Beyblade no me pertenece...
Morir implica dejar atrás todas las cadenas que atan nuestros pensamientos y acciones; morir es sinónimo de libertad…
~oO08( Morir para Ser Libre )80Oo~
Por Kiray Himawari
Capítulo I El Asesino
~Rei~
Hacía tiempo que no teníamos una reunión así, en especial luego del torneo BEGA seis meses atrás. Justo en ese momento la BBA había decidido hacer un pequeño torneo para reunir a la mayoría de los equipos; americanos, europeos, chinos, rusos y japoneses eran los primeros en la lista. Estaríamos allí reunidos para disfrutar el evento.
Ese día el sol brillaba y las escasas nubes sobre la multitud comenzaban a dispersarse aclarando el cielo azul. Las personas clamaron eufóricas cuando nuestro equipo hizo su aparición, allí en medio del escenario estábamos los legendarios Bladebreackers. Y allí iba Tyson con su inquebrantable entusiasmo, Max con su sonrisa radiante, Kenny ocultándose tras su computadora portátil, Kai con sus ojos cerrados y brazos cruzados en su usual pose y Hilary sonriendo para las cámaras; yo por mi parte me dediqué a observar el panorama al cual ya me había acostumbrado. Ahí estábamos, emocionados a más no poder, incluso a Kai lo vi sonreír discretamente.
Era tan hermoso ver cómo con el tiempo todos nos habíamos convertido en buenos amigos, quizá no en mejores amigos, pero sí existía ese lazo filial que nos unía, ese lazo que se había convertido en inquebrantable en el Lago Baikal, justo el día en que Kai decidió tomar nuestras manos para salir de esa oscuridad que negaba en silencio.
Había notado desde entonces los cambios que mi amigo bicolor había estado experimentando, incluso en las últimas semanas lo había percibido más. A pesar de que intentaba mantener su fachada de indiferencia, sus acciones nos decían que le preocupábamos y que le importábamos; la manera en cómo nos regañaba, sus desapariciones con retorno y su inquebrantable orgullo que no le permitía admitir sus sentimientos. Estaban las señales, nos consideraba sus amigos.
Sin embargo, en las últimas semanas las cosas habían estado un poco más caóticas debido a la excitación de ver de nuevo a nuestros rivales. Tyson sentía la adrenalina de la beybatalla desde el momento en que el Sr. Dickenson nos anunció lo que pasaría. Aquel hombre que se encargó de unirnos una vez, ahora era quien nos convocaba para una nueva batalla, para una nueva era en el Beyblade.
Las diversas situaciones no se hicieron esperar, todos sabíamos que era tiempo para que la BBA surgiera de nuevo, para que los problemas quedaran en el pasado y todos intentáramos volver a cierta calma que se nos había sido arrebatada en aquellas amargas experiencias. Max también se había emocionado mucho, puesto que el saber que los americanos vendrían para el evento era sinónimo de que su madre estaría allí con toda seguridad y bien es cierto que Max deseaba ver a su madre luego de tantos meses de ajetreo en el trabajo.
Hilary y Kenny no dudaban en expresar sus alegres pensamientos acerca de cómo esperaban que fuera el torneo, todo parecía traer nuevas cosas, nuevos rumbos, nuevos momentos y aventuras juntos. Incluso Kai parecía inquieto con la mera idea. No entendía qué pasaba por su mente, pero estaba convencido de que este evento era algo grande para él, algo realmente esperado. Llegamos incluso a creer que su emoción radicaba en la visita de sus compatriotas y familiares, los lunáticos rusos.
Habíamos descubierto casi por error que esos chicos eran más que compañeros de equipo, eran hermanos de vida, hermanos de destino. Era una relación casi imperceptible para las personas que teníamos prejuicios contra ellos, mas una vez viendo de cerca, cualquiera podría decir que entre ellos había una conexión especial, una que entre nosotros no compartíamos, una conexión surgida de la empatía y la comprensión. Y aunque pensábamos que ésa era la razón de su inquietud, pronto nos dimos cuenta que no era así. Los rusos habían visitado a Kai días antes del evento, por lo que la intriga fue quedando poco a poco en el olvido mientras la fecha máxima se aproximaba.
El sonido de la música de fondo me despertó de mi ensoñación al tiempo que los fanáticos gritaban nuestros nombres y el de los otros equipos. Repentinamente el Sr. Dikinson tomó posesión del micrófono dirigiendo sus palabras a la plaza repleta de personas amantes del Beyblade...
I'm not goin down, I'm standin my ground,
You haven't seen the last of me,
Until I'm the best, an put to the test,
I'm lookin' for a victory!
No voy a darme por vencido, estaré de pie en mi tierra,
No has visto lo último de mí,
Hasta ser el mejor, una puesta a prueba,
¡Estoy buscando la victoria!
— Buenas tardes, fanáticos y beyluchadores — habló —, hoy será un día memorable porque hoy una nueva era en el mundo del Beyblade empieza. Algunos de ustedes han estado esperando por otro campeonato mundial y quiero decirles que dentro de seis meses al fin dará inicio… —
Tan pronto como dijo esas últimas palabras la multitud gritó enloquecida, mas no sólo los fanáticos lo hicieron, también los beyluchadores estábamos disfrutando la nueva información que, aunque las sospechas estaban desde antes, la confirmación lo hacía aún mejor. Obviamente queríamos retarlos a todos y todos querían enfrentarnos, la nueva etapa en nuestras vidas y en las del Beyblade comenzaban…
I'm bringin the wind, I just can't be beat.
I'm not gonna fall, I won't accept defeat,
Gone on the days of losin ground
I'm takin it all to the next round!
Atrayendo al viento, sólo no puedo ser vencido
No voy a caer, no aceptaré la derrota.
Se fueron los días de perder terreno
¡Lo tomaré todo en la siguiente ronda!
— Sé que probablemente es poco tiempo luego del torneo BEGA, sin embargo, hemos discutido y llegado a la conclusión de que la mejor manera de comenzar de nuevo la BBA es con un nuevo torneo, el cual elevará el espíritu del Beyblade — todo mundo aplaudió y gritó con alegría. Sí, sería un perfecto comienzo…
~Rei~
Siempre era difícil aquello. No sabía porqué tenía que ser así, a veces la vida no parecía tan justa. Después del torneo BEGA, su fénix no había regresado a él y sin su fénix era como tener sólo una fracción de su alma. Gracias a ella había tenido el coraje de rebelarse ante sus oponentes más despreciados, había tenido el coraje de levantarse de nuevo en cada batalla de vida y de Beyblade, la tenacidad para enfrentarse a Brooklyn una vez más y salir victorioso. Así que un nuevo torneo sin ella no sería lo mismo, nada tendría sentido sin Dranzer.
Absorto en sus pensamientos sintió un temblor recorrerle con parsimonia todo el cuerpo cuando una mirada estremecedora recayó en él. Abrió sus ojos rubí que había mantenido cerrados intentando imaginar cómo sería un torneo sin su fénix… Gente en todas direcciones, el sonido elevado de la música, el público moviéndose en los alrededores con dificultad. Pronto su vista comenzó a inspeccionar con detenimiento a los alrededores intentado encontrar esa mirada que le había provocado escalofríos.
— ¿Kai?, ¿me estás escuchando? — inquirió Tyson.
La voz de Tyson llegó a sus oídos, abandonando así sus pensamientos y cambiando su expresión preocupada; inconscientemente sus cejas se habían contraído y sus ojos entrecerrados escaneaban el área en busca de alguien…
— ¿Kai? — esta vez fue Rei — ¿Estás bien? —
El bicolor miró en aquel par de ojos dorados… En los ojos de Rei pudo ver preocupación por él, quizá…
— ... ¡Bladebreackers! — los aplausos inundaron el ambiente.
Las cámaras los enfocaron inmediatamente... Y la sensación lo hizo presa de nuevo…Tyson saltó al centro del escenario provocando un sonido estridente que viajó por las macrobocinas distribuidas por toda la plaza… Esa mirada la sentía sobre su piel siguiendo cada gesto que su rostro expresaba...Tyson abrió su boca para decir algo… Sus vellos se habían erizado, algo pasaría… Y de pronto el sonido de un disparo silenció los gritos felices...
-?-
El sonido hizo eco en su mente. Cerró sus ojos y sus manos apretaron con fuerza la orilla del lavamanos. Cada mañana de cada día escuchaba el sonido de ese disparo. En su mente trató de ocultar ese sentimiento de culpa por la acción que había hecho años atrás, seis años atrás para ser precisos. Suspiró mientras su mente intentaba bloquear aquellas memorias. Había tratado de olvidar ese día, cuando lo mató a él.
-?-
Ahora un silencio inquietante seguido por el sonido de un cuerpo cayendo sobre el escenario… Su angustia se había convertido en realidad…
I'm not gonna stop till I hit the top,
It's the only place to be,
Prepare for the day, I'm comin your way,
You haven't seen the last of me!
No voy a detenerme hasta tocar la cima,
Es el único lugar para estar,
Prepárate para el día en que concluiré tu destino,
¡No has visto lo último de mí!
Rostros horrorizados observaban lo que estaba ocurriendo sobre el escenario; Kai Hiwatari había sido baleado. ¿Quién? ¿Por qué? A nadie le importaba en ese momento, lo más importante era salvar la vida de Kai.
Había regresado a la realidad cuando Tyson le habló y cuando escuchó la voz de Rei solamente para ver que tenía que enfrentar a una multitud, mas pronto perdió su balance cuando un disparo colisionó en su pecho perforando a su paso su pulmón derecho. El dolor comenzó a viajar por todo su cuerpo al mismo tiempo que el sonido del disparo invadía aquella plaza. Estaba realmente asustado porque su visión se hacía borrosa y pequeños puntos negros empezaban a aparecer en su campo de visión; estaba perdiendo la conciencia. Podía sentir el final de su vida.
Nadie pudo atrapar el cuerpo de Kai colapsándose porque nadie esperaba semejante situación. Cuando los chicos reaccionaron Tyson y Max saltaron para alcanzar a Kai que ya yacía en el escenario. El pánico comenzaba a crecer en cada uno de ellos. Rei se acercó lo más rápido posible, Hilary y Kenny estaban petrificados por la visión frente a sí. El cuerpo rígido debido al esfuerzo tremendo que hacía el bicolor por intentar levantarse y pelear por su vida; la gran cantidad de sangre que brotaba de la recién herida y de sus labios debido al pulmón perforado; así como también esos intentos de articular palabras mientras lágrimas emanaban lentamente de sus orbes.
— ¡Kai, no te esfuerces! — gritaba con desesperación Tyson — ¡Oh por dios, un médico! —
Su respiración era difícil debido a la sangre que comenzaba a embargar las vías respiratorias…
— ¡Una ambulancia! — gritó un beyluchador que no alcanzó a reconocer debido a las diversas reacciones que ocurrían en su cuerpo y mente.
El Sr. Dickinson le hablaba a Kai en un intento por no permitir que cayera en la inconciencia. En menos de un minuto los rusos, su familia, estaban junto a él brindándole los primeros auxilios en lo que la multitud le habría paso a la ambulancia que estaba a unos veinte metros del lugar.
— ¡Kai, resiste! — escuchaba en su lengua materna mientras sus párpados cedían ante la sensación de ensueño por la que estaba pasando.
Bryan aplicaba presión en la herida con su eterna bufanda blanca tiñéndose de rojo en un intento por detener la hemorragia. La tos de Kai salpicaba sus ropas, pero no les importaba. Yuriy continuaba con la labor designada de verificar sus signos vitales de manera rudimentaria. Spencer intentaba ayudar a los encargados de seguridad para evitar que los fanáticos llegaran hasta el escenario, mientras que Ian intentaba abrirle paso a la ambulancia de la cual ya descendían los paramédicos con la camilla y los utensilios necesarios para atender al bicolor.
Tyson permanecía a un lado de Bryan luchando por la urgencia de no sacudir a su joven amigo en una desesperada acción para que no se rindiera en la batalla. Max le brindaba un abrazó a Hilary queriendo mitigar la sensación de miedo y frustración al no poder hacer nada en aquellos momentos. Rei y Kenny intentaban ayudar al Sr. Dickinson que, debido a las circunstancias, experimentaba una baja de presión.
Inevitablemente cada uno de sus amigos y familia fueron hechos a un lado con el objetivo de maniobrar en las labores paramédicas. Los signos vitales que Yuriy había indicado ayudaban a la pronta acción, la libertad ganada gracias a Spencer en el escenario era algo que en verdad resultaba pieza clave, así como los esfuerzos de Ian por dejar el paso libre. Bryan intentaba sostener a Tyson para que no brincara sobre la camilla que ya llevaba al bicolor hacia la ambulancia.
El sonido de las puertas cerrándose, el motor acelerando y la sirena haciendo eco en un aplaza silenciosa debido a la consternación que había provocado el atentado fueron las cosas que quedarían grabadas en la mente de cada uno de los testigos. Pronto el vehículo de urgencias médicas dejó de escucharse en la distancia para dar paso a panorama apocalíptico que había conseguido el atentado…
Como vaso que cae en una habitación silenciosa la ira se hizo presente en todos allí. La seguridad ya había actuado y ningún presente había podido retirarse, aunque en realidad nadie lo quería hacer. Los medios de comunicación ya buscaban en sus grabaciones posibles sospechosos o pruebas del lugar de donde había provenido el disparo. La urgencia por correr de un lado a otro en frustración era cada vez más evidente. El Sr. Dickinson ya era atendido por otra ambulancia que estaba allí como el protocolo de seguridad integral lo marcaba para los eventos masivos.
Sin darse cuenta todos se encontraban allí como leones enjaulados sin saber qué hacer o a dónde ir. Las cosas habían pasado en menos de cinco minutos. El llanto en todos los presentes sin excepción estaba allí, fanáticos, simples transeúntes, conocidos, amigos, familia, todos expresaban su frustración de diversas formas. Todo pasaba lento y sin sentido hasta que Tyson reaccionó y llegó la urgencia de saber exactamente lo que había ocurrido. Bryan le secundó gritando exigiendo saber quién había sido el responsable de semejante atrocidad. Pronto todos los beyluchadores presentes proclamaban por el insolente capaz de semejante acción repulsiva.
La seguridad hacía todo lo que en sus manos estaba para atrapar al responsable. En un abrir y cerrar de ojos el perímetro estaba cerrado, todo testigo ocular y asistentes al evento, además de los simples transeúntes, eran llamados a testificar y revisados y escaneados en busca de un arma de fuego. Para ese entonces los beyluchadores, o la gran mayoría, ya se encontraban dentro de las instalaciones de la BBA, todos custodiados en precaución por algún otro posible altercado.
-o-
Yuriy trataba de estar calmado, sin embargo, sus intentos no funcionaban. Había pasado de dar vueltas en la sala de espera hasta probar uno de esos trucos baratos de relajación, sinceramente nada de eso podía apaciguar esa sensación de furia y de tristeza entremezclada. Hacía más de una hora que habían llegado al hospital y no había noticias de absolutamente nada, ni médicas ni judiciales, incluso ni siquiera tenía noticias de cómo habían seguido las cosas allá en el evento.
Pronto se sintió frustrado y cansado de esperar y al fin tomó asiento en la sala en uno de esos sillones que se supone brindan comodidad a los familiares y amigos de los pacientes. Otra hora más pasó y finalmente los compañeros de equipo de Kai estaban allí y, por supuesto, los rusos.
Todos estaban allí luego de haberles dado la autorización para abandonar la sede de la BBA bajo el argumento de que su amigo y hermano estaba allí sólo, necesitando de su apoyo y presencia. Sabían que Tala había subido con él en la ambulancia, mas no saber nada era lo que en verdad les molestaba. Incluso en ese momento deseaban escuchar las últimas noticas de los labios del pelirrojo ruso.
Yuriy sabía que tenía que dar explicaciones sobre el estado de su hermano, pero simplemente no podía hacerlo. El temblor en su cuerpo no parecía querer abandonarlo, esas lágrimas que amenazaban con salir sólo empeoraban ese nudo que se había formado en su garganta cuando un infarto atacó la ya de por sí vida al límite de Kai. Aún recordaba esos instantes que le habían parecido eternos en los que el corazón de su hermano había colapsado. Los paramédicos habían tenido muchos problemas debido al estado de gravedad en el que se encontraba el bicolor.
El pulmón perforado por la bala no era el único "problema", sino que la sangre comenzaba esparcirse por los demás órganos, así mismo por las vías respiratorias, provocando que Kai estuviera a punto de ahogarse en todo momento. Su corazón había sido otro de los problemas que, debido a todos los hechos de su pasado y presente, se había debilitado. El infarto fue casi el motivo de la muerte de su hermano, pero gracias a la habilidad de aquellos hombres Kai había ganado la primera batalla y había conseguido llegar al hospital con vida.
Y desde la llegada al hospital solamente había escuchado que el bicolor sería ingresado a la sala de quirófano número 5 en donde se decidiría el destino que había firmado la sentencia desde su nacimiento. Deseaba poder hacer algo con sus propias manos, deseaba poder regresar el tiempo y evitar aquella tragedia, pero la realidad era que el tiempo no volvía, el tiempo seguía avanzando sin detenerse un segundo siquiera.
Los chicos que entraban le lanzaban miradas inquisidoras desde el momento en que alcanzaron a verlo. No hacían falta palabras, la pregunta era obvia a ojos de todos… ¿Estaba vivo? Ni él mismo lo sabía en ese instante, una hora era suficiente para que una revolución se desencadenara y ni qué decir de la muerte de una persona. Su figura se fue hacia delante reposando los codos en las rodillas y sus manos cubriendo su rostro preocupado. Los otros al leer su lenguaje corporal sabían que no había qué decir, el pelirrojo tampoco sabía nada.
Y es que la herida que había recibido Kai parecía grave, no sabían de medicina, pero la cantidad de sangre fluyendo fuera de su cuerpo simplemente decía que no era algo bueno, mucho menos sencillo. La palidez de su rostro, la sangre emanando de sus labios y fosas nasales… Las lágrimas. Los ojos de Yuriy se humedecieron inevitablemente… Sabía que el bicolor podía morir. Poco a poco fueron acercándose a la sala y tomando asiento en silencio. No había bromas para aligerar la tensión del momento porque simplemente la situación parecía ajena e irreal.
Las sonrisas, los gestos burlones, las frases sarcásticas y la alegría no tenían cabida en ese momento, únicamente la esperanza y las plegarias parecían encajar. Tyson observaba en silencio a los rusos. Sabía que esos chicos compartían las experiencias suficientes como para ser hermanos, había aprendido a leerlos entre líneas: "bastardo", "estúpido", "imbécil" figuraban en la lista de apodos filiales. Sus ojos se cerraron en un intento por reprimir la salida de las lágrimas. Sin embargo, entre sus pensamientos erráticos, llegó un susurro en una lengua extraña, ruso probablemente. Levantó la vista y vio a Bryan con las manos fuertemente asidas entre sí. El joven ruso estaba orando, orando por la vida de su hermano.
¿Quién iba a pensarlo? Siempre había pensado que los rusos eran indiferentes a las plegarias, pero allí estaban suplicando a su dios para que su hermano librara los peligros. No era muy común que lo hicieran en público, pues después de todo la fe era lo único que los había mantenido con fuerzas para vivir en la abadía y por ello se había convertido en algo importante para ellos, aunque lejos de los ojos ajenos. "Dios" era la única puerta a la esperanza. Por supuesto que en algún momento habían renegado de la presencia omnipotente de ese ser, sin embargo, era la única cosa que les podía engañar para mantener una esperanza que parecía ir muriendo a cada instante, y, aunque digan que la esperanza muere al último, sabían que el bicolor podía morir antes que perder la esperanza.
El tiempo pasaba lento entre aquellas palabras silenciadas que escondían el miedo a la muerte, el miedo al cambio. Los rusos habían llegado a la conclusión de que después de la muerte no había nada que pudieran recordar luego del trágico suceso, así que si la muerte llegaba no habría más, iba a ser el fin de todo. Bryan ahogó un grito de frustración pasando sus manos por su rostro de una manera exasperada. Ya no podía soportarlo, la intriga, la angustia, el dolor eran demasiado para tenerlos en su pecho y sin pensarlo siquiera se puso de pie y caminó hasta pararse frente al asiento del pelirrojo, quien al sentir la presencia frente a sí levantó el rostro y se paró sabiendo bien lo que necesitaban en ese momento tan asfixiante. Mirándose a los ojos llegaron a la conclusión de que ambos necesitaban saber que estaban el uno para el otro, y que si ellos estaban juntos iban a ser de más apoyo para Kai, eran hermanos después de todo.
Un cálido abrazo. Un cálido abrazo era como Rei podía describir lo que veía desde su asiento. Los rusos, Bryan y Yuriy, estaban llorando cual niño que se pierde en un centro comercial y busca ansiosamente por su madre. Se veían tan perdidos… Y de pronto su corazón sintió un vuelco, los rusos estaban preocupados, casi al borde de perder la fe, ¿acaso era tan grave lo que ocurría? No quiso pensar en la verdadera respuesta porque en el fondo sabía que no le iba a gustar. El olor, color y afluencia de la sangre de Kai aún estaban jugando en su mente, las cosas no parecían ir muy bien desde el momento en que el disparo había sido ejecutado, en definitiva el sentimiento de derrota no le gustaba para nada; esperaría y rezaría a su propio dios para que todo saliera bien.
El silencio ni siquiera era definitivo, sólo salía a relucir en breves momentos cuando las enfermeras no atravesaban los pasillos o cuando se silenciaban los llamados a los diferentes médicos que eran solicitados por el altavoz. El tiempo parecía estar en su contra, parecía que pretendía matarlos de a poco incrementando la actividad cerebral a niveles insospechados por el hombre, viajando de un lado a otro a las posibilidades de la vida y la muerte; el tiempo los odiaba. Y como en las películas comenzaron a moverse de un asiento a otro intentado gastar el tiempo, el cual parecía haberse detenido ya; de pie, en los asientos, en el piso, caminando de un lado a otro y de vez en cuando llorando en el hombro ajeno eran como podían dividirse las diferentes actividades en aquella sala de espera.
Diez horas. Diez malditas y eternas horas sin respuesta. Sentían que había pasado una eternidad, pero los relojes sólo indicaban diez tortuosas horas de espera. Había pasado una enfermera en algún momento para informarles del sitio en donde se encontraba la cafetería, viendo que ninguno de ellos se había movido ni un solo momento lejos de allí. Nadie quiso moverse a voluntad propia, ni a insistencia de alguien más; se suponía que debían estar allí para cuando llegaran a anunciar las buenas noticias. No iban a dejar morir la esperanza y la fe en un milagro. Luego de veintisiete minutos más hizo su aparición un hombre vestido en una bata desechable azul, o es lo que podían intuir tras la sangre que se veían aun fresca, alto y de piel blanquecina. Su rostro lucía cansado y gotitas de sudor se esparcían por su frente haciendo un descenso por sus mejillas, caminó hacia ellos y preguntó por Yuriy Ivanov.
Todos allí contuvieron el aliento mientras que el pelirrojo se ponía de pie intentado mantenerse sereno, aunque parecían una tarea imposible debido al nerviosismo y miedo que le estaban embargando con más fuerza. El silencio era insoportable. El médico había decidido hablar con el pelirrojo a solas, por lo que lo alejó de los chicos dirigiéndose a uno de los pasillos vecinos. Allí su voz firme y segura se transformó en piadosa y resignada…
— Está vivo — fue lo primero que pronunció.
El doctor se había identificado con anterioridad como Ryo Ebisawa.
— ¿Está fuera de peligro? — fue lo único que pudo articular luego de intentar pensar en algo más que decir y de que sus pensamientos y corazón lo traicionaran
— Joven Ivanov, — llamó con aquel tono que remonta a explicaciones tan absurdas como el intentar entender que cielo no es azul — desafortunadamente es algo que no podría contestarle con certeza. Su estado es crítico y no me aventuraría a dar ningún pronóstico esperanzador o terminal. Por ahora sólo nos queda esperar y ver su evolución. —
Para el pelirrojo eso no era una respuesta suficiente, necesitaba saber más, entender lo que estaba pasando.
— ¿Qué tan grave fue el disparo? — inquirió con temor en su voz.
— Pues, — largó un suspiro para comenzar a intentar una explicación — llegó con el pulmón derecho perforado, lo que provocó que sus demás órganos se vieran en riesgo debido a la hemorragia interna, el otro pulmón estuvo en riesgo también debido a que la sangre también hizo su aparición allí. Su presión se elevó peligrosamente de camino, sin embargo, descendió cuando se presentó el infarto. No estamos seguros hasta qué punto pudo haber algún daño cerebral por la falta de oxigenación y la contusión que tuvo en su lóbulo temporal derecho que suponemos fue debido a la caída. — el Dr. Ebisawa aguardó unos segundos antes de continuar — Joven Ivanov… —
— Va a vivir, ¿cierto? — interrumpió.
En su mente repasaba los posibles escenarios y ninguno de los que imaginaba encajaba en un mundo feliz. ¿Qué sería de ellos sin su hermano? Habían aprendido a vivir juntos, a molestarse, gritarse y apoyarse bajo cualquier circunstancia y si Kai moría ahora los sueños de vivir la libertad se irían al carajo.
— Le repito, Joven Ivanov, que no puedo decir algo concreto, que no puedo asegurar nada, por el momento nos hemos visto en la necesidad de etiquetarlo como "pronóstico reservado", sólo queda esperar. — y, saliendo de los límites permitidos, se permitió apretar suavemente el hombro del pelirrojo como símbolo de empatía.
Esta acción, más allá de rebasar los límites de médicos, le brindó un desasosiego al ruso.
-?-
Se miró al espejo por un instante. Sus ojos reflejaban una culpabilidad imposible de aguardar en el pecho y mente mientras sus facciones eran resultado de un agónico cansancio. La edad que comenzaba a aparentar no era la realidad, no había un rastro de jovialidad y ni siquiera sus actitudes lo ayudaban. Su esposa había estado bastante preocupada por él y no había un solo día que olvidara preguntar si podía ayudarle en algo. Él siempre negó que existiera un problema, él jamás aceptaría ante ella el atroz asesino que era.
Cerró sus ojos y sintió un par de lágrimas luchando por abrirse paso en los lacrimales. Si tan sólo el destino le hubiera permitido borrar esas memorias que le traían culpa, quizá sólo así podría seguir su vida sin tener que tener esas regresiones en donde estaba allí frente a su víctima. El remordimiento siempre había estado, sólo que a cada instante aumentaba. Él, el asesino.
-oO080Oo-
¡Gracias de antemano por sus lecturas!
Notas: Quiero aclarar que este es un proyecto que tenía pensado hace años, en verdad años, pero hasta hoy día se me hizo revisarlo y por ende poder compartirlo. No prometo realizar actualizaciones muy seguido porque me es un proyecto complicado para mí, pero de igual manera quería ponerlo en un lugar donde pudiera verlo y sentirme en la obligación de continuar. Si notan algo fuera de carácter a los personajes no me golpeen por favor pues sólo estoy tratando de seguir mis instintos. Saludos :D
Dudas, quejas, sugerencias, comentarios, ideas, etc., ¡Bienvenidos!
