Saint Seiya no es de mi propiedad, pertenece a Kurumada Masami y a la Toei. Leonor es mía

Vidas pasadas

Leonor sabía que no era una mujer normal. Claro, era muy extraño recordar con detalle su vida pasada y ver las vidas pasadas del resto de las personas con sólo una mirada. Había tenido varios momentos incómodos gracias a esto, pero a la joven estratega no le importaba. Ella recordaba que entre 1230 y 1248 había sido Santa dorada de la Segunda Casa, aunque en esta vida no había encendido su cosmos. Había hablado con Atenea respecto a eso y le explicó que, cuando los dioses le dieron la oportunidad de renacer en esta vida, le preguntaron que si quería ser Santa otra vez, pero el precio de ser Santa era ser una mujer solitaria y triste. En cambio, para ser feliz debía elegir un rango más bajo. Leonor no dudó ni un instante. Ella eligió su felicidad.

Y allí estaba, con su elección siendo una excelente estratega. Atenea le estaba agradecida por las ideas que había tenido para que hubiera sobrevivientes en la Guerra Santa. Lo único que le parecía raro era que nadie se hubiera fijado en el don de ver las vidas pasadas que la muchacha tenía. Tal vez la inteligencia de la joven siciliana opacaba ese don. De haberse descubierto, la hubieran entrenado para ser una sibila.

A Leonor le gustaba pasear por Cabo Sunión. La joven sobresalía por ser una mujer muy alta, de pelo castaño, piel morena y ojos verdes que transmitían una mirada dulce y tranquila. De pronto, al ver su reflejo en el mar, se extrañaba de no ver la cicatriz que tuvo cuando fue Santa de Tauro, pero se alegraba de no tenerla, ya que esa cicatriz la había vuelto una mujer acomplejada.

En uno de esos paseos, coincidió con Kanon. El gemelo se quedó mirando a la alta mujer un instante, para luego decirle:

—Vaya, Alcyone, no creí que te gustara el mar.

Leonor lo miró extrañadísima. Alcyone era el nombre que había elegido al ser nombrada Santa en la Edad Media.

—Veo que me has reconocido, Eleazar. Tú y yo tenemos una historia en común, pero tal vez no la comprendas por completo.

Kanon se quedó de piedra al oír ese nombre. Eleazar…

—Quiero que me expliques por qué me has llamado con ese nombre.

Leonor sonrió un tanto misteriosa.

—Porque tú me has llamado Alcyone y hace ya 740 años que no me llamaban así.

—¿Quiénes fueron esas personas que mencioné?— el tema resultaba interesante para el antiguo General de Poseidón.

—¿No lo sabes? Alcyone fue la Santa de Tauro de 1230 a 1248 y Eleazar fue un General de Poseidón rondando esa época. Yo soy reencarnación de Alcyone y tú lo eres de Eleazar.

Kanon se sintió extrañado por lo que decía la misteriosa muchacha. Decidió que era mejor seguir investigándola.

—¿Cómo sabes tú que somos encarnaciones de esos dos sujetos?

Leonor lo contempló directamente a los ojos antes de responderle así:

—Porque yo puedo ver las vidas pasadas, incluida la mía. Es más, esta vida de la que estoy hablando la recuerdo perfectamente, Kanon.

—Eres la tipa más rara que he visto y tratado, Alcyone.

—Por favor, llámame Leonor. Ya nadie me conoce como Alcyone. Y no seré Alcyone hasta dentro de un par de vidas. Eso fue lo que me dijo Atenea.

Leonor se marchó de ese lugar, dejando a un Kanon totalmente desconcertado. El Santo sentía que la conocía, pero lo que decía la mujer era simplemente una gran locura.

—Esa mujer es todo un caso. Creo que vendré seguido por aquí.

Como pueden ver, hay una nueva chica por aquí. Su nombre es Leonor y es un personaje algo extraño con el don de ver las vidas pasadas. Habrán notado que Leonor llama a Kanon con el nombre de Eleazar y Kanon la llama Alcyone. En la Edad Media ambos se conocen y hay una historia pendiente entre ambos.

Por ahora es todo. Nos veremos en otra locura mía.