¡Hola!

Aquí os traigo una pequeña historia que a mi personalmente, me ha encantado escribir. Espero que os riáis tanto leyéndola como yo cuando la he escrito.

Gracias por esta oportunidad y recordad: todos los personajes, ambientes etecé etecé etecé, vamos, todo lo que reconozcáis pertenece a J.K. Rowling. (Jotaká para los que la queremos :))

Contexto: Han pasado dos años desde que Harry mató al que no debe ser nombrado. El trio dorado, volvió a Hogwarts y acabó sus estudios en el primer año tranquilo que tuvieron de colegio. Ahora quieren entrar en septiembre en la escuela superior de aurores. Remus y Tonks, aunque quedaron muy mal heridos no murieron en la batalla final, así cómo Fred. (ME NIE-GO). El resto muy muertecitos todos.

Sirius, está vivo. Si cayó a través del velo... ya descubriréis que pasó


Bon voyage

Llevaban un mes de verano y Grimmauld Place resplandecía como jamás lo había hecho. Dos semanas después de que empezaran las vacaciones de verano, todo el comité Weasley se había instalado en la casa con Harry y Hermione. Y si normalmente la señora Weasley explotaba su vena esclavista y los ponía a trabajar, ese año lo chicos empezaban a considerar la idea de conseguir pasaportes para México, Groenlandia… mientras fuera lejos de las órdenes de limpieza tiránicas de esa mujer.

Pero no sólo los más jóvenes tenían esas consideraciones en mente. Sirius, feliz de que por fin su ahijado hubiera acabado ya el colegio y pudiera vivir en Grimmauld Place con él, empezaba a plantearse la posibilidad de entregarse al Ministerio y huir de todo aquello. Al menos, los dementores no le daban dolor de cabeza ni le hacían limpiar dieciocho horas al día. Remus y Tonks, casualmente sólo venían cuando la señora Weasley había salido o a la hora de cenar, cuando ya no eran horas de coger un trapo y ponerlos a trabajar. Y ellos aún asomaban la nariz, por que el resto de la Orden, al saber de la situación, parecían haber desarrollado alergia a la casa, por que no se acercaban ni aun que se les pagase.

-Un sólo grito más de esa mujer, y le pongo el mocho por sombrero.- refunfuñó Sirius en voz baja, mientras frotaba una vitrina del segundo piso. A pesar de estar en su casa, la mujer daba órdenes a todo el mundo, intentando rehabilitar las plantas que aún no habían sido limpiadas (ya que la última vez se encargaron de lo justo para poder convivir sin morir por algún bicho).

Desde que habían llegado, no había tenido ni un solo segundo, por pequeñito que fuera, de paz. Y para una persona que se había pasado los últimos quince años a su puta bola (sí, la mayoría en la prisión, pero hasta los dementores eran menos estresantes que la matriarca Weasley), era prácticamente ridículo.

Harry y Hermione estaban trabajando en el mismo piso que él, pero cada uno en distintas alas de la casa. O eso pensaba él hasta que percibió unos ojos mirándole.

Se giró casi imperceptiblemente y pudo comprobar que era la castaña quien le observaba desde la puerta.

La muchacha había venido unos días después que el pack Weasley y aún así, apenas habían hablado. Ciertamente le tenía mucho cariño; joder, le había salvado la vida. Y además, era la mejor amiga de Harry. Aún así, su "relación" no era la misma que podía tener con Ron o los gemelos Fred y George.

Obviamente, se había dado cuenta del cambio de la muchacha a nivel físico. La conocía desde los trece y ahora que el próximo año iba a cumplir veinte estaba mucho más bonita. Había crecido varios centímetros, pero seguía siendo bajita, 1,65 o así. Ahora llevaba el pelo recogido en una coleta despeinada, pero cuando lo llevaba suelto le caía en unos rizos bonitos o al menos, mejores que cuando era niña y su cabeza parecía un nido de pájaros. Y sin dudas, ciertas curvas del cuerpo se habían desarrollado de manera más que significativa, ganándoles así una colleja a ciertos gemelos por parte de su madre cada vez que se les iba la vista.

Aunque sin duda el cambio más significativo eran su rostro. Había perdido ya esas redondeces características de la infancia dándole un aspecto más elegante pero severo. Y su mirada ya no desprendía esa inseguridad de antes sino una fuerza y una confianza que harían temblar al más valiente.

Sin embargo, por mucho cambio por fuera, Hermione Granger seguía siendo fiel a ella misma, no por nada era la chica más inteligente de su edad. Se quedaba estudiando hasta altas horas, aunque hiciera sólo dos semana que habían acabado los exámenes y se tiraran todo el día limpiando. Reñía a los chicos cuando se comportaban mal con esa pose de prefecta de la que parecía que no se iba a desprender jamás. Y le miraba con censura cuando se dedicaba a contarles a los demás, sus galanterías y fechorías del colegio.

Aunque ahora ya se hablaban como iguales, Hermione siempre tendría ese toque McGonagall que le sacaba de quicio y hacía el mero hecho de tocarle las narices, un entretenimiento la mar de divertido. No por nada era la chica más madura que había conocido...después de Lily Evans.

Cuando Hermione se vio pillada apartó la mirada, maldiciéndose interiormente. Madura y una mierda, pensó para si misma fastidiada. Desde hacia meses y más después de haber vencido al señor oscuro, por que con el rollo ese de que te pueden matar mañana mismo, como que sexo poco. Pero ahora que las cosas estaban mas tranquilas, sus hormonas habían decidido que ya era hora de hacer su brillante aparición... con seis años de retraso y todas de golpe, no fuera a ser que pudiera pasar más de tres minutos sin mirarle el culo a un chico.

La castaña se preguntaba a si misma, en que momento de su vida decidió que era sano tener a dos chicos por mejores amigos. Sobretodo cuando estos decidían que había "confianza" y se quitaban la camiseta cuando hacía calor. Aunque bueno, al menos había sacado algo favorable de todo esto. El Quiditch le gustaba mucho más después de ver las repercusiones en el cuerpo de sus amigos.

Durante el curso, los Éxtasis la habían entretenido lo suficiente como para mantener los pensamientos a raya, pero ahora, era un hervidero de hormonas revolucionarias... y todo había empeorado al llegar a Grimmauld Place. dicen que sólo puedes conocer a una persona una vez por que obviamente cuando la vuelves a ver, ya la conoces. Pues cuando llegó, Hermione comprobó que eso no era cierto, y que acababa de "re-conocer" al que parece que iba a ser su tormento personal.

Por que sin duda, en sus recuerdos Sirius Black era sólo un saco de huesos y malas pulgas. Cuyo nombre inspiraba miedo y respeto, amargado por la culpa y los recuerdos; únicamente acompañado por un hipogrifo al que Harry y ella misma habían salvado con él.

...Y aunque le hubieran plantado un unicornio rosa con tutú haciendo un taconeo flamenco , seguro que le recordaba más a Black que el morenazo que se encontraron esperándoles en el comedor. Para hacerse una idea... casi le da un sofocón allí mismo.

Casi con su metro noventa, Sirius era un desecho de sonrisas, bromas y, a su manera, galanterías. A pesar de que no habían podido atrapar aún a Peter Pettegrew (el muy cerdo y cobarde había huido del lado de sus compañeros en cuanto la batalla final empezó a torcérseles ) por lo que aún no habían podido probar su inocencia, ya tenía permiso de la Orden para salir al jardín, que estaba hechizado como la casa y salir a la calle siempre convertido en perro y con una persona de la Orden, lo que le había quitado el color cetrino de la piel y le había dado un moreno muy saludable.

La comida de Molly Weasley había hecho milagros y le había dado peso y algo de consistencia al cuerpo. Además se notaba que se había ido ejercitando durante el año, por que los músculos asomaban por debajo de la camiseta discretamente y volvían a Hermione loca. Y cuando la abrazó al darle la bienvenida, pensó que no había conocido a un hombre tan guapo en la vida y que tener esos ojos azules tenía que ser delito en algún estado, seguro.

Aún así, su carácter seguía siendo el de un crío de 17 años, como pudo comprobar a medida que pasaban los días. Siempre andaba haciendo bromas, chinchando a la gente haciendo especial hincapié en ella misma y jugando con los chicos, consiguiendo que la señora Weasley se enfadara y los pusiera a todos en firme.

Picó a la puerta tres veces y se cruzó de brazos intentando mantener una postura tranquila... y los brazos lejos del cuello de Sirius.

-No me mires así que aún no he hecho nada, Hermione.- dijo Sirius mientras se giraba. Hermione le miró con media sonrisa y se acercó a él.

-Aún, tu lo has dicho.-Le contestó.- Pero no he venido por eso. Shacklebolt ha llegado hace un rato y se ha encerrado a hablar con Remus que ha llegado con él y con los señores Weasley. Ahora están llamando a todos los de la Orden, así que será mejor que bajemos. Ya he avisado a Harry.

Sirius frunció el ceño preocupado. No tenía ni idea de lo que podía estar pasando y no le gustaba el hecho de que se hubiera alarmado a todo el mundo. Así que se dio prisa en bajar. Al ver que Hermione no le seguía, Sirius tendió la mano hacia atrás y cogió la suya, instándole a ir a su paso. -O aceleramos o no nos enteraremos de qué está pasando pequeña.- Hermione puso mala cara detrás. Le fastidiaba que la llamara así como si fuera una especie de primita pequeña o algo. Antes le gustaba pero desde hacía unas semanas había empezado a sacarla de quicio. Aún así, no pudo evitar ponerse roja ante el gesto y se soltó, consiguiendo que Sirius la mirara interrogante.

-¿Tú sabes algo de esto?- quiso saber Hermione, aprovechando para desviar la atención.

-Nada. Pero ha tenido que pasar algo grave, sino se hubieran esperado a la reunión de mañana por la noche.- Contestó Sirius mientras llegaban al vestíbulo.

Iban a entrar al pasillo de la cocina, dónde se celebraban las reuniones, cuando la puerta se abrió y entro una medio asfixiada Tonks.

- ¿Habéis empezado ya? - les preguntó corriendo hasta llegar a su altura. Fueron hacia la cocina y vieron como Ojoloco Moody, McGonagall y los gemelos.
El sonido de la puerta volvió a abrirse y fue Hestia Jones la que entró por ella, seguida de Charlie, Bill y su mujer.

-No podemos esperar más.-Dijo Ojoloco dando un golpe con su bastón al suelo.- Empezaremos la reunión y a los que falten ya los pondremos al día.

-Pero.. ¿puede saberse que está pasando?- Preguntó Ginny. Hacía más de un año que era mayor de edad y sus padres no habían podido impedir que se metiera en la Orden.- He avisado a Neville y a Luna; llegarán enseguida.

-Bien.- Empezó Remus.- Hemos obtenido la localización de un refugio mortífago en las afueras de Londres, como a dos horas de la ciudad.
Al parecer, tienen una base montada en un pequeño pueblo y por lo que sabemos, pueden tener rehenes.

Sirius se levantó enseguida mientras escuchaba. -Y ¿a qué estamos esperando? ¿A que nos manden una invitación? - preguntó ya varita en mano. Shacklebolt le puso una mano en el hombro.

-No es tan fácil Sirius.- intentó tranquilizar el hombre- Si damos un paso en falso, pueden matar a esa gente; y no es algo que nos podamos permitir
.

Sirius se sentó teniendo en cuenta eso, pero no dejó de estar alerta. Neville y Luna entraron por la puerta y se les puso en segundo al tanto de la conversación. Esto tenía pinta de ser complicado.

- Antes que nada, quiero dejar dos cosas claras. - especificó Ojoloco con voz potente- La primera, es que ni Hermione ni Ginny ni Tonks podrán ir a la emboscada. La segun...- siguió antes de ser interrumpido por tres mujeres muy cabreadas. Bastó con mirarles las caras para que Moody diera un paso atrás.

-¿PERO SE PUEDE SABER QUE ESTÁS DICIENDO OJOLOCO? Para mí, que darle tanto al drinking de la petaca no te ha sentado muy bien esta mañana.- le gritó Tonks con su orgullo femenino clamando venganza. Acababan de dejarlas fuera por que sí, y aún suponían que no iban a quejarse.- Vamos a ir si o si y no hay término de discusión posible. Harry miró a Tonks, y decidió que en ese mismo momento prefería volver al torneo de los tres magos delante del Colacuerno Húngaro que en el lugar de Moody.

-Si es una broma Ojoloco, no ha tenido ni un poquitito de gracia.- le contestó Hermione intentando sujetar a Tonks, mientras esta se giraba a gritar a su marido, Remus. Ginny aún no había abierto la boca.. para decir algo coherente. En el momento que escuchó la noticia, empezó a mascullar en contra de sus padres, viendo de lejos que ocurría, fulminándolos con la mirada.

- ¿Te recuerdo que estás embarazada de dos meses Nimphadora?- dijo Moody con las manos apoyándose en el bastón, irguiéndose todo lo posible.- Y por si también lo has olvidado, tienes un niño que va a hacer tres años este año, al que no creo que quieras dejar solo.

Tonks se desinfló al instante y miró a su marido en busca de ayuda. - Esta vez estoy con Ojoloco, Dora. Sabes que no me gusta que vengas de misiones cuando estás mal, pero ahora que estás embarazada creo que es prioritaria la seguridad del bebé.- Tonks agachó la cabeza rendida, abrazándose la tripa. Hermione por su parte no se descansó.- Sí sí, eso está muy bien y tenéis razón. Pero ¿ y nosotras qué?

- ¡ESO!- gritó Ginny cuando dejó de maldecir en lo que parecía ser una mezcla de inglés, hebreo y suagili y puso su atención en el "jefe". - Yo no pienso quedarme aquí. Ya tengo diecinueve años y no podéis obligarme a quedarme. Luché en la batalla final y os aseguro sin duda, que iré a esta. - Molly Weasley se levantó enfadada dispuesta a echar un sermón a su hija, cuando su marido habló.- Tiene razón Molly, no podemos obligarla a quedarse. -Ahora se dirigió a Ginny.- Pero pensamos que querrías quedarte con Hermione.

-¡Y dale! ¿Pero se puede saber por que Hermione no puede venir? - les preguntó Ron a sus padres de no muy buenas maneras.- Por que no sé los demás, pero yo estoy mucho más tranquilo sabiendo que Hermione está allí. A saber que bicho o maleficio nos encontramos, y yo no me hago cargo si por vuestra culpa nos dejamos a la encicl.. ¡a la más lista en casa!

Hermione miró a Ron y no supo si sentirse alagada por que saliera en su defensa, o que hubiera estado a punto de llamarla enciclopedia en toda su cara.
Decidió dejarlo pasar e inquirió a Remus de frente. -QUIERO, ir. No soy una niña, he defendido a estos chicos desde que nos conocimos y creo que he demostrado que soy perfectamente capaz de hacer cualquier misión.-

-Eso es totalmente cierto Hermione. El problema... es que no sabemos en que estado encontraremos a los rehenes cuando lleguemos.- le contestó él.

-Pues perdona que te diga Remus, pero tengo veinte años y estoy hasta los mismísimos de ver a gente herida o muerta. Los últimos años no han sido precisamente un desfile por la alfombra roja. Y te recuerdo que me torturaron a mi misma. Bellatrix sin ir más lejos. Así que ni siquiera por ahí podéis cogerme.- replicó ella ya perdiendo un poco las maneras. Nunca en la vida consideró que pudieran dejarla fuera cuando fuera mayor de edad.

- Hermione... creemos que entre los rehenes están tus padres.- le contó Lupin acercándose a ella con cuidado, aunque no a tiempo antes de que le fallaran las piernas y cayera. La verdad es que se hubiera dado un buen golpe si Sirius no hubiera reaccionado de inmediato, y la hubiera cogido en brazos. - Hermione, ¿estás bién?

Hermione intentaba analizarlo todo, pero no le cabía en la cabeza que sus padres pudieran estar en semejante peligro. Aún así se obligó a si misma a serenarse. - Lo siento. No me lo esperaba. Y bien, ¿cómo vamos a hacerlo?- preguntó mirando a Moody.

- Hermione ¡Son tus padres, no puedes ir!- le espetó Sirius enfadado por la tozudez de la chica. Por no darles el gusto de quedarse en casa, estaba digiriendo la noticia con el aplomo más increíble que hubiese visto jamás.

-Tienen a mis padres. ¡Y queréis dejarme fuera!. - se giró Hermione siseandole enfadada.- Es muy fácil hablar cuando no tienes a familia a la que perder Black, pero algunos no podemos simplemente dejarlos atrás. Así que pienso ir con vosotros a por ellos. Queráis o no.

Molly se puso pálida y Sirius la miró con una cara de asco equivalente a la que ponía cuando hablaba de Snape. - No vuelvas a decirme que no me la juego por mi familia Hermione. Nunca.- le contestó tajante, con una voz pétrea. Hermione tuvo presente que se había excedido pero no iban a impedir de ninguna de las maneras que fuera a rescatar a sus padres.
Ojoloco interrumpió con un carraspeó llamando la atención de todos. Luna se había acercado a Ron y se encogió al ver a Sirius tan enfadado. Este la miró i se acercó un poco más a ella.

-Visto lo visto, parece que nos llevamos al escuadrón casi al completo.- comentó. -Mañana al mediodía os quiero a todos aquí, así que avisad a los que falten.- y dicho esto se sentó en una silla cercana. Hermione salió como un huracán de la cocina, seguida por sus dos amigo, mientras Sirius la miraba alejarse.

En ese instante, se sintió culpable. Pero jamás lo admitiría. Su prima se acercó y le puso una mano en el brazo.- No te enfades con Hermione. Acaban de decirle que sus padres están en peligro y que no quieren que su ayuda para el rescate. Yo soy ella y os convierto a todos en un naranjas y os paso por la licuadora. Así que no seas muy duro con ella.

- Ya lo sé.-contestó el. La preocupación se veía reflejada en la cara de todos los presentes, aunque al moreno en esos momentos ninguno le importaba tanto cómo cierta castaña. - Vamos. Tenemos que prepararlo todo.- y dicho se acercaron a la mesa y se pusiera a trazar la estrategia para el ataque del día siguiente.

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La habitación de Hermione era la más clarita de la casa. Sirus le había dado permiso para decorarlas como quisieran y ahora que habían limpiado la gran mayoría de la casa, cada uno podía tener su propia habitación. Las paredes de la de Hermione era de un color crema muy suave con pequeños detalles ribeteados en blanco. Había un gran sillón en un lado y la cama de Crocshacks en el otro. Si lugar a dudas, nunca nadie hubiera dicho que estaba en Grimmaild Place, la gran mansión Black. Ese pensamiento le sacó media sonrisa mientras repasaba con los ojos toda la habitación. No podía dormir, cerraba los ojos y sentía como se le venía el mundo encima. Pero no lloraba. Derramar lágrimas era como aceptar que les había pasado algo malo a sus padres y eso no iba a suceder hasta que los tuviese delante y viera con sus propios ojos cómo se encontraban. Además, llorar cansaba demasiado como para permitirse perder fuerzas con eso. Necesitaba estar al 100% mañana, así que se obligó a tomar una poción para dormir y se metió en la cama.

Sirius escuchó los pasos de Hermione dirigirse a lo que él supuso que sería otra vez su cama, por que sonaron los muelles y ya no se escuchó nada más.

Suspiró por lo bajo y apoyó la frente en la puerta. Al final, los remordimientos habían hecho su trabajo, y se sentía una mierda por haber tratado así a Hermione, justo después de que le anunciaran que seguramente habían secuestrado, torturado y seguramente asesinado a sus padres.

Tubo que reprimir las ganas de pegarse de cabezazos contra la puerta para no alertarla. Sin duda, hoy se había ganado el premio a borrego del año.
Arrastrando los pies, se alejó de la puerta. Había ido con intención de disculparse con ella. Pero si había conseguido dormir no iba a ser él el que la importunase. Ciertamente, se había pasado tres pueblo pero acababa de sufrir un gran golpe y el había caído en el redil como si tubiera 12 años. Después de eso, ¿cómo iba a poder replicarle a Hermione cuando lo tratara como un crío, si cuando más maduro tenía que ser, peor se había comportado?

A la mañana siguiente, Sirius fue el primero en levantarse para alucine general. Normalmente era necesario que Molly fuera a amenazarle con un cubo de agua fría o así, pero para cuando lo buscaron, llevaba horas en la biblioteca, consultando mapas y estrategias de la zona a la que tenían que ir esa misma noche.

Hermione no bajó a desayunar, ni tampoco dejó entrar a nadie en su habitación hasta que escuchó una serie de golpes en la puerta, una contraseña. Quitó los hechizos de protección, y el matrimonio pasó a su cuarto, cerrando nuevamente la puerta tras de si.

Sin palabras, se fue a abrazar a Tonks, que sin mediar palabra la apretó con fuerza entre sus abrazos y le besó el pelo. Aunque ella y Ginny eran muy amigas, no acababan de compenetrarse de la manera que lo hacía con la metamorfomaga. Era no sólo una aliada y más que una amiga, una hermanan mayor.

Remus se acercó a ella y le dio un cariñoso beso en el pelo, seguramente, sería con las únicas personas que se permitiera mostrar flaqueza, pero no podía evitarlo. Además de su amistad con Tonks, hacia poco más de medio año, en Navidades, Remus y ella fueron a una misión juntos y en ella, se conocieron más de lo que puedes conocer a alguien sin llegar a sentir nada.

Estaban en una cueva, y faltaba poco para luna llena. La idea, era integrar a Remus en una comunidad de hombres lobo y sonsacar información, pero necesitaban a alguien que pudiera ir dejando nota de todo lo que descubriesen con la suficiente pericia y conocimiento como para no ser descubierta, así que Hermione tomó el lugar. Con un tanque de poción matalobos al lado, Remus había suplicado a Hermione que se fuera, que no quería hacerle daño si en un arranque convertido, volvía a la cueva. Pero ella se negó a abandonarle y a la mañana siguiente cuando regresó, ella estaba esperándole en la puerta, con una manta y un chocolate caliente.
Hablaron durante horas y nunca se les acababa el tema de conversación. Era muy agradable conversar con alguien que tuviera tu nivel de conocimientos y y eso supieron valorarlo. A raíz de eso, de su amistad con Tonks, y de la adoración que el pequeño Ted le profesaba, Hermione había pasado a ser como la hija mayor del matrimonio.

-¿Cómo estás Mione?- le preguntó Tonks acariciándole el pelo. Realmente adoraba a esa pequeña, por que tenía todo lo bueno que a ella le faltaba y creían que más allá de todo el cariño que se pudieran tener, además, se complementaban de maravilla.. y era sin duda su mejor compañera de compras. - Sabes que cualquier cosa estaremos aquí princesa... Y Ted está abajo esperando para darte un beso.- Añadió con una sonrisa cálida.

-Además - quiso especificar Remus- quizá estén bien y nos estamos haciendo el mal cuerpo por nada, ¿no?- Hermione y Tonks le miraron como si le hubiera salido un tercer ojo. - ¿Qué ocurre?

-¿Remus viendo el vaso medio lleno? El fin del mundo, se acerca.- dijo Tonks guiñándole un ojo a la más pequeña.

-Eso parece... - le concedió Hermione abrazandola una vez más antes de soltarse- No quiero pensar que les ha pasado nada malo. Conseguiré sacarles de allí con vida, y...- empezó Hermione.

-Y lo haremos todos juntos. Vamos a hacer nuestro trabajo como un equipo que somos. Y ves a hablar con Harry y Ron que los he visto por ahí como fantasmas por que no has querido estar con ellos. - Dijo Remus antes de que Hermione pusiera cara de susto.

-¡Harry y Ron! No he querido hablar con ellos desde ayer.. pero que mal.- Respondió Hermione pensando en sus amigos. En un momento tras salir Remus de la habitación, Hermione se arregló y bajó con Tonks, dónde sus amigos se la comieron a abrazos y besos. Aún así los reproches de, "cuenta más con nosotros" y "somos tu amigos para algo", consiguieron una sonrisa de su parte.

El moreno realmente había estado preocupado por la castaña y cuando supo que Ginny tampoco había conseguido hablar con ella estuvo a punto de echar la puerta abajo. Pero conocía a su amiga y si ella había decidido que necesitaba ese tiempo para si misma tenia que ser por algo. Raramente se equivocaba y Ron estaba de acuerdo con él. - Ron, al menos, déjala respirar. Se está poniendo azul.- Le dijo Harry con una sonrisa antes de que Ron lo mirara y soltara a Hermione de inmediato. - Rescataremos a tus padres, ¿me oyes Hermione?- le preguntó Harry cogiéndole la mano.

-Por supuesto.

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Apenas se veía nada que no fuera la luz que salía de las ventanas veladas de al cabaña que tenían en frente. Era una zona no muy alejada, a unos 10 minutos del pueblo andando. Lo árboles eran altos, y muy espesos, así que metidos entre las sombras, casi no se podían ver las manos siquiera.

Gracias a la información que habían podido conseguir, sabían que los rehenes estaban en un granero que había por la parte de atrás de la cabaña. Llevaban media hora esperando cuando el Patronus de Ojoloco Moody apareció para darles la señal. Un minuto después, un grupo salió de una arboleda a al izquierda y voló de un bombarda la puerta de la robusta cabaña. El grupo compuesto por Harry, Remus, Ojoloco y Charlie Weasley invadió la estancia, mientras que Ginny Weasley y Shacklebolt se encargaban de proteger a sus compañeros con hechizos defensivos. Hermione, Remus, Sirius y Ron corrieron hacia el granero , pero antes de que pudieran dar tres pasos un rayo verde estuvo apunto de despeinar a Remus y hacerle un Cut de l'orelle tan famoso entre los mortífagos.

Sirius se volvió enseguida y lanzó un desmaius que dio de lleno en el pecho de enmascarado que acababa de aparecer detrás suyo. Aunque aparecieron cuatro má

- Seguid vosotros, ¡Sirius y yo los entretendremos!- gritó Remus corriendo hacia la dirección que estaba su amigo. Una vez allí, mientras su dos ex alumnos corrían hacia los rehenes, Remus recordó por que a Sirius y a él les gustaba tanto batirse en parejas. - Vaya Canuto, si parece que después de tanto tiempo, recuerdas cómo se coge una varita. - le gritó esquivando un Avada y protegiendo a Sirius de una maldición con un potente hechizo.- ¡Protego!

Sirius se giró con una sonrisa.- ¡Expeliermus! ¡Desmaius!- dijo desarmando y noqueando a uno de sus rivales. Sabía que con Remus a su lado podía centrarse en una ofensiva total, por que él le cubriría las espaldas... como siempre lo había hecho. - Bueno Lunático, otra cosa no, pero yo siempre he tenido un buen dominio de la varita... y de la de madera también.- dejó caer Sirius antes de desviar una maldición que le llegaba.- ¡Protego!

Remus soltó una carcajada antes de negar con la cabeza. -¡Petrificus totallus! Si es que no tienes arreglo.. ¡Demaius!- dijo mientras paralizaba y noqueaba al ultimo rival. Sirius sonrió satisfecho antes de mirar a Remus y asentir los dos con la cabeza y llegar al granero, que les queda a unos metros.

Iban a abrir la puerta, cuando un veloz Ron cayó al suelo abriendo la puerta de un portazo con la espalda y un gemido de dolor.

-¡AHG! LA MADRE QUE LA...-Gimió Ron cabreadísimo para si mismo. Remus y Sirius le ayudaron a levantarse mientras le examinaban con preocupación.

-¿Qué ha pasado Ron?- preguntó Remus- ¿Dónde está Hermione?

-PUES PASA QUE LA MUY BURRA DE BULLSTRODE ME HA MANDADO A VOLAR DE UN BARRIGAZO.- dijo antes de lanzarse al interior del granero otra vez. NAda más cruzar la puerta una figura enorme les bloqueó el paso. Sirius se puso blanco al verla, más cuando vio a Hermione luchar contra dos hombres en el otro lado de la estancia. Remus, que pudo fijarse mejor, vio como cubría como podía un pequeño refugio hecho con cajas con unos cinco o seis hombres dentro. No parecía haber ninguna mujer. Remus tragó profundo, temiendo lo peor para la madre de Hermione. Aún así pudo ver como Hermione mandaba contra la pared a uno de sus atacantes contra la pared dejándolo inconsciente al instante. Sirius, aún miraba a la mujer que tenía delante.

-¿En serio es humana del todo.? No me jodas, esta es más gigante que Hagrid, fijo vamos.- comentó Sirius con Ron sin perder de vista a Millicent Bullstrode. Lo que les permitió la imperdonable verde que les envió y como echaba a correr antes de que pudieran impedírselo hacia el otro lado.

Para cuando Hermione consiguió noquear al otro rival, prácticamente tenia al armario de Bullstrode encima. Ésta, sabiendo que no era rival para la magia de Hermione, y más sola, se lanzó de cabeza y la atrapó entre sus brazos.

-¡COMO OS ACERQUÉIS LA PARTO POR LA MITAD!- gritó mientras inspeccionaba la sala intentando encontrar una manera de escapar.

-¡HERMIONE!- Gritaron cuatro voces. Remus y Sirius se encararon a la mujer. Ron empezó a contar mentalmente para convencerse que no tenía que lanzarle una imperdonable cuando consiguieran separarlas y George Granger emergió del refugio dispuesto a lanzarse contra la mujer, totalmente asustado pero decidido a salvar a su hija. Remus tuvo que agarrar al hombre al vuelo por que iba directo hacia ellas.

Sirius estaba blanco, Hermione se estaba ahogando y le miraba pidiéndole ayuda. No sabía que hacer. Se puesto a pensar cómo sacarla cuando algo que parecía entre una sartén y un cazo se estampó en la cabeza de Bullstrode con un gran sonido metálico. - ¡SUELTA A MI HIJA PEDAZO DE TROZO DE CACHO DE MORCILLA CON PATAS!- Gritó la señora Weasley mientras le atizaba en la cabeza hasta que la otra se desmayó. El señor Granger soltó un aullido de orgullo antes de lanzarse a abrazar a su mujer y a su hija.

Ron, Sirius y Ron miraban alucinando la escena.

-...Pues ahora creo que me da pena y todo- musitó Sirius en voz baja. mientras apartaba la mirada de Millicent Bullstrode y la fijaba en sus amigos.

-Por Merlín, si vuelvo a cabrear a Hermione, recordarme esto. Aunque al menos, ya sé de dónde a sacado el carácter. Madre mía- estaba diciendo Ron cuando el grupo de Harry y compañía irrumpieron en la habitación. Hermione se separó un poco de sus padres y se acercó a ellos.

Harry corrió hacia ella- ¿Estás bien? ¿Y tus padres?- preguntó Harry preocupadísimo. Antes de que nadie le contestara, la señora Granger se acercó a él y le dió un fuerte abrazo. -Gracias. A todos.- y fue uno a uno abrazando a todos aquellos que habían ido a rescatarlos. Los muggles que habían el refugio también parecieron emerger con cuidado y se acercaron a agradecerles la ayuda. Hermione miraba a su madre enjuagandose una lagrima.

estaban vivos. Sanos. Bien. Aún no se lo podía creer.

Cuando apartó la mirada y pudo ver a Sirius abrazando a su madre con una sonrisa, se le escapó la risa. Se acercó a él, mientras su madre le sacaba los colores a Ojoloco con halagos y abrazos. Todo el mundo sonreía.
-Sirius.- Le llamó ella una vez que le tenia delante.- Yo... quería disculparme por lo de ayer. Te dije algo que sé de sobras que no es verdad y me arrepiento muchísimo. No hay escusa posible para mi comportamiento, pero quería decirte que.. bueno, que lo siento.

Sirius sonrió antes de contestarle. Una sonrisa que le removió el alma, de la sinceridad que derrochaba.- Hermione bonita... hace mucho más que eso para herir a un Black, no te preocupes.- Y acto seguido le guiñó un ojo.- Además, yo no fui el colmo de la delicadeza tampoco.- Hermione rió con él. Era cierto que no se llevaban muy bien... pero era el padrino de Harry y le tenia estima. Bah, también era un amigo, algo insufrible, pero uno con el que se podía contar.

Estaban ya girándose cuando Hermione vio algo en el suelo, cerca de uno de los cuerpos cerca suyo.- Anda ¿y esto?- se preguntó antes de que el objeto soltara un suave brillo que sólo un mago supo reconocer.

-HERMIONE SUELTALO ¡AHORA!.- Gritó Sirius con todas sus fuerzas. Pero para cuando Hermione lo entendió, ya sentía el familiar tirón de ombligo. Lo único que fue capaz de sentir, fue el gesto protector de un cuerpo sobre ella y alguien cogiendo la moneda que tenia en la palma entre sus dedos.

Y así el traslador los desapareció.

-¡HERMIONE!¡SIRIUS!¡NO!.


¿Qué tal? Antes también escribía fics, pero lo dejé por que después de releerlos me quise hacer el harakiri o algo por dañar así las retinas de mis lectores... pero ahora prometo que me he portado bién y he revisado las faltas, así que no me crucifiquéis por eso

Sé que este capitulo no ha tenido mucha tensió y esas cosas, pero para mí era necesário para mandarlos a la conchinchina y que tampoco quedara tan surrealista. Sí, ya sé que queda surrealista.. he dicho TAAAAAAN. Jopé. Y Remus tened en cuenta que lleva dos años feliz que te mueres y va a por el segundo hijo, así que si lo véis menos pesimista cómo es el.. ya lo sé, pero me apetece escribir sobre un papá Remus que ha conseguido su felicidad

No en serio, mil gracias por pasaros. Es la primera vez que escribo un capítulo tan largo, más de 5000 words, y estoy satisfecha con mi trabajo así que espero que os guste tanto a vosotras ¡cómo a mi!

En el próximo capítulo, más acción, más tensión... y más Sirimione!

GRACIAS

PD: Existen los carnívoros, los herbíboros y los reviewboros. Me das de comer? ;A; TY

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