Naomi: He venido con otro fanfic~ este se dividirá en tres partes, cada una con una historia en común~ aun así, pueden haber leído una y otra no, igualmente lo entenderán. ¡Alerta spolier! —llora como bebe— Spolier del arco de Teiko QnQ a más de uno le partió el corazón, yo se que si QnQ
Siendo eso todo lo que debo decir. Enjoy!
Dominación
—1—
Era bello, pequeño, lindo y ante todo suyo. ¿Por qué no entendía eso? ¿Por qué tenia que llegar a ese extremo para tenerlo?
Luego de terminar el partido, y derrotar de una forma miserable al amigo de la infancia de Kuroko, fue en busca del nombrado, buscando su casi invisible figura. Ya casi debería volver a su mansión, e intentaba encontrar al peliceleste por los vestuarios donde los jugadores se cambiaban para volver a sus respectivas casas.
—Tetsuya... —Al fin lo había encontrado, al fondo de un pasillo opaco por la falta de iluminación, aun así pudiendo distinguir al nombrado.
Sus ojos se abrieron paralelamente, la imagen delante a sus ojos no le agradaba, ni mucho menos: Kuroko era besado con ferocidad e inocencia por parte del castaño —que recién había vencido—, mientras las manos del mismo se colaban por la playera ajena, tocando esa palidez que mantenía en la piel de Tetsuya.
Su boca se humedeció un poco, e instintivamente su lengua paso encima de sus belfos; mordió su labio inferior, con suficiente fuerza para provocar que sangrara. Estaba enfurecido e irritado al no poder ser el quien provoque expresiones tan lascivas de la sombra de su equipo. Quería ir allá, y proclamar a ese exasperante castaño; tenia la convicción para ir y detenerlos, aun así quedando un poco mas de tiempo como el voyeurista.
Los labios de Ogiwara liberaron por fin los contrarios, para descender por su cuello, succionando unas pocas partes, y así marcando su pálida piel con morados puntos teñidos en su piel, luego de esto, dio una mordida en la misma marca, colorando un poco más la misma.
Bueno, era suficiente, ya no podía seguir mirando como otro hombre poseía a lo que —según Akashi— era de su pertenencia.
—Tetsuya. —Se dirigió a la pareja, sorprendiéndolos por su repentina presencia, además de la furia auw mostraba en su cara lo hacia ver aun más aterrador.
— ¡¿A-akashi-kun?! — Inmediatamente su mano fue agarrada por el nombrado, liberándolo del agarre del castaño, y sin decirle, llevándolo un poco lejos.
Ogiwara no se quedo atrás, dirigiéndose a ellos con cólera en su cabeza, no había imaginado ser visto, y para colmo con ese sádico capitán que anteriormente había encontrado, y que por cierto no le daba buena impresión.
—Detente. — Le dijo sonando como una orden, algo que enojo a Seijuuro; él no recibía ordenes, él era quien las daba.
—Mas te vale irte. No te incumbe. — Le dedico una mirada despiadada al muchacho de pelo castaño, deteniendo el paso del anterior en seco; se quedó atrás, ya sin elección, no podía moverse, ni seguir, solo ver como se alejaban.
—2—
Los pies de Tetsuya se aferraban al suelo, intentando pararle el paso al contrario, pero era inútil, Akashi tenía una complexión mas grande a la suya, y su fuerza —aunque fuera un poco más alto— no era de negar.
—Para, por favor. — hizo reniegue con su cabeza, no quería continuar caminando. Ya habían pasado más de treinta minutos caminando, sin dedicarse palabras; estaba cansado.
— ¿Que son ustedes? —Sus pies se detuvieron igual, sin volverlo a mirar.
—Hmm... —Se tenso un poco por la pregunta, intentando desviarla en otro rango. — ¿De que? —Ladeo su cabeza, con una acción que enfureció a Akashi.
El pelirrojo volvió a él, cogiéndole rostro de la barbilla, para ocasionar que mirara a sus ojos, esos ojos que hacían hablar a cualquiera con la verdad. Cuanto los detestaba a veces.
—Es una orden, dime.
—No lo se. — Dijo con sinceridad, aun así sin que el contrario le creyese.
— ¡No me vengas con eso! —Su ira aumentaba, sin querer hacerle daño a Kuroko, aun así lo asustaba con tan solo sus palabras.
— ¡Enserio, no lo se! ¡El solo comenzó a besarme! Y... —Paro de hablar, ruborizándose levemente.
— ¿Y? — Su cuerpo se acerco al del contrario. Estaba un poco aliviado, aun con la cólera de imaginar el beso en esos labios tan bellos que tenia frente a él. Su dedo pulgar los recorrió, intentando controlar el impulso de poner sus labios en estos.
—Se confeso... — Dijo un poco bajo, notando como nuevamente el rostro de su contrario colocaba esa expresión de furia, como si fuera una bestia.
Afirmativamente, el rostro del pelirrojo volvió a ser sombrío, y el alivio que sintió por un momento se desvaneció.
No, Tetsuya solo era de suyo, de nadie más, él fue el único que lo ayudo a ser lo que era ahora, por eso le pertenecía, ¿verdad?
Sus labios fueron de forma imprudente a los contrarios, y ya en ellos, comenzó a moverse de una forma experta —a diferencia de Ogiwara— jugando con los belfos contrarios. Su lengua lamió la comisura de Tetsuya, pidiendo paso al interior de su boca, y este permitiendo su entrada, cayendo en su encanto masculino. El belfo inferior de Kuroko fue atrapado en los dientes de Akashi, dando un mordisco suave en el.
Tetsuya comenzó a ceder a su deseo, llevando sus brazos al cuello del pelirrojo. Su cuerpo se acerco un poco a este, uniendo su nexo más profundo. Podía decir que él también lo deseaba.
—3—
Estaba dispuesto a hacerlo a la fuerza si era necesario, pero Kuroko tenia convicción para dejarlo hacer con su cuerpo lo que desease, algo que por supuesto no desperdiciaría.
Habían llegado a la mansión de Akashi, casi teniendo que hacerlo en la limusina que venian. Era un poco lejos donde vivía, y para su desgracia en la casa de Kuroko estaban los padres del mismo, así que no podrían hacer mucho.
Ya en su cuarto, pudieron continuar con el beso que anteriormente llevaban a cabo. Sus cuerpos chocaban con las paredes inoportunas que se pesaban frente a ellos —aun estando en el cuarto—, llegando en esa posición a la cama.
— ¿Alguien esta en tu casa? — Le preguntó, no confiaba mucho en el lugar donde estaban. Era lo suficientemente grande como para escuchar algo, pero, ¿y algún sirviente?
—Nadie nos verá, y si fuese así no puede hablar de eso. — Su mano bajo por la playera del contrario, tocando con descaro la pálida piel que antes había sido tocada por otro hombre. — ¿Que harás con tu amigo? —Pregunto intrigado.
Sus labios se posaron encima de la marca que no hace mucho había recibido Kuroko, succionando esta, con mayor fuerza que el anterior, siendo un poco violento cuando pensaba en eso.
—No lo pensé. — Comento dando un pequeño quejido por la marca que remarcaba Akashi. —Duele. — Paso sus manos por esta, notando como humedecía, además que un poco de sangre broto de un lado, dándole incomodidad de lo salvaje que era el pelirrojo.
—Se más honesto. — Sus manos comenzaron a descender por el cuerpo contrario, acariciando las partes que permanecían desnudas de su hermoso cuerpo.
—Lo soy. —Su pantalón comenzó a caer de sus piernas, quedando tan solo en su blusa y bóxer.
— ¿Que sientes por él? —Lo interrogaba mientras continuaba acariciando la tez pálida de Kuroko. Su lengua acarició el cuello del mismo, sintiendo ese aroma tan singular que tenia.
—Es solo un amigo... Pero... — Los besos que propagaba Akashi por su piel, pararon al escuchar su duda en la ultima palabra.
— ¿Sientes algo por él? — Su rostro sombrío asustaba ciertamente a Kuroko, pero este no reaccionaba, solo se mantenía en calma.
No le respondió nada, algo que molesto al pelirrojo. Las piernas de Kuroko se alzaron hasta colocarlas en sus hombros, dejando ver por completo sus partes íntimas, aun tapadas por el molesto bóxer.
—No quería tener que hacer esto a la fuerza. — Tetsuya no entendió a que se refería.
Un pañuelo paso por su sentido del olfato, y sin poder evitarlo, el olor penetrante de este entro a su sistema, sintiéndose un poco debil por el hostigante aroma.
—4—
Estaba cegado, no veia que ocurría a su alrededor, tal vez las luces estaban apagadas, o se durmió luego de... ¿De? No recordaba que había ocurrido, lo ultimo que recordaba era un pañuelo de aroma peculiar, que pasaba por su rostro, cuando acompañaba a Akashi. Intento abrir sus ojos, pero fue algo inútil, algo le impedía despegar sus párpados.
Un cosquilleo paso por sus piernas, soltando una risita. Sintió como lo jalaban de sus muñecas, al tiempo, como si estuviera atado... Ah, si lo estaba, al intentar separar sus manos noto algo crujido en estas, además de pesadas, pero el frío —de lo que suponía eran unas cadenas— no se sentía en sus muñecas.
—Ahg. — Sintió un jalón de igual forma al anterior, esta vez en su cuello.
Unos labios se posaron encima a los suyos, jugando con ellos, para luego sentir la invasora lengua contraria en su cavidad vocal. Esta, con desespero, comenzó a succionar la suya, como si quisiera tragarla.
—Ah. —Solto un jadeo al terminar el beso que se daban.
La mano de su contrario paso por su entrada, palpando esta, con uno de sus dedos, mientras su otro brazo era llevado a la espalda del mismo. El dedo en su entrada, pasaba por ella, con delicadeza, sintiéndolo un poco húmedo.
—Ahg. D-duele. — Gimió, tratando de no ser muy escandaloso.
—Luego se sentirá bien. — Un beso fue a la mejilla de Tetsuya, ya sabiendo que efectivamente se trataba de Akashi.
El dedo en la entrada de Kuroko entro más profundo, llegando a un lugar donde podía mover su dedo con libertad, dando un vaivén de embestidas con el dedo que mantenía en el interior. Un segundo dedo paso desapercibido por la entrada ya no tan ajustada de Kuroko, abriéndose en el interior tal como unas tijeras, y luego cerrarse haciendo esto repetitivas veces, escuchando los gemidos de pasión que salían de la boca del peli celeste.
—Me duele... —Las cadenas comenzaron a sonar con mas frecuencia cada vez que intentaba zafarse del agarre.
—Solo un poco más. —Introdujo un tercer dedo, moviendolos con mayor velocidad, mientras alcanzaba la suficiente profundidad con sus dedos.
Su mano ya se sentía un poco húmeda debido al poco líquido que provenía del cuerpo de Tetsuya, para humectar la entrada lo suficiente. Saco la mano del interior de este, para luego mirar la posición que tenia: Sus labios semiabiertos, jadeantes; sus piernas abierta debido a otras cadenas en sus piernas, que le permitían una perfecta visión a su intimidad; ah, y lo que más le encantaba de todo, era la sumisión en la que se encontraba el contrario, fue buena idea tener aquellos accesorios que le encantaba imaginar en Kuroko.
Saco de su pantalón su hombría ya eréctil, para luego tocar con la punta la entrada dilatada contraria, e introducirlo con lentitud. Unos gemidos, por parte del contrario, inundaron el cuarto, como una bella melodía que provocaba más sonido debido a cuanto metía su miembro en Kuroko. Estaba lo suficientemente dentro, como para comenzar a embestirlo con un poco de fuerza, y aumentando la velocidad al igual que los gemidos contrarios.
—¡D-duele! —Comenzo a moverse, para intentar detener al contrario.
El barullo de las cadenas resonando por los movimientos le molestaba, cogiendo el lugar donde se juntaban, para así jalar a Tetsuya, con suficiente fuerza para sacarle un grito de dolor.
— ¡AH! — El trapo que cubría sus ojos se humedeció un poco, ya sus lágrimas habían comenzado a descender de sus ojos; le dolía, le dolía mucho, no sabia que podía ser tan salvaje, sádico, dominante de alguna forma. Era atractivo, no podía negarlo, pero el dolor no era de poder detenerse con placer.
Su miembro ingreso un poco mas profundo en la entrada de Tetsuya, y en ese punto dando estocadas, alcanzando un lugar más adentrado en el cuerpo de este.
— ¡Ahg! ¡D-detente! — Las estocadas que daba Akashi en su cuerpo hacían sentir como si estuviera siendo agitado, además el sentir como su interior se abría cada vez más, lo incomodaba y excitaba. Era realmente doloroso, el interior se abría, y un ardor pasaba por las paredes internas de su cuerpo; ¿ardor?, no lo había notado, estaba sangrando un poco, después de todo era su primera vez, algo como lo que hacia el pelirrojo era dañino para su interior, casi destrozándolo, como un juguete.
—Tetsuya. —Al fin hablo, luego de un largo silencio de su parte, dando tan solo jadeos cuando embestía al contrario. —Eres mío.
No había entendido que decía, pero sabia que tendria que ver con la escena de Ogiwara. ¿A que se refería?
—N-no... Entiendo. — Dijo, intentando formular palabras.
—No puedes irte con tu amigo ahora. Me perteneces. —Sus labios se acercaron a la oreja de Kuroko, susurrando lo anterior, al tiempo pasando su lengua por el lóbulo contrario.
Las estocadas que daba a la entrada de Tetsuya aumentaron, de una forma que alcanzara más profundidad, así llegando a un punto donde le ocasiono un grito lascivo al peli celeste.
El jugo espermático de Kuroko eyecto de la punta de su miembro, llegando a su éxtasis, aun sin dejar de sentir las emboscadas repentinas en su interior, pero ya no las sentía del todo dolorosas, hasta podía decir que eran placenteras, llegando a su punto más obsceno.
Unas cuantas estocadas más dieron en su interior, sin saber cuantas al haber perdido la cuenta de tantas que había recibido; un liquido —que dedujo era el semen— intervenía en su interior, dándole aun más dolor a su interior ya no virgen. El caliente esperma de Seijuuro manchaba sus heridas abiertas, dando con ese ardor una aflicción que provocaba que su interior se comprimiera con el miembro de Akashi en su interior.
—Aprietas. — Gruño, jalando una de las cadenas atadas en su cuerpo, más específicamente la de su cuello.
—Lo lamento. — Dio un quejido por el dolor, sintiendo un poco de excite por la forma dominante que le trataba.
—Dime amo. Es una orden. —Sus labios se posaron encima de los contrarios, dándole un beso, donde tan solo sus labios se movían, mientras disfrutaba el roce de los contrarios.
—Si, amo. —Le siguió el juego, parecía divertido intentar tener ese tipo de relación tan sádica con su capitán; aunque no pensaba en el tipo de sentimientos que desarrollaba Akashi hacia él.
La forma en que vestía, la forma en que tenia sus labios húmedos, la forma tan lasciva con la que abría sus piernas dejando ver un poco de sangre y semen caer por ellas, mientras mantenía sus manos juntas por las cadenas, y en su cuello otra, como un collar de perro. Así era, suyo, de nadie más, no lo permitiría, y si tenia que encerrarlo en un sótano para que no lo alejen de Kuroko, lo haría, sin duda, sin pena. Lo amaba a su forma.
