YO SERE TU REALIDAD
por
Astrid Ortiz
(eiffel27)
Candy Candy es una historia original de Kyoko Misuki y Yumiko Igarashi publicada en 1976
Producida para televisión por Toei Animation, 1977
PARTE I: Una confesión y un adiós
Todos continuaban disfrutando de un hermoso día soleado en el hogar de Pony; sin embargo, dos de los allí presentes no tenían idea de las vueltas que les daría el destino: Annie Britter y Candy White Andley.
La enfermera había tomado la decisión de regresar a vivir permanentemente al lado de la Señorita Pony y la Hermana María y de esta forma ayudarlas en la difícil tarea de hacerse cargo de las decenas de niños huérfanos y desamparados que allí habitaban. Pero un joven millonario tenía otros planes.
Candy terminaba de engullir un emparedado cuando William Albert Andley se acercó. "¿No deseas acompañarme nuevamente a la colina, pequeña? Tengo algo importante que decirte." Candy no tenía idea de qué se trataba, por lo que aceptó ir a caminar junto a su protector y amigo al lugar donde había dado comienzo su primera ilusión. Una vez allí Albert comenzó a tocar la gaita, y Candy no pudo evitar remontar sus recuerdos a aquella ocasión en que lo vio por primera vez sin siquiera sospechar su verdadera identidad... entonces era tan sólo el príncipe de la colina cuya sonrisa habría de quedar plasmada para siempre en su memoria.
Sus pensamientos fueron interrumpidos por Albert. "Candy, no tienes que responder de inmediato a lo que voy a proponerte. Sé que has pasado por unos momentos muy difíciles entre la pérdida de tu trabajo en el hospital y tu ruptura con Terry, y no puedo dejar de pensar en que será de ti, mi pequeña..."
"¿Qué es lo que intentas decirme, Albert?"
"Candy, ¿nunca te has preguntado por qué no quise avisarte de inmediato que había recobrado la memoria? ¿Tampoco imaginas por qué aquella tarde sobre el césped yo te pedí que compartiéramos más, que fuéramos más amigos?"
"Claro que lo recuerdo, estabas preocupado por mí luego que rompí con Terry y no deseabas agobiarme con tus asuntos, ¡aunque nunca lo hiciste! ¿Acaso hay algo que te inquieta?"
"Sí, mi pequeña, hay algo que me inquieta desde hace tiempo...tú."
Candy observó al joven, y vio en sus ojos un destello en el cual no había reparado antes, y se sintió incómoda. "¿Qué quieres decir...yo?"
"Lo que oyes... te amo desde mis días de amnesia, tal vez antes y no me había dado cuenta, y no sabes cómo sufrí al verte tan enamorada de Terry, aunque no más que lo que tú sufriste y has sufrido toda tu vida, y ya no quiero que tengas pesar alguno. Candy, ¿te casarías conmigo?"
Ella quedó de una pieza. ¡Su tío abuelo, que además era su adorado príncipe de la colina, pidiéndole matrimonio! Su cabeza daba vueltas en total confusión...debería estar rebosante de felicidad...su hermano, su amigo, su confidente, ¡estaba dispuesto a compartir el resto de su vida con ella! ¿Por qué no reaccionaba de una vez?
Luego de un lapso que parecía interminable, tomó la palabra. "¿Te das cuenta que ante la ley eres como mi padre? ¿Y qué pensará la tía Elroy? ¡Llevo tu apellido, Albert!"
"A la tía Elroy no le quedará otro remedio que aceptar nuestra decisión, y respecto a tu relación legal conmigo, soy tu tutor, pero no hay ninguna cláusula que indique que con la adopción te hayas convertido en mi hija..." Al rubio le perturbó la súbita reacción de su protegida, ¡esto no era lo que él esperaba!
"¿Y qué hay de los Leagan? Ya bastante daño me han hecho, ¡no quiero volver a verlos nunca!" Aún conservaba intacto el momento en que fue llamada a aquella oscura villa engañada por Neil.
"De ellos me encargaré yo...como dije, no tienes que darme una respuesta definitiva, esperaré el tiempo que sea necesario." Dicho esto, prosiguió tocando la gaita, y Candy se limitó a escuchar el sonido de la misma, aún aturdida por los acontecimientos.
A lo lejos, un espigado y elegante joven de cabello abundante y ojos almíbar observaba la escena, y no era la primera vez que se encontraba en semejante situación. Aún no olvidaba la tarde que sintió un ardor en lo más profundo de su pecho al sorprender a Candy, a su Candy, charlar animadamente con el aristócrata Grandchester. Con Anthony no se había sentido celoso aunque Candy había dejado ver claramente sus sentimientos hacia su fallecido primo, por respeto a los lazos de amistad y de sangre que los unían y por aprecio genuino por la pareja, pero el condenado Grandchester siempre lograba llevar la paciencia de Archie hasta el límite, más aún cuando observaba el creciente amor entre el inglés y la valiente enfermera.
Tal y como lo hiciera años antes, comenzó a dar golpes contra el tronco de un árbol. "¡No, no y no!", exclamaba en medio de su soledad, "No debo continuar sintiéndome así con Candy...¡no debo sentir celos del tío Albert!" Pero la fuerza de su amor amenazaba nuevamente con doblegar su razón, y es que Archiwald Cornwell apenas comenzaba a desarrollar una relación familiar con la cabeza de los Andley. Anteriormente había tenido la oportunidad de departir con él mientras este último y Candy compartían el departamento en Chicago, pero ahora las cosas eran diferentes y Albert había dejado de ser un hombre sin pasado para convertirse en el pariente más cercano a la familia en adición a la tía Elroy.
Su henchido corazón no dejaba de preguntarse por qué después de todos estos años, y de todos los instantes que había estado al lado de Annie, continuaba enamorado de Candy, y lo más doloroso de todo era que la joven de ojos color esmeralda parecía ajena al efecto que en él provocaba.
Sólo Stear parecía inmune a la coraza de valor colocada por su hermano para ocultar sus emociones. ¡Stear! ¡Cuánta falta le hacía en estos momentos!
"¡Archieeeee!" La voz tenue y dulce de Annie era inconfundible aún en medio de los frondosos árboles. "¿Archie, dónde estás?"
De súbito, Archie tomó una resolución, la misma que debió haber tomado en un inicio de no haber flaqueado al ver a su actual novia llorando encerrada en una cueva en los terrenos del colegio San Pablo. Tal vez podía engañar a Annie, ¡pero más nunca volvería a traicionarse a sí mismo, sin importar cómo o con quién se encontrara Candy!
"¡Por fin te encuentro, Archie!", exclamó la joven con alegría. "Vamos a mi casa, ¡mi padre adquirió un caballo del rancho de Tom y no sabes cómo yo deseo verte montado en él!"
"Annie", interrumpió Archie, "sólo lo diré esta vez, y sé que esto será cruel e injusto para ti, pero más injusto sería el prolongar una situación que ambos sabemos sólo terminara en desdicha, en especial para ti..."
"¿De qué situación me hablas, Archie?" El joven pudo apreciar cómo la barbilla de su novia comenzaba a temblar. "¡Santo Dios, ella sabe! Siempre lo ha sabido!'
"Annie...no voy a acompañarte a la casa de tu padre.."
"¡Basta, por favor!" El temblor de Annie se había convertido en llanto. "Mi padre te aprecia mucho, está esperándote!"
"¡Ya no trates de aferrarte, por favor!" Sintió cómo los ojos aguados en lágrimas de la joven se clavaban en los suyos. "Cometí un error contigo, Annie, y lo peor es que cometí dicho error con el único propósito de no lastimarte, pero sólo conseguí abrir cada vez más la herida. No te amo, Annie, nunca te he amado...espero alguna vez me perdones..."
"¡No, Archie! ¡No me importa que no me ames! Sé que no me amabas antes, ¡pero no me importó porque te amo! ¡Sólo dame tiempo, amor mío!"
"Tiempo es lo más valioso que hemos perdido precisamente. ¿Por qué no buscas a alguien que te ame tal y como eres? Eres una mujer hermosa, de buenos valores, sencilla por demás..."
"Si soy tan buena como dices, ¿por qué no quieres estar conmigo?"
"Te quiero mucho...pero no te amo como para casarme contigo. Entiéndelo, ambos seríamos infelices por más que lo niegues..."
"Tú eres quien no entiende que mi felicidad es estar a tu lado..."
"¡Pues tarde o temprano lo tendrás que entender! Adiós, Annie, siento mucho que haya tenido que suceder de esta manera."
"¿Eso es todo? ¿Adiós y nada más? ¿Y qué explicación vas a darle a mis padres?"
"No te preocupes, próximamente voy a reunirme con tu padre y pedirle excusas por el rompimiento."
"Qué fácil lo dices...rompimiento.." La mirada de Annie se tornó helada y cortante, como nunca antes Archie la había visto. "¿Es por ella, no es cierto? ¡Es por Candy!"
"No hables de Candy como si fuera tu enemiga. Y no, no se trata de Candy, se trata de ti y de mí, jamás podremos ser felices juntos."
"¿Sigues enamorado de ella, verdad?"
Archie se acercó a Annie. Sabía que la estaba lastimando, pero era inevitable, pues lo que mal comienza, mal termina. "Te pido que no metas a Candy en nuestras cosas. Sí, la amo, nunca he dejado de amarla, una vez intenté decírselo pero en eso tú apareciste, aunque eso ya lo sabes... y si en algo te alegra saberlo, el tiempo me ha demostrado que Candy jamás me verá con otros ojos y que para ella siempre seré como su primo. De mi parte, Candy nunca sabrá cuánto la amo...espero me comprendas..."
Annie no pudo más, y salió corriendo del lugar. 'Es mejor así', pensó Archie. Prefería ser feliz cobijando a Candy en sus pensamientos, que ser infeliz al lado de una persona a quien había protegido sólo por lástima.
