Disclaimer: Lo único que me pertenece son las palabras y lo mucho que adoro a este personaje. Si de verdad fuera dueña de la serie, hace tiempo habría transferido a Finn (preferentemente a una escuela en otro continente). Ni siquiera el título me pertenece porque lo copié de la canción que comenzó a sonar cuando empecé a escribir esto.
Notas: No tengo idea de dónde salió esto o por qué lo estoy publicando cuando me prometí que no volvería a publicar nada más. Y lo escribí a las 5 de la madrugada, por lo que nadie más que yo lo revisó, así que todos los errores son míos. Desde ya pido disculpas por eso.
En fin, termino acá mis notas. Las críticas son siempre bienvenidas.
Pelo castaño, no muy alta, con ojos color chocolate y la sonrisa más grande que una persona podría imaginar.
Aunque en su vida no siempre existan razones que le permitan sonreír con frecuencia. Al menos no de forma genuina.
Pero no importa, porque a Rachel Berry puede ser muchas cosas, pero débil no es.
Lo que no quiere decir que los insultos, los gestos de impaciencia o el completo rechazo de parte de sus –así llamados– amigos, no duela. Es sólo que Rachel prefiere no exteriorizar exactamente lo mucho que todo eso la daña. ¿Para qué hacerlo de todas formas? A nadie le interesaría.
Así fue como luego de cada insulto o mal trato, quedó establecida una simple rutina: detenerse, respirar profundo, seguir con lo que previamente hacía y sonreír como si nada hubiera pasado.
El show debe continuar.
Y está bien, después de todo en ese pueblo nunca existirá alguien que la entienda y ella puede aceptarlo. Más que nada porque sabe muy bien que su talento la llevará a distintos y mejores lugares.
Lugares donde habrá personas que no sólo se acerquen a ella porque es necesaria para ganar una competencia. Donde sus ideas sean escuchadas y no ignoradas como si fueran sólo tonterías. Lugares los que se le verá como más que una diva.
Pero, más que nada, lugares en el que las personas le darán una oportunidad de ser la chica que nadie en McKinley se ha molestado en tomar en cuenta.
Y quizás es cierto. Rachel es orgullosa, malcriada y egocéntrica en ocasiones, autoritaria cuando no debería.
Pero Rachel también es leal, sabe escuchar, ayuda. Se preocupó y fue la primera que activamente buscó formas de ayudar al chico que la dejó en ridículo sin ningún motivo en particular, fuera de compartir el afecto por la misma persona. Le ofreció su amistad a la chica que la atormentó por años y que lamentablemente vio su vida completamente alterada luego de un error. Depositó su confianza en la chica que, aún ahora, la insulta en cada oportunidad que puede.
Rachel podría ser la mejor amiga que una persona podría tener, si alguien se tomara el tiempo de ver más allá de su exterior.
Y quizás, si no fuera por su fuerte convicción en el futuro que le depara, no podría levantarse cada mañana con la energía con la que suele despertar. Quizás caminar por los pasillos de la escuela, completamente sola, sería mucho más difícil.
Quizás sería más difícil ignorar ese dolor en su pecho cada vez que se da cuenta de la soledad que la rodea.
Mientras tanto, Rachel acepta su realidad con el pequeño y momentáneo consuelo que su vida no siempre será así.
Y ella seguirá luchando hasta ese momento, sin importar lo que pase. Es lo suficientemente fuerte como para seguir soportando.
Aunque el dolor empeore un poco cada día más.
