Use el apellido Stark para Boromir por el personaje de Ned Stark de Game of Thrones, este querido Lord es interpretado por Sean Bean, quien tambien interpreta a Boromir.

Se que Undomiel no es propiamente un apellido, pero pense que se veria bien como tal.


Mi despertador interrumpe mi sueño con I'm Walking on Sunshine, me entran unas ganas asesinas de tirarle una patada al maldito aparatito pero me controlo, fue un regalo de mi hermanito y sé que lo hizo con buena intención porque, según él, despertarme con música alegre me ayudará a estar de buenas todo el día, Faramir y sus teorías raras (él es el psicólogo, después de todo).

Termino por resignarme y me levanto de la cama, voy directo al baño para ducharme, el agua caliente me despierta, hoy inicio en un nuevo trabajo y los nervios hacen que mi estómago arda, los nervios y la rabia que me da tener que trabajar en una preparatoria, trabajo para el que estoy obviamente sobrecalificado.

Pasé ocho años de mi vida estudiando duro para obtener un doctorado en Literatura Medieval, fui hasta Francia para terminar mi carrera, todo para acabar dando clases en un bachillerato lleno de mocosos que todavía apestan a pañal, en fin, la vida no es justa.

Cuando salgo del baño veo que tengo tres llamadas perdidas de Faramir, a veces pienso que mi hermano es demasiado preocupón, comienzo a vestirme y dejo que mi celular suene, me visto con pantalón negro y una camisa color púrpura, me pongo zapatos de agujetas, esos de los que tanto se burlan Faramir y Aragorn, me pregunto si se seguirían riendo de saber cuánto me costaron sólo por ser Prada.

Mientras me enfrento a la difícil decisión de usar corbata o no, mi celular sigue timbrando cada dos minutos, me harto y voy a contestar.

- ¿Qué quieres, Faramir?-

-Sí, buenos días para ti también, Boromir- dice mi hermano con tono ofendido – Por favor, dime que ya vienes en camino-

- No realmente- le contesto, decido no usar corbata - ¿Tú ya estás en la escuela?-

- Mierda, hoy tenemos que estar aquí a las seis en punto-

- Pero mis clases inician hasta las siete con treinta-

- Sí, creo que se me olvidó decirte, perdón-

- Ay, no, ¿me estás diciendo que tengo que estar en veinte minutos ahí?-

- Sí, es lo que te estoy diciendo, pero tú también, ¿cuánto puedes tardarte en arreglarte en la mañana?-

- Estuve ocupado planchando mi ropa, ni siquiera he desayunado-

- Ay hermanito, de verdad que te hace falta una mujer-

Y me cuelga.

Sí, varias veces me han hecho ese comentario, Faramir me lo dice todo el tiempo, igual que Argorn y Sam, lo hacía el director Gandalf, Merry y Pippin también lo dicen a veces, aunque los dos siguen solteros, todos lo dicen menos Frodo, él nunca me lo dijo, tal vez porque es igual de gay que yo.

Faramir está casado desde hace cinco años con Eowyn, una mujer hermosa y que lo ama como a nada en el mundo, tienen un lindo niño del que soy padrino; Aragorn está casado con Arwen, tienen diez años de casados y tres hijos, un niño y dos niñas, la única razón por la que no tuvieron más hijos es que Arwen es tres años mayor que Aragorn y sería peligroso para ella y para el bebé, si no, estoy seguro que tendrían al menos seis hijos; en cuanto a Sam, él se casó con una buena mujer de rostro agradable, Rosita le dio una niña preciosa, de rizos rubios y sonrisa amplia.

La sugerencia general es que contraiga matrimonio, como si eso fuera a arreglarme la vida, como si tener una mujercita en casa fuera a hacer que llegue temprano al trabajo, sí, he llegado tarde, diez minutos tarde, empiezo a correr escaleras arriba como idiota, mi celular vibra y lo reviso: "Estamos en la sala de juntas, ¡APÚRATE!, de: Faramir"; sigo mi carrera hasta la sala, empujo la puerta y creo que hago demasiado ruido, todos ya han ocupado sus lugares, el director me mira de arriba a abajo.

- Profesor Boromir, qué bueno que llega- me dice el director, sigue observándome, debí haberme puesto corbata.

- Director Elrond, buenos días- le saludé, tratando de no sonar cansado, me adelanté a ocupar un asiento.

- Bueno, como decía antes de que el profesor nos interrumpiera…- al decir esto, el director me dedicó otra larga mirada –Se han hecho algunos cambios en lo administrativo, entonces, las cosas quedaron así: la profesora Galadriel, coordinadora del departamento de biología y las campañas de ecología-

Una mujer de belleza enceguecedora se puso de pie y saludó con una sonrisa hermosa, tenía una cabellera larga y rubia que le caía hasta la cintura, envuelta en un elegante vestido color perla, le calculé al menos cincuenta años, entonces me di cuenta de que me estaba mirando con sus ojos azul mar.

- Bienvenido al equipo, profesor Boromir- me dijo, y su voz era tan hermosa como su rostro.

-Gracias…- murmuré, y sentí como mi cara se ponía roja.

- El profesor Celeborn, coordinador del departamento de matemáticas, física y estadística- anunció Elrond.

Ahora se puso de pie un hombre de cabello plateado, reparé en que estaba sentado junto a la profesora Galadriel, hizo una inclinación de cabeza y me dio la bienvenida, le correspondí de buena gana.

- El profesor Gimli, que se encargará de la tesorería y las actividades extracurriculares-

Aquel profesor era un hombre enano, de cabello y barba roja, se paró sobre la silla y me miró.

- Mucha suerte, chico- me dijo, le di las gracias y traté de sonreír – Quiero anunciarles que este semestre se abrió un taller de teatro musical y otro de creación literaria, las listas para inscribirse ya están en los periódicos murales, teatro musical será los sábados de ocho a doce, el taller de creación será de miércoles a viernes de dos a cuatro, comenzando a partir de este miércoles, para que hagan la invitación a sus niños-

Todos asintieron y el director continuó con los anuncios.

- El profesor Faramir se encargará del departamento de orientación psicológica y vocacional, el profesor Aragorn sigue encargado de la coordinación de historia y ciencias sociales, y la maestra Arwen del departamento de química y los laboratorios, ah… y el profesor Boromir es ahora el encargado de la coordinación del departamento de literatura y lengua, será quien imparta el taller de creación literaria, además de ser el nuevo maestro de tutorías-

-¿Que yo qué?- la mirada asesina que me lanzó Faramir me hizo callar, el director Elrond me miraba, confundido.

- ¿Pasa algo, profesor?- me preguntó el director, a veces tenía un semblante amenazador, con ese cabello negro largo y ojos afilados color gris, bueno, al menos no me pediría que me cortara el cabello, no tendría autoridad moral.

-No, nada…estoy emocionado por empezar-

La reunión se dio por terminada y los profesores tomaron cada quien su rumbo, a mí sólo me importaba hablar con cierta persona, crucé la habitación a grandes zancadas y fui a tomar a mi hermano por la solapa de su saco perfectamente planchado por su mujercita.

- ¿Qué mierdas es eso de que soy coordinador y tutor?- le rugí, Faramir puso cara de pocos amigos.

- Tú eras quien decía que estaba sobrecalificado para el puesto, hablé con el director y estuvo de acuerdo en que un hombre con tantos estudios no podía desperdiciarse siendo un simple maestro- explicó Faramir, le solté el saco pero no por eso mermó mi rabia.

- ¿Quién te crees para echarme a la espalda tanto peso?- le pregunté, a Faramir parecían no importarle mis quejas.

- Ya, Boromir, dale un respiro- intervino Aragorn, poniendo una mano sobre mi hombro- En todo caso, la idea fue mía-

- No puede ser, tengo una vida, ¿saben?-

- ¿Ya tan rápido odias el trabajo?- me preguntó Arwen, sonriendo, la miré y se me fueron las palabras, portaba un vestido entallado color azul marino, el hermoso cabello negro en una coleta alta, maquillaje sencillo y pocos adornos, a veces no aparentaba sus treintainueve años.

- No es que lo odie, simplemente no es lo que quería para mí- le dije, correspondiéndole la sonrisa -¿Cómo están los niños?-

- Muy bien, Boromir, me da mucho gusto que vayamos a ser compañeros de trabajo, todos juntos otra vez, como cuando éramos adolescentes, ¿se acuerdan?- comentó Arwen, y sí, me acordaba.

Faramir y yo conocimos a Aragorn cuando éramos niños, yo tenía diez años, Faramir apenas siete y Aragorn ya estaba por cumplir los trece, sin embargo nos hicimos inseparables, poco tiempo después conocimos a Merry, Sam, Frodo y Pippin, los cuatro de la edad de Faramir, años después conocimos a Arwen, ella estaba a punto de cumplir los dieciocho, Aragorn, con quince años, quedó prendado de ella como un tonto, y sigue enamorado como tonto.

- Faltan Merry, Pip y Sam- dijo Aragorn.

- Y Frodo- agregué – ¿Han sabido algo de él?-

- No- me contestó Faramir – Sigo sin comprender por qué se fue tan lejos-

Yo sí que lo entendía, Frodo terminó enamorándose de Sam, fueron juntos a la facultad de medicina, se hicieron tan cercanos que llegue a sospechar que terminarían siendo pareja, cuando murió el viejo Bilbo, tío y única familia de Frodo, Sam fue a vivir con él en la hermosa casa que Bilbo le heredó a Frodo, al poco tiempo Sam anunció su compromiso con Rosita, y Frodo quedó destrozado, le dejó la casa encargada a Sam y se fue a terminar su especialidad en epidemiología a Cuba, lo último que supe de él fue hace cuatro meses, está viviendo en África.

- Hm, oigan, no desayuné, si no les importa…-

- Te acompañamos- dijo Faramir, recuperando la sonrisa –Aquí cerca hay una cafetería, yo invito los cafés-

Bajamos juntos, platicando y riendo, apenas eran las seis treinta, quedaba una hora para desayunar tranquilamente, en la entrada principal nos encontramos al profesor Gimli, el enano platicaba con el guardia de seguridad y daba risotadas.

- Profesor, ¿para dónde va?- le preguntó Arwen, el pelirrojo la miró sonriendo.

-Ah, profesora, usted siempre tan dulce, voy a la cafetería de aquí abajo, entre tanta prisa no tuve tiempo de desayunar, con eso de que a su señor padre le gusta hacer las juntas tan temprano-

- ¿El director Elrond es tu padre?- pregunté a Arwen, no sé qué cara habré puesto, pero seguro fue muy graciosa, porque todos (incluido el guardia) se rieron de mi expresión.

- Sí, es mi papá- me confirmó Arwen, entonces recordé la figura solemne que la había entregado en el altar el día de su boda, sí, era él, pero se me había borrado de la memoria.

- Debí parecer un idiota el día que me entrevistó para el trabajo- me lamenté, Arwen me consoló con unas palmaditas en el hombro.

- Vamos, hombre, no es para tanto- me animó la esposa de mi amigo.

- Mejor vamos, Boromir tampoco ha desayunado, profesor, y yo les invito los cafés hoy- anunció Faramir.

Continuamos el trayecto un par de cuadras abajo, llegamos a un local amplio con agradable olor a café recién hecho y a comida, en la pared había grandes cuadros donde se leía el menú y los precios, el profesor Gimli y yo nos quedamos en la barra para ordenar, mientras los demás pedían cafés y buscaban mesa.

- Te recomiendo los hot cakes de blueberry- me dijo el profesor –Claro que yo también pido tocino tostado para acompañar, pero si prefieres pedir mermelada o miel-

-No, se me antoja más un poco de tocino crujiente- le dije, ganándome una amplia sonrisa del pelirrojo.

- Me empiezas a caer bien, chico, cualquiera que coincida en mis gustos culinarios es digno de simpatía-

Le correspondí la sonrisa, también empezaba a caerme bien, hicimos nuestra orden y fuimos a sentarnos, pero en el camino una extraña ráfaga amarilla pasó junto a mí, dirigiéndose al profesor Gimli.

-¡Gimli!- gritó alguien, me giré para ver como el profesor era abrazado por un muchacho de larga cabellera rubia - ¡Qué bueno verte otra vez!-

- A mí también me da gusto verte, muchacho, eso tendría más sentido si dejaras de asfixiarme y me permitieras mirarte-

El muchacho liberó de su abrazo al enano, le dedicó una sonrisa y giró sobre sus talones, parecía que no había advertido mi presencia.

-¡Profesor Faramir!- exclamó el muchacho, y fue casi corriendo a la mesa donde estaba mi hermano y amigos, Gimli y yo lo seguimos en silencio.

- Hola, ¿cómo la pasaste estas vacaciones?- le saludó Faramir, muy amable.

- Casi se arruinan, mi padre me obligó a ir con él a la playa, tuve que soportar a las descerebradas de mis primas, pero todo se arregló cuando descubrí una librería de usado, un buen libro a la orilla del mar se disfruta casi al doble, ¿y usted qué tal?

- Muy bien, Legolas, en casa con mi esposa y mi hijo, también lo llevé a la playa- le contó Faramir, sin quitar su tono amable.

- Profesor Aragorn, profesora Arwen- saludó el muchacho –Espero que también hayan pasado buenas vacaciones-

- De hecho sí- le dijo Arwen –Llevamos a los niños de campamento, aquí tu profesor Aragorn sabe hacer más nudos que un scout-

- Algunos truquillos que aprendí de joven- comentó Aragorn - ¿Qué haces tan temprano por acá?-

- No calculé bien el tiempo, así que me pasé a la cafetería por un licuado, después voy a la biblioteca a buscar unos cuantos libros, conociendo al profesor Glorfindel ya debe estar abriendo-

- Ah, por cierto, este semestre tendremos nuevo encargado de literatura, estoy seguro que harán muy buenas migas- comentó Faramir, levantándose de su asiento y colocándose junto a mí –Legolas, te presento a mi hermano, el profesor Boromir, va a impartir un taller de creación literaria que quizá te interese tomar-

El muchacho se quedó callado, mirándome, no supe si debía tenderle la mano, así que lo observé también, tenía el cabello rubio, largo hasta media espalda, lo llevaba recogido en media coleta, dejando al descubierto su rostro, un rostro muy bello y varonil, se le veía la juventud por todos lados, de ojos celestes como el cielo, arrugó el ceño y me miró de pies a cabeza.

- No se parecen en nada- sentenció, dirigiéndose a Faramir – tienen los mismos ojos pero… ¿cuántos años tiene?, se ve bien jodido, nada que ver con usted, profesor Faramir, usted tiene mejor cara, este parece chucho enojado-

Sentí que me hervía la sangre, apreté el puño, recordándome que por nada del mundo debía partirle la cara a un alumno, mientras los demás profesores se echaban a reír.

- Perdónalo, no ha desayunado- intervino Aragorn, ahogándose entre risas.

El tal Legolas echó una mirada a la barra, una de las empleadas parecía llamarle.

- Mi licuado ya está, nos vemos más tarde- se despidió y se alejó.

Yo fui a sentarme junto a mi hermano, todos seguían riéndose de los agudos comentarios del pequeñajo malcriado, tomé mi taza de café y di un sorbo, estaba amarga.

- Está asqueroso- dije, de peor humor que antes.

- Siempre que te enojas todo te sabe mal- observó Faramir, le dediqué una mirada cargada de furia.

- Por eso no quería este trabajo…- comente, suspirando – no soporto a los mocosos groseros, para ser sincero, no me partí el culo estudiando tanto para terminar aquí… sin ofender, pero lo mío era dar clases en la facultad-

- ¿Y por qué dejaste de trabajar ahí?- preguntó Gimli, no pude evitar suspirar de nuevo

- Problemas en el paraíso- le respondí, apartando el café de mí – habladurías, el director me recomendó alejarme una temporada, y aquí estoy-

- No será tan malo- me animó Arwen, tomándome las manos – además estarás encargado de un taller, ¿no te parece emocionante?-

- Si te soy sincero, no mucho, ahora cualquier hijo de vecino cree que puede escribir, y si riman caminando con mirando se sienten los poetas del siglo, da asco y pena- volví a suspirar, las miradas se centraban en mí – debo parecerles un quejumbroso, perdonen-

- Mira, haremos esto- comenzó el profesor Gimli –hablaremos con los niños de tu taller, quién sabe, a lo mejor descubres un par de retoñitos con potencial-

- Gracias- dije – lo de maestro tutor…-

- Ah, pues eso quiere decir que los niños problema irán a parar a tu oficina- dijo Faramir – se supone que les ayudes a aumentar sus notas, y si ves algo raro, problemas en casa, de drogas, etc., me los mandas a mí-

- Genial- suspiré, además de todo tendría que lidiar con los niños más malcriados de esa guardería.

La mesera se acercó con los desayunos listos, ofreció más café y sirvió algunas tazas, miré mis hot cakes y el tocino, de repente se me había ido el hambre, saqué un billete y lo dejé en la mesa.

-Discúlpenme, perdí el apetito- me excusé, y salí de la cafetería sintiéndome ridículo.

Caminé hasta el estacionamiento de la escuela y me metí al auto, al menos tendría unos cuantos minutos de paz antes de enfrentarme a esos niños, respiré hondo, ¿de verdad me dejaría amedrentar por ese chiquillo impertinente?, ¡ese no es Boromir!, claro que no, el cabrón ese picha corta se podía ir mucho a la mierda, salí de mi auto con energías renovadas y me dirigí al edificio.

Mi día no estuvo tan mal, sobre todo por ser el primer día de clases, sólo me presenté en cada salón, les dije mi nombre, aclaré lo que necesitarían para mi clase y la manera de calificar, el resto fue escuchar sus nombres y sus gustos en general, en cuanto a música se repitió demasiado One Direction y Justin Beiber entre las chicas, los muchachos me hablaron de My Chemical Romance y The Killers, no me sorprendió para nada que, sobre literatura, me mencionaran a Stephenie Meyer, J. K. Rowling y Stephen King, sin faltar Paulo Coelho, no es que tenga nada en contra de esos escritores (quizá de Coelho y Meyer sí) pero me hubiera gustado escuchar algún clásico, "Keep dreaming, Boromir" me dije.

Seguía mi última clase del día (al menos hasta el miércoles, cuando empezaría el taller), el salón estaba en el primer piso, junto a la biblioteca, terminando la clase seguro me pasaba a revisar la colección que tenían, entré al salón y todos los chicos fueron a sentarse, entonces, al fondo, vi al pequeñajo insolente de la mañana, tendría que soportarlo todos los días en mi última hora durante todo el semestre, traté de restarle importancia y fui a dejar mi maletín al escritorio, tomé el marcador y comencé a escribir en el pizarrón blanco.

- Mi nombre- dije, señalando lo que había escrito – Boromir Stark, escríbanlo porque no pienso repetirlo y quiero verlo en la portada de todos los trabajos que les encargaré, doctor Boromir Stark-

- ¿Es usted pariente del profe Faramir?- preguntó una muchacha de la primera fila.

- Es mi hermano- le contesté - ¿apuntaste todo?- asintió - mi manera de evaluar será la siguiente; tendrán cuatro exámenes a lo largo del semestre, cada uno con valor de diez porciento, ¿cuánto da eso?-

- Cuarenta por ciento- contestó un muchachito de cabello castaño.

- Muy bien, y les falta el sesenta por ciento, los trabajos, entregados a tiempo, con buena ortografía y bien presentados, tendrán un valor del veinte por ciento-

- Eso da el sesenta por ciento- dijo la chica de la primera fila, su cabello teñido de rojo cereza la hacía aún más pálida.

- No pregunté, pero es correcto- le dije, sonriéndole, la muchacha se puso roja – su asistencia tiene un valor del diez por ciento, dos retardos es una falta así que lleguen a tiempo-

- ¿Y el otro treinta por ciento?- preguntó Legolas, mirándome desafiante.

- Iba a tocar ese punto- dije, tratando de no parecer enojado – al final, escogerán una obra o un autor, el que más les guste, es a su criterio, y me presentarán un ensayo donde me digan por qué tal obra o autor les gusta, defenderán sus virtudes, harán un análisis de ello, debe tener al menos una fuente bibliográfica, puede ser un artículo en una revista, un libro, yo que sé, puede tener más, espero que a lo largo del curso aprendan lo suficiente como para presentar un buen trabajo-

Los muchachos comenzaron a escribir como posesos, todos menos el rubio arrogante, que me seguía mirando con aire de cazador de cocodrilos, o alguna otra comparación más útil para evitar la palabra atrevidamente.

- Bueno, yo ya me presenté- dije, cuando dejaron de escribir –ahora me gustaría escucharlos a ustedes, y si tienen alguna pregunta que hacerme, estaré dispuesto a contestarla-

- Ya nos conocemos, no le veo el sentido a eso de presentaros- comentó Legolas con su venenosa lengua.

- Sí, me imagino, pero yo no sé sus nombres, y me gustaría que me los dijeran, además de sus gustos musicales, su película favorita, su libro y autor preferido, su edad y lo que les gustaría hacer en el futuro, hmm, creo que es todo-

El mocoso no dijo más, pero si soltó un bufido de fastidio, las presentaciones comenzaron, le llegó el turno a la muchacha pelirroja, se puso de pie, parecía nerviosa.

- Yo me llamo Lorena, todos me dicen Lori, hmm, tengo dieciséis, me gusta la música clásica, sobre todo Chopin, hmm, soy fanática de los musicales, adoro escuchar a Barbra Streisand y a Julie Andrews interpretar, mi película favorita… es Funny Girl, mi autor preferido es William Shakespeare, y mi libro favorito es Hamlet, en el futuro… quiero ser actriz de musicales, y si tengo suerte, llegar a interpretar a Elphaba en Wicked-

- Ñoña- masculló Legolas, le dediqué una mirada de advertencia.

- A mí también me gusta mucho Chopin, y Shakespeare también, eres la primera chica que no menciona Romeo y Julieta- le dije, sonriendo.

- Profesor- continuó Lori – ¿es usted casado?-

La pobre muchacha se puso casi tan roja como su cabello cuando escuchó las burlas de sus compañeros.

-No, no estoy casado- le contesté.

Las presentaciones siguieron hasta llegar al chico de cabello castaño que también participó antes.

- Bueno, me llamo Jackson, me apodan Jack-

-Te apodan idiota- intervino Legolas.

- Basta- dije – sigue con esto y la pasarás mal, no quiero empezar así el semestre, continúa, Jack-

-Gracias, profesor, pues… tengo dieciséis, mi película favorita es El Camino hacia El Dorado, aunque el profesor Aragorn diga que falta terriblemente a la historia, me gusta escuchar a Elton John, Frank Sinatra, Lionel Richie, Elvis, Jerry Lee Lewis, Jhonny Cash, The Beatles y… ahm, ABBA y Pink, mi autor preferido es C.S. Lewis, mis libros favoritos son los siete de Narnia, El Principito y Peter Pan, me gusta mucho dibujar y se me da muy bien, me gustaría mucho dedicarme a escribir cuentos para niños e ilustrarlos-

- Vaya, Jack, me sorprendes, uno de estos días me gustaría ver alguno de tus dibujos-

- ¿Cuántos años tiene, profesor?- preguntó Jack.

- Tengo treinta y tres años- le respondí.

Por fin, le tocó el turno al niñato arrogante, se levantó del asiento y me miró directo a los ojos.

- Me llamo Legolas, y todos me dicen Legolas, mis películas favoritas…en cuanto a música… da igual, en realidad a ti no te interesa, mi autor y mi libro favorito tampoco es de tu incumbencia, tengo diecisiete años, no quiero ser nada cuando termine este chiste que llaman preparatoria, no me interesa nada ni nadie, y quisiera saber si eres adoptado o algo-

- No lo soy- contesté, frunciendo el ceño –y de aquí en adelante me gustaría que midieras tus palabras-

- No puedo creer que tengas lazos de sangre con el profesor Faramir- continuó Legolas –tienes que ser adoptado, no hay otra explicación-

-Y tú tienes que ser el chico más insolente que he conocido en mi vida, sal de mi clase-

El muchacho tomó su mochila y salió, no sin antes dedicarme una mirada burlona, realmente sería un dolor en el culo tratar con ese mocoso.

Veinte minutos después sonó el timbre de salida, me despedí de los chicos y cerré el salón, después fui directo a la biblioteca, estaba muy bien equipada para ser una biblioteca de preparatoria, aunque nada se comparaba con la de la facultad, me acerqué al hombre rubio detrás del escritorio, supuse que sería el encargado.

- Usted debe ser el profesor Glorfindel- le dije, el hombre despegó la mirada de la pantalla de su computadora – mucho gusto, soy el profesor Boromir, me encargaré del departamento de literatura y lengua-

-Ah, sí, soy Glorfindel, mucho gusto, profesor, ¿qué puedo hacer por usted?-

- ¿Me podría decir donde localizo las copias de la Ilíada y la Odisea?-

- Claro-

Glorfindel me acompañó hasta el pasillo donde se encontraban los ejemplares que quería, le agradecí y me dejó a solas, había quince tomos de cada obra.

- Son quince, tengo siete grupos…- murmuré, haciendo cálculos –serán dos tomos por grupo, y uno sobra…- giré sobre mis talones y comencé a caminar, aún sumido en mis pensamientos – a un grupo le tocarán tres…-

Choqué con alguien, haciendo que todos los libros que cargaba terminaran en el piso, me agaché a recogerlos enseguida.

-Disculpe- dije, mientras trataba de levantar todos los libros.

- ¿De veras me vas a poner a leer esto?, qué poco original- dijo Legolas, levanté la vista para encontrarme con su mirada celeste.

Para mi sorpresa, el muchacho me ayudó a recoger los libros.

- ¿Qué haces aquí?- le pregunté, mientras amontonaba los tomos de la Odisea.

- Vine aquí cuando me corriste de tu clase- me dijo, él se encargó de acomodar la Ilíada, nos levantamos al mismo tiempo.

- No te corrí, te hice salir de mi clase porque estabas siendo grosero-

- Sólo lo pones en palabras bonitas, me echaste- continuó, mientras me entregaba los tomos.

- Bueno, sé más cortés y no tendré razones para echarte-

- ¿Ya ves que sí me echaste?- me dijo, sonriendo, después se alejó.

Fui de nuevo con el profesor Glorfindel, firmé una hoja y me despedí de él, salí de la biblioteca con rumbo al estacionamiento, en los pasillos me encontré a Lori y a Jack, el muchacho la miraba con ojos de perrito triste, pero la chica parecía no darse cuenta.

-¡Profesor!- me saludó Lori, acercándose a mí –Déjeme ayudarle-

- A mi también- agregó Jack.

Entre los tres repartimos los libros y comenzamos a caminar al estacionamiento.

-¿Será nuestra primera lectura?- preguntó Lori.

- Sí- le contesté - ¿no han leído esto antes?-

- No- me contó Jack –Será muy emocionante-

Me agradaba tener al menos dos alumnos entusiastas.

- No le haga caso a Legolas- dijo Lori –él siempre es odioso, y yo creo que sí se parecen un poquito usted y el profesor Faramir, tienen los mismos ojos-

- Gracias, supongo- dije, riendo, la muchacha estaba roja de nuevo

- El profesor Faramir es muy guapo- dijo, con un suspiro.

Bueno, eso sí no me lo esperaba, la miré con una sonrisa.

- Sí, su esposa también es muy bonita- comentó Jack, haciendo hincapié en la palabra esposa –Igual que la maestra Arwen, parece un ángel-

Lori arrugó la nariz y volteó la cara, ay, el amor adolescente.

- Sí, es guapa- cedió Lori.

- También la maestra Galadriel- insistió Jack, vaya, este chico sí que sabe cómo jugar –es bellísima, ¿verdad, Lori?-

-Podría ser tu madre- dijo la muchacha, ahora sí se le notaba lo celosa.

- No me molestaría llamarla mami- dijo Jack, tuve que morderme la lengua para no reírme.

Llegamos hasta mi auto, abrí la cajuela y los chicos dejaron los libros ahí, Lori le dedicó una mirada resentida a Jack y se fue murmurando un "adiós, profesor", y se alejó dando grandes trancos, Jack la vio irse con una sonrisa en la cara.

- La pusiste celosa- le dije, cerrando la cajuela -no abuses mucho de ese recurso-

- Me ha traído detrás de ella desde el semestre pasado, y no sé, estoy probando jugar al patán un poco- me confió – mañana le voy a traer una flor-

- Buena idea- dije, sonriéndole al muchacho –gracias por la ayuda, Jack-

- De nada, profesor, y es en serio lo de Legolas, es así siempre, tan molesto como tener comezón en la espalda y no alcanzar del todo ese lugar en específico, ¿me entiende?-

- No pudiste haberlo descrito mejor- le dije.

Me subí al auto, de repente me sentí terriblemente cansado, quería ir a casa, comer algo y dormir, pero el celular sonando de nuevo me indicó que mis planes se podían ir al garete.

- ¿Qué pasó, Faramir?-

- Segunda vez que me contestas mal- dijo mi hermano –te llamo para invitarte a comer a la casa, Aragorn y Arwen también van, creo que Pip, Merry y Sam también-

- Me encantaría verlos a todos- dije, con la sonrisa en los labios –Paso para allá-

Camino a casa de mi hermano me detuve en una florería, compré un ramo de magnolias blancas, Eowyn siempre me pareció una flor blanca.

Cuando llegué a mi destino vi los autos de mis amigos ya estacionados, precedí a estacionar el mío y fui a la puerta con el ramo de flores en mano, me abrió Faramir.

- Hola, hermanito- me dijo, abrazándome - ¡Boromir ya llegó!- anunció, escuché exclamaciones de bienvenida desde el comedor.

Fui a unirme a mis amigos, ahí estaba Pippin, Merry a su lado, Sam con Rosita y su niña, Arwen y Aragorn inseparables, Eowyn esperaba sentada a su marido, bonita como siempre, blanca como las magnolias que le regalé.

-Gracias, Boromir, están preciosas- dijo Eowyn, aspirando el dulce aroma de las flores –Las pondré en agua-

Ocupé un asiento junto a mi hermano, todos platicaban y reían muy animados, pronto volvió Eowyn con las flores en un lindo jarrón azul que puso al centro de la mesa.

- ¿Cómo estuvo tu primer día?- preguntó Eowyn amablemente, Aragorn, Arwen y Faramir no se pudieron aguantar la risa - ¿Tan mal estuvo?-

- No exactamente, me topé con un mocoso grosero y estúpido, nada más-

- Un mocoso que te hizo enojar al grado de rechazar un desayuno- comentó Aragorn, con sorna.

- El muy cabrón está en mi última clase, se portó como todo un troglodita, tuve que pedirle que se fuera- les conté, mientras me servía un par de empanadas de carne y algo de ensalada.

- Pobre Boromir- dijo Pippin –lo tuyo es la facultad, las grandes ligas-

- Algo así- reconocí, dando una mordida a la empanada.

- Hoy recibí un mail de Frodo- dijo Sam, todos lo miramos con expectación – Sigue en África, más específicamente, en Casa Blanca, dijo algo sobre los bazares… los malditos bazares, pero no dice cómo está ni si piensa volver-

- Bueno, al menos mandó noticias- suspiró Merry –eso es mejor que nada-

- Es que es nada- continuó Sam, torciendo el gesto – ojalá nunca se hubiera ido-

- Volverá cuando se sienta listo- dije, tratando de consolar a Sam – sólo él conoce sus motivos, tal vez nos los comparta algún día, o tal vez no-

- En fin- dijo Sam, más tranquilo – parece que empiezas con algo de problemas en el nuevo trabajo-

- Mi único problema es ese mamón, todos los demás son idiotas pero al menos no se comportan como tal, tengo dos alumnos que prometen no cagarla tanto, pero este tipo… una de mis alumnas está enamorada de Faramir-

- ¿Quién, Lori?- Eowyn le dio un codazo a mi hermano en las costillas -¡Auch!, sí, lo sé, al terminar el semestre pasado me entregó una caja forrada de rojo con un moño dorado, dijo que era un regalo, tenía una carta, papel perfumado y toda la cosa, donde me explicaba su amor por mí y que entendía que no podía ser posible, ya sabes, cosas de chicos, había un libro de Freud, debió costarle mucho dinero a la pobrecita, te juro que pensé que me iba a encontrar unas bragas entre tanto papel de china-

-¡Faramir!- exclamó mi cuñada.

- Es buena chica- comentó Faramir – se esfuerza mucho-

- Ella y Jack me agradan- agregué –el único problema es ese escuincle de mierda-

-Bueno, bueno- intervino Arwen, riendo –espero que el escuincle de mierda de mi primito no te de demasiados dolores de cabeza-

- ¿Cómo?- pregunté, atónito.

- Legolas es mi primo- dijo Arwen.

Entonces, como me había pasado con Elrond, recordé la cara de Legolas, pero en un niñito de siete años que corría entre las mesas el día que Aragorn y Arwen se casaron.

Suspiré, resignado –Estoy jodido-