Mis ojos reflejaban tu rostro, el sentimiento que sentí con sólo verte fue muy distinto a la última vez que te había visto, tú dirigiste la mirada hacia mí, ya no es lo mismo, ¿verdad? En aquel entonces en el que era feliz por pensar en que te vería al otro día te vería, nuestras miradas se juntaban y sonreíamos, ahora sólo desviábamos nuestros rostros como si fuésemos desconocidos... hasta hace unos meses era feliz con el amor que sentía, y ahora, este sentimiento parece un vaso que se ha roto en mil pedazos, el olvidar es difícil y yo aún no sé si se te he olvidado, es como si no te recordara en semanas y al verte se me agita el corazón, por primera vez en mi existencia no quiero llorar por un amor, se siente como si mi pecho quisiera salir, en especial si es por ti... es difícil tratar de ocultar esto, al recordar todo, siento que esto no ha acabado, aunque ya todo terminó, todo, menos mis lágrimas que llegan y no salen, ¿por qué? Deseé verte seguido cuando aún te quería, ahora que no anhelo observarte como en esas ocasiones, apareces, eres... un idiota.
¿Sabes? Escribo y escribo, pero no entiendo el por qué de querer hacerlo, no lo leerás por mucho que quieras, no me responderás, no harás nada conmigo... Sólo quiero escribir un poco, y que... se trate de ti.
Tú, me enseñaste a querer de una forma maravillosa y única, te sentía diferente a los demás, te destacabas por no ser muy inteligente y por ser una persona hermosa, aunque no tuvimos muchos intercambios de palabras, me alegra que seas feliz con esa chica, te felicito, porque ella es... todo lo contrario a mí. Encontraste lo que te gusta, Ichigo.
Gracias por alegrarme dos años, por sonreír como sólo tú sabes hacerlo, por verme, por darme esperanzas, por todo...
Gracias por enseñarme a no confiar en ti, por todo lo que sufrí y lloré, por reírte de mí, gracias, ¿por qué...? Porque por estas razones ya será fácil dejarte en el pasado, pisarte y aplastarte, hasta destruir todo recuerdo, tú lo haces así ¿o me equivoco?.
Tú, Ichigo, ya no existes en mí.
