Este fanfic lo escribí hace como... 3 o 4 años masomenos lol (era un retoño de la luz), lo había dejado olvidado pero no esta mal, fue mi primer fanfic y quise volver a compartirlo ya que estoy volviendo a escribir!:)
Whatever las dejo que lean no las entretengo! Espero les guste!
Han pasado varias décadas desde aquel momento, el momento en el que el demonio, conocido en ese entonces como Sebastian Michaelis, había tomado posesión del alma del conde Ciel Phantomhive, y desde que aquel ser volvió al infierno del que venía sin dejar rastros de su paso en el mundo de los humanos, borrando las memorias de quienes convivieron con él y destruyendo todo rastro de su estancia.
Todo se había vuelto más vacío, y solitario. Desde la muerte de Ciel, de la compañía Funtom no se supo más que unos pocos detalles.
Por otro lado, en el mundo shinigami todo se había vuelto más tranquilo, los shinigamis sintieron un gran alivio al tener un demonio menos devorando almas y causando disturbios en el mundo humano. Claro, todos ellos menos el shinigami pelirrojo, Grell Sutcliff.
Pero actualmente los dioses de la muerte se enfrentaban nuevamente a un grave problema, y era que ese demonio había vuelto a las andadas. Todos se mantenían alerta, sobre todo William, que era quien más odio le tenía a esos seres, y más problemas tendría con su compañero.
William ordenaba unos papeles en su escritorio y Grell hacia sus típicas quejas de niño pequeño.
-¡Wiiiiiill eres demasiado serio!-dijo Grell con un puchero en la cara.
-Por favor deja de quejarte y concéntrate en tu trabajo que tienes mucho atrasado, Grell Sutcliff - William se notaba algo fastidiado, el tener que ordenar todo ese papeleo y además soportar las quejas de aquel inútil.
En ese momento un mensajero, algo nervioso y exaltado al ser un novato, llego a la oficina de William con un aviso urgente.
-¡William-senpai! ¡Llego un aviso importante! – dijo entregándole una carta.
William calmadamente la abrió y leyó, y al ver la alarmante noticia se levantó de la silla casi de un salto, haciendo que Grell se sorprendiese.
-¿Que sucede Will?-Pregunta con un tono confundido.
- Nada…un pequeño problema con unas almas en el mundo humano- respondió sabiendo que si le decía la verdad no dudaría en ir corriendo al lugar de los hechos y prefería no arriesgarse
- ¡Vuelve a tu trabajo, que aun tienes muchos pendientes, Sutcliff!
- ¡Wiiil Eres muy cruel!- dice haciendo un puchero, entonces William dejo una pila enorme de papeles sobre el escritorio y le indica algo molesto que los ordene.
-¡Will! ¡Esto es mucho para mi solo!-Dice con cara infantil.
-¡Deja de holgazanear y ponte a trabajar Sutcliff!- le ordenó para salir sin más distracciones de su oficina y encaminarse al mundo humano para atender aquel asunto tan importante, que efectivamente, estaba relacionado con cierto demonio del que el pelirrojo estaba enamorado. Aquel demonio de nombre "Sebastian" había regresado al mundo humano y había causado numerosos desastres por toda Inglaterra. Al parecer, esta vez estaba en busca de algo, algo en específico, o quizás de alguien.
William se preparaba para partir cuando una voz familiar llamo su atención.
- ¡Espera! ¡William-sensei!- Ronald también había sido encomendado para esa misión y fue a donde se encontraba William justo antes de partir al mundo humano- También me mandaron allá, iré contigo - William se sorprende pero a la vez siente alivio, a pesar de que Ronald era aún un novato era bastante fuerte y podía ser de ayuda contra el demonio. Ambos tomaron rumbo hacia el mundo humano.
William y Ronald se encaminan velozmente, saltando de techo en techo hasta el lugar donde se encontraba Sebastian.
- Ese maldito demonio… ¿Qué es lo que busca esta vez?- dice William notablemente molesto.
Después de un largo camino, llegaron al lugar en donde supuestamente se encontraba el demonio, un lugar cerca del puerto, era de noche, y por lo tanto los shinigamis tendrían que tener mucho más cuidado, ya que los demonios obtienen su energía de la oscuridad.
Al llegar se encontraron con varios de sus compañeros que de igual forma también buscaban a aquel ser tan poderoso. Cuando Ronald se acercó, una entraña aura negra los rodeó por todas partes, inundándolos por completo en la total oscuridad. En ese momento se quedaron totalmente paralizados, no solo porque aquella oscuridad disminuía su energía, sino por el hecho de no poder ver absolutamente nada, ni siquiera su propia nariz.
Entonces, una profunda voz resuena de entre las penumbras haciendo que estos se exalten aún más.
-Parece ser que aún no ha venido… que mala suerte, tendré que jugar un poco con ustedes mientras él llega- Sebastian apareció oculto entre las sombras, estas lo cubrían, dejando solo a la vista su silueta en la oscuridad.
-¡Que es lo que planeas esta vez demonio!- William se nota muy furioso
- No es nada que le importe, William-san - dice con un tono tan tranquilo que molesta aún más al shinigami- Parece que tendré que usarlos como señuelo…- dice Sebastián con una escalofriante sonrisa en cara.
-No me hagas reír… ¿yo tu señuelo? ¡Nunca haría nada que fuera de provecho para un ser tan despreciable como tú!-dice en un tono molesto.
Sebastian solo se queda ahí, tan tranquilo y sonriente como siempre, este tenía un plan y un objetivo y no tenía intención de dejar que un miserable shinigami como él lo detuviera.
-No es una pregunta, y pronto sabrás por qué.
Con una sonrisa en cara, Sebastián comienza a atacar a los shinigamis de forma rápida y estratégica, mientras ellos se defendían e intentaban con todo lo que tenían atacar o por lo menos alcanzar la misma velocidad que el demonio, pero les era imposible, esta vez algo era diferente, el demonio estaba realmente decidido en algo, pero simplemente no tenía intención en decir qué.
-¡Will es tan cruel! Me dejo todo este trabajo y además me deja abandonado aquí solo - Grell estaba fastidiado de tanto papeleo, ya que nunca fue mucho de su agrado ese tipo de trabajos.
Justo en ese entonces Grell se da cuenta de lo alterados que están los demás shinigamis.
- Hey, ¿Qué les pasa? ¿Por qué tan apurados, hay algún problema? - Pregunta confundido.
-¡AH! ¡G-GRELL-SAN! ¡Perdone! N-no se preocupe no es nada grave- dice uno de los shinigamis. William les había advertido sobre decirle a Grell de aquel asunto.
-Ya veo… "Estos novatos me ocultan algo, maldición como detesto eso" - él se fue del lugar a terminar la enorme columna de papeles que William le había encargado para entretenerlo - Que aburrido estoy…enserio… ¡WIIIL ES DEMASIADO INJUSTO!
William y Ronald seguían tratando de eliminar a Sebastian a toda costa, pero desgraciadamente para ellos ya no contaban con mucha ayuda, pues él se había desecho de la mayoría de los shinigamis del lugar al punto de dejar a solo cinco de ellos contándose a sí mismos.
-"¡Maldición! ¡A este paso terminaremos perdiendo y tendrán que mandar refuerzos!"
-¡William-sensei cuidado!- un ataque le llega por sorpresa a William por detrás y él logra esquivarlo por milagro.
-¡Necesitamos más ayuda William-sensei! – Ronald era bueno en el combate, pero aun así seguía siendo un novato, y no había peleado con demonios de ese nivel anteriormente.
Sebastian no quería seguir perdiendo el tiempo, pero al parecer esa era la única forma de hacer que aquel pelirrojo viniera al mundo humano. Aunque a este punto se estaba cansando de perder el tiempo y había considerado olvidarse de ellos y dirigirse al mundo shinigami para ir directamente con su objetivo, pero justo en ese momento algo atrajo su atención. Algo hace que el demonio sonría maliciosamente, parece que al fin encontró ese "algo" que tanto esperaba.
-Esta presencia… al fin ha hecho su aparición, he estado esperándolo- Sebastián detiene su combate con aquellos shinigamis y se dirige hacia un gran edificio en la ciudad de Londres- Al fin te encontré…Grell Sutcliff.
=Flashback==
-¡OH NO! – uno de los shinigamis se nota asustado.
-¿¡Qué sucede!?
-¡Los shinigamis William T. Spears y Ronald Knox están en graves problemas! ¡Ese demonio es tan fuerte que logro deshacerse de todos los demás!
-¡No puede ser! ¡Necesitamos mandar refuerzos ya!
Todos estaban realmente desesperados, pero lo que no sabían era que Grell los había estado escuchando fuerte y claro
-¿Qué? ¿De qué hablan? ¿¡Donde están Will y Ronald!?- Grell se nota muy confundido y molesto - Espera, ¿Que demonio? - él creía saber de quién hablaban pero quería estar seguro.
-¡Ah! Grell-san, cálmese es solo… emm…- en ese momento no sabían que hacer, pues sabían lo que el shinigami sentía por aquel demonio y no querían correr más peligro.
- ¡Voy a ir! ¿¡Donde están!? - él estaba decidido a ir con William y asegurarse de la identidad de aquel ser, aunque después de ver la reacción de esos novatos ya lo tenía más claro.
-Lo sentimos… pero… nos dieron ordenes de…- Grell ni siquiera les dio tiempo de terminar pues ya había sacado su motosierra y los amenazó con ella. Era capaz de cortarlos en dos si lo hacían enfadar.
-No es una pregunta, ¡si no me lo dicen serán cortados a la mitad por mi motosierra!
Ellos quedaron realmente espantados al ver esas afiladas navajas prácticamente a unos centímetros sobre su cara- ¡La última vez lo detectaron en el puerto lo juro no sé nada más!
Grell simplemente bajo su guadaña y se fue directamente del lugar para dirigirse al mundo humano. No tardó mucho en abrir un portal y saltar rápidamente en él.
-William-sempai nos matara - dicen con expresión de derrota y temor al imaginarse que clase de castigo tendrían por parte de su superior.
==End Flashback==
Grell se había detenido un momento sobre un gran edificio en Londres para ubicarse bien, ya que no era precisamente bueno con las direcciones. Pero sin previo aviso, comenzó a sentir una extraña presencia. Era helada y provocaba temor, pero de cierto modo el la sentía algo cálida y segura. Grell se paralizo por un momento al sentirla tan fuerte de pronto, y luego de un momento, se escuchó una profunda e hipnotizante voz desde la noche de aquella luna llena.
-Por fin te encuentro… Grell-san, eres algo problemático de localizar.
Grell lo sabía, indudablemente era el, aquel demonio tan apuesto que anteriormente conoció por el nombre de "Sebastian" se encontraba justo detrás suyo, no tenía ninguna duda. En ese momento, el shinigami intento darse la vuelta para ver nuevamente la cara de ese ser, pero al quedar de frente a él solo pudo visualizar una enorme nube de plumas, oscuras como la noche, suaves como la seda y brillantes como la luna, eran plumas negras, plumas de cuervo.
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