Bueno, sobre este fic tengo un millar de cosas que decir ycomo son muchas, están en las notas finales :v
Para que sepan, en esta historia habrá: SasuNaru, GaaSasu (y otras que son spoiler haha)
Espero les guste!
1.
"Métele cuchillo –dijo Machine— Métele cuchillo mientras yo observo desde aquí. Quiero ver como fluye la sangre. No necesitas que te lo diga dos veces.
George Stark. A la manera de Machine"
Stephen King. La mitad siniestra
A Naruto no le gustaba el sótano. Estaba oscuro, húmedo, la iluminación era mala y, por alguna razón desconocida y sin importar que tan bien se limpiara, siempre olía a algo muerto. Sabía que esa era la razón principal de usar el sótano para este tipo de cosas, pero eso no quitaba que él lo encontrara tan o más fastidioso que sus víctimas.
A demás, si alguien se lo preguntaba, se le hacía de pésimo gusto matar a alguien ahí, cuando la habitación de al lado era una bodega de alimentos.
Igual no era como si a Naruto alguien le pidiera su opinión. Él no estaba para cuestionar esas elecciones o aportar ideas, su trabajo ahí estaba lejos de ser de corte intelectual.
Respiró hondo y apretó el mango del cuchillo en su mano. Minutos atrás, mientras se hacían las preparaciones para el espectáculo de esta noche, él se lo había entregado con una sonrisa maliciosa mientras le susurraba qué era lo quería que hiciera.
Miró al frente entonces. Había un hombre calvo atado a una silla y amordazado con un sucio trapo rojo, que miraba a Naruto con ojos aterrorizados.
Avanzó hacia él con tranquilidad, con el cuchillo firmemente agarrado en la mano derecha. El hombre intentó decir algo, gimoteó y se retorció sobre la silla, pero hacía tiempo que la ocasión de decir algo que lo salvara había pasado y aunque Naruto era lo bastante misericordioso como para pensar en otorgarle una segunda oportunidad, no era él quién decidía ese tipo de cosas.
Él lo hacía. Y él no era misericordioso.
Levantó el cuchillo entonces, su afilada hoja reflejando la luz amarilla de la sucia bombilla del techo, y se preparó para actuar.
De pronto, sin embargo, escuchó como alguien venía bajando, la vieja madera de las escaleras rechinando sobre su peso, y se detuvo un instante.
—Sa… —había comenzado a decir el recién llegado.
Naruto no tuvo que voltearse para saber que él había levantado una mano para decirle que se callara, o que ni siquiera se había dignado a mirar al recién llegado.
—Continua, Naruto —dijo él, con la más absoluta de las calmas.
Respiró hondo de nuevo y volvió a levantar el cuchillo. Otra vez el hombre intentó decir algo, le suplico con la mirada que se detuviera, sus intentos de hablar humedecieron la mordaza, y mientras el cuchillo se acercaba a su ojo izquierdo sus mejillas se llenaron de lágrimas.
Naruto observó la escena, que era una que ya había contemplado antes, muchas veces. La primera vez que lo hizo, la mirada aterrada y las lágrimas y las suplicas lo habían hecho dudar y actuar con manos temblorosas; la primera vez la sangre y la violencia tan meticulosamente deliberada de la tarea casi lo hacen vomitar; la primera vez juró que sería también la última.
Pero él había estado presente en aquel entonces, también, y él le había otorgado el arma para hacerlo, igual que ahora, y él le había dicho qué hacer. Y él lo había felicitado, y le había dado las gracias por su buen trabajo.
Así que la primera vez no fue la última.
Naruto sonrió entonces, recordando por qué hacía esto y para quién lo hacía; y ya sin mucho reparo alcanzó con el cuchillo al hombre y rebanó su piel, alcanzando a pensar que era realmente bueno que tuviera una mordaza, pues no se le antojaba escuchar sus gritos.
Mientras Naruto trabajaba, a sus espaldas él, Uchiha Sasuke, miraba la escena con muda fascinación.
Casi una hora más tarde Naruto le entregó de vuelta el cuchillo a Sasuke, mientras otros hombres se encargaban de disponer del desfigurado cadáver y limpian lo mejor que podían.
—¿Te ha gustado, Sasuke? —le preguntó medio insolente.
Sasuke aceptó el cuchillo y de su bolsillo sacó un trapo para comenzar a limpiarlo.
—Lo has hecho bien —dijo, con una minúscula sonrisa.
Luego de un rato y una vez el cuchillo estuvo limpio, revolvió en el otro bolsillo de su pantalón y sacó un estuche para guardarlo ahí.
—¿Qué querías, Itachi? —preguntó entonces Sasuke.
Itachi era quién había llegado poco antes de que la ejecución comenzara. Se había mantenido en estoico silencio todo el rato y portaba una cara de indiferencia que bien podría haber pertenecido a una estatua.
—Sabaku quiere hablar contigo —respondió, con la voz ecuánime—, te está esperando arriba.
—¿Por qué no me lo dijiste antes? —lo reprendió Sasuke.
Itachi apenas y parpadeo. No dijo nada y no se movió, pero de alguna manera logró transmitir un sentimiento de "no me jodas" bastante claro. Sasuke carraspeó la garganta y decidió no decir nada más.
Le hizo una seña a Naruto para que lo siguiera y se dirigió a las escaleras.
Antes de ir tras ellos, Itachi se acercó a una de las personas que estaba limpiando y preguntó cuál había sido el crimen del pobre diablo que Naruto acababa de asesinar.
—Parece que era un topo.
—Parece —repitió Itachi para sí, mientras se volvía y observaba la obscena cantidad de sangre en el piso—, si eso le pasa a alguien que sólo lo parece…
Desvió la vista y se encaminó a las escaleras, hundido en sus pensamientos.
Al terminar de subir las escaleras a Itachi lo recibió la cegadora luz blanca de una enorme cocina. Pasó sin prestar atención a los detalles del lugar y salió por una puerta abatible que daba al resto del restaurante. Hacía ya casi dos horas que habían cerrado, así que no había ningún empleado, las mesas no tenían manteles y sobre ellas reposaban sus respectivas sillas.
Sin tampoco detenerse a observar el sitió Itachi caminó a su izquierda. Pasó delante de las escaleras que permitían salir a la terraza del restaurante y se detuvo junto a una puerta metálica que decía "Sólo personal autorizado".
Salió por dicha puerta y se encontró entonces en un pequeño patio cuadrado donde lo único notable eran unas desgastadas escaleras metálicas. Subió por ahí hasta llegar a una puerta de madera y entró.
Dentro, la escena que se desarrollaba le resultaba fastidiosamente familiar. La habitación a la que daban las escaleras se trataba de una oficina; había un escritorio de maciza madera de roble detrás del que Sasuke estaba sentado, y atrás de él había un ventanal con las cortinas corridas.
Frente al escritorio había dos sillones y en uno de ellos se encontraba sentando Sabaku no Gaara.
Del lado derecho de la habitación había un sofá de tres plazas, desde donde Naruto miraba a los otros con aparente desinterés. Itachi se deslizó hasta ahí sin que nadie pusiera especial atención en a su presencia y se sentó. Junto al sofá había otra puerta de madera.
Mientras tanto, los dos hombres en el escritorio parecían a punto de arrojarse a la yugular del contrario en cualquier momento.
—A mí me sigue pareciendo un movimiento muy estúpido —dijo Sasuke, mientras con una mano apretaba una pluma de pulsador compulsivamente, intentando aliviar su tensión.
—Nos conviene —dijo simplemente Gaara con la voz algo contraída, como si quisiera abstenerse de gritar—, a los dos —recalcó, queriendo asegurarse de que quedara claro que, esta vez, si estaba pensando en ambas partes.
Sasuke respiró sonoramente por la nariz y se mantuvo un instante en silencio. Se suponía que Gaara era un hombre con quien Sasuke llevaba una relación "amistosa"; trabajaban juntos y llamarlos amigos habría sido un error, pues lo cierto era que no se aguantaban, sus egos chocaban constantemente y los dos tenían ideas muy distintas de cómo tenían que llevarse los negocios. Gaara solía ser mucho más aventurado y agresivo, en todo sentido, mientras que a Sasuke le gustaba llevar las cosas con calmada frialdad y era muy cauteloso.
A muchos les resultaba extraño que hubieran terminado siendo socios, pero en su momento ambos habían necesitado de ayuda extra y dado que cada quien era bastante eficiente en su área, se aliaron por conveniencia.
Eso no significaba, claro, que tuvieran que llevarse bien. Antes, cuando apenas habían comenzado a trabajar juntos, era bastante común que sus discusiones terminaran a golpes o que alguno de los dos amenazara al otro con un arma. Afortunadamente para todos, esos días habían pasado y ahora los dos se dedicaban a ejercer un increíble ejercicio de autocontrol cada vez que discutían.
—Te das cuenta…—comenzó a decir Sasuke y se detuvo como si estuviera buscando las palabras más simples para que Gaara pudiera entenderlo—, te das cuenta de que podría ser una trampa.
—Sí —siseó Gaara afilando los ojos, conteniéndose de decir algo fuera de lugar, apretando los puños debajo de la mesa: Sasuke le hablaba como si fuera retrasado—, pero el punto es que necesitamos este trato, si formamos una alianza con Momochi tendremos acceso a la zona norte de la ciudad y…
—No lo necesitamos para eso.
Gaara se le quedó viendo con incredulidad. A veces Sasuke era tan estúpido, pensó.
—Si recuerdas que mataron como a diez de los nuestros la otra noche ¿no? —le recordó Gaara—, no es que me importe mucho pero no podemos darnos el lujo de estar perdiendo gente por tu maldito orgullo. Es un buen trato.
—Pero…
—Y si vas a empezar con que Momochi no es de confianza —lo interrumpió Gaara con firmeza—, para eso tenemos a Kisame.
Sus miradas conectaron entonces, la oscura de Sasuke y la clara de Gaara. No era que Sasuke fuera idiota como Gaara creía y no viera los evidentes beneficios que tratar algo con Momochi les traería, pero no quería precipitarse al aceptar tan tranquilamente un trato con él. El hecho de que quisieran verlos a los dos en persona para poder concretar algo ya era en sí una señal de alerta.
Con todo, sin embargo, también era cierto que de estar planeado algo en su contra Kisame, a quien habían infiltrado hacía tiempo en la red de Momochi, les habría dicho algo.
—Bien —dijo Sasuke tras una eternidad mientras se ponía de pie—, haremos como tú dices, mañana iremos a ver a Momochi. Pero te advierto, Gaara —se apresuró a agregar señalando al otro con el dedo índice—, si es una maldita trampa voy a…
—Quiero verte intentándolo —dijo Gaara con aire altivo también poniéndose de pie—, quiero verte…
Sasuke guardo silencio, conteniéndose de hacer algo imprudente. Era tarde, estaba cansando y no iba a dejar que ese estúpido pelirrojo le arruinara la noche con su insolencia. Odiaba, de verdad que odiaba, tener que lidiar con él. Y lo odio más todavía cuando Gaara sonrió de pronto:
—A demás —dijo Sabaku muy campante y con tono sugestivo—, sé que no te molesta del todo que te diga que hacer.
Al escuchar las palabras de Gaara, Naruto salió de su aparente desinterés y volteó a verlos con recelo, mirándolos alternativamente y esperando por la respuesta de Sasuke.
Mientras tanto, la declaración del otro dejó a Sasuke lívido. La pobre pluma que aún reposaba en su mano terminó partida a la mitad por la fuerza con que repentinamente cerró los puños, haciendo un "crack" que llenó su silencio y acrecentó el aire peligroso que se levantó a su alrededor.
—Me voy —anunció Gaara de pronto, aun sonriendo con suficiencia e ignorando la mirada asesina del otro—, la cita es a las cuatro, llegaré aquí como a las tres…Sas-uke —terminó, separando las silabas sólo para joder.
Sin pensarlo dos veces, Sasuke agarró el objeto más cercano y se lo arrojó a la cara. Se trataba de un desventurado lapicero de porcelana que el pelirrojo no tuvo problemas en esquivar y que se estrelló sonoramente contra el piso, partiéndose en mil pedazos.
—Hasta mañana —se despidió Gaara de muy buen humor, y desapareció tras la puerta antes de que Sasuke encontrara otra cosa que aventarle.
—¡Ese hijo de puta! —gritó Sasuke apenas la puerta se cerró, azotando las manos contra el escritorio— ¡Voy a…!
—Si no quieres que hable —lo interrumpió Itachi con su inexpresiva voz—, no deberías acostarte con él. No entiendo como dices no aguantarlo y siempre terminan en la cama.
Dejando a Naruto con la boca abierta y a Sasuke escandalizado, Itachi no esperó a que le respondieran, se levantó y se dirigió hacia la puerta que estaba a lado del sillón, despareciendo tras ella.
—Sasuke… —llamó Naruto una vez se quedaron solos.
El aludido volteó y se encontró con que el rubio lo veía entre molesto y dolido, o más bien, como si estuviera intentando enmascarar su desazón con rabia. Sasuke no tenía ni el tiempo ni las ganas para lidiar con los dramas de Naruto.
—No digas nada —advirtió Sasuke, sentándose otra vez—. Ven, Naruto.
Le resultó fácil seguir la orden. Naruto se acercó a él y una vez a su lado Sasuke le indicó que se sentara en sus piernas. El rubio obedeció de buen agrado, olvidándose de inmediato de lo que acababa de pasar ante la perspectiva de pasar la noche con Sasuke; ya había desechado la idea de algo de acción por hoy, y aunque hubiera preferido hacerlo en la habitación de alguno de ellos dos, no iba a ponerse exigente.
Después de todo, ahí las cosas se hacían a la manera de Sasuke.
Bueno gente, pues qué les digo.
He reescrito este fanfic que publiqué hace ya varios años; siempre le tuve mucho cariño a esta historia, porque me diverti mucho escribiendola y demás, pero la verdad es que la primera versión era muy, muy fea, por un lado porque no cuidadaba aspectos de ortografía/gramatica como lo hago ahora, y por otro porque la trama tenía miles de agujeros xD la verdad es que me la fui inventando sobre la marcha, así que abrí incognitas a las que nunca les di resolución y a las que si se las dí, pues fue bastante cuestionable xD
De manera que en esta nueva versión espero mejorarlo todo. Algunas escenas sólo serán reescritas para acomodarse a mi actual forma de escribir, otras serán eliminadas y agragaré bastantes; siento que hay ciertas deficiencias que no podré reparar ya que la historia en su estructura inicial era en sí deficiente, pero haré lo mejor que pueda!
Mientras tanto, espero que este primer capitulo les haya gustado! Muchas gracias por leer, cuentenme qué les ha parecido :3
Pd. No pondré el link del fic original porque me da mucha pena xD de verdad, es feo con ganas, pero si son curiosos, en mi perfil hay links a mis cuentas de AY, donde inicialmente fue publicado bajo este mismo titulo.
