Los personajes no me pertenecen. La trama si!
Prologo
Ella lloraba. No podía parar de llorar. En su corta vida, pocas veces había tiendo una rabieta así. Pero es que ella quería una paleta.
A donde mirara, había niños comiendo caramelos, paletas chicas y otras grades; algodón de azúcar, chocolates de todas formas. Pero ella lo único que quería era una paleta. Una grande y roja. Y en su primera visita al parque, sus padres no le habían comprado nada. Se llevaba un peluche, y alguno que otro juguete, pero ningún dulce.
Hermione conocía el cuidado de sus padres por los dulces, pero parecían extremadamente cuidadosos con los del parque. Ellos hablaban de caries y dientes, pero ella no entendía nada. Salvo que quería una paleta.
Mas allá, lejos de ella, un niño gordo con sus padres se subía a un automóvil cargado de caramelos. Tenia un par en su boca, y otros tantos en su mano, y su madre, una mujer desaliñada, parecía llevar una caja de más de esos para su gordo y afortunado hijo. Hermione lo envidió, quería que sus padres fueran como ellos. Su llanto aumentó, y los padres de ella siguieron la mirada de la pequeña y supieron por qué.
Hermione siguió mirando a aquel afortunado niño, y después reparó el en muchacho que venia tras él. Era un niño delgaducho, y parecía infeliz. A diferencia del chico gordo, él no llevaba nada en sus manos. Toda la familia entró en el automóvil, listos para irse, pero Hermione quedó hipnotizada con el chico delgaducho que miraba por la ventana, triste. Entonces, él alzó la mirada, y se cruzó con la suya. Los ojos verdes de aquel chico mostraban la misma pena que la de ella. Pero la pequeña Hermione se pudo dar cuenta que la de él era más profunda. Y de a poco, el llanto de Hermione fue censando, hasta que la mirada de aquel chico se fue lejos, con aquel auto.
Después, ella se dio vuelta a mirar a sus padres, y ellos vieron una tristeza en los ojos de su hija que, de inmediato, cambiaron de idea, e irían a comprarle un caramelo antes de volver a casa.
- Esperenme aquí, vuelvo enseguida - dijo su padre, le acarició el cabello mirándola sonriente, y volvió al parque, en busca de un caramelo para su hija.
Hermione sabía que sus padres habían mal interpretado su tristeza. Ya no era por el caramelo, sino por aquel chico, por la infinita pena que había visto en sus ojos, que habían tocado y estrujado el corazón de la niña. Y, sin saber como, le había quitado toda gana de comer un dulce. Ahora, todo lo que quiera era que sus padres la abrazaran.
Vio que su padre ya venia de vuelta, con una paleta y una bolsa de pastillas en su mano. Hermione le sonrió, ampliamente, y le agito su manita, contenta de que se preocuparan por ella. Por que la querían.
Entonces, de la nada, mientras su padre le devolvía la sonrisa y apresuraba su paso para llegar a ella, atravesó la calle, impaciente, sin fijarse en nada. pero Hermione si lo hizo, y su madre también, que gritó, fuerte y angustiosamente. Un auto, iba rapito y directo hacia él. Hermione se percató de que el conductor se daba cuenta, pero ya era demasiado tarde, el conductor, ella y su madre lo sabían. Ya no había nada que hacer.
Hermione abrió mucho los ojos, sintiendo que algo se partía dentrote ella. No podía pasar eso, no quería que pasara eso. Cerró los ojos, fuertemente, esperando lo peor. Pero de repente, sintió que algo fluía dentro de ella, algo electrizante, que paró todos sus sentidos. Y cuando volvió a abrir los ojos y a escuchar de nuevo, su padre estaba en medio de la calle, mirando el automóvil, sorprendido y tiritante.
Su madre corrió hasta él, pero ella no pudo moverse. De la nada, se sintió débil y choqueada. Y sólo pudo fijarse en sus padres y en el auto, que estaba parado ahí, sacando humo desde la parte de adelante. Mientras el conductor se bajaba, y miraba sin entender que es lo que había pasado…
Después de eso, Hermione no entendió mucho, sólo que ya estaba dentro del auto, con su familia, yendo hasta su hogar. En la mano, llevaba los dulces que su padre había comprado para ella, y Hermione supo que jamás se los iba a poder comer.
Desde las sombras, una figura oscura miraba la escena, fascinado. Anotando cada detalle mentalmente, con la intención de ser útil y contarle a su amo.
- Esto es bueno - rió entre dientes - me parece muy interesante...
Años después…
Hermione abrió los ojos, asustada. No era la primera vez que tenia ese sueño, pero si en el único que despertó con la sensación de soledad y oscuridad.
Aquel sueño… no sabía por que su mente se lo repetía una y otra vez. Sólo sabía que esa escena, era una de las pocas que recordaba como real de su infancia. Aquello nunca se le olvidaría. El miedo, y terror, la impotencia y después un escalofrió y seguridad. Entonces, no había pasado nada, y su padre se había salvado.
Por mucho tiempo no había entendido aquello, ni sus padres tampoco. Pero ahora si. Había sido magia, pura y real. Y sabia que aquel día la había usado, inconscientemente, a causa de la desesperación y el deseo de salvar a su padre. Por eso ella amaba la magia, por que tenía el poder de salvar a las personas que quería. Y hoy comenzaría su practica, su camino a la grandeza. A saber más y más y ocupar la magia lo mejor posible. Sí, iría a Hogwarts, el colegio de magia y hechicería.
Bajo a desayunar y después vistió con prisa. Hoy tenia que ir a la estación King Kross a tomar el tren que la llevaría hasta Hogwarts. Estaba impaciente, había leído mucho sobre el famoso colegio, pero ya no aguantaba las ganas de estar ahí, de recorrer todo lo que leyó en las paginas en carne y hueso. Esperaba que su primer año en Hogwarts fuera bueno, por que quería estar ahí por mucho tiempo, y esperaba que fuera en las mejores condiciones. Era su sueño hecho realidad.
- Hermione, hija -le habló su madre- te echaremos mucho de menos.
- Hermione, eres una niña muy sensata. Has siempre lo que creas correcto. Tu madre y yo confiemos en tu juicio y sabemos que darás lo mejor de ti.
- Así será, padre - respondió ella, emocionada.
- Y ahora cuídate y prepárate. No olvides pasarlo bien.
Se despidieron con emotivos abrazos. Hermione los echaría mucho de menos. Siempre habían sido muy unidos, y ahora estar tantos meses separados seria duro. Pero los volvería a ver, y ella seria más inteligente. Y podría estar más unida a ellos conversando temas que a veces no entendía. Haría lo mejor posible, para que sus padres se sientan orgullosos de ella.
Con esas ideas, se dispuso a cruzar el anden nueve tres cuartos, emocionada, feliz, impaciente, y cuando lo hizo, se llevó una sorpresa. Confundida, se fijó que no había nada de lo que ella esperaba encontrar.
Aquello no se encontraba en los libros.
OoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoO
- ¿Y bien?¿Está todo listo? - una voz de ultra tumba resonó, en aquel antiguo edificio.
- Si amo, todo esta puesto en marcha.
- Sólo tienen unos segundos para actuar ¿estas seguro de que podrán? - siseó.
- Está todo calculado. Saldrá perfecto, amo.
- Bien, eso espero. - dijo, y el silencio inundó la sala por varios minutos antes de que volviera a hablar. - ¿Estas seguro de que esa chiquilla es la adecuada?
- Es precisamente lo que usted quería, ya la vera con sus propios ojos.
- Si… así será, dentro de pocos minutos, si todo sale bien, ella estará aquí. Habrá deseado nunca cruzar ese portal - rió fuertemente.
Continuará...
Hola!! Si aquí llegó con otra historia. Capaz ya ni me recuerdan, pero tengo otras historias subidas aquí. Si quieren saber pasen por mi profile.
Bueno, no que les pareció, espero que bien. La verdad se me ocurrió esto mientras hace un tiempo ya, pero no sabia como plasmar la historia, hasta que un día ate cabos y puse en marcha lo que tenia en mente. Tuve que fijarme en varios detalles, ya se darán cuanta a medida que avancen los capítulos.
Además, esto es sólo el prologo, y en el siguiente capitulo se sabrá que le paso a Hermione y otras cosas más.
Buenos, espero que me lleguen sus comentarios. Los espero.
Verito.
