N/A: Ok, este es mi primer fic de Naruto y también el rpimero que hago sobre un anime, espero que les guste y espero también…
- Ya cállate. – dijo un tipo en las sobras
- ¿Quién eres tú?
- Eso es spoiler. – se queja.
- ¿Qué haces aquí?
- Seré tu protagonista.
- ¡Eso es Spoiler! – chilla la autora.
- Bueno esto si no es spoiler. Las siguientes personas y la historia no le pertenecen a la autora, a excepción de la trama y los raros y absurdos personajes que…
- ¡Spoiler!
- Ya cállate y comienza a escribir esclava.
- -.-U
!El Futuro en Camino Dattebayo!
Capítulo I
Los Kitsune
En el destruido Uzushiogakure no Sato (aldea del remolino)
En la destruida y desolada aldea aun se podían escuchar algunos murmullos e incluso aun se podía ver gente caminar allí, solo que estos no eran humanos…
- ¡Atención! – exclamo una voz en la oscuridad.
Aquello no se podía llamar hombre, pero si bien tenía una postura más o menos humana su apariencia era la de un gran zorro con una pesada armadura y un gran mazo a su costado, su rostro animal era salvaje y severo, con pelaje marrón y una cicatriz en su hocico, soltó algunos gruñidos desde sus afilados dientes para hacer notar mejor.
Todos se paralizaron y prestaron atención al "General"
- ¡Kasume*-sama tiene un anuncio que hacer! – dijo irguiéndose mientras todos lo rodeaban y se inclinaban haciendo una reverencia.
Aquellos súbditos no podían ser más extraños, la mayoría eran mujeres realmente hermosas pero con colas y orejas zorrunas, mientras que los pocos hombres eran como el general, con posturas humanas pero cuerpos de zorros, con afilados dientes y ojos asesinos… menos uno.
Aquello era la tribu de los Kitsune*
Entonces de un destruido pero aun majestuoso templo una mujer salió, no mayor de treinta, hermosa pero a la vez muy fría; su cabello blanco brillaba bajo la luna y su rostro era serio y calmado, labios carmesí en su piel tan blanca como la nieve y como un buen complemente vestía un hermoso kimono blanco simple, pero sus orejas y cola zorrunas eran de un pálido dorado y las mantenía en todo momento gachas.
- ¡Presenten su respeto! – exclamo de nuevo el general pero aquella mujer lo callo.
- Mi querido Koketsu… no hay necesidad. – dijo con una sonrisa y sus ojos todavía cerrados.
- Hai. – se arrodillo frente a ella.
La Kitsune abrió los ojos dejando un color rojo brillante e intenso con la pupila alargada.
- Mi querido pueblos… ya es tiempo de salva a nuestro rey… - dijo con voz ignipotente mientras todos la miraban atónitos con las mimas pupilas alargada y de aspecto salvaje. – Al fin… después de casi dos siglos tenemos una oportunidad de salvar al Kyuubi de los humanos…
Todo el mundo empezó a murmurar a lo bajo mientras otros aun estaban atónitos.
- En nuestro primer intento de liberal a Kyuubi-sama del clan Uzumaki destruimos su aldea, pero ahora tendremos que ser más cuidadosos… Mikoto, Kushina… - dijo con asco frunciendo ligeramente el seño. – todas ellas sus contenedora, todas ellas intocables por su poder, pero ahora tenemos una oportunidad, una nueva jinchuriki a sido elegida y es un bebé, débil y sin poder defenderse, esa será nuestra oportunidad para matarla y sacar a Kyuubi-sama de su interior.
Entonces todos empezaron a aplaudir y a dar gritos de victorias, al fin Kyuubi volvería a su aldea y al fin su rey volvería… pero ¿Quién sería el que rescatase al Kyuubi? Las Kitsune no eran muy fuertes y a pesar de ser un bebé de seguro habría vigilancia y muchos peligros afuera; los hombre tampoco eran una opción, ellos nunca pasarían desapercibidos, había que ser cauteloso y sigilosos, cosa que los hombres no eran, a acepción de su chico dotado.
- ¿A quien enviara? – pregunto el general y la reina de los Kitsune sonrió.
- Ken*…- murmuro y entonces un joven aparecieron frente a ella.
El, a diferencia de los demás machos Kitsune, el si tenía una forma humana, su piel blanca hacia juego con su cabello plateado un poco largo agarrado con una cinta y algunos mechones rojos que iban a la perfección con sus ojos del mismo color en su rostro sereno y un poco aburrido; vestía un simple yukata blanco y sus orejas y cola blancas con las puntas de color rojo estaban siempre alerta a cualquier inconveniente o información.
- Ken… tu misión será infiltrarte en Konoha y matar a Uzumaki Naruto, todo lo que sabemos es que es una niña de cabellos rubios y ojos azules…
- Hai. – dijo con voz melodiosa pero aburrida.
- Recuerda Ken, tu pueblo y la libertad de tu padre dependen de esta misión… - murmuro esta vez un poco más bajo mientras su mirada se volvía melancólica.
- Hai… Okasan…
De pronto una gran cantidad de chakra rojo lo envolvió en forma de remolino mientras se podía ver como cada vez se hacía más grande y entonces Ken se transformo en un gran zorro plateado con varias líneas rojas en su cuelo y su larga cola ondeando libremente, hermoso y majestuoso, pero a la vez demoniaco y frio, tanto como sus ojos rojos carmesí.
- Vete… - ordeno su madre sin cambiar de expresión ante la verdadera forma de su hijo.
Y entonces de un salto desapareció.
Mientras tanto en Konoha
En el bosque se escuchaba los pasos de una pequeña, la cual corría por su vida ¿Por qué querían atacar a una niña de tan solo 4 años?
Porque ella era un demonio o al menos eso pensaban las personas del pueblo, pero ella no lo sabía; aquella niña de cabellos dorados no sabía que en su interior dormía el demonio mas poderoso.
Aquella noche ella cumpliría 5 años, en su cumpleaños sus guardianes AMBU (los cuales ni se molestaban en hablarle y en realidad no parecían estar interesados en ella) le prohibían irse a las calles durante el festival de la derrota del Kyuubi, pero ella deseaba ver aquel festival por lo que decidió escaparse… gran error.
Apenas salió empezó a ser perseguida e insultada, si bien los aldeanos eran indiferentes y fríos, nunca los había visto tan hostiles.
Le tiraban basura, botellas y kami sabrá que mas, esos gritos y miradas de odios eran demasiado para una pequeña flor como ella.
- Kami… sálvame… - lloriqueaba la pequeña mientras se escondía detrás de un árbol.
- ¡Sal de donde este Zorra! – se burlaban los aldeanos ¿Por qué la llamaban así? - ¡Vamos Zorrita no te haremos mucho daño! – seguían gritando mientras se escuchaban las risas de aquellos hombre ebrios.
Naruto se acurruco junto al tronco de aquel árbol esperando que aquella gente se fuese, tenía miedo, miedo por su vida y por lo sueños que no cumpliría. Cerró los ojos fuertemente y cuando los volvió a abrir se sorprendió al ver a un pequeño zorro blanco mirándola con curiosidad.
- Zorrito… - dijo la pequeña mostrando una gran sonrisa a pesar de los gritos que se escuchaban a su alrededor. - ¿también estas solito Zorrito-chan? – dijo acercando sus pequeñas manitas hacia el zorro y para su suerte este dejo que ella lo tomase en brazos.
La pequeña rubia abrazo al pequeño zorro entre sus brazos mientras las lagrimas seguían al igual que el escándalo a sus espaldas; por su parte, aquel pequeño zorro seguía mirando a la niña mientras acariciaba su hocico con la húmeda mejilla de la pequeña haciendo que esta se riese… gran error.
- Valla, valla, la Hime-sama tiene una mascota… ¿quieres ser nuestra mascota pequeña? – dijeron aquellos hombre ebrios mientras Naruto empezaba a temblar.
¿Por qué querían hacerle daño? ¿Por qué a ella? ¿Qué había hecho ella?
- Ven… - dijo aun de los hombre tomando una de las coletas de la niña haciendo que esta se quejase, pero sin sostener aun el zorro en sus brazos, el cual gruñía.
- ¡Ahg!Maldito animal! – grito uno de ellos cuando el zorro mordió su mano.
- ¡Dejen en paz a Zorrito-chan! – chillo la niña protegiendo con su cuerpo al pequeño zorro de los golpes que le daban.
Aquello solo les dio risa a aquellos aldeanos.
Entonces uno de ellos estampo un último golpe sobre la rubia dejándola inconsciente al instante, mejor para ellos, lo último que querían era a la mocosa llorando y gimiendo por su vida o mejor dicho haciendo escándalo.
Pero cuando estaban a punto de darle el golpe de gracias.
- Aléjense… - murmuro un voz proveniente de zorro. - ella es mi presa…
Entonces los ojos de aquel zorro brillaron en la oscuridad con un rojo sangre.
Lo último que se escucho en aquel bosque fueron los gritos de aquellos hombres mientras sufrían por intentar robarle su presa al kitsune…
Cuando todo acabo, el zorro ahora dejando ver que en verdad era Ken cuyo kimono ensangrentado miraba con desdén a los cuerpos de aquellos bastardos, el odiaba a los humanos, odiaba su maldad y su codicia, no eran una familia, no se traban como iguales como lo hacía su tribu; se acerco lentamente a la niña mirándola tan curioso como el comienzo.
- Vaya baka… - murmuro. – proteger a un animal con su cuerpo… - se arrodillo frente a la rubia mientras de su yukata sacaba una afilada navaja y la miraba con ojos coléricos. – Descuida yo acabare con tu sufrimiento…
Se dispuso a matar a la niña cuando…
- Zorrito-chan… ¿estás bien?... – murmuro la pequeña luchando por abrir los ojos, entonces miro fijamente a Ken y le dedico una sincera sonrisa. – que… bien que… estés a salvo… - entonces volvió a serrar los ojos cayendo inocente.
Ken se quedo mudo, sin decir ni una palabra, solo se limito a tomar a la pequeña en brazos mientras esta se acurrucaba en su pecho, se veía tan pequeña en comparación al peliblanco, la pequeña por puro instinto se acomodo en sus brazos.
- Gracias Ken… - dijo un voz que solo él podía oír que provenía de la pequeña, el conocía muy bien esa voz.
Entonces con su mano realizo una serie de sellos y entonces de un momento a otro el peli blanco se encontró en un pasillo lleno de tubería y callejones que no llevaban a ninguna parte… a acepción de uno.
- ¿Así que aquí te tienen? – dijo el peli blanco mirando la gran jaula con los gruesos barrote y la palabra "sello" en un pergamino el cual serbia de candado.
Intento tocarlo pero tan pronto lo intento una descarga eléctrica separo su mano del sello, uno muy poderoso, tanto que ni siquiera el cómo demonio podría retirarlo, su chacra era demoniaco así que el sello no lo asimilaría, solo un ser humano podría romperlo.
El gran zorro rojo miro al chico con diversión, pero a la vez estaba un poco enfadado por la tardanza de su hijo.
- El gran Kyuubi encarcelado por una niña. – se burlo el chico.
- Cuida tus modales… - le advirtió con un gruñido.
- ¿Por qué me agradeciste? – pregunto irritado el chico y en los ojos de Kyuubi se vio un gran pesar.
- Por ayudarla a ella. – dijo mientras extendía una de colar de cual una pequeña estaba acurrucada y sus heridas se iban sanando poco a poco.
- Los humanos son despreciables…
- Tú también querías matarla… pero algo te detuvo. – BAG! Dio en el blanco.
- Me dio lastima. – dijo de manera cortante y voz monótona pero aun así con un leve sonrojo.
- JA! – se burlo el imponente zorro mientras unas grandes carcajadas explotaban de su garganta.
- ¡No es gracioso!
- ¡Pues para mi si!
- Zorrito- chan… - murmuro la chica entre sus sueños con una pequeña sonrisa callando las risas del zorro.
- Es una tonta ¿no? – pregunto el zorro a su hijo pero sin dejar de mirar a aquella niña.
El Kyuubi se quedo mirando a la pequeña Uzumaki, de todos sus contenedores ninguna había logrado crear en el compasión, pero por aquella niña que a pesar de todo seguía sonriendo no podía evitar sentirse conmovido y a la vez culparse a sí mismo de su sufrimiento, si tan solo pudiese protegerla en vez de curar sus heridas cada vez que era dañada… tal vez podía hacerlo.
Se giro a Ken con una sonrisa en sus colmillos.
- Dile a tu madre que espere un poco más… - Ken miro a Kyuubi extrañado. – si la matas a ella de seguro yo moriré y si me extraen de ella morirá lo cual no quiero… dile a Kusumi que espere a que mi contenedor se haga fuerte y también quiero pedirte un favor… o mejor dicho tengo una orden para ti…
Entonces Ken trago en seco.
. . . . . . . . . . . . . . . . .
- Me has causado muchos problemas. – dijo Ken y entonces bajo la cabeza y poso sus labios en la frente de la pequeña niña. – nos volviéremos a ver… hime-sama…
Entonces desapareció.
La rubia abrió los ojos pesadamente, le dolía todo el cuerpo y el rostro, nunca antes había sentido un dolor tan horrible a acepción del dolor que había en su corazón y el porqué todos la odiaban ¿Cuál fue su pecado? ¿Nacer? Toco su frente con su pequeña mano, por alguna razón era el único lugar que no le dolía, en vez de eso era cálido y reconfortante.
Lo primero que bien fue los ojos preocupados y arrepentidos de un anciano parado frente a la pequeña.
- ¿Oji…san? – murmuro la niña todavía adormecida por el cansancio y noto que estaba en la habitación de un hospital ¿Cómo llego allí?
El anciano no cambio sus expresión, todo aquello era su culpa, como Hokage podría comandar ejércitos, proteger una nación y hacerla prospera, pero no podía ayudar a aquella pequeña niña, porque nunca podría salvarla del odio de los aldeanos. Solo podía ocultarla.
- Naruto… tenemos que hablar.
Chan, chan, channnnn ¿Qué tal? ¿Les gusto? ¿Lo odiaron? ¿Quién demonios es toni? Y…
- Ya volví.- dijo el peliblanco entrando con una pequeña niña rubia montada en su hombro.
- Buena actuación Ken.
- La autora adora el maltrato infantil. – dice la mini Naruto.
- Gomen es solo que…
- No tienes escusa. - dijo Ken.
- Buuu! - la abuchearon todos.
- Ken-sama ¿usted será mi novio cuando crezca? – dice mini Naruto y Ken se sonroja.
- Eso es spoiler.- dicen todos en el set.
- Espero comentarios. – dice la autora antes de irse a dormir.
Este segmento absurdo e irreal es patrocinado por ¡Gaara!
Así que si no dejas review o barres la arena del piso Gaara vendrá por ti :3
