Ninguno de los personajes aquí me pertenecen

El beso que un día antes esa maestra le había dado, no había significado nada, pero ese beso fue diferente, solo calló y siguieron jugando cartas como si nada hubiera sucedido ahí, pero en su cabeza, se repetían esos dos besos una y otra vez, junto con sus palabras-¿fue como esto? O ¿Cómo esto?- definitivamente no había sido como ninguno de los dos y aunque con Mike…si sus besos le excitaban, pero esta había sido diferente, calor en todo su cuerpo y su corazón latiendo al mil…

-Susan, hey Susan tus cartas.

-Si, fue diferente…perdón si este juego es diferente…tengo que ir al baño, si, al baño.

Corrió al baño y se quedó ahí repasando ese instante en su cabeza y preguntándose que diablos había sido eso, escucho como tocaban la puerta y al salir se encontró con Gaby Solis, si su amiga desde siempre, a la que nunca había visto de esa manera, es cierto que admiraba su cuerpo, su cara, como se arreglaba, su boca, como lucían sus vestidos en ese pequeño cuerpo…-por dios que tonta he sido-vaya si que había sido despistada.

-¿Qué…que pasa?-no podía dejar de ver sus labios.

-Pasa que saliste corriendo y hace media hora que te estamos esperando para terminar.

-Ahhh si, ya regreso-dijo encerrándose nuevamente en el baño y dejando a Gaby aun mas confundida de lo que ya estaba.

-Suuuusan, sal de ahí ahora mismo, si no quieres que tire la puerta, tengo un juego perfecto y 50 dolares esperándome en la…

En ese momento la puerta se abrió dejando salir únicamente un par de brazos que la introdujeron en el baño, y después una boca que no le permitió pronunciar ningún reclamo, pues su boca había quedado atrapada en esos labios, que la besaban con una pasión desconocida, unos brazos que la retenían con una fuerza delicada y un cuerpo muy pegado al suyo, y derepente todo se detuvo…

-Bueno es hora de salir-dijo Susan con una inocente sonrisa y salió corriendo nuevamente dejando a una Gaby Solis estupefacta.

-….Que demonios….Susaaaaaan!

Esto no se iba a quedar así, los juegos de cartas iban a seguir repitiéndose cada semana, y buscaría la excusa perfecta para que alguno de ellos fuera definitivamente privado.