De acuerdo a los resultados de la votación, el fanfic que hoy se está publicando, es el ganador. Espero que lo disfruten porque vienen momentos que a lo mejor, puede ser, que los mate de risa. Ups, creo que adelante algo, eso no es bueno. En fin, sigan esta historia hasta el final, ahí los dejo para que lean.

NOTA: Los personajes de MLP le pertenecen a Hasbro y a Lauren Faust, este fanfic ha realizado sin fines de lucro, solo para el entretenimiento del público.


Era un bonito día en la querida República Dominicana, específicamente, Santo Domingo. Como es de costumbre, cada quien salía temprano a trabajar para ganarse "el pan de cada día". Pero últimamente, las cosas no han ido bien, los problemas han alcanzado un nivel tan gran capaz de hacer que alguien se suicide. Ahora, la pregunta era: "¿Seguiría así esta situación?". Bueno, al menos una familia no se veía afectada por la situación, aún así, se mantenía unida. ¿Tan fuerte sería ese lazo familiar? Pues si, por muy increíble que parezca, ese lazo era fuerte.

Los mas sobresalientes de esa familia eran: Soarin, Rainbow Dash, Shun y Cerise. Bueno, mas que nada los dos chicos, ya que las chicas no eran tan dementes como lo eran ambos chicos. El día de hoy, Soarin y Shun se encontraban en casa, descansando en una silla reclinable, cada uno. Ese descanso no duró mucho, puesto que la novia de Soarin hizo acto de presencia para reprender al mismo.

– ¿Que no ibas a hacer las compras? – preguntó Rainbow Dash.

– Muchacha, por si no te has dado cuenta, no tengo cuartos para comprar – respondió Soarin.

– Ese no es mi problema, o lo consigues, o duermes con el perro – advirtió Rainbow Dash.

– Yo que le hago caso – murmuró Shun.

– Claro, tu lo dices, buen pendejo, porque no tienes nada que hacer – se quejó Soarin.

– ¿Quien dice que no? La mujer tuya, me puso a lavar el baño – recordó Shun.

– Eso ya te tocaba – aseguró Soarin.

– Como lamento haber dejado de trabajar con Musicologo y Menes – murmuró Shun nuevamente.

– ¿Pueden dejar de lamentarse y hacer sus labores? – interrumpió Rainbow Dash.

– Ta' bien – se rindió Soarin para luego reclamar – Total, tu tienes como siete meses que ni lavas, ni prestas la batea.

Ante eso, Rainbow se vio ofendida, por lo que tomó una sandalia de la nada y se la lanzó a Soarin. Por arte de magia, la chica logró atinarle en el glúteo de derecho.

– Te pasaste, te pasaste – reclamó Soarin.

Después de eso, Shun y Soarin salieron a hacer las compras, de mala gana, pero salieron. Al pasar una hora, ambos ya estaban de regreso en la casa. Apenas terminaron de hacer sus labores, volvieron a las sillas para seguir descansando.

– La verdad, es que yo no se porque me quedé con Rainbow cuando ya había otra desesperada por mi – recordó Soarin.

– Bueno, coge ahí, ahora eres un gobernao – aseguró Shun.

– No me digas así, que sueno como un viejo – pidió Soarin.

– ¿Y que tu eres? – preguntó Shun de forma sarcástica – Te recuerdo, que ya tienes veintisiete años, casi los veintiocho montaos.

– No vengas con tus sermones que no estoy de humor pa' eso – dijo Soarin colocando su mano derecha en la cabeza.

– No, yo nada mas te iba a decir que tienes al arcoíris este embarazado, y que no tienes cuartos pa' mantener a ese muchacho o muchacha – recalcó Shun.

– No me recuerdes eso que tengo esa herida abierta con una estaca – aseguró Soarin.

– Bueno, nadie te manda de papi chulo a acostarte con ella – reprendió Shun.

– ¿Y quien tu te crees para regañarme? Mi madre ya murió hace algunos años, tu lo que eres es mi hermano simbólico – recordó Soarin.

– Simbólico… ahora te jodiste – dijo Shun para luego irse.

– Eh, eh, ¿pa' donde tu vas? – preguntó Soarin.

– Pa' donde me de la gana, ya yo no te soporto ni con relajantes musculares – respondió Shun sin detenerse.

Luego de esa pequeña conversación, el pelinegro se marchó para olvidar los problemas. Pero lo extraño en todo esto, era que alguien lo estaba vigilando, mejor dicho, los estaba vigilando.

En un lugar desconocido, arriba en el cielo, literalmente, se encontraba un hombre mayor observando todo desde una pantalla plana. Todo lo que veía le daba un sello de desaprobación con la cabeza, pero luego recordó que tenía a una de sus ayudantes allí abajo, que desde hace tiempo debió regresar y aún, no lo ha hecho.

– Uy si, esto si es vida – dijo para sí misma una chica de cabello negro entre mezclado con fucsia.

Esta hermosa chica estaba con un traje de baño bastante atractivo, tomando un agua de coco y recostada en una silla reclinable. La chica era de piel blanca, ojos violeta, cabello negro entre mezclado con fucsia. Bastante linda, pero lastimosamente, su descanso acabaría pronto.

Mientras esta chica se relajaba, otra chica apareció como por arte de magia pero con un atuendo blanco.

– Star Evening – nombró la chica de blanco.

– Amiga, apareciste – observó Star emocionada – Óyeme, ¿no tienes por ahí una papas para comer? El hambre me está matando.

– Star, el jefe te quiere ver, hace tiempo que debías volver – recordó la chica de blanco.

– ¿Y que quiere ese anciano? Ay no, yo no lo quiero ver, la última vez casi me quita mis poderes – se quejó Star.

– Y esta vez te los va a quitar sin impedimentos y no te los va a regresar si no vas a verlo – aseguró la chica de blanco.

– Marian… yo no te quería decir nada, pero ya te estas pareciendo a el – confesó Star.

– Star, solo obedece y ya – exigió Marian.

Después de eso, ambas se tele-transportan al lugar en el que se encontraba el hombre del que hablaban. Este al ver a estar, la reprendió lo mas amable que pudo, pues era la mejor de sus ayudantes y no la quería perder.

– Es por eso, que tienes que ir a la siguiente misión – indicó el hombre.

– Octavio, entiéndeme, yo no quiero ir – dijo Star sentada en el escritorio.

– Muchacha, agradecería que no te sentaras de nuevo en mi escritorio, yo se que estas hermosa pero ya yo estoy viejo para la gracia – aseguró Octavio.

– Star, debes ir a República Dominicana, esa gente necesita ayuda – indicó Marian.

– ¿Y yo por que? Miren, ustedes tienen las mil y un formas de arreglar las cosas con solo pestañar, háganlo ustedes – exigió Star.

– Niña, piensa en lo que dices, si nosotros nos volvemos locos a estar ayudando a todos libremente, el tremendo problema que se nos arma no te lo creerías ni tu misma – aseguró Octavio.

– Esta bien, esta bien, yo voy – se rindió Star.

– Recuerda, es a Santo Domingo a donde tienes que ir – recordó Marian.

– "A Santo Domingo donde tienes que ir" – imitó Star – Ya se, no me lo tienen que recordar.

Hecho eso, Star Evening se tele-transporta a Santo Domingo. Lugar específico, al lado de un chico pelinegro que estaba tomando una cerveza. Al principio no pasó nada, pero luego de que esa chica apareció de la nada, las cosas empezaron a cambiar.

– ¿Y tu de donde saliste? – preguntó Shun después del susto que se llevó.

– Del cielo – respondió Star sin importancia.

Al escuchar esa respuesta, Shun lanzó la botella de cerveza a la basura y luego se fue persiguiendo a Star silenciosamente. La razón era muy simple, si alguien cae del cielo, obviamente no te lo va a decir así sin mas. Y además, apareció de la nada, era como una bruja.

Varios minutos pasaron y Shun seguía persiguiéndola, pero para mala suerte de el, la chica estaba enterada de lo que estaba ocurriendo, por lo que ya se estaba cansando de disimular la situación.

– Salte de ese baño que ya se que me estas siguiendo – ordenó Star.

– Bueno, primero que nada, yo no te estaba siguiendo por nada malo – aseguró Shun – Y segundo, te sigo porque esa respuesta no me convenció.

– Di la verdad, este cuerpo mío te provocó, confiesa – exigió Star.

– No, no, no, yo se que tu ta' buena pero no es por eso – negó Shun.

– ¿Entonces por que? – preguntó Star.

– Porque tu saliste de la nada, eso no es algo normal – respondió Shun.

– Mira, te voy a decir quien soy, pero no se lo digas a nadie – indicó Star – Yo soy un ángel que viene a ayudar una familia que tiene muchos problemas.

– Jajajajajajaja, ya te creí – rió Shun falsamente – ¿Tu crees que yo soy pendejo? No, soy un poquito bruto, pero no tanto. ¿Sabes que? Déjalo así, yo ya no tomo más alcohol.

Después de decir eso, el pelinegro se marchó, pero por alguna razón, Star lo comenzó a seguir a todos lados, solo para convencerlo de que lo que ella había dicho, era cierto.

Por parte de Shun, el había tomado un taxi, pero inesperadamente se le apareció Star.

– ¡AHHH! – exclamó Shun del susto.

– ¿Qué le pasa, macho? Uste' ta' como asustao – observó el taxista.

– No, no, es que me rompí una parte del dedo – mintió Shun.

– ¿Del dedo? – preguntó Star en tono burlón.

– ¿Qué tu haces aquí? ¿Cómo entraste? – preguntó Shun en voz baja.

– Para que veas, que te estoy diciendo la verdad – respondió Star.

Luego de eso, Shun se quedó en otro lugar. Mas tarde, el pelinegro se encontraba en un baño público, haciendo del número uno porque ya no aguantaba más, eso, sin mencionar los sustos que ya se ha llevado por culpa de la supuesta ángel.

– Lo tienes grande, justo como me gustan – apareció Star en el baño.

– ¡AHHHA! – exclamó Shun nuevamente por el susto – Pero tu me vas matar del susto, te estas pasando. Gracias por el cumplido, pero ya me has metido como diez sustos, mujer me vas a sacar el corazón.

– No voy a parar hasta que me creas – aseguró Star.

– Ta' bien, te creo porque nadie puede sacar tantos sustos – se rindió Shun.

Mas tarde, Shun ya se iba en otro taxi, pero hasta vez para la casa. Todo parecía absolutamente normal, hasta que de la nada, Star se apareció una vez mas.

– Hola – saludó Star.

– ¡Muchacha del Diablo! – exclamó Shun por decimo primera vez a causa del susto.


Bien, hasta aquí el primer capítulo. Pero vengan acá, no se vayan todavía, que el segundo capítulo, ya está ahí montado… léanlo.