NOMBRE: ¡¿Qué demonios me ha ocurrido!
INTRO: Estas vacaciones de verano, por fin, Harry las pasaría en la casa de los Weasley. Pero ¿qué pasa cuando tus hormonas se escandalizan por arte de magia y terminas siendo... otra persona?
Capítulo 1:¡¿Dónde está mi viejo cuerpo!
-¡¡¡RON, MALDICIÓN, DEJA QUE TE ATRAPE!
Empujó a un hombre sin querer.
Y una mujer vio indignada la actitud de los dos muchachos.
La multitud apretujada que recorría el callejón se abría paso, tratando que no los chocasen.
El pelirrojo le tenía gran ventaja.
Pero el moreno que lo perseguía era tan rápido como una saeta.
El primero chocó una cesta de caracoles en venta.
El segundo le erró al salto y quebró unas cuantas costras.
-¡Tengan cuidado, demonios!- exclamó un hombre de prominentes mostachos, poniendo a salvo su enorme bandeja de pinzas de cangrejo gigante.
El moreno se acercaba cada vez más a su objetivo.
Con la garganta seca, cazó en el aire una botella de las cuantas que tenía una mujer en su cesta...
-¡Hey, pequeñuelo!
El moreno se volvió en seco...
-¡Ah!- exclamó metiendo su mano en el bolsillo- Tome ¡Quédese con el vuelto!- gritó mientras salía a toda velocidad.
-¡Oye, niño, no...!
No escuchó más a la mujer. Una fresca bebida sabor a fresa se deslizaba refrescando su seca garganta.
En eso pecoso muchacho dio un viraje y tropezó con un carrito de bebé. Y cayó de fauces contra el suelo.
El otro aprovechó la caída para beber unos cuantos tragos más, hasta terminar la botella. Estaba realmente sediento. Y en cuanto la última gota pasó su garganta, lanzó a correr.
Cuando el pelirrojo pudo ponerse de pie, el moreno ya le estaba pisando los talones.
Dio un zarpazo, como aquellos en que atrapaba la pequeña pelota dorada, y cazó a su amigo de la capucha de la campera.
-¡No! ¡Detente, Harry!- exclamó el pelirrojo volteándose- Basta... ya... no puedo... respirar...
El moreno negó con la cabeza, y una pícara sonrisa se vislumbró en sus labios...
-Voy a matarte, Ron...
-No... en serio, hermano...- pidió su amigo frenándolo con una mano- Prometo... que no lo volveré a hacer...
-¡¿Entonces no fue sin querer!
-¡Pues sí!
-¿Cómo se te ocurre hacerme crecer orejas de elfo en media cafetería?
-No fue mi intención...- se disculpó Ron- ... quería quitarte un escarabajo que estaba caminando por tu oreja.
-Podías hacerlo con la mano- afirmó Harry cruzándose de brazos.
-Bueno, no lo había pensado... Además, solo duró cinco segundos.
-Suficientes como para que la mayoría de la gente se ría de mi.
-Bueno, pero fue un error. A veces debes saber perdonar, cualquiera se equivoca.
-¡Harry, Ron!- una mujer regordeta y de melena naranja se acercó corriendo hasta donde estaban los dos muchachos- ¿Dónde demonios se habían metido?
-Estábamos en la cafetería, tres cuadras más allá, señora Weasley- explicó Harry.
-¿No vieron la hora? Debíamos encontrarnos todos en la entrada del callejón a las 3 en punto ¿Qué hora es, Ron?
-3:15, mamá- respondió el pelirrojo clavando la mirada en el suelo.
-¿Y para eso te regalo un reloj?- le recriminó la mujer- Vamos, Harry, cielo, y tú también... Arthur y los demás nos esperan allá.
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-¿Me pasas el frasco de pepinillos, Harry?- pidió Ginny, la hermana menor de Ron, en cuanto todos cenaban ya en casa en la larga mesa de los Weasley.
-Es una suerte que te hayan dejado quedar en casa durante todas las vacaciones de verano- afirmó Fred, robándole de la mano el frasco a Harry en cuanto él se lo pasaba a la muchacha.
-¡Mamá!
-¡Ay, toma, pareces una niña!- exclamó su hermano pasándoselo de mala gana.
-¡Soy una niña, Fred!
-Mamá, Ginny afirmó ser niña, no puedes dejarla tener novio, es muy pequeña...
-¡George!
-¡Tú lo dijiste!
-¡Silencio los tres!- exclamó la señora Weasley dando un golpe en la mesa- Compórtense.
-Pero en verdad, Harry, que suerte que hayas quedado con nosotros- volvió a decir el pelirrojo gemelo.
-Bueno, ya saben como son mis tíos- aclaró el moreno- Cuanto antes se libren de mi, mejor para ellos.
-Definitivamente, unos mounstros- opinó en señor Weasley sirviéndose una porción de pollo.
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-¿Esta bien esa almohada, o quieres la mía?- preguntó Ron en cuanto ambos se metieron en la cama.
-No, ésta esta bien, amigo.
-Pero ésta es un poco más alta.
-Gracias, Ron, está bien- volvió a decir Harry- Encima que te quito la cama...
-No me molesta dormir en esta. Aunque no la usamos hace tiempo, no es tan incómoda.
-¿Sabes?- dijo el moreno poniéndose de pie- Déjamela a mi, Ron. Ésta es tu cama, tú debes usarla.
-No, no, está bien. Te he dicho que dormiré en esta y así lo haré.
La puerta sonó...
-¿Sí?
-Harry, cielo, aquí está tu ropa limpia- avisó la señora Weasley dejando una pila de prendas a los pies de la cama en la que dormiría el moreno- Buenas noches.
-Buenas noches- dijeron los dos al mismo tiempo.
-Bien, es hora de que tenga mi primer sueño en la casa de los Weasley- dijo Harry quitándose la remera.
-Si... yo tengo un sueño de morir- afirmó Ron poniéndose el pantalón del pijama- Oye ¿no tendrás frío con ese short?
-No creo- respondió el moreno encogiéndose de hombros- Y si lo tengo me cubro con las colchas y ya. Además, el short es más cómodo.
-¿Tu crees?- preguntó el pelirrojo metiéndose en la cama.
-Bueno, es mi opinión- terminó Harry cubriéndose a medias con una fina sábana- Buenas noches.
-Espera ¿quién apaga a luz?
-Yo voy- avisó el moreno poniéndose de pie. Dio unos pasos hasta el interruptor, lo presionó, y la habitación quedó a oscuras, salvo por la débil luz de luna que entraba por la ventana- Oye ¿es eléctrico?- preguntó lanzándose en la cama.
-No- respondió el pelirrojo- Pero simula serlo. Fue idea de papá- se encogió de hombros- En fin, que tengas buenas noches.
-Tu también, Ron.
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-¿Ron?- nadie respondió- Ron- llamó nuevamente el moreno, y fue contestado por un fuerte ronquido. Se puso de pie y dio unos pasos hasta la cama de su amigo- Ron- volvió a llamarlo, esta vez acompañando la palabra con un débil empujón.
-¿Eh...? ¿Qué...? Ah, eres tú, Harry ¿qué pasa?
-Disculpa que te moleste... ¿tienes algo para las náuseas?
-Si- afirmó el pelirrojo sentándose en su cama- Ya te traigo.
-No, solo dime donde está, lo buscaré.
-No, está abajo. Yo te lo traigo. Para eso soy tu amigo.
La puerta se cerró tras el pelirrojo y dejó a Harry solo en la oscuridad de la habitación. Pasaron unos minutos hasta que el muchacho volviera a aparecer, esta vez con un vaso de agua en la mano.
-Toma- dijo entregándole una pastilla al moreno- Con esto te pasará.
-Gracias, Ron.
-Avísame si necesitas algo.
-Lo haré. Perdón por molestarte- metió el comprimido en la boca y luego tomó un gran trago de agua- Buenas noches.
-Buenas noches...
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El sol que entraba por la ventana dio de lleno en las doradas pestañas del pelirrojo, y éste giró para cubrirse con su almohada y seguir durmiendo.
De repente sintió algo pesado posarse sobre su espalda. Dio media vuelta, y tras unos aleteos, una lechuza gris volvió a apoyar su cuerpo sobre el muchacho.
-¿Qué traes?- preguntó desatando la carta que tenía atada a la pata. Leyó el remitente- Hermione.
Se puso de pie emocionado, y la lechuza emitió un ululato de resentimiento. Pero eso no le importó al muchacho. Su amiga les había dicho que vacacionaría en España ese año. Y ésta era la primera carta que les enviaba.
-¡Harry, despierta! ¡Nos ha llegado una carta de Her...!- el muchacho pegó un grito y el sobre se deslizó de su mano hasta caer al suelo.
Por unos segundos quedó helado, incapaz de hacer algún movimiento. Y sin pensarlo muy bien, un impulso cerebral le hizo dar un paso hacia delante. Se acercó a la cama, muy lento, aun sin poder respirar correctamente. Quien estaba allí, cubierto hasta los hombros con la sábana... no era Harry.
Aunque se parecía mucho a Harry.
Era... como una versión femenina de Harry.
¿Versión femenina?
-¿Harry?- no. No podía ser verdad. Quizás lo estaba soñando- ¿Harry?- lo llamó sacudiéndolo (¿o debería decir "sacudiéndola"?) del hombro.
-¿Que...?- los ojos bordeados de pestañas azabache se abrieron levemente y se vislumbraron claramente las brillantes esmeraldas- Ron, déjame dormir un poco mas...
El moreno abrió los ojos. Se había escuchado diferente. Y encontrarse con la atónita mirada de su camarada no le fue de mucha ayuda para calmarse.
-Eh... Harry...- comenzó Ron sin voz. Pero Harry ya se había puesto de pie en un salto y lanzado una corrida hasta el espejo del placard de Ron, y un grito de susto colmó cada rincón de la habitación.
-¡Ron! ¡¿Qué demonios me ha ocurrido!
