Disclaimer: Los personajes de DGray-Man no me pertenecen, son exclusivos de Katsura Hoshino. Está historia está libre de fin de lucro.
Capítulo Uno
Alzó la cortina de la ventana, encontrándose con aquel aguacero que no parecía ceder en ningún momento. Soltó el trozo de tela amarillenta y se dejó caer al suelo, tomando la pared como respaldo y apoyando aquella katana cubierta por tela, sobre su hombro.
Cerró los ojos, intentando descansar un poco, ya que el clima no les dejaría avanzar más allá de lo que le hubiera gustado.
Pero aquella insistente mirada, no tenía la más mínima intención de dejarle efectuar sus planes.
—¿Qué quieres, Lee? Ya te dije que nos moveremos cuando la lluvia pare.
—Eso ya lo sé —asintió en un susurro.
—Entonces, duerme.
—No puedo.
—Tks… ¿Ahora qué ocurre? —Cuestionó fastidiado. Abrió los ojos y se fijó en su compañera, que estaba sentada en el pequeño camastro.
—Tengo una pregunta para ti —comentó entusiasmada, regalándole una amplia sonrisa—. ¿Puedo?
—¿Y después te dormirás?
—¡Sí! —Respondió entusiasmada.
—Habla… —incitó aburrido.
—¿Por qué me requeriste para formar parte de tu equipo? Digo, Marie, Miranda y Krory también podían formar parte de tu campaña como nuevo general —terminó susurrando, mientras su mirada estaba baja y sus manos no dejaban de frotarse entre sí.
—¿Hay algún problema? Porque si es así, puedes irte y hacer…
—¡Kanda! —Le gritó molesta, inflando sus mejillas y frunciendo el ceño—. No me molesta formar parte de tu equipo. A lo que me refiero es… ¿por qué sólo a mí?
—Marie sigue formando parte del equipo de Tiedoll, en cuanto a Krory y Miranda, ¿es necesario que te conteste?
—¿Sólo eso? Digo, no hay otros motivos, aparte de que era la única disponible.
—Lee…
—Está bien, ya entendí —contestó desanimada.
La pelinegra se quitó los zapatos y se echó en la cama, dándole la espalda al espadachín. Quien sólo la miró con disgusto, por su comportamiento infantil.
Dejó que pasara un par de minutos, para ver si ella seguiría con esa actitud pueril o volvería a interrogarlo. Lo cual resultó ser —para su desagrado— la primera opción.
—Tks… —chasqueo molesto la lengua, pero ya se había dado por vencido—. Porque contigo es con quien mejor trabajo. Aparte, de que así podremos encontrar al idiota del Moyashi, después de todo es lo que más deseas, ¿no es así?
Lenalee se irguió y quedo sentada sobre sus piernas, mirando al chico de larga cabellera, quien tenía su mirada perdida en la puerta de la angosta recamara que pudieron rentar.
Obviamente, él se había anticipado evadiendo su mirada, antes de entrar en contacto.
Lenalee sabía lo difícil que era para Kanda, el tener que aceptar que trabajaba bien con alguien, y menos que estaban en busca de Allen. Aunque eso último no parecía agradarle al pelinegro. No porque no quisiera encontrarlo, ya que era quien presentaba mayor interés en localizar con el joven albino. Pero desconocía que era lo que le molestaba en verdad.
—Yo solo quiero que las cosas se resuelvan, para que Allen pueda volver. Él es parte de nuestra familia, Kanda.
—Dilo por ti, ese idiota no es nada mío.
Lenalee no pudo evitar el soltarse a reír por aquel agresivo comentario, lo cual no era extraño, pero hacía mucho que no había escuchado mencionar algo negativo hacia Allen o Lavi.
—¿Cuál es la gracia, Lee? —Volteó a verla con el entrecejo fruncido y los labios en una perfecta línea recta.
—Te extrañaba, ¿no te lo había dicho? —Le mencionó con una dulce sonrisa en su rostro y con las lágrimas al borde de escapar, para recorrer las sonrojadas mejillas.
—Tks… —Volvió a chasquear la lengua y apretó con fuerza la katana, que seguía cubierta por aquella tela negra—. Deja los sentimentalismos para después. Eres molesta.
—Vamos, baKanda, un poco de amor no te hace daño.
—¿De qué mierda estas hablan…? —Se calló, al momento en que la chica estaba hincada frente a él, apoyando las manos sobre sus rodillas.
No sólo se sorprendió por la velocidad de la chica sin usar sus botas, sino no de lo cerca que estaba de él. No es que fuera la primera vez, realmente la cercanía con Lenalee, no era algo novedoso. Pero ahora, las cosas habían cambiado mucho, al menos de su parte, sí.
Kanda había mantenido una cercanía con la chica, que no compartía con nadie más. Tal vez fue por pena —en un principio— o quizás sintió, que poco daño podía hacerle una pequeña niña, que lo único que sabía hacer era llorar y esconderse.
Con el pasar del tiempo, eso se volvió algo cotidiano, tanto que nadie lo mal interpretaba. A pesar de que ambos habían dejado de ser niños, pero seguían viéndose como tal. Al menos eso es lo que había pensado, hasta aquel día en que la volvió a ver, después de la muerte de Karma.
Por alguna extraña razón el bromear sobre su «fealdad», le había parecido divertido, sobre todo ante la violenta reacción que tuvo, la cual no se esperó, pero tampoco le molesto haber recibido esa bofetada. Ni siquiera la gran idea de beberse la inocencia de las manos de Lenalee, que sin duda había sido una delicia. En especial al ver las caras de idiotas que pusieron Komui y Bak, al momento en que realizo tal acción. Pero tampoco se esperó aquel intenso carmín en el rostro de Lenalee, algo que le había parecido «lindo».
Lenalee ya no es más una niña, sino una mujer…una muy…
—¿Kanda, sucede algo? —Interrogó preocupada y acortando más la distancia entre los dos.
—Tks… Nada, y quítate de encima, que ya no eres una niña para estarte cargando.
—Antes no te quejabas —apoyó sus manos más allá de las rodillas, algo que tenso a Kanda—. Incluso decías que pesaba igual que una mosca.
—Pero ya no —la cogió de las muñecas y retiro las manos de sus piernas—. No eres precisamente una niña, ¿qué no te ves en un maldito espejo, Lee? Tks…
—Ya sé que no soy una niña —bajó la mirada apenada—. Pero en todo caso, no es que este encima de un niño, porque tú ya eres un hombre… —Abrió los ojos de par en par, al darse cuenta cual era el meollo de todo el asunto.
—Vaya qué si eres lerda, Lee.
—Entiendo el punto, pero eso no importa —volvió a inflar sus mejillas con gracia.
—¡¿Qué?! —Kanda no pudo esconder el estupor que provocaron esas simples palabras.
—Vamos, dudo mucho que el General Kanda Yū, tenga sucias intenciones hacia mí —trató de sonar seria, pero la risa amenazaba con romper el momento—. ¿O sí?
—Tks… Sólo sabes decir estupideces —dijo entre dientes—. Esta charla se terminó, así que vete a dormir, que no quiero escuchar quejas por la mañana.
—Eres un amargado —chistó ella molesta, volviendo hacia la cama—. ¿Y piensas dormir ahí sentado?
—¿A caso ves otra cama?
—Podríamos…
—No.
—Vamos, no te tomes las cosas tan apecho. Esto ya lo hemos hecho antes.
—Duerme o te hago dormir —habló con tonó amenazante.
—No serías capaz.
—No tientes tu suerte, Lee. ¡Duérmete!
—Está bien, está bien —dejó escapar un suspiro—. Si cambias de opinión, puedes meterte a la cama cuando gustes.
Sin más que decir, Lenalee se quitó la chaqueta y se echó encima las cobijas, dándole la espalda nuevamente a Kanda.
Estaba confundida, ya que el espadachín jamás le había tomado importancia al hecho de que ya no eran niños, porque la seguía tratando igual que hace años. Podía entender que era por respeto o por no meterse en problemas con su hermano. Pero no es que Komui, en verdad pudiera hacerle daño a Kanda, jamás había podido.
Dejó escapar otro suspiro y cerró los ojos con fuerza, tratando de que el sueño la atrapase de una vez y dejar de estar pensando cosas que no tenían importancia.
Kanda la miró, hasta cerciorarse de que en verdad la pelinegra ya estaba dormida. Después de eso bajó la mirada y vio sus manos, que estaban apoyadas en sus piernas, exactamente en donde estuvieron las de Lenalee, antes de quitarlas de encima.
Aquella sensación lo alarmo, porque ese tipo de contacto entre ellos no era el correcto, pero a su cuerpo le agrado y eso era lo que más le molestaba. Detestaba saber que tenía las mismas necesidades de cualquier hombre, como el idiota de Lavi —para dar un ejemplo—. Pero no sólo era el hecho de que su hombría se motivó, sino que fuera precisamente con Lenalee.
Detestaba que todas estas «cosas» le estuvieran pasando precisamente con ella, y no con otra. Tal vez porque era con la única mujer con quien mantenía una relación cercana o, quizás, había algún otro motivo. De alguna manera, llegó a creerse lo que toda la Orden decía de los dos.
Ustedes parecen hermanos, ¿no se los habían dicho?
Y no los culpaba, parecían tal cual, sobre todo cuando Lenalee corría hacia él para usarlo como su refugio, cada vez que Leverrier arribaba a la torre. Incluso, tuvo varios enfrentamientos con ese insufrible tipo, con tal de mantener a Lenalee a salvo y fuera de esos estúpidos experimentos de sincronización. De alguna manera, se comportó como un hermano, incluso cuando Komui llego a la Orden, claro, de una manera menos sobreprotectora. Ya que, desde la llegada de su hermano mayor, ella recurría a él, en sus momentos de ansiedad.
Pero ahora, precisamente que su tiempo se volvía cada vez más corto, con cada paso que daba, que tenía que dar caza a lo que despertó egoístamente, y, sobre todo, fijarse en la persona que no debía.
Lenalee Lee era su hermana y debía seguir así hasta el día en que su deceso se efectuará.
Ella lo miraba de esa manera, como un hermano, parte de su familia. Porque Lenalee, tenía sus sentimientos dirigidos hacia otra dirección, la cual no era la suya.
Él no tenía derecho a atarla a alguien que tenía el reloj en contra y, menos, cuando ella miraba hacia donde se encontraba, Allen Walker.
Es por eso que ahora estaba en ese sendero, para matar al catorceavo Noah y llevarle de regreso a Allen, directamente a los brazos de quien tanto añoraba encontrarlo.
Lenalee Lee.
¡Hola a todos! nwn
Éste es mi primer fanfic de DGray-Man y de la pareja KanLena (que es mi ship). Realmente no sé qué esperar, porque éste fic lo escribí para una amiga, y apenas me anime a publicarlo. XD
También cabe aclarar que…no sé cómo vaya el manga, sino mal recuerdo, ya van dos capítulos que no me leo, más el que saldrá a mediados de éste mes. D:
Así que no sé si ya se ha aclarado el tema del nuevo cargo de Kanda, y no sé cómo es que se va a desarrollar. Pero bueno, me anime a invitarme algo, para relacionar a mi ship.
A quien lo lea, espero sea de su agrado y se le agradece que se haya tomado la molestia de leerlo.
El próximo lunes subiré el capítulo dos, de esta cortita historia. :3
¡Hasta luego! :)
