en español) no me pertenece, es propiedad de Jonh Rogers y Chris Downey.

No podía dejar que aquello ocurriese. No lo permitiría. ¿Cómo había estado tan ciego? Se la habían jugado. Por última vez, prometió silenciosamente.

Marcó el número con los dedos temblorosos. Tenía poco tiempo. Su padre contestó débilmente. Trató de explicarle la situación con rapidez: no tenían tiempo para hablar, tenía que salir de allí. Él le ordenó que no entrase. Como si le fuese a hacer caso, pensó.

Al fin, divisó el almacén 21, el maldito almacén, la trampa mortal. Había tardado demasiado, debía darse prisa. Aún podía escuchar la áspera voz de su padre al otro lado del teléfono. Bajó del coche a toda velocidad. Estaba tan cerca...

—Cuenta... cuánto quería Jimmy Ford a su hijo —añadió su padre. Su viejo y cansado padre. Aquel que tanto le había enseñado, aquel que tanto le había cuidado. Aunque no lo demostrasen, se preocupaban el uno por el otro. Se detuvo a escasos metros del almacén. Todo pareció ralentizarse durante un segundo.

Y entonces, todo voló por los aires. Pudo sentir una ola de calor y aire empujándole hacia atrás, haciéndole caer de espaldas. Pudo ver los trozos rotos del almacén volando a su alrededor. Pudo oler el combustible y la madera quemada, y escuchar a su equipo gritando su nombre. Pero nada de eso le importaba. Se había quedado paralizado, con la cabeza embotada, tirado en el suelo, viendo caer trozos de madera a su alrededor.

Trató de levantarse, pero algo parecía pegarle al suelo. La boca le sabía a sangre, Unas manos fuertes le ayudaron a incorporarse y le giraron la cara hacia su propietario. Escuchaba voces lejanas, a kilómetros de distancia. Vio un rostro vagamente familiar frente a él. Giró él mismo la cabeza para observar el lugar de la explosión.

Aún esperaba que su padre apareciese entre los escombros, bromeando y riendo como siempre hacía, diciéndole que le había engañado una vez más, que nunca aprendería. Pero sólo vio fuego, trozos de madera aquí y allá y oscuridad. No pudo reaccionar. Sintió como las manos que le sostenían por el brazo le zarandeaban.

No, no podía ser cierto. No después de lo de su madre, no después de lo de Sam. Sus sentidos seguían sin funcionar. Parecía que su propio cuerpo, al igual que su mente, no quería descubrir la verdad: que su padre, Jimmy Ford, había muerto.