Título: "Te declaro la guerra con un papel… Y este pan francés"


Disclaimer: Gintama no me pertenece (Todos sabemos que es de Hideaki Sorachi "El Gorila") El fanfic en cuestión es de mi autoría


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En aquella ciudad donde se escuchaban los sonidos del tráfico, los cotilleos de las personas sobre ellas mismas, y donde el claro olor y ambiente a ciudad destacaba, por supuesto, eso era. El año de 1924, una época perdida en una sociedad efímera, donde el blanco y negro eran parte de los colores de la ficción, y la locura acrecentaban los brillos de Paris.

En esa ciudad infestada de sociedad un par de edificios pegados yacían en un barrio. En la entrada de uno de ellos, un letrero algo viejo resaltaba, o eso pretendía, en aquella desgastada pared de ladrillos.

"Trabajos misceláneos de Gin. Estamos hasta en el sexto piso, número 256"

Y era cierto, quienes eran los dueños de aquel trabajo hacían de todo, y claro, mientras hubiera dinero de por medio. Sin embargo ya había pasado un mes desde que ningún cliente los contrataba, lo que llevó a Gintoki, jefe de los trabajos misceláneos, a buscar clientes por la ciudad aunque para ser más honestos, para él era una oportunidad para conocer nuevos lugares donde "relajarse".

Y así quedaba sola la pequeña Kagura, empleada de aquel vago de cabello plateado. No le quedaba de otra más que esperar, así que encendió la radio… Una canción clásica de esa estación estaba sonando, y como siempre la repetían, aquella pelirroja no tardó en aprendérsela y cantarla a todo pulmón mientras daba volteretas en ese reducido lugar, en su cabeza era igual las bailarinas de ballet.

Abrió la ventana, permitiendo que la brisa se filtrara y se llevara su "armonioso" canto. Se dio la vuelta para continuar con su melodía, pero un pan, más duro que el diamante, se estrelló contra la parte de atrás de su cabeza, lo que provocó que se callara. Le había dolido, antes que nada se sobó y luego se encontró con el causante de su sufrimiento, el cual tenía una nota de papel pegada. No lo dudó y comenzó a leerla.

"Eres muy ruidosa, tus aullidos no me dejan dormir en paz. Pd: Por favor hazle un favor al mundo y cierra tu boca, china"

Esto la había molestado hasta tal punto que ese pan se hizo polvo en sus blancas manos. "¿Callarme?, ¿Qué se cree ese idiota?" pensó mientras el sonido de sus dientes rechinar no cesaba. No sabía quién era el dueño de tan grosera petición, volteó y en el edificio de a lado, que sólo tenía un metro y otro poco más de distancia, pudo sentir una mirada carmesí. Era un chico de cabello castaño, complexión delgada y que por su apariencia se podía deducir que era alguien estricto respecto a su cuidado personal, ya que poseía un atractivo tanto físico y su misteriosa figura no parecía inmutarse por nada.

Su vestimenta con aires de china, y aquellas coletas que iban en cada lado de su cabello, fueron escusas suficientes para él de, además de no saber su nombre, llamarla china.

Al parecer habían nuevos vecinos, y que peor forma de presentación. Pero a Kagura le pareció injusto que sólo ese chico tuviera la oportunidad de presentarse.

Tomó un pedazo de papel de una vieja libreta y una pluma. Comenzó a escribir y amarró esa nota a ese pan francés, y con todas sus fuerzas la arrojó hacía el edificio de al lado. Un quejido de dolor ahogado pudo escucharse, ese pan había golpeado a aquel chico en el rostro dejándolo en el piso. Sougo, que era el nombre de él, se levantó adolorido y desenvolvió el papel que venía anexado a ese pan rancio.

"¡No lo pienso hacer! Y si no te gusta puedes comenzar por arrancarte los oídos, que al parecer no te sirven, o también puedes irte de aquí (La opción dos es mi favorita) Pd: Por favor hazlo y le harías un favor al mundo y sobre todo a mí, bastardo sádico"

Eso no le había parecido nada gracioso a Sougo, que quien volvió a repetir el acto de escribir y lanzar ese pan a su antigua dueña, pero en ese instante otro pan igual de duro iba directo a él… Ninguno lo pudo esquivar y las narices de ambos se podrían declarar rotas en ese momento.

Kagura tomó ese papel, al igual que Sougo y ambos se rieron con malicia y algo de furia mientras con el brazo se limpiaban la sangre de la nariz.

"¿Quieres comenzar una guerra, china?"

Ella agrando su sonrisa.

"¿Quieres comenzar una guerra, sádico?"

Él sonrió con sadismo.

Como ninguno sabía el nombre del otro, era más fácil llamarse de esa manera. Y de nueva cuenta, esos panes regresaron a ellos dos en forma de golpe seguro, y por supuesto, con una notita pegada.

"Te odio china"

Kagura arrugó ese papel, pero por dentro sonreía, tenía alguien con quien pelear y de alguna forma aliviar su soledad.

"Te odio sádico"

Sougo sonrió, por fin había encontrado alguien con quien pelear y aliviar su soledad, esa soledad que era parecida al vacío.

Los dos se asomaron a ese balcón, que estaba pegado el uno al otro. Intercambiaron unas sutiles miradas de odio, pero a veces ese era un sentimiento más complejo que el mismo amor y esas miradas lo demostraban.

Esa pelirroja le sacó la lengua, y él le sonreía como un total sádico, luego de eso cerraron con todas sus fuerzas aquellas ventanas. El timbre de ellos dos comenzó a sonar. Kagura corrió y abrió, era Gintoki, que al parecer gastaba lo que no tenía en alcohol.

— Kagura—Dijo emocionado—Hoy tampoco pude encontrar clientes—Estaba ebrio y ella lo sabía

Lo ayudó para acostarse en aquel gastado sillón, y con una manta lo cubrió para que no pasara frio… Los inviernos en esos lugares eran más gélidos de lo común. Gintoki sacó sus pies de esa manta parchada dejando ver los hoyos de sus calcetines, y lo útiles que le eran en verano, e inútiles en invierno.

En el otro edificio, alguien abrió la puerta y un balde con agua cayó encima de este. Era Hijikata, que estaba furioso, sobretodo porque su cigarro había sido mojado cruelmente al igual que él. Por esa y un mil razones más odiaba ir a donde vivía Sougo.

— Oh Hijikata-san—Sougo abrió la puerta y puso cara de inocente—Debiste haber llevado una sombrilla, porque parece que llovió

— No te hagas el inocente—Hijikata deshacía el cigarrillo entre sus dientes lleno de coraje—Sé que fuiste tu

— Jamás lo negué—El sádico de nuevo había sacado su lado sádico

— Maldito sínico—Renegó entre dientes aquel hombre de cabellos negros— Bueno, solo quería decirte que de nuevo te toca el turno de la noche

Después de decir eso se retiró, y se metió al departamento de enfrente, aun maldiciendo a Sougo, quien aún se iba a poner el uniforme, y hacer otras cosas, pero honestamente estaba realmente cansado, había desempacado sus cosas y aun le faltaban algunas.

Cuando por fin estaba listo, se le ocurrió algo... Abrió su ventana y sonrió.

— ¡Ojala tengas pesadillas!—Gritó provocando que medio edificio encendiera sus luces y los perros comenzaran a ladrar— ¡China!

Era imposible no escucharlo, y más para Kagura que vivía enfrente de él. Corrió hasta la ventana para contestarle pero, ya no estaba y las luces de donde vivía estaban apagadas. Infló las mejillas, guardando en ellas todo lo que pensaba decir. Un frio capaz de hacer temblar hasta el más mínimo nervio recorrió el cuerpo de Kagura cuando decidió abrir la ventana, la cual inmediatamente cerró. Se abrazó a si misma… Se moría de frio.

Se metió a su pequeña habitación, que más bien era una poco espaciosa bodega, pero que para ella muy cómoda.

Y en aquella ciudad un chico con el uniforme de la policía deambulaba. No podía encontrar su cafetería favorita, sabía que estaba en algún lugar. Se suponía que debía vigilar, pero sus reglas eran que: "si tú no te sientes cómodo, es imposible hacer bien el trabajo", práctica que llevaba todos los días de su trabajo.

Luego de un rato pudo hallar aquella cafetería y comprar algo de comer. Se sentó en una banca de ese parque, mientras comía y escuchaba ese típico acordeón y piano, que eran parte de las tradicionales canciones de en ese entonces tocaban. Los desnudos árboles, por invierno, eran parte de aquel paisaje. De nuevo comenzaba a nevar.

Sacó su comida de los recipientes para llevar, y comenzó a comer. Eran unas dulces crepas. Mientras pasaba el rato caminando, se percató de que su turno había acabado. Suspiró satisfecho. Regresó de nuevo a su nuevo hogar y en la puerta iba esquivando, obviamente, unas cuantas trampas que eran para Hijikata.

Abrió la puerta de aquel departamento, y puso ojos de pez muerto cuando se dio cuenta de que la ventana que conectaba al edificio de a lado estaba rota, y que un pedazo de madera estaba en el suelo con una nota, y por supuesto pequeños pedazos de cristal alrededor.

Recogió la nota, sabía que era de ella.

"Por tu culpa tuve pesadillas… Estúpido sádico"

Arrugó ese papel, y salió al balcón. Entre una delgada manta encontró a Kagura acurrucada en sí misma en el balcón. Esos ojos azules lo voltearon a ver con odio. Estaban rojos y llenos de ojeras.

— ¡Tú!—Gritó Kagura entre dientes— ¡Por tu culpa estoy sufriendo!

— ¿Por mi culpa?—Sougo se río con cinismo—Yo simplemente expresé un deseo en voz alta… Que seas tan torpe como para tomarlo tan literal no es mi culpa estúpida china

— Ahora no puedo dormir—Ella se colocó las manos en la cabeza—Pero quiero dormir… ¿Qué vas a hacer con eso sádico?—Preguntó molesta

— Simplemente observar con una sonrisa—Y ciertamente una sonrisa se dibujó en su rostro

Ella se molestó más con ese nada agradable comentario. Tomó una maseta y en un ataque de furia se lo lanzó a Sougo quien logró esquivarlo sin siquiera inmutarse.

— ¿Quieres matarme?—Le preguntó con una sonrisa—Se necesita de m…—Otra maseta le tapó la boca

Kagura se río a grandes carcajadas de manera burlona. La llenaba de satisfacción que su nada querido compañero estuviera agonizando de dolor. Él se tapó con las dos manos el rostro, le sangraba la nariz. La miró con un profundo odio, y ella con una sonrisa presumida.

— Pues como veo que mis palabras tienen suficiente poder en ti…—Sonrió develando una gran malicia a través de sus palabras—Entonces espero que en el sueño te ***** y ***** mientras agonizas, y ****** gritando… Oh si también junto a ***** que ***** —Entró de nuevo a su departamento

Se quedó estática unos segundos sin saber que decir o hacer. Lo que ese sádico había dicho iba a causarle pesadillas sí o sí. Tragó saliva. Sougo de nuevo abrió la ventana asomando simplemente la cabeza.

— Lo olvidaba… Buenas noches china—Se río macabramente mientras se ocultaba lentamente detrás de esa ventana para cerrar con el clásico rechinido de las películas de terror

Eso solo había empeorado más su triste situación de miedo. Pero colocó sus manos en la cintura, infló el pecho y se río de una manera tan escandalosa, más bien nerviosa, y sonrió de oreja a oreja.

— ¿De qué hablas?—Continuó riéndose—Yo no le temó a nada… Soy la reina de Montparnasse

Nadie respondió. Sougo aún no estaba dormido, sólo se limitaba a escuchar a Kagura.

— ¡Sádico!—Gritó nerviosa— ¿Sádico?—Continuó llamándolo, el nada más trataba de no reírse

Ella se detuvo de llamarlo. Un gran silencio regresó, y el suspiro de alivio… Por fin iba a poder dormir un poco. Sin embargo, algo se estrelló contra esa ventana de nueva cuenta. Era una manzana con una nota pegada. Sougo ya se había acostumbrado al hecho de abrir cada nota de ella.

"Muérete. Muérete. Muérete. Muérete. Y ojala que cuando el infierno tenga la desdicha de conocerte te quemes en él"

Sonrió, iba a contestarle… Pero algo evitó que lo hiciera.

— ¡Mi manzana!—Exclamó Kagura preocupada

Aquella manzana era de la poca comida que tenía en casa, lo que significaba que era considerada un tesoro. La había lanzado por accidente, el no poder dormir, en ella, causaba grandes estragos. Sin siquiera vacilar saltó de su balcón al de su enemigo, y entró como Juan por su casa.


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Nota de autor: Hola de nuevo, bueno traje un nuevo fic :3 (Algún día tomare un descanso :'v) Y Kagura se refiere con "Montparnasse" a un barrio de Paris famoso en los años 20's por su variedad en lo artístico e intelectual, donde se vio nacer grandes artistas entre ellos el gran Picasso 3 Y también algo por que quise poner esto fue por una frase que dijo Jean Cocteau "la pobreza era un lujo en Montparnasse" y pues allí vivía gente que no tenía mucho dinero ya que venían a hacerse famosos artistas… Y bueno podría continuar pero los aburriría con historia :'v

Hasta luego y saludos :33