SUSPIRO
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Yacía sentada frente al lago, mirando a la nada y pensando en todo. El suave y cálido viento de verano ondeaba su cabello dorado con sutileza intentando hacerle cosquillas, pero ella no sentía. Frente a sus ojos, en la realidad de su mente viajaban los recuerdos de los días pasados. Veía casi palpable la ocasión en la que se conocieron, la primera vez que él la había salvado. Sonrió con nostalgia al agachar la mirada. ¿Cuánto tiempo había pasado desde entonces?
Levantó los ojos chocolates hacia el horizonte, tratando de invocar la calidez que sólo producía el fuego de un dragón, no por el hecho de ser un Dragon Slayer, sino simplemente por ser él, por ser Natsu. La calidez de estar en su hogar, la reconfortante sensación de estar entre sus brazos siendo salvada de algún peligro mortal, el calor de su resplandeciente sonrisa, el sonido calmante de su corazón latir… Ya no estaría para ella a pesar de que él había prometido lo contrario.
–Lucy –escuchó una tierna voz que la llamaba, haciéndola girarse. La de cabellos rubios sonrió con tristeza al ver a su compañero ahí.
–No deberías estar aquí, ¿sabes? Hoy es un día importante.
–Entonces tú tampoco deberías estar aquí…
–Iré en un rato –respondió la chica con un triste suspiro.
–Estás llorando, Lucy.
–¿Eh? –La chica llevó su mano a la mejilla izquierda descubriendo una solitaria lágrima rodar. –No, no es nada –respondió limpiándose la gotita salada para sonreír tristemente una vez más.
–A mí tampoco me gusta, Lucy –Renegó el pequeño excced azul mientras se acercaba poco a poco a su amiga. En sus pequeños ojos comenzaban a aparecer lágrimas. –Está haciendo todo mal, yo quiero quedarme con Lucy –terminó de decir Happy mientras se aferraba al pecho de su amiga.
La rubia abrazó con fuerza a su compañero. Había comenzado a sollozar con fuerza. Ahora sus lágrimas, antes reprimidas, corrían sin cesar por su rostro, mojando su cuello y cayendo sobre la cabeza de Happy. Ella había comenzado a temblar, una emoción terrible estrujaba su corazón. De a poco, pequeños lamentos comenzaban a salir de sus labios. Se aferró a su amigo, intentando mitigar el dolor de su corazón. Mordía su labio inferior intentando acallar aquel nombre, pero sin éxito.
–¡Natsu! –gritó por fin, haciendo sonar su triste lamento escuchado sólo por los sonidos del bosque y de su compañero alado.
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–Lucy… –susurró en voz baja el Dragon Slayer mirando hacia la enorme puerta de madera.
–Natsu Dragneel –escuchó que lo llamaron de pronto, girando nuevamente su mirada al frente –¿Acepta usted a Lissana Stratuss como su legítima esposa, para cuidar de ella, amarla y respetarla hasta que la muerte los separe? –Preguntó el hombre frente a él.
Todos miraban expectantes esperando nerviosos la respuesta del joven pelirrosa, todos, en especial los inconformes miembros del equipo más fuerte de Fairy Tail. Pero Natsu ya no sabía de sí, todo lo que podía imaginar era el ausente rostro de su compañera rubia.
–¿Natsu? –llamó la chica de cabellos albinos, mirando a su prometido con preocupación.
–Lucy… volvió a murmurar él, observando hacia la gran puerta de la catedral.
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Capítulo único
¡Gracias por leer!
*Huye como desquiciada antes de que las SasuSaku noten que estoy aquí TnT*
