Daichi Sawamura era un buen alumno, todas las materias escolares le eran fáciles excepto una: matemática. Esa clase lo exasperaba, no entendía nada así que siempre antes de un examen le tenía que pedir ayuda a Sugawara, Suga, para estudiar y poder aprobar.

- ¡Suga!

- ¿Qué pasa Daichi? – Dijo el Kōshi con su adorable sonrisa

- Uh, emm – Daichi empezó a titubear desconcentrado por la ternura de su compañero – mañana tengo examen de matemática y...

- Oh, ¿necesitas ayuda? – preguntó el peliplateado al entender lo que su amigo quería decir – Deberías habérmela pedido antes y no el día anterior – agregó regañándolo a lo que Sawamura sonrió pensando que era adorable cuando lo retaba.

Ese día no tenían practicas de Voley por lo que llegaron a la casa del castaño temprano y con mucho tiempo para estudiar. Llevaban dos horas estudiando cuando Daichi dejó de prestar atención a lo que Kōshi decía para prestarle atención al movimiento de sus labios. "Mierda, esto se está saliendo de control"

- ¿Daichi? ¿Me estás prestando atención?

- No, la verdad es que estoy algo cansado... ¿Te parece si merendamos y después seguimos?

Suga suspiró y río por la poca voluntad que le ponía su amigo a las matemáticas, sin embargo asintió y se dirigió a la cocina mientras que el castaño le dijo que antes tenía que pasar por el baño.

"Esto se me está saliendo de control... No puedo evitar distraerme, querer besarlo y decirle todo. Tal vez deba hacerlo. No. Solo lo arruinaría. Mejor dejo las cosas como están."

Cuando entró a la cocina el peliplateado ya estaba preparando la merienda como si se encontrara en su casa y Daichi no pudo evitar pensar, como por septuagésima vez en el día, lo hermoso que era.

- Daichiii, Daaaichi, Sawaaamuuuraaa - Kōshi intentaba llamar la atención de su mejor amigo sin ningún tipo de resultado y no pudo evitar reír estruendosamente ante la cara ausente del morocho.

- ¿eh? ¿Qué pasa? - preguntó Daichi quien volvió en si, bastante confundido, al escuchar su risa.

- Te estoy hablando hace diez minutos - le respondió Suga mientras sonreía de una manera muy tierna pero que reflejaba preocupación - ¿Seguro que estas bien Daichi? Te noté ausente desde que llegamos.

- Estoy bien Suga, solo algo cansado. No te preocupes, vamos a merendar así después seguimos estudiando. - respondió el morocho poniendo cara de fastidio al acordarse que tenían que estudiar matemática después.