Discramiler: "Nada me pertenece, todo es de Rowling."
Yo solo escribo lo que busco leer y al no encontrarlo siempre, lo
escribo.
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Capítulo I
La guerra había terminado. No más casas de muggles destruidas, sangre manchando el pavimento ni puentes misteriosamente quebrados. Nuevamente paz.
Y mucho papeleo en el ministerio de la magia.
Hermione Granger, aurora, 22 años. Harta de leer las atrocidades que habían hecho los mortifagos, padres de sus antiguos compañeros de Hogwarts.
Lucius Abraxas Malfoy.
Hermione cerró la carpeta asqueada. Era inhumano todo lo que había hecho el patriarca de la familia más rica de Inglaterra y era indignante como la justicia mágica lo había absuelto.
Suspiró molesta al ver el encabezado el periódico mágico.
¨Lucius Malfoy anuncia su compromiso matrimonial esta noche¨
Como miembro del cuerpo de aurores, le habían asignado la protección del canalla... Con las ganas de que hubiese un atentado, ¿Justo a ella le dejaban esa misión?
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Era la hora de su almuerzo, y estaba cansada del aire viciado que tenía la oficina de aurores. Para colmo de males, el tiránico Alastor Moody había decidido que era una interesante idea probar su estado físico para la misión de esa noche. No dudaba de sus conocimientos teóricos sobre defensa, ya que sabía un poco más que él, pero su estado atlético era cuestionable ya que nunca entrenaba.
Había decidido salir a pasear y tomar un helado durante su escasa hora de almuerzo, Además, que necesitaba comprar una túnica para la gala de esa noche.
El callejón Diagon era un sinuoso paseo comercial mágico ubicado detrás del renombrado ¨Cadero Chorreante¨ . Hermione lo conocía como la palma de su mano dada la enorme cantidad de veces que lo había visitado y la otra enorme cantidad de veces que lo había visto reconstruirse tras los atentados mortifagos.
Había poca gente para ser el mediodía. El sol en alto elevaba la temperatura de forma exponencial haciendo sentir que el calor se elevaba desde la tierra.
Sin embargo, con un helado de chocolate en mano, no le interesaba. Disfrutaba el sol quemando su cara y la fresca brisa que corría.
Se detuvo unos momentos a ver la tienda de Mme. Malkin. Ciertamente, las túnicas eran lindas pero no lo suficientemente formales para ella. ¿Cuándo la recatada Hermione Granger había utilizado una túnica con escote y ceñida? Nunca.
Siguió caminando, buscando algo más de su estilo. Al final del callejón, había una disimulada tienda, de aspecto sobrio con un escaparate de hierro negro y vidrio. Detrás de él, una túnica sin escote, con mangas y algo que parecía un velo se exhibía...
Tampoco su rigidez debía llegar a esos extremos, pensó la castaña. Terminó de comer su helado y se dirigió a Mme Malkin, decidiendo probar suerte.
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-Nunca pensé verla aquí, Srta. Granger.
Hermione entrecerró sus ojos con enfado. Odiaba esa voz gangosa con tono de superior, perteneciente a Lucius Malfoy.
-Ni yo a usted, Sr Malfoy... No sabía que le gustase la ropa femenina.
Hermione apretó sus labios para contener una sonrisa. Acababa de encontrarse nada más y nada menos que con Lucius Malfoy en la sección de túnicas de mujer de la tienda mágica.
-Estoy esperando a mi prometida.
La voz del hombre sonó con cierto tono de amargura que no combinaba con el brillo divertido de sus ojos fríos.
-Creo que la conoceré esta noche.
-Lástima que no pueda estar en mi fiesta en calidad de invitada.
-Me gusta mi trabajo...
-Nadie lo duda.
Las voces estaban subiendo varios decibeles y las facciones de ambos iban endureciéndose a medida que hablaban. Sin embargo, la escena se detuvo cuando una voz femenina y chillona los desconcertó.
-Ayyyyyyyyyy.
Una chica, no mucho mayor que Hermione, salió de un cubículo cerrado. Tenía cabello castaño y ojos negros perfectamente delineados.
Era linda, pero no tenía la belleza despampanante de Narcissa Malfoy ni mucho menos. Sin embargo, irradiaba un aura de antipatía que la antigua señora Malfoy lograba.
-Amanda Parkinson- dijo Lucius Malfoy, con cierta vergüenza por el escándalo que armaba la muchacha- Mi prometida.
-¡Lucius!- gritó la mujer con voz aguda- ¿Piensas tolerar que esta mujer me pinche?
-Lamento la escena, Granger.- Dijo el hombre con una amabilidad, que por un momento dejó en blanco a Hermione Granger - Yo me encargaré del asunto, Amanda.- Dijo el hombre, contento de tener una excusa y salir de allí por un momento.
-¿Quién eres?- preguntó la mujer con tono resentido, mirándola altivamente.
-Hermione Granger.- Respondió la castaña, más interesada en el catálogo de túnicas.
Mme Malkim acababa de salir de la trastienda y saludó efusivamente a Hermione. Ambas mujeres habían entablado una buena relación tras los múltiples ataques de los mortifagos.- ¿Cómo te encuentras, Clarisse?
-Perfectamente Hermione. Me alegro que hayas venido, ¿Algo en particular?
-Una túnica para una recepción.
-¿Ya elegiste el color?
-El celeste me agrada.- respondió la chica. Sentía la mirada enfadada de Amanda Parkinson en su nuca, sabía que la había molestada dejándola sola.- Pasaré hoy a la noche igualmente, por que mi tiempo de almuerzo esta terminando.
-No te preocupes.-dijo la mujer con amabilidad- Marca el modelo y lo arreglaré.
-Aquí tienes para los gastos.- dijo la chica extendiéndole un cheque.
-Con esto será suficiente.- sonrió la mujer- Tengo tus medidas anotadas.
-Perfecto. A la noche vuelvo. Hasta luego.- dijo, despidiéndose cortésmente de las dos mujeres.
Al salir de la tienda, Hermione chocó con un enojado Lucius, que lucía cansado y molesto por el calor.
-Hasta la noche.- dijo el hombre, despidiéndose con una mueca.
Hermione respondió de la misma manera y camino unos pasos más para desaparecer.
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-Pésimo, Granger.
Alastor Moody caminó con su sonora pata de palo hasta la chica, quien estaba bañada en sudor.
-¿Es que nunca entrena?
-Soy de logística... y solo iré como apoyo táctico.
-Deje de decir patrañas.- dijo el hombre con su singular humor- Malfoy pidió que la protección estuviese a cargo del ministerio, y surgió tu nombre en la conversación.
Hermione miró al experimentado auror con los ojos fuera de órbita. Eso no podía estar pasando.
--¿Por qué pidió que fuese yo?
--No lo se, el asunto es que el idiota de Refus accedió contento y tu te encargas de todo.
