Iossu!! Aquí estoy de nuevo!
Este es otro fic que hice hace unas semanas y, bueno, vamos a ver que os parece. Me encantan Ike y Marth xD, se me hace muy divertido hacer historias con ellos xDD. En fin, espero que os guste y que lo sigáis. Es mi primer fic largo -^_^-!
Todo empezó una tarde en la mansión Smash. Marth y Ike no se llevaban especialmente bien, de hecho, a Ike le encantaba molestarle. Usaban motes como "Princesa" y "Gorila", en las peleas entre ellos daban lo mejor de sí y se hacían alguna que otra jugarreta. Todos los luchadores Smash ya se habían acostumbrado a ello. La cuestión es que, esa tarde, estaban especialmente peleones. Acababan de tener una pelea contra Bowser y el Rey Dedede en el Estadio Pokemon 2; habían ganado, pero...
- ¡Habríamos tardado la mitad si te hubieras ceñido al plan!- exclamó Marth, mientras se sentaba en el sofá, más bien se tiraba- Pero claro, tú tienes que ir a tu bola.
- Soy un mercenario, princesa, VOY por libre- respondió Ike, tomando asiento a su lado.
El príncipe enrojeció de la ira.
- ¡No me llames así, estúpido mono azul con espada gigante!- gritó Marth, cruzando los brazos y cerrando los ojos, poniéndo todo su esfuerzo en no lanzarse a ahogarle.
- ¡Se ha enfadado!¡Socorro!¡Que nuestra princesita se ha enfadado!
Marth aumentó la presión de su mano. "Calma... No escuches sus idioteces, no te rebajes a su nivel..." Lo consiguió. Simplemente ignoró a Ike.
- ¿Quéee?¿Ya no me hablas?- Ike se acercó al príncipe- ¿Te has enfadado, princesita?
La venita en la frente de Marth comenzaba a crecer peligrosamente. El príncipe frunció el ceño.
- No voy a rebajarme a hablar con un gorila como tú- dijo secamente.
- Oooh, me rompes el corazón- Ike dramatizó esta frase- ¡La princesa se ha enfadado conmigo!¡Le ha salido la vena real!
La ceja derecha de Marth hizo un tic. Peach, que estaba sentada con Zelda y Samus Zero en frente de ellos, se rió. Ahí comenzó todo.
- ¡Parecéis un matrimonio discutiendo por el color de las cortinas!- dijo, entre risas.
- ¡Totalmente!- corroboró Zelda, también riéndose.
- ¿Cuándo habéis empezado a salir?- preguntó Samus, aguantando una carcajada.
Los dos chicos las miraron, con los ojos muy abiertos. Sus caras se tiñeron de un rosa intenso.
- ¡¡¿Q-q-q-q-qué tonterías son esas?!!- tartamudeó Marth- ¡¡¿De dónde sacáis esas ideas?!!
Ike decidió seguir la broma, por alguna razón. Soltó una carcajada.
- ¡Bueno, no tendríamos problemas de género! ¿verdad, Princesa?- dijo
Marth abrió los ojos más aún y miró rápidamente hacia Ike, con la cara rojísima, no sabía si por la vergüenza o por la ira. Abandonó el intento de contenerse y se abalanzó sobre el mercenario, puño en alto.
- ¡¡¡Retira eso, desgraciado!!!- gritó.
- ¡¡Uaaah, socorroo!!- gritó dramáticamente Ike.
Por el impulso, el sillón cayó hacia atrás, haciendo rodar a los dos espadachines que, sin saber muy bien cómo, acabaron en una posición "un poco" comprometida: Ike boca arriba y Marth sobre él, a cuatro patas. Una situación graciosa para unos, vergonzosa para otros.
Las princesas y Samus se levantaron riendo y salieron corriendo diciendo cosas como "¡Dejémosles solos!" o "Necesitan intimidad". Una vez cerrada la puerta, Marth reaccionó. Había estado cavilando en cómo la situación pudo haber llegado a ese punto y las posibles soluciones que veía al problema. La mejor solución era levantarse y salir corriendo detrás de las chicas para decirles "¡¡No es lo que parece!!", no sin antes dar un pisotón a Ike en el estómago.
- ¡Vaya, no sabía que me tenías tantas ganas!- dijó Ike, riéndose ante la cara roja del príncipe. Él también estaba un poco sonrojado.
- ¡¡Cállate!!- gritó el príncipe, quitándose de encima del mercenario. Iba a poner en marcha su plan.
Pero cuando estuvo a punto de levantarse y, después de mirar alrededor para ver que no había nadie, Ike tiró a Marth al suelo y se puso sobre él, invirtiendo la anterior situación.
- ¡¿Se puede saber qué haces?!- gritó Marth, sorprendido y molesto.
- ¡Venganza!- dijo Ike, con una sonrisa.
- ¿E-eh...?
- Venganza por tirarte encima de mí, princesita...- susurró Ike al oído del príncipe, estremeciendo al mismo.
De pronto, el mercenario se sentó en el abdomen de Marth y empezó a dar saltitos. Convenientemente, Pit y Link pasaban por delante de la sala y, al ver a las princesas con la oreja en la puerta, se acercaron a ver qué pasaba. Se oían gritos desde dentro.
- ¡Uagh!- exclamó Marth- ¡¡Maldita sea, bájate de mí, que me haces daño!!
- ¡No quiero, princesa!- rió Ike
Marth se quedó sin paciencia y dirigió la mano hacia su espada, que había caído a su lado. Ike le agarró la mano y apartó la espada de una patada.
- ¿Qué piensas hacerme con esa cosita tan pequeña?
- ¡¡La manejo mucho mejor que tú la tuya!!- gritó Marth, enfadadísimo- ¡¡Es mucho más liviana y mi técnica es muchísimo más eficaz!!
- ¡Pero la mía es más grande y la fuerza bruta siempre será más eficaz!- se burló Ike.
Esta conversación hizo que Zelda tapara los oídos a Pit y dejara al resto increíblemente rojos, incluso a Samus. Peach no paraba de soltar risitas. Pero lo que ellos no sabían era que Ike y Marth estaban hablando de sus espadas. Marth consiguió quitarse de encima a Ike empujándolo hacia atrás y salió corriendo hacia la puerta, tras coger su espada. Al oír los pasos de Marth, todos evacuaron la puerta. El príncipe salió con cara de demonio de la sala. Subió a su habitación y se tiró en la cama, tras cerrar la puerta con llave.
- ¡¡Estúpido mercenario!!- gritó, golpeando la almohada- ¡¡Cómo se atreve a hacerme eso!!¡¿Y de dónde demonios sacan las chicas esa chorrada de que somos pareja?!¡Ese imbécil no me...
Recordó el momento en el que Ike le susurró al oído. Se puso rojo. No estaba del todo molesto al tener así al mercenario...
- ¡¡¡¡¿Pero qué demonios estoy pensando?!!!!- gritó, golpeándose la cabeza con la almohada.
En la sala, Ike se levantó sonriendo del suelo. Eso había sido divertido. Recordó lo que dijo Peach y sonrió.
- No fastidies...
