Capítulo 1.
Esta historia esta inspirada en muchos años de gustarme mucho la pareja de Misao y Aoshi. Espero que les guste los personajes no me pertenecen son de Nobuhiro Watsuki, además de ser un Crossover.
(aaaaaa) comentarios, movimientos o aclaraciones.
La mañana se hacia notar por los rayos de luz que aparezcan sobre el rostro de una dulce joven que se encontraba durmiendo sobre su "futón" , poco a poco fue abriendo sus ojos para quedar completamente despierta, pronto se levanto y se dirigió hacia los baños, para darse una ducha matutina, que hará que estuviera perfecta para comenzar su día; rápidamente ella abriría la puerta del lugar a donde se dirigía y una persona le saludo.
—Buenos días mi bella Misao.- saludo Okina.
-Buen día abuelito, entraré a darme un baño, no tardo mucho, pronto me presentare en con Okon y Omasu-.
Después de unos diez minutos la chica de larga cabellera negra y unos radiantes ojos color verdes, se dirigía con mirada firme y decidida hacia su lugar de trabajo en el cual la esperaban su amigos; antiguos miembros del poderoso clan de los Oniwabanshû, ella era la okashira(signf: líder- jefa) actual. Después de que Aoshi Shinomori eligiera unirse al clan de Makoto Shishio, Misao tomó la determinación de convertirse en la jefa supliendo al antiguo líder, el cual era Aoshi.
Ya habían transcurrido dos años de la batalla con Shishio y los Juppon -gatana, batalla enfrentada por Himura Kenshin, Hajime Saito, Sanosuke Sagara, mi señor Aoshi, los últimos miembros oniwabanshu y los más cercanos a el chico de cabellos de fuego: Kaoru, Yahiko y su maestro Hiko Seijúro.
En Kyoto las cosas marchaban con mayor tranquilidad, las batallas entre samurais eran poco comunes y pasajeras, las personas que llegaban a comer al Aoiya se ponían a platicar de los rumores, sin embargo muchas de las noticias alardeaban demasiado, porque mi instinto de espía era muy agudo. Junto con mis otros compañeros investigábamos para estar más tranquilos de que no surgiera otra gran amenaza como las anteriores.
-Misao, buen día, por favor atiende la mesa principal- indicó Omasu
-Claro que sí-.
La muchacha pelinegra se dirigió hacia la mesa indicada, en ésta se encontraban dos personas, una hermosa muchacha que se le calculaban unos 18 años, y un joven sumamente apuesto, sentado a su lado, daban la apariencia de una hermosa pareja.
-Buenos días en que los puedo servir-.
El muchacho sentado frente a Misao, al verla, claramente no podía ocultar que la entrada de la Oniwabanshû, lo había dejado con una mirada analizadora y al mismo tiempo de asombro, situación que incomodo de gran manera a Misao, por la presencia de la mujer que lo acompañaba. Después de salir del trance anterior, el sujeto se disponía a hablar.
-Gracias por atendernos, mi hermana y yo, tenemos varias necesidades, la principal es el desayuno, y por los rumores de los aldeanos este es el mejor lugar para hacerlo, y ahora veo por que; además andamos en busca de posada, sólo serán algunos días¿ usted nos podría aconsejar?-.
Misao, dirigió una amable sonrisa, para iniciar a dar las indicaciones.
-Gracias por la preferencia, mi nombre es Misao Makimachi, y pueden llamarme Misao, el desayuno lo traerán en seguida, y El Aoyia, también funge como morada para los viajeros, sólo tendrían que realizar los tramites con los encargados de este lugar, si gustan mientras ustedes comen, yo hablaré con ellos y les traeré una respuesta-.
-Muchas gracias, el nombre de mi hermano es Hiragizawa Eriol y mi nombre es Daidouji Tomoyo, le agradeceríamos mucho que investigara al respecto-.
El rostro de Misao hizo una mueca de extrañeza al escuchar los nombres de los muchachos, porque no coincidan sus apellidos para ser hermanos, pero no quizo profundizar en el tema por educación. (Sé que agregar personajes de Sakura Card Captors, es extraño, pero irán tomando sentido mientras transcurra la historia, y si les gustan tendrán agradables sorpresas).
-No tardo, que disfruten sus alimentos-.
La joven okashira se dirigió donde Okon y rápidamente le explico la situación para pronto buscar a Okina y hacer lo mismo, Misao salió de El Aoyia (restaurante), para ir a la casa, en ese lugar, encontró a el viejo que la había cuidado por muchos años, tras la muerte de sus padres y la partida de su Señor Aoshi; mientras la bella muchacha que le acompañaba iba contandole la petición de los viajeros, ella lo dejo para llamar a el antiguo líder de los Oniwabanshû.
Misao con un caminar veloz se dirigió al templo en donde comúnmente el antiguo líder de los mejores espías del Japón, se encontraba meditando, intentando rectificar los errores de su pasado.
A pesar de los años transcurridos, el simple hecho de acercarme, ver, o tener un contacto visual con mi señor, hacía que me pusiera muy nerviosa, pero al mismo tiempo me daba una gran alegría que no podía disimularla, en unos instantes ya me encontraba subiendo las escaleras del templo. Al llegar a la puerta claramente se escuchó un- adelante-, de parte de una voz masculina que provenía del interior de éste recinto.
-Pasa-. Con un tono sereno y que transmitía frialdad, Aoshi le indicó.
Era increíble la capacidad de espía que poseía o simplemente se trataba de una rutina matutina, en la cual era la encargada de llevarle su té.
-Buenos días Aoshi- sama.
El hombre con cabello azul profundo a pesar de la presencia de la joven, no cambió su posición de oración, al sentir que Misao no se acercaba con la bandeja, movió un poco la cabeza, al ver ese gesto, la okashira observó sus manos, comprendiendo a la perfección.
-Lo siento, no he traído el té, lo que ocurre es que vengo por otra cuestión, Okina requiere de su presencia-.
-¿ qué es lo que ocurre-
Ella se dirigió a sentarse al lado de él, con sus manos en las piernas.
-Lo que pasa es que han llegado unos viajeros y están pidiendo hospedaje, yo les mencione que primero tenía que hablar con mi abuelito y con usted, para poderles dar respuesta, además Okina no toma decisiones si no lo consulta y existe un mutuo acuerdo-.
Aoshi escuchaba atentamente cada una de las palabras que emanaban de ella, para que en unos instantes de meditar la situación, el hombre de gran estatura y un porte que hacía a cualquier mujer girar su rostro para posarse en él, se decidió a hablar.
-Misao, vallamos con Okina-.
Los dos se pusieron de pie, para salir del templo en dirección al Aoiya. En el trayecto, Misao no podía dejar de sentirse extraña, no era muy común el caminar a un lado de su señor, la última vez que lo había hecho era hace un mes, y la situación era muy diferente:
Flash back.
La noche ya estaba presente, y Misao se encontraba observando continuamente la entrada del Aoyia de la cual no daba ningún rastro de Aoshi, situación que ya tenía preocupada a la Okashira. Sin que nadie se percatara de su ausencia, ella se dirigió hacia el templo, con otra bandeja con té, para poder tener una escusa de su presencia y su preocupación.
Al entrar al templo se dio cuenta de que estaba muy oscuro pero no hizo ningún ruido, ya que no se veía nada. Los ojos de Misao poco a poco se fueron adaptando a la oscuridad, y unos metros delante de ella se encontraba una imagen que jamás pensó ver en su vida, un Aoshi de rodillas y brazos en el piso como derrotado, y un rostro completamente ensombrecido,la joven dio un paso hacia atrás, en respuesta al miedo que sintió recorrer su cuerpo a la idea de que Aoshi- sama, volvía a ser el asesino de hace años, no pudiendo soportar se lanzo para quedar unos cuantos centímetros cerca de él, dejando a un costado la bandeja con el té, lo sujeto por los hombros, llamandolo para ver si obtenía una respuesta de su parte; pero eso no ocurrió. Misao intento separarlo del piso, para que su cuerpo quedase sentado, al intentar esto la sorpresa de la Okashira, fue que el hombre que tenía sujeto parecía más una simple marioneta a la cual puedes manejar a tu antojo, esta situación hizo que a la chica le diera un vuelco el corazón, el tener a ese espectacular y poderoso hombre, convertido en un muñeco de trapo.
-Aoshi- sama..., está bien...Aoshi-sama...-
La sorpresa de Misao fue cuando del rostro ensombrecido de Aoshi, salieron cuatro palabras que la chica conocía a la perfección.
-... Beshimi... Hyottoko...Shikijo... Han'Nya...-
Al escuchar los nombres de sus difuntos amigos Oniwabanshû, Misao pudo sentir como unas grandes lagrimas hacían presencia en sus ojos, ella sabía a la perfección lo difícil que era para Aoshi el quitarse el remordimiento de la muerte de sus seguidores, sin embargo fue muy doloroso el saber que para su señor ese motivo lo tena así, viniendose la imagen de sufrimiento que sintió al vivir en carne propia ese dolor, y su promesa de ser el más poderoso, las gotas de agua que emergían de sus ojos se hicieron más intensas , recostando su rostro en el pecho de Aoshi, sujetando fuertemente sus manos y rostro a la Yukata de él. Está acción hizo que el ex-okashira, fuera saliendo de su trance poco a poco, al darse cuenta de la situación en la que se encontraba se sintió extrañado, al sentir a alguien llorando tan cerca de él. La luz de la luna fue apareciendo en el templo alumbrando todo lo que se encontraba ahí, en ese instante fue cuando Aoshi se dio cuenta de la persona que se encontraba tan cerca de el, y llorando con gran sentimiento, un sentimiento que hacía que cada parte de su ser despertará. Misao continuo con su llanto, pero fue disminuyendo, cuando sintió que unas manos se posaban en sus hombros, esta acción hizo que se detuviera en seco y se aparto del hombre en el cual estaba recargada. El rostro de la okashira se encontraba húmedo por las lágrimas que aún retozaban en su rostro, ninguno de losdos dijo palabra alguna. Aoshi realmente no sabía lo que había ocurrido, lo único que recordaba era una imagen de los miembros difuntos del Oniwabanshû y una inmensa obscuridad, para después encontrar a Misao sobre su pecho derramando unas enormes lagrimas; de la misma forma para Misao le era difícil el explicar lo que acababa de ocurrir en ese lugar, y por lo que observó Aoshi no recordaba lo que había ocurrido.
Así pasaron algunos minutos, el primer movimiento para salir de la parálisis fue de Aoshi, el saco de su Yukata un pañuelo y comenzó a secar las lágrimas del rostro de Misao, este gesto hizo que a la chica se le ruborizarán las mejillas conjunto con un estrepítante sonido que venia de su pecho que reconoció como su corazón, para que no continuara esa sensación, Misao desidió hablar.
Misao acercando hacia ella la bandeja con el té,- traje té-.
Aoshi abrió un poco los ojos en señal se asombro pues no recodaba el momento en el que ella había ingresado al templo, eso lo atemorizo, el hecho de perder la conciencia y no darse cuenta de lo que pasaba; pero decidió no preocupar más a Misao.
-¿Podrías servirme té, por favor?-. El tono de voz de él en esta ocasión era distinta, la seriedad seguía ahí, pero el tono de frialdad que acostumbraba escuchar, en ese momento se podría traducir a preocupación y confusión; para otras personas el percibir esos detalles podría ser muy difícil sin embargo ella estaba tan acostumbrada a interpretar cada palaba de su señor que fue de esa manera en la que pudo percibir esos sentimientos.
Después de terminar su bebida, Aoshi se puso de pie.
-Será mejor que regresemos al Aoyia ya es tarde- indicó Aoshi.
Definitivamente era tarde, aproximadamente ya eran las 11: 30 p.m, para los Oniwabanshû, les era fácil leer el cielo y darse cuenta si se aproximaba una tormenta, si sería un día soleado, o la hora que podría ser gracias a la posición de la luna.
Aoshi le tendió la mano a la chica que se encontraba frente a él, para ayudarla a ponerse de pie de hecho él sabía que ese movimiento era muy fácil de hacer para un ninja, y que la joven no necesitaba de la ayuda de nadie para levantarse, sin embargo el haberla visto llorar, había cambiado un poco su forma de verla, en ese momento sintió que era tan vulnerable que el gesto de extender su mano lo hizo casi inconscientemente, se dio cuenta de eso cuando fue respondido con la mano Misao en la suya, inmediatamente después ella se soltó y recogió la bandeja para comenzar a caminar hacia la puerta del templo, seguida por Aoshi- sama.
Fin del Flash back
Aoshi se dio cuenta que Misao caminaba un poco distraída, pero no le pregunto nada, comenzó a preocuparse cuando casi se pasa del edificio en donde se encontraba el Aoyia.
-Misao ya llegamos-.
Esas palabras hicieron que Misao abriera los ojos de par en par, como cuando te despiertas de golpe, en un momento había perdido la conciencia del lugar en el que se encontraba, y casi era cotidiano cada vez que ella se dirigía hacia el templo, de regreso no podía evitar traer a su mente ese recuerdo, sólo que esta vez era diferente por el hecho de que estaba acompañada, por la persona que ocupaba el mayor número de sus pensamientos.
-Es verdad, entremos pronto los viajeros estarán a punto de terminar su desayuno, y no es cortes el dejarlos esperando tanto, yo creo que Okina ya esta con ellos-. Todo esto lo dijo con nerviosismo y con tal rapidez que sólo el hecho de conocerla por mucho tiempo podía decifrar las palabras que decía.
Rápidamente ingresaron en el Aoyia y efectivamente los jóvenes que ocupaban la mesa principal estaban a punto de terminar sus alimentos y un viejo los acompañaba en su mesa teniéndolos alegres con relatos de Kioto, Misao se dio cuenta que era Okina y solo una momia como esa podría saber historias tan antiguas. En seguida Eriol y Tomoyo giraron sus rostros hacía donde se encontraban los sujetos que ingresaban al restaurante, una sonrisa de parte de los muchachos sentados en la mesa en donde se encontraba Okina.
-Ya he regresado gracias por su espera, quiero presentarles al otro propietario del Aoiya, Aoshi Shinomori-. Al decir el nombre señalo a la persona que tenía a un lado.
-Mucho gusto señor Aoshi, disculpe las molestias, ya hemos comentado acerca de nuestra situación a Okina- sama, y su respuesta pidió reservarsela hasta que llegasen ustedes- explicó Eriol.
Aoshi y Misao acercaron dos cojines a la mesa principal para poder comenzar a negociar el hospedaje.
-Nosotros somos viajeros que venimos de muy lejos, llevamos años de delantera- (esa frase hizo que los que estaban en la mesa pusieran cara de interrogación pero continuaron escuchando al joven), - es importante que Day... digo mi hermana y yo, nos quedemos en este lugar por que tenemos que realizar unos asuntos de gran relevancia para nuestras vidas, por el dinero no se preocupen que pagaremos lo que indiquen-.
-Ya veo, no hay ningún obstáculo para que ellos se queden- expresó Aoshi.
-Muy bien, pero... creo que hay un pequeño problema- dijo preocupado Okina.
-¡Es verdad, sólo está disponible una habitación.!-. El rostro de Misao se torno serio por unos instantes, y se quedo mirando fijamente a las personas que tenía en frente, y se dispuso a compartir sus ideas. - Les diré lo que se me ocurrió, y si están dispuestos a aceptarlo, serán bienvenidos; en estos momentos sólo hay una habitación y ustedes la pueden compartir- ( Tomoyo y Eriol se voltearon a ver y se pusieron un poco serios).
-Es un asunto personal, pero ocupo mucho espacio y a mi pobre hermana.. no la dejo dormir tranquila- dijo Eriol con una mano sobre su cabeza y con unas mejillas sonrojadas.
En esos momentos a Tomoyo le aparecieron unas gotitas "UnU, pero nunca perdieron la compostura ninguno de los dos.
-Ya entiendo-, Misao se toco la barbilla con su dedo indice y volteo hacia el lugar en donde se encontraba Tomoyo, - si no te molesta puedes quedarte en mi habitación mientras desocupamos las que tienen algunos objetos, sólo sera por esta noche para el día de mañana todo estará arreglado, lo que ocurre que el Aoiya está en remodelaciones y la mayoría se encuentran inhabitables-.
-Por mi no hay ningún inconveniente, puedo esperar-. Expresó Tomoyo.
-¿En verdad no les incomoda esta situación?-, preguntó Okina,- por eso, el pago será más accesible, será de 300 yenes el día y estarán incluidas las tres comidas-.
-Arigatou, Okina- sama, Aoshi- Sama y Misao- san-. Expresaron Eriol y Tomoyo.
Misao tocandose la cabeza,- será un placer el tenerlos como huéspedes, y por favor llámenme Misao-.
-Gracias por la confianza, pero es extraño llamale de esa manera, por favor permitanos a mi hermano y a mi decirle Misao- san-.
- n-n, por mi no hay ningún problema, nuestra prioridad es que ustedes se sientan cómodos-.
La okashira se puso de pie, para mostrarles sus habitaciones, ellos se pusieron de pie para seguirla. Misao se paro y deslizó la puerta corrediza que tenía frente a ella.
-Hiragizawa- san este es su dormitorio, como pueden ver el Aoyia es un lugar muy grande pero está en reparación, ya era necesario. El dormitorio de la señorita Daidouji es esté se encontrará a un lado de su hermano (por más que dijera los apellidos de ellos no encontraba relación alguno, pero no era su asunto) , como pueden observar ya está terminado, pero falta desalojar los materiales de reparación, como ya lo mencionamos estará listo para mañana a primera hora, puede dejar sus cosas para mostrarles el lugar en donde se encuentra mi habitación para que la señorita...-
-No se preocupe, puede llamarnos por nuestros nombres, será más sencillo para usted decirme Tomoyo-.
Los ojos de Misao se abrieron un poco, acaso había sido tan ovia al pensar en las dudas que tenía de ellos. - ¿ En verdad no habrá problema?-.
-Ninguno-. Le expresó Eriol,- Por favor llevenos al lugar en donde se encuentra su habitación-.
Misao se quedó mirando unos momentos al joven que tenía en frente, en algunos aspectos le recordaban al Señor Aoshi, su cabello estaba peinado de la misma forma, sin perder de vista el color de este, sus ojos eran de un hermoso color azul, pero al mismo tiempo tan distinto, los ojos de Eriol- san eran más tranquilos y en ellos no se reflejaba ninguna culpa, podrías perderte en ellos y sólo sentir paz y armonía, su tez era blanca, y su rostro era enmarcado con unos artefactos algo extraños, como los que traían los extranjeros que venían de occidente con los que veían mejor las cosas, tenían un nombre como anteojos. Ella quito con gran rapidez su mirada de él, por se una Oniwabanshû podía observar con lujo de detalle a las personas y guardar en su mente cada uno de los rasgos para poderlos identificar en delante.
-Es aquí, esta es mi habitación, por favor entre señorita Tomoyo-.
Al entrar en el dormitorio se podía observar que era amplia y con pocas cosas en su interior, en el fondo estaba una puerta corrediza, que con facilidad se deducía que era el armario, a la derecha de éste se encontraba una ventana de la cual ingresaba una gran cantidad de luz, que daba una ambiente calido y acogedor, cerca de la ventana estaba una mesa para tomar el té, sobre ésta un hermoso florero, con flores típicas del lugar y de la temporada, quedando en el centro un gran espacio solo, Tomoyo pensó que en ese espacio se pondría el futón, ese lugar no se comparaba con el hogar de Tomoyo y de Eriol, ya que los lugares en donde vivían eran enormes y embelesantes mansiones. A los viajeros no les importaba, ellos estaban en ese lugar y se encargarían de realizar su cometido, no importando lo que ocurriera en el transcurso para lograrlo.
Tomoyo dejo sus cosas en la habitación de Misao, sin dejar de observar hasta el más minímo detalle de esos aposentos, le parecia increible estar parada en medio de ese lugar.
-Me da gusto compartir la habitación con usted, me siento féliz-. Le hizo saber Tomoyo.
Misao sentía que las palabras de aquella hermosa mujer eran demasiado, y mucho de lo que ellos dos decían tenían en sus palabras misterio; tal vez para muchos otros el entender las intenciones de las palabras era difícil, pero para la okashira le resultaba muy sencillo, el entrenamiento que había obtenido intentando desifrar las intenciones de Aoshi no era senillo, y aprendío a identificar con que intención se emitia cada sílaba que salía de sus labios, pero al escuchar hablar a los viajeros la intrigaban.
-El honor como ya lo he mencionado es de nosotros, porfavor Tomoyo-san, pongase cómoda, yo tengo que regresar, el lugar está lleno y pronto se acerca la hora de la comida, si no estoy se vuelven locos y la organización se pierde; por favor si se les ofrese algo no duden en decirnoslo, estamos para ayudar. Compermiso, yo los llamo cuando este lista la comida-.
-Muchas gracias y suerte con el negocio-. Le deseo Eriol
En el Aoyia (restaurante), el ingreso de un gran número de personas era normal, pero la presión de todas formas nunca disminuia, y las voces de Okon y Omasu estaban presentes hasta el ùltimo rincon del lugar, dando indicaciones de las ordenes, y las mesas a atender.
-Misao, es urgente que vallas a conseguir ingredientes para la comida, ya se han teminado y sin ellos es imposible realizar los platillos, por favor vé y compra lo que esta en la lista, el dinero se encuentra dentro del canasto y ¡no tardes!-. Le indicó Omasu.
-No te pongas histerica, no tardo-.
La joven con la mayor rápidez que pudo se encamino hacía el mercado para surtir todo lo que se encontraba en la lista, por desgracia y como era de costumbre, a Omasu se le olvidaba que sólo era una chica, y que la lista siempre arrebazaba la fuerza física que poseía¿creía que era un caballo y que podía cargar con todo? La okashira iba realizando su mayor esfuerzo en cargar la canasta, pero no avanzaba mucho, después de haber dado cinco pasos el peso la vencía y dejaba el mandado en el piso; a la chica le empezo a dar una gran desesperación a ese paso jamás llegaría y Okon la horcaría mientras Omasu le haría tormento chino de cosquillas, el recuerdo de la última vez aún se encontraba vivo en la piel de la joven, un escalofrio recorrió todo el cuerpo de Misao el simple hecho de que volvise a suceder, así que se dío fuerzas y volvio a lebantar el canasto pero sus ilusiones se fueron al suelo cuando se dio cuenta de que siete pasos habían roto el recor anterior, un gran suspiro salio de ella, mientras una sombra se posaba sobre el piso muy cerca de ella.
Al darse la vuelta se dio cuenta de un rostro conocido posaba sus ojos sobre el canasto que se encontraba en el piso.
-Eriol- san...-.
-Creo que se encuentra en problemas, porfavor permitame ayudarla-.
-De ninguna manera (lo anterior lo dijo con un tono de sorpresa y de negación), cómo lo voy a poner a cargar el mandado-.
-La he observado unos cuantos instantes y es evidente de que el peso es mucho y no le es posible avanzar-.
O///O,-pero... ¿usted me ha visto tirar del canasto?-.
-Sólo unos instantes, por favor permitame -. Él tomo el mandado con una brazo y levantó sin ninguna dificultad.
El gesto anterior había dejado a Misao sin habla por unos instantes, por lo observado Eriol- san, era un joven fuerte, aunque no lo aparentara, cargaba esa canasta como si fuesen plumas, cuando por lo menos pesaba unos 10 kilos, eso lo sabía por la cantidad de cosas que traía: zanahoria, tomate, yin-zen, arroz, carne, especias, huevo, apio, lechuga, entre otros ingredientes, los cuales se distribuían en kilos cada uno. Misao despertó de un pequeño trance y continuo su camino junto a el joven de anteojos.
-Es usted una persona muy fuerte¿acaso practica las artes marciales?-.
Mirandola con atención, n-n,- no precisamente, mi fuerza radica de otra fuente, mi entorno es mi fuerza-.
o,- mmm... ¿qué hacía por estos rumbos?-.
-Lo que ocurre es que me gusta disfrutar de los lugares que visito, grabo en mi mente cada una de sus características, por eso decidí dar una vuelta por el lugar, por cierto es muy agradable-.
-Que bueno que le guste, si gusta uno de estos días si es posible, yo los llevaré a conocer con más detenimiento Kyoto, a usted y a su hermana, conozco esté lugar como la palma de mi mano-.
-Me da gusto escuchar eso, le comunicare a Day... a mi hermana de su oferta, estará encantada-.
En unos instantes ya se encontraban afuera del Aoyia, el trayecto se había acortado con la plática tan amena que Eriol-san y ella habían sostenido.
-¿En dónde coloco el canasto?-.
-Por favor pase por aquí-. Ellos ingresaron a la cocina en donde se encontraba Okon preparando las ordenes y Eriol colocó la canasta sobre una mesita que se encontraba a un lado de la puerta.- Muchas gracias-.
-Fue un placer. Con permiso-. Él hizo una reverencia y se retiro.
Ella respondió con el mismo gesto. - Gracias-.
La okashira se quedo parada en la puerta sin decir ni hacer ningún movimiento, pero Okon la desperto cuando puso sus manos en sus hombros.
-Veo que el joven Eriol te ha dejado anonadada¿no será que tu corazón cambiará de dueño?...-. Dijo Okon.
-¡Pero que estás diciendo!, no es nada, sólo me siento agradecida por su acción, fue muy amable-.
-Pues no todos los hombres hacen eso, es extraño, puede ser que tu le agrades-.
-No digas tonterías, Eriol-san se ve que es amable de naturaleza, no necesita una razón en especial para ayudar-.
-Di lo que quieras, que yo vi otra cosa-.
-Dejame en paz, tengo que ir a dejar el té a Aoshi- sama, y avisarle que en un rato más la comida estará lista.
-Ajá, cambia de tema, el té ya está listo por cierto gracias por traer lo que hacía falta-.
-De nada-.
La pelinegra se dirigió a donde se encontraba el té, para colocarlo sobre su bandeja, de inmediato se encamino hacia el templo, al ingresar se acercó al lugar en donde estaba Aoshi; se sentó con el té frente a ella.
-Su té-.
Aoshi dio media vuelta para quedar frente a Misao, y comenzó a tomar como siempre lo hacía; sus ojos cerrados mostrando poco interés a la persona que tenía en frente, esa situación la incomodaban, pero la costumbre y el deseo de estar cerca de él vencían cualquier desaire, ella había comprendido que esa era la naturaleza de su señor, aunque no estubiera de acuerdo. Estaba confirmado, el joven Eriol tenía semejanza al físico de Aoshi, su cabello, el color de los ojos, sus rostros alargados(Eriol no tiene una complexión de niño, se parece a Touya: alto, delgado y rostro afilado), solo que Eriol tenía menos estatura y menos músculos; el carácter era otro factor completamente diferente, Eriol era calido y agradable, era gratificante estar en su presencia, era extraño.
Misao comenzó a sentirse extraña, no era normal el dedicar tanto tiempo de sus pensamientos a otra persona que no fuera Aoshi- sama, no entendía el porqué, lo más seguro era que Eriol- san se había comportado de una forma agradable hacia su persona, y no tenía que adivinar cada una de sus acciones para comprender lo que estaba tratando de decír, sin lugar a dudas era una persona agradable pero sólo a ese punto, la persona que tenía frente era él que ocupaba todos sus suspiros y pensamientos.
- ...¿qué extraño?...-. Lo dijo como un murmullo.
Aoshi dirigió su mirada a Misao, con una interrogación en su rostro.
- ¿Decías Misao?-.
- ...mmm... ¡¿qué!?-.
-¿Te encuentras bien?, últimamente he notado que estas muy distraída¿se debe a algo?-.
Con nerviosismo, -No me ocurre nada, no tiene de que preocuparse, estoy de maravilla, gracias-. Sus manos rápidamente se dirigieron hacia sus piernas, señal clara de vergûenza.
Un silencio abrumador se hizo presente, ninguno de los dos hablo por más de cinco minutos, era aterrador, cualquiera otro hubiese saliendo corriendo.
- ...¿Puedo preguntarle algo?...-.
Dejando su té sobre la bandeja que tenía en frente,-¿ De qué se trata?-.
-Quería saber su opinión acerca de los viajeros-.
-¿qué es lo que quieres saber?-.
-Lo que ocurre, es que de repente siento algo extraño en sus palabras, pero... aún no lo he descifrado-.
-En cierta parte siento lo mismo...-
-¿¡En serio!?... lo siento continue...-.
-Pero es algo sin importancia, por el momento, además percibo una extraña energía, pero es pasiva, tal ves es debido a que vienen de otro lugar, cada persona y lugar tiene una esencia diferente-.
Misao se percató de que su corazón y respiración se había paralizado mientras Aoshi daba su punto de vista.
Después de un suspiro,-Tiene razón...-.
La okashira se levantó de su lugar cuando estuvo segura de que el señor Shinomori había consumido su té.
-Gracias, tengo que retirarme, no olvide que pronto estará lista la comida, no tarde mucho. Con permiso-.
-Misao...-.
El escuchar su nombre, hizo que un escalofrío recorriera todo su cuerpo, era extraño el jamás la detenía después de que se despidiera, ella no giro su cuerpo por un momento creyó que era un error, cuando iba a dar otro paso escuchó.
-Gracias... por todo... lo que haces por mi...-.
Misao sintió como su cabeza daba una vuelta de 360º, y como un rojo rubí se posaba en sus mejillas y el corazón se golpeaba como un tambor de guerra, era increíble que esas palabras salieran de su gran amor, ella se encontraba aturdida sin saber que responder, lo había ensayado tantas veces por que en ese momento se desvanecían todas las palabras e ideas, y la motricidad había desaparecido de su cerebro, no recordaba como caminar, estaba paralizada. Sin moverse de su lugar giro un poco el rostro; Aoshi percibió el nerviosismo de la bella mujer.
Con sus ojos ensombrecidos y sus mejillas sonrrojadas,-...es un placer...-.
Después de susurrar aquellas palabras Misao salió corriendo lo más rápido que pudo, su rumbo era indefinido, lo que acababa de ocurrir era abrumador, tenía que tranquilizarse, no podía llegar así al Aoyia, comenzarían a preguntarle cosas, salió tan apresuradamente que no se dio cuenta de que alguien los observaba.
Aoshi dirigió su mirada hacia la entrada del templo, para después posarla en sus manos, las cuales se encontraban sobre sus piernas. En ese momento lo había confirmado y dio un suspiro largo y profundo; la niña que había cuidado junto con los miembros muertos del clan de los Oniwabanshu, era una mujer; de ese aspecto ya se había dado cuenta, sin embargo era una batalla diaria el dar por sentado una (niña) sin desaparecer a la otra(adulta). Después de haber vencido a Makoto Shishio, su vida había cambiado con la ayuda de los habitantes del Aoyia.
De repente se vinieron unas palabras a la mente de Aoshi, las cuales había dicho el mayor de los oniwabanshu (Okina) "Misao te quiere".
-¡Eso lo sé!, ... pero...yo...-.
En ese instante se dio cuenta de que una persona ingresaba, las últimas palabras hicieron que se detuviera en seco.
Con su tono serio e indiferente,-¿puedo ayudarla en algo?-.
La persona que se encontraba observando desde los afueras del templo, se trataba de Tomoyo.
-Lo siento Shinomori- sama-. Ella hizo una reverencia.
Él se giro a la forma de oración, -Si haz venido a orar puedes entrar, no interrumpiré tus plegarias-.
-Muy amable-.
Una mujer sumamente hermosa, de la cabeza a los pies, transmitía una elegancia sin precedentes; Tomoyo tenía una estatura promedio, pero aparentaba una mayor su porte era perfecto, su cabello llegaba hasta sus caderas y caía en unos perfectos risos, de color violeta, sus ojos irradiaban una fuerza sobrenatural de un azul profundo.
Adoptando la posición de oración, con su espalda recta y mirando hacia el frente, -El amor sentimiento extraño, que ni la persona más poderosa y fría pueden resistir.
Aoshi sin perder su postura abrió los ojos como si la mujer que tuviera en frente pudiese leer los pensamientos.
Este es el final del primer capítulo espero que les haya gustado y que deje algo de intriga en ustedes, la historia le dará sorpresas en delante así que esperenlas. Los personajes de Sakura Card Captors no me pertenecen son de CLAMP.
No lo olviden espero sus reviews son de suma importancia, las críticas son esperadas tanto las positivas como las negativas, sólo no me aporren mucho.
Origett.
