¿Ambar?

Sakura CC no me pertenece =) aun así espero disfruten de este primer capítulo y que me digan si quieren que lo continúe! muchas gracias!

Capítulo 1:

¿AMBAR?

Me despertó de golpe, y lo reconozco, estaba demasiado asustada para ir a ver que era. Había chocado contra mi ventana ese lluvioso día de julio. ¿Había venido volando? Ni siquiera sabía que era, desde mi cama solo podía ver la forma obscura de unas alas que intentaban despegarse inútilmente del techo mojado.
Me cubrí la cabeza con el cobertor, y deje un hueco para poder ver el momento en que se acercara.

Aferraba a kero lo más fuerte que podía, quizás el podía impedir que el monstruo se acercara, pero era inútil, mi oso de felpa de seguro estaba incluso más asustado de ser desgarrado que lo que yo estaba.
Vi como habría mi ventana e intentaba aferrarse del borde para no resbalar por el techo. Por fin se decidió a escalar dentro de la habitación. Estaba empapado. Dejo mi escritorio que estaba ubicado justo bajo mi ventana, todo mojado; pasó a llevar unos cuantos adornos en su esfuerzo casi desmesurado por entrar rápidamente. Tanto fue así que resbaló del escritorio y cayó al piso, junto a mi cama.
Salte del susto e intente quedar lo mas quieta posible para que no me notara. Quizás no funciono tan bien como lo esperaba pues mi respiración entrecortada me delataba lastimosamente.
Fue suficiente un sollozo para llamar su atención, lo vi mirar en mi dirección con la vista sorprendida y preocupada. Ese tipo de expresión que solo ves en alguien que está a punto de morir o que el profesor de matemáticas le anuncia que recibió una F; inexplicablemente asustada.
Se paró lentamente, sus manos temblaban. ¿Acaso tenía el más miedo del que incluso yo podía tener? No lo creía, mi corazón latía tan fuerte que creía se saldría en cualquier momento, sentí como lágrimas comenzaban a salir.
No quería morir, pensaran, a mis 7 años era un pensamiento un tanto pesaroso, quizás era mis instintos aun dando indicios de existir, de lo que si podía estar segura era de que no deseaba morir. Y mi miedo y desesperación crecían conjunto esa mano blanca y temblorosa se acercaba lentamente para levantar la manta que me cubría. Empezó de a poco y finalmente la levanto completamente.
Cerré los ojos, apreté a kero contra mi pecho, y espere como conejo asustado que cree que si no te ve, entonces tu tampoco lo vez. De pronto mi corazón dejo de latir tan fuerte, fue casi como magia, el alivio que sentí, me había resignado a morir y todas mis preocupaciones habían desaparecido. Me inundo una tranquilidad propia de una medusa, respire hondo y sentí mi corazón detenerse por esa eterna fracción de segundo en la que ya no sentía miedo ni esperanzas, pues era un sentimiento tan propio de la muerte como lo era de la vida. Fue como un último gran suspiro que se llevaba con el mi alma en paz.
Pero el impacto final demoro demasiado, el cuchillo afilado con el que había imaginado mi muerte se retraso lo suficiente como para que mi corazón diera un nuevo latido y me trajera de vuelta a mis pies. El miedo regreso y la angustia con la interrogante presente de ¿Cuándo, cuando? La curiosidad me pudo cuando sentí una mano acariciar mi cabello, y casi inconscientemente mis ojos se abrieron al tiempo que las lágrimas se detenían. Y fue ahí que lo vi por primera vez, su mano no era blanca pero de un tono moreno dorado, fina y delicada mientras dejaba mi cabello para apoyarse sobre el costado de la cama, su ropa era común, pero estaba desgarrada, y el agua no había logrado borrar la sangre que antes ahí se alojaba.
Vi como tragaba duro, segundos antes de que sus ojos cazaran los míos. ¿Cómo es posible describir un color como ese? ¿Una puesta de sol? ¿Las rocas de un río, la miel de un panal? ¿Resina, azabache, pardillo…la savia de un árbol? Ámbar. Ese era el color.
Hizo una mueca para asegurar mi silencio, al tiempo que pronunciaba un casi imperceptible "shhhhhh". Decidí aliviar su preocupación con un movimiento de cabeza, sonrió; y justo cuando creí se proponía a hablar, algo lo distrajo. Tras una rápida mirada hacia la ventana, me miro y luego jalo fuertemente de mi brazo. En segundos estábamos bajo mi cama, puso su mano sobre mi boca para obligarme a no gritar y disminuir el sonido de mi respiración. Por fin lo oí decir junto a mi oído… "shhhhhh" a lo que yo asentí nuevamente intentando disipar las lágrimas que brotaban nuevamente cerrando los ojos fuertemente.
Sentí su brazo aferrarme obligándome así a quedarme quieta tal como él lo estaba.
Fueron 5 segundos los que pasaron, los cuales fueron más que eternos, tan eternos que cuando sentí algo saltar al piso de mi habitación desde la ventana, mis esfuerzos por evitar mi impresión y gritar hubieran sido en vano sin la ayuda de la mano del chico, que había ahogado factiblemente mi grito.
Por debajo de la cama solo podía ver dos zapatos, puntiagudos, negros y mojados; Como de oficinista desaliñado, los que se paseaban de lado a lado en busca de algo, ¿De mi? No lo creía de seguro lo buscaban a él.
Dio unas cuantas vueltas más, abrió mi armario y destrozo todo orden que pudo existir en el. Sus pies se dirigieron a la ventana, ya se iba, eso era todo y nuevamente, no moriría.
Deje escapar un suspiro, tenue, minúsculo tan sutil que fue increíble el ver como sus pies retrocedían por donde habían venido, me había oído, casi pude imaginar la sonrisa triunfante en su rostro. Se agacho junto a la cama y su mano se aferro al cobertor, lo levanto de golpe y puso sus manos nuevamente en el suelo. Me dije estúpida, estúpida, mis lágrimas corrían nuevamente, veía como se agachaba para comprobar que no había nadie bajo la cama.
Poco sabía el que se encontraría con un panorama digno de un asesino profesional. Con la presa frente a sus ojos sin salida posible.
Vi su cara de fisonomía fría, 40 o 45 años no más ni menos, cabello grisáceo y con ojos negro profundo que contrastaban con su larga cabellera. Su mirada encontró la mía pero su expresión era extraña. Miro a nuestros pies y luego a la otra esquina de la cama, como si buscara algo que no era nosotros, Ignorándonos completamente.
Era como si no viera que estuviéramos ahí junto a el.
El chico de ojos ámbar me aferro más fuertemente cundo el intruso se dispuso a estirar una mano para palpar el piso, y así asegurar que todo estuviera en orden. La mano se acercaba donde estaba yo y para que me tocara solo faltaban milímetros.

Armand! – oí gritar desde afuera a quien posiblemente era su compañero de casería. Vi como su mano se alejaba y su expresión cambiaba de satisfacción a decepción, bajo el cobertor y salió por fin por la ventana.

¿Y?- su compañero nuevamente, seguramente se refería a nosotros obviando un: "¿y lo encontraste?" y si de todas las cosas que me han impresionado en mi vida tuviera que nombrar una seria esa, Esa respuesta que dio pues no tenía sentido, lógica ni razón.

Nada, vámonos- nada, como era posible, si yo estaba ahí, lo había mirado a los ojos, ¿cómo podía ser que él no me hubiera visto? no me vio… pero el chico que ahora dejaba su agarre de mi no parecía impresionado. Me saco de bajo la cama y me tranquilizó con un "ya estas a salvo". Estaba demasiado atónita como para hacer preguntas, pronunciar alguna palabra coherente o siquiera emitir algún sonido que no fuera confundido por sollozos. Note que sus alas habían desaparecido, ¿habían sido imaginación mía? No lo creía, pero quizás si lo fue.

Sakura ¿no? – lo vi pronunciar mi nombre con tono de interrogación mientras sujetaba mi gorra de la escuela que llevaba ni nombre escrita en ella. Asentí y no pude evitar sonreírle. Al ver que se la ponía y hacia muecas graciosas al ver que era demasiado pequeña para él. De una sonriente su mirada paso a ser seria y decepcionada. Miro hacia la ventana, y luego bajo la cabeza en forma de pesar.

Me llaman, me tengo que ir lo siento – de seguro yo lo sentía más que el. Mire al suelo, pero mis ojos ya no tenían lágrimas. ¿Y si el tipo regresaba? ¿Y quería matarme, comerme o lo que fuera que quería? Lo mire con preocupación intentando darle a conocer mis sentimientos.

Me buscaban a mi no a ti Sakura, tranquila no te pasara nada –asentí, y no fue por cortesía, realmente creí lo que decía, pero no podía evitar temer a lo que podía acontecer, de seguro noto la preocupación en mi porque inmediatamente saco algo de su cuello y lo ato al mío.

Lo mire interrogante, agarrando el colgante para mirar un hermoso corazón de cristal color ámbar amarrado a un cuero.

Si tienes miedo, estas en problemas o algo pasa piensa en mí, y no tardare en venir. Okay? – asentí nuevamente, parecía que por esos tiempos era lo único que sabía hacer, pero las palabras estaban atascadas en mi garganta, y era imposible hacerlas salir entre el hipo y las lágrimas.

Pero Sakura, no me llames por lo que sea ¿entiendes? Solo si realmente me necesitas ¿entendido? – su agarre sobre mis hombros me hizo entender que sus palabras eran serias y que debía cumplirlas

Entiendo…- pronuncie por fin, entrecortado, desafinado, y dando pie a otra convulsión de llanto… estaba asustada aún, Lo reconocía; pero lo vi sonreírme y me sentí mucho mejor, beso mi frente, acaricio mi cabello por última vez y desapareció. Como viento de otoño, o flor en invierno.
A la mañana siguiente no estaba segura de lo que había ocurrido, recordaba pocos detalles, si es que me era posible afirmar recordaba siquiera alguno. Al tiempo que bajé a tomar desayuno oí a mama mencionar que papa se había ido de expedición nuevamente.
Me vi jugando con mi collar ese del que si me preguntaran de donde había salido no sabría responder, Lo agarre con una mano para ver si así recordaba algo pero nada. Sentía mi pecho melancólico más aun pesado y desesperadamente sediento de respuestas. Me senté a la mesa con mama quien Me miro preocupada un segundo.

Tu papa estará bien cariño, ya sabes que estas excursiones son largas- dijo tras poner su mano sobre la mía

Lo sé, no te preocupes, tuve un sueño muy extraño eso es todo- le respondí para tranquilizarla pero la vi mirando con intenciones de hacerme hablar.

¿De qué cielo?- no sabía que responder, no sabía ni cómo empezar, cada vez recordaba menos de él. De seguro para la tarde todo rastro del sueño se habría esfumado.

Pues… no lo sé, tenía siete años y creo que un monstruo entraba a mi pieza – la mire interrogante esta vez, esperando la respuesta; burla, pues de seguro iba a pensar que estaba angustiada porque me dio miedo el monstruo, pero de eso ya no me acordaba, y la angustia provenía de otro lado, Inexplicable e intangible.

¿Hablas en serio? Pues hace diez años, cuando tenías 7 siempre decías lo mismo, que un monstruo se ocultaba de bajo de tu cama, claro que cada vez que iba a ver no encontraba más que ropa sucia y F de matemáticas valla monstruosidad ¿no?

¡Mama!- la mire con reproche, ahí está la respuesta esperada, su risa ante mi sueño merecedor de. No pude evitar reír yo también, era verdad parecía niña de 7 años afligida por el monstruo que se ocultaba bajo su cama.

Sin embargo no logre sacar de mi cabeza el origen de ese collar, asumí que me lo había regalado un amigo, esos que tienes cuando eres pequeña y luego casi no recuerdas. Casi, la respuesta pendía de un hilo, pero el hilo era muy fuerte para ser roto, aún.

holaaa! espero les haya gustado, muy corto el primer capitulo pero recién me estoy haciendo la idea de como va a ser =)!