Lo sé, tengo miles y miles de fics pendientes, pero este es el resultado de mis sesiones de descanso tras tanto estudio intensivo, en serio, no sabéis lo estresada que estoy y necesito escribir para relajarme y, como siempre, la impaciencia me golpea por lo que será un two-shot, o three-shot o un mini fic, al igual que Yoso no Kami. Deciros que el 9 de junio acabaré los exámenes, y seré feliz como una perdiz, y me pondré a terminar todos los fics porque empiezan las ansiadas vacaciones de verano :D En fin, gracias por la paciencia, por leer y por todo.

¡POR CIERTO!: He creado una página de Facebook para que estéis atento a las actualizaciones, para interactuar y que me dejéis ruegos y lloros (y preguntas y opiniones o simplemente me digáis que un pulpo sexy ha saltado a vuestra ventana) Id a mi perfil para acceder a ella, aunque aún no he tenido tiempo de actualizar nada, en cuanto acabe... eso... me pongo a ello.

Espero que os guste


Suspiró, mirándole embobada...

Hinata era un chica atípica a la adolescente normal: era bajita, tenía curvas, no le gustaba el maquillaje, no le gustaba arreglarse demasiado, era de pensamiento simple: 'comodidad antes que belleza', sus preocupaciones por buscar novio eran nulas, porque no encontraba un chico que cumpliera sus expectativas, que tampoco eran nada difíciles de cumplir, y tampoco se veía interesada en temas de amor.

-Soy demasiado joven para eso.

Pero... desde hacía varios meses, todo eso cambió con la llegada de un nuevo chico al instituto... era guapísimo, y por desgracia, traía de cabeza a casi todas las chicas.

¿Su nombre? Toneri Otsutsuki.

Era un chico alto, con el pelo de color azulado, como sus ojos, y con un aura de tranquilidad que le encantaba. Era guapo, sí, pero también veía que era amable y eso era lo que más le gustaba.

Pero ella era invisible para él, como para todos los chicos. Bueno... excepto para su mejor amigo, Naruto Uzumaki.

Cuando era pequeño, era un chico algo friki, como ella, usaba gafas y siempre iba con su monopatín y su yo-yo. Sí, siempre estaba con el yo-yo haciendo trucos, y era muy bueno con él

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Estaban en el comedor, su hora favorita del día, observando a la 'fauna' como ella lo llamaba, hasta que de repente Toneri se cruzó delante de su campo de visión.

¡Ay! Ese chico le quitaba la respiración, era tan guapo... y siempre tan serio, era diferente a los otros adolescentes cuyo único objetivo era tirarse a todo lo que tuviera tetas.

-Tierra llamando a Hinata- le dijo una voz taponada. Dirigió la mirada a un costado para ver a ¿un top model? Nah, qué va. Era Naruto, que había cambiado con los años, para mejor. Ahora llevaba un pendiente en la oreja derecha, sus gafas de culo de botella habían desaparecido para dar paso a unos preciosos ojos azules, con esa ropa con la que parecía una estrella de rock, de hecho, trataba de convertirse en una, y había cambiado el llevar el monopatín por la guitarra. Había cambiado un montón, ahora era popular y guapo, pero él seguía juntándose con Hinata porque era un buen amigo, sí eso era... no es que tuviera nada que ver que Naruto llevase enamorado de ella desde los 13 años... para nada, ¿eh?- ¿Seguías comiéndote al tal Toneri ese con los ojos?- dijo despreocupadamente en voz alta.

Hinata se puso de mil colores- ¡C-Cállate idiota! ¡Te va a oír alguien!- le dijo tapándole la boca.

-No sé qué le ves de especial, es igual que todos... pero éste es más inteligente y tiene ese asqueroso aire de superioridad.

-Tú no lo entenderías...- respondió Hinata, volviendo a mirar a Toneri- es guapo, amable, simpático... es un príncipe.

-Un príncipe que ni te mira, ni si quiera sabe que existes, ¿y por qué? Sencillo, yo te respondo, porque utilizas camisetas de grupos, no te arreglas y vas del rollo que no se lleva, es decir, porque tienes la suficiente cabeza como para ser tú misma, sin importarte lo que digan los demás.

Hinata odiaba cuando Naruto le hablaba con ese típico aire de intelectualidad... ¡agh! Ya estaba otra vez Shion acosando al pobre Toneri.

Shion era la archienemiga de Hinata, era su némesis, ella era Batman y Shion el Joker... en versión estúpida, claro, eran agua y aceite... y sin embargo físicamente, eran parecidas... ¿por qué? Porque eran primas lejanas, y tan lejanas, se odiaban a muerte... antes eran amigas, pero Shion empezó a mutar en una especie de ameba unineuronal que se alimentaba a base de la humillación ajena y los kilos y kilos de maquillaje.

-Odio cuando te pones así...- Hinata regañó a Naruto- es sólo que yo veo lo que nadie ve, todas van a por su físico, yo voy a por el interior.

-Eso ya lo sé, tú siempre has sido así, Hinata, así de inteligente eres... por eso, corres más peligro que las demás, porque te creas una expectativa, te ciegas y eres manipulable al 100%

-¡Yo no soy manipulable! Soy... como soy- finalizó insegura.

-Bueno- dijo Naruto cogiendo una patata de la bandeja de su amiga- esta tarde vendrás a casa, ¿no? Mi madre quiere que vengas, te ha hecho una cosa- dijo, canturreando la última parte.

-No puedo ir- dijo ella imitando el tono de Naruto, pero más fastidiada- esta tarde tengo que trabajar en el restaurante.

-¡Já! Es verdad, ese bonito restaurante de los años 50, en el que te visten con un vestido monísimo y tienes que ir en patines. Sin gafas, maquillada, como a ti más te gusta.

-No me lo recuerdes, sabes que lo hago para poder ahorrar para que podamos irnos de viaje, como habíamos estado planeando. Tú como ya tienes el dinero...

-Por supuesto, no pienso gastarme tan a la ligera el dinero que me hizo ganar Ero-sennin, sólo lo compartiría contigo, pero como no quieres que te invite...

-Sabes que no me gusta deber dinero.

-Claro que lo sé, tontita- dijo dándole un toquecito en la nariz- eres muy honrada.

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Otro estresante turno en el restaurante Akatsuki. La encargada, Konan, había salido un momento y el sitio estaba hasta los topes.

Hinata iba patinando de un lado a otro, con tan mala suerte, que perdió el equilibrio y se tropezó, cayendo de culo y tirándose toda la bandeja de comida. No hacía falta decir que estaba muerta del bochorno que había pasado, por lo que empezó a recoger todo el estropicio de manera nerviosa.

Cuando por fin había terminado, se dio la vuelta para volver a la cocina.

-¡Oye, perdona!

Hinata se dio la vuelta para encontrarse, nada más y nada menos, ¡a Toneri! Sí, Toneri quien le tendía una bayeta.

-¿Sí?

-Se te ha caído esto.

-G-Gracias, Otsutsuki-san- de repente se quedó congelada en el sitio, le había salido sin pensar.

-¿Nos conocemos?

-Vamos al mismo instituto.

-No puede ser, si te hubiera visto te recordaría.

Hinata se quedó congelada sin decir nada...

-No todo el mundo me recuerda.

-Si me dices tu nombre, quizás si lo haga.

-Hyūga. Hinata Hyūga.

-Un placer... Hinata Hyūga- y la sonrisa que apareció en su cara era lo más bonito que había visto.

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Ya era por casi de noche y había refrescado considerablemente. Naruto está apoyado en la pared, al lado de la puerta trasera por donde, en menos de 5 minutos, su mejor amiga saldría agotada. Quizás debería empezar a cobrarle las veces que iba a buscarla.

Jamás lo haría, era uno de sus momentos favoritos del día.

Naruto era un romántico empedernido, faceta que escondía de casi todo el mundo, excepto de su hermano mayo Nagato, con quien tenía una estrecha relación y a quien veía como un modelo a seguir en la vida, su fastidioso pero alegre primo Yahiko, su mejor amigo Sasuke Uchiha y su otra mejor amiga, prácticamente hermana, Sakura Haruno. Esta faceta le traía más dolor que alegría, porque Hinata no era consciente de sus sentimientos y además le había dicho que era su mejor amigo... desde los 13 años... y ahora con casi 18 se estaba volviendo loco, y las hormonas no es que ayudaran, encima.

¿Por qué se había enamorado de Hinata? Sencillo. Era una persona muy amable, siempre buscaba justicia para todos, además por su sencillez y sus rarezas, era todo lo contrario a lo que eran las chicas que conocía Naruto, simplemente, era maravillosa.

Sus pensamientos fueron interrumpidos con el sonido de la puerta abriéndose, dejando ver a una mujer joven con el pelo corto y de color azul, alta y con un buen cuerpo.

-Vaya, vaya, vaya... si está aquí mi enano favorito- dijo la chica.

-Hola, Konan- Naruto se acercó para que Konan le diera un beso en la frente, costumbre que tenía desde que empezó a salir con su primo. Él se sentía como un niño pequeño, pero no quitaba que le gustara ese gesto.

-¿Otra vez esperando a Hinata?- preguntó picarona.

-Pues claro, no querrás que te esté esperando a ti, ¿cierto?- contraatacó.

Konan sonrió, era consciente de los sentimientos de Naruto, más que nada porque Yahiko y Nagato eran incapaces de cerrar la boca en su presencia.

Hinata salió aún con el peinado que llevaba en el restaurante, dejando ver sus preciosos y extravagantes ojos de color perla, y el maquillaje mientras vestía con una sudadera y unas mallas que le marcaban las piernas, haciendo que a Naruto le costara trabajo pasar saliva.

-Ya estoy, ya estoy- Hinata se aproximó a darle un beso en la mejilla a su amigo, cosa que hacía siempre.

-Bueno, Konan, nos vemos mañana. Dale un abrazo a mi primo de mi parte- dijo Naruto, dirigiéndose a su coche.

-Hasta mañana, y tened cuidado- Konan volvió a dentro del restaurante, mientras que Hinata se montaba en el coche con Naruto.

-¿Qué tal hoy el trabajo?-preguntó.

-¡Genial!- la sonrisa de Hinata ocupaba toda su cara- hoy me ha pasado algo increíble.

-¿Ah, sí?

-Sí.

-¿El qué?

-Hoy me he resbalado, se me ha caído la bandeja de comida por todo el suelo.

-¡Já! Típico de ti, eres un poco patosa-de la boca de Naruto salían unas perlas blancas y relucientes, encerradas en una gran sonrisa.

-Sí, sí, eso ha sido bochornoso. Pero al levantarme, Toneri me ha ayudado.

El semblante de Naruto cambió a uno de seriedad, y apretó con fuerza el volante.

-¿Toneri?- dijo con un tono enfadado.

-Sí, y me ha preguntado mi nombre, aunque no se acordaba de que fuéramos al mismo instituto- Naruto empezó a enfadarse, y aceleró de repente sin darse cuenta; se podía ver una expresión de furia contenida en su rostro- ¡Naruto-kun! ¡Vas muy rápido!

El coche empezó a bajar de velocidad, hasta llegar a la casa de Hinata, quien se mostraba algo preocupada... ¿qué le pasaba a este chico?

-Naruto-kun... ¿estás bien?- preguntó con miedo.

-Sí, lo estoy. Mañana nos vemos- intentó darle una sonrisa, pero no le salía.

-Has-Hasta mañana- estaba muy extrañada con el comportamiento de su mejor amigo.

En cuanto se bajó, el coche del rubio dio un acelerón monumental, como si quisiera irse pronto de ahí, mientras que ella se quedaba mirando por donde se había ido.

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-¡Maldita sea! ¡Estoy jodido!- Naruto entró a su habitación, lanzando su bandolera al suelo, furioso. Estaba en cólera, ese capullo de Toneri era un idiota y Hinata no se daba cuenta. No era igual que los demás chicos... era peor, era manipulador y siempre conseguía lo que quería.

Empezó a darle patadas al bolso, siempre tenía problemas para controlar su ira y en ese momento estaba a niveles bastante altos.

Su sesión de patadas fue interrumpida al entrar la furia personificada en su habitación.

-¡Naruto Uzumaki!- dijo la mujer- ¿¡Se puede saber qué haces tratando las cosas a patadas!?

-¡Nada!

-¿Qué te ha pasado?- su tono fue más suave y comprensivo.

-No me pasa nada, estoy bien- se fue relajando, porque su madre no tenía culpa de lo que pasaba con Hinata y Toneri.

Ella tenía una ligera idea de lo que le enfadaba a su hijo, Hinata Hyūga, ella sabía que sentía algo por ella, porque era lo más obvio del mundo... pero prefería no presionarle y que su hijo le contara sus problemas por sí mismo, pensaba que agobiarle era lo último que necesitaba, por lo que se acercó a él y le abrazó, plantando un beso en la parte superior de la cabeza y acariciando su pelo rubio.

-La cena está hecha, hoy papá ha preparado ramen- se fue de la habitación, preocupada.

Naruto se lanzó bocarriba en la cama, dejando salir de sus pulmones un largo suspiro sintiendo cómo su frustración se liberaba un poquito.

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Otro nuevo día se asomaba por la ventana del dormitorio de Naruto, quien roncaba sonoramente.

-¡Buenos días dormilón!- Minato Namikaze entró a la habitación de su hijo quien se despertaba, perezosamente.

-No quiero levantarme- dijo soñoliento- quiero quedarme contigo en casa.

-No puedes hacer eso, pequeño- Minato tiró de las mantas, desarropando a su hijo.

-¡AH! P-Papá... ¡eso es cruel-ttebayo!- Naruto empezó a temblar- hace mucho frío.

Por otro lado, en la casa de los Hyūga, Hinata no paraba de mirarse al espejo, observando la imagen que éste le regresaba. Se miraba fijamente: la ropa, la cara, el pelo... quizás si se arreglara un poco más... sacudió la cabeza ante ese pensamiento, ¿estaba loca? Ella odiaba esas cosas.

Cogió su mochila y salió corriendo hacia la cocina.

-¡Buenos días!- dijo mientras cogía su bol de cereales de chocolate.

-Buenos días, hija- Hana, su madre, estaba preparando café para ella y su marido.

Tras desayunar, se fue corriendo al instituto. Estaba muy emocionada, porque Toneri seguramente la recordaría, era muy feliz.

Durante las clases no paraba de pensar en que llegara la hora de comer, porque Toneri pasaría por delante de ella y la saludaría y hablaría con ella.

Así fue, se encontró frente a frente con Toneri, pero el resultado no fue el que esperaba...

¡O-Otsutsuki-san!- saludó a Toneri en frente de Shion y todos los moscardones que tenía a su alrededor.

Toneri la miró con cara de confusión.

-Perdona... ¿nos conocemos?

Hinata no quitó para nada la sonrisa de su cara.

-Soy yo, Hinata Hyūga, la chica del restaurante. Sólo quería darte las gracias por lo de ayer.

-Ah...- El tono de Toneri era de pasotismo, como si no le importara que Hinata, con la que ayer flirteó, estuviese delante, y pasó de largo, los oídos de la chica fueron arropados por la estridente risa de Shion y compañía.

Hinata se quedó algo pasmada, tenía la sensación de que Toneri había actuado un poco extraño, pero no quería forzar las cosas. Sin embargo, Naruto vio todo desde la distancia y se mosqueó por cómo Otsutsuki había humillado a su amiga, quien seguía cegada por esa extraña imagen que se había hecho de Toneri.

Ella, tras ser observada por todo el mundo, que murmuraba y la señalaba, echó a correr antes de que Naruto llegara para hacer su papel de héroe y salvador. Se fue a su sitio privado, la biblioteca, para hundir la nariz en los libros y olvidarse de lo que había pasado...

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Tras el episodio en el instituto, Hinata volvió rápido a casa... ni si quiera quería hablar con Naruto ni preguntarle sobre lo que le pasó ayer, porque estaba demasiado sumida en sus cosas. Volvió a realizar el mismo ejercicio de por la mañana, mirar la imagen que el espejo le devolvía: una niña con ropa de tres tallas más grande, nada femenina, el pelo en la cara.. nada arreglada y eso, al parecer, no era lo que le gustaba a Toneri. Fue a su armario y miró la ropa que tenía, eran todo camisas, zapatillas, camisetas anchas... ¡y estaba harta! Si debía esconder su estilo para gustarle a Toneri, lo haría.

Bajó por las escaleras y habló con su madre. Dijo que ya era hora de un pequeño cambio de look y le pidió que la llevara a la peluquería para poder cortarse el flequillo y arreglarse el pelo. También, quizás, podría hacerse las uñas y realizarse un tratamiento de depilación.

Lo hizo.

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Al día siguiente, todo el mundo miraba a una chica que se aproximaba al instituto. Se movía con gracia, su falda corta bailaba con el meneo que sus caderas realizaban, su pecho botaba dando a relucir un revelador escote y su pelo se balanceaba de un lado a otro.

Naruto se encontraba en la rama de un gran árbol pensando, a pesar de que Iruka-sensei le había dicho que estaba prohibido, le gustaba meditar y ver a la gente pasar.

-¿Has visto a la nueva?- escuchó hablar a un par de chicos.

-Claro que la he visto, pero creo que no es nueva. Es Hinata Hyūga de la clase 12-B.

Naruto, al escuchar que hablaban de ella, dio un respingo y saltó del árbol, asustando al par de amigos. Corrió veloz a la entrada del instituto para ver a un grupo de chicos que hacían un corro para ver algo, o a alguien; puso los ojos en blanco y se adentró en aquel grupo de gente para ver algo que jamás vería... Hinata se había arreglado de pies a cabeza, ahora ya no vestía sus camisas de cuadros con vaqueros y zapatillas... ahora vestía con una minifalda, que parecía más bien un cinturón, una camiseta con un escote que parecía que iba a acabar en el ombligo y unos zapatos planos... al menos quedaba algo de la vieja Hinata que odiaba los tacones... pero, pero... ¡estaba maquillada! ¡Como una maldita puerta!

-¡Naruto-kun!- Hinata corrió hacia él, haciéndose paso entre la multitud que había creado por su impresionante aparición- ¿Qué te parece?- dijo dando una vuelta para que él la viera bien.

-Estás ridícula-espetó, muy enfadado- esta es la idea más estúpida que has tenido en toda tu vida. Dime, por favor, que no ha sido para gustarle a Toneri... dime, por favor, que no eres tan idiota como para hacer eso.

-¡No es por eso! ¿Qué tiene de malo con que quiera verme un poco más guapa?- se cruzó de brazos, haciendo que sus grandes pechos se elevaran, haciendo sonrojar a Naruto... y al resto de chicos.

-No tiene nada de malo- dijo con voz serena- pero, ¿qué tenía de malo tu estilo de antes? Estabas bien tal y como eras, tú eres guapa sin necesidad de maquillaje... ¡eres preciosa al natural y con maquillaje estás horrible!- gritó enfadado.

-¿Por qué te enfadas conmigo?

-Porque estás dejándote llevar por una imagen equivocada, Hinata. Ese tío no merece que cambies tu estilo, ni él ni nadie.

-Sólo quiero que me vea guapa, no es tan malo.

-Haz lo que quieras, si quieres hacer el ridículo hazlo tú sola. Ya me he hartado de todo esto, ¡no puedo más!- antes de que Hinata le pudiera decir algo, se fue rápidamente. Las ganas que tenía de gritarle te quiero en su cara eran tan inmensas como el miedo a las consecuencias de hacerlo. Era una idiota, no había nada de malo en ella, lo que pasaba es que Toneri necesitaba fardar con alguna chica que estuviera buena.

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A la hora de comer, Naruto estaba sentado en una mesa con cara de pocos amigos, donde podía ver a Hinata que parecía que esperaba a alguien. En cuanto visualizó su objetivo, fue rápidamente para volver a encontrarse con Toneri, con quien estaba empezando a hablar. Ya no pasaba de largo como el día anterior, e incluso le cogió un mechón de pelo y empezó a jugar con él... a estas alturas, Naruto y su maldita conciencia, habían decidido que dejar sola a Hinata era estúpido e infantil por hacerlo debido a los celos... ¡pero no lo podía evitar! Hinata había estado en su corazón por 5 malditos años y no era posible concebir un mundo en el que ella estuviera con otro siendo feliz... pero aquello sonaba a psicópata y egoísta, pero sobre todo lo primero.

Se acercó con paso decidido hacia Toneri y ella y pudo escuchar algo de su conversación.

-Vaya Hinata... estás muy guapa. Ese look te sienta muy bien.

-Muchas gracias, Otsutsuki-san.

-Oh, vamos... puedes llamarme Toneri con total confianza. Oye, este sábado doy una fiesta en casa, ¿te gustaría venir? Puedes invitar a alguna amiga.

-¡Claro! Me gustaría mucho.

-Bien... nos vemos este sábado, más tarde te doy la dirección.

¡No lo podía creer! Su primera fiesta... ¡y encima de Toneri!

-Hinata...

¡Por fin cambiaban las cosas! Sólo era cuestión de hacer un par de retoques...

-Hinata...

¡Por fin era alguien!

-¡Hinata!

Hinata volvió al mundo real para encontrarse con Naruto, con esa cara de zorrito abandonado, como ella le llamaba, que hacía al querer pedir disculpas y su orgullo no se lo permitía.

Suspiró.

-Ven aquí- dijo extendiendo los brazos.

Naruto se agachó, pues era notoriamente más alto que Hinata, y la abrazó bien fuerte.

-Lo siento...- le susurró al oído.

-Yo también- le respondió ella, haciendo que le recorriera una descarga eléctrica por toda la espalda. Su boca estaba tan cerca a la de ella, sería un simple movimiento, tenía unas ganas inmensas de hacerlo, pero el timbre les interrumpió, haciendo que volvieran a sus respectivas clases.

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Decidió no contarle nada de la fiesta a Naruto, porque sabía que le diría que era una mala idea o se iba a poner en contra... y ella lo único que quería era disfrutar del rato y dejarse llevar. Le había cogido ropa a su madre, quien tenía el tipo de gusto que gustaba a Toneri, y se maquilló lo justo y necesario ya que no era una artista con las pinturas. Cogió el bolso y se fue de casa, con la patética excusa de que estaría en casa de una amiga, misma cosa que le había dicho a Naruto.

En cuanto llegó, pudo ver la gente que había reunida y también escuchaba la estridente música que agolpaba el salón. Llamó varias veces hasta que Toneri le abrió la puerta, quien la miró de arriba a abajo, comiéndosela con los ojos.

-Estás preciosa.

Y era verdad. El vestido que tenía Hinata resaltaba su figura femenina y aquel leve maquillaje le sentaba muy bien, estaba vestida apropiadamente para una fiesta y contaba con el certificado de aprobación secreto de Hanabi Hyūga.

-Gracias, tú tampoco estás mal.

Toneri le sonrió y le puso una mano detrás de la espalda, cerca de la cintura. Ella estaba que no lo podía creer, estallaba de felicidad y nervios.

-Toma, sírvete una copa- dijo Toneri señalando el amplio surtido de alcohol sobre la mesa.

-Eh... gracias- en realidad Hinata odiaba el alcohol, era algo que le producía dolor de estómago. Había tratado de probarlo con Naruto, pero siempre le ardía por dentro, mientras que escuchaba la risa alegre de él mientras veía la cara de asco que ponía.

Decidió dejar de pensar en Naruto y seguir con su noche de fiesta.

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Naruto se encontraba ensayando con su banda, en un pequeño local que tenían alquilado. Disfrutaba tocando la guitarra, le ayudaba a concentrarse y también a olvidar los problemas... sobre todo los amorosos; cuando estaba enfadado, cogía las baquetas de Kiba y se disponía a tocar la batería, que aunque se necesitara de fuerza como éste le había dicho, no se podía hacer a lo bruto, se debía tener una excelente precisión que no se conseguía estando enfadado.

Estaba riendo alegremente, tomando alguna que otra cerveza casual, sin caer del todo en el vicio... pues Kushina le había advertido de los tres vicios prohibidos que existían y que bajo ningún concepto debía caer en ellos, al contrario que Jiraiya; el vicio, el alcohol y las mujeres... y lo cumplía a raja tabla, el 99.9% de las veces.

Ensayaban una de las canciones que Sasuke había compuesto, era bueno para esas cosas, y aunque la cantante solía ser Sakura... Naruto tenía ánimos de cantar.

-Ni lo sueñes, dobe, no me apetece que se ponga a llover.

-¡Vamos, teme! Me apetece mucho, déjame intentarlo.

-Vamos, Sasuke-kun, sabes que cuando a Naruto se le mete algo en la cabeza no hay manera de sacárselo.

Sasuke suspiró ante el razonamiento de la vocalista del grupo.

-Está bien...

-¡Sí! ¡Gracias, Sakura-chan!- guiñó el ojo, sin ser consciente de que era encantador y de que en ese pequeño local se encontraba una buena amiga de Sakura, que caía ante dichos gestos.

-¡Hey, Sara!- dijo Ino, otra amiga de la banda- te estás comiendo a Naruto con los ojos- esto provocó que Sara se pusiera roja.

-¿Q-Qué dices, Ino? ¡Para ya!

Ino no paraba de reír, fastidiando a Sara de manera amistosa. Esto despertó la curiosidad de Sakura.

-¿Qué pasa aquí?

-A Sara le ha gustado Naruto.

-¡N-No es verdad!

Sakura sonrió a Sara, con una mezcla entre pena y algo de emoción contenida. Si le gustaba Naruto lo tendría imposible, porque él no podía olvidarse de Hinata y ella sabía cuántas veces lo había intentado, porque era la persona que más le había consolado por ello ya que él hizo lo mismo por ella cuando Sasuke tuvo una etapa en la que dañaba a los de alrededor.

Pero eso era otra historia aparte.

De pronto, se escuchó el sonido del micrófono entonándose.

-Ejem, ejem- carraspeó Naruto- ¡Bien! ¡Bienvenidos al concierto especial de la súper estrella de rock de todo Konoha... Naruto Uzumaki!

Comenzó a tocar la guitarra y a cantar.

A Sakura no paraba de rondarle un pensamiento por la cabeza.

-Naruto... canta muy bien.

Con todo el jaleo de cantar y de tocar, Naruto no pudo ver cómo su teléfono recibía una llamada... de Hanabi, la hermana pequeña de Hinata.


Continuará.