Disclaimer: Digimon no me pertenece, sus personajes tampoco. Escribo por puro vicio, digo, diversión.

.


I. Chocolate

Se dio natural. Empezaron ellos dos, el rubio y la pelirroja, desde muy jóvenes. Pero siempre había una pieza extra: Taichi. Fue paulatinamente cuando se dieron cuenta que el castaño no era una pieza extra, si no que era una pieza necesaria para subsistir. Ya no eran dos, eran tres. No se lo cuestionaban, ni sus amigos, ni ellos mismos, simplemente se dejaban ser.

Comenzaron a vivir juntos, los tres. Tenía cada quien una actividad específica: Yamato cocinaba, Sora limpiaba y Taichi hacía amenas las cenas, o eso era como autodenominó su tarea. Los hacía reír y para él la sonrisa de las dos piezas de su rompecabezas personal lo llenaba como no podían hacerlo las cenas de Yamato.

Podía ser antinatural para el resto, la relación que llevaban. Pero para ellos era lo más normal del mundo y sabían bien que los murmullos de los vecinos estaban llenos de envidia, pues ninguno de ellos era tan feliz como lo eran ellos tres.

Por las mañanas estudiaban, pocas veces era que se veían en la universidad y estaba bien. Vivir juntos no significaba que no necesitasen tiempo personal. Era en las noches cuando su departamento, su hogar, se llenaba de vida. Yamato se había vuelto organizado, lo aprendió gracias a Sora. Por eso ya tenía perfectamente planeado que haría de cenar cada día de la semana.

Los domingos iban los tres al supermercado. Taichi muchas veces tomaba ingredientes innecesarios simplemente por diversión y hacer enojar a Yamato. Sora siempre terminaba por reprimirlo, pero internamente se reía. A ella también le gustaba ver a Yamato enojado, cuando era un enojo superficial que al final del día lo hacía sonreír.

—¿Quién puso chocolate líquido en el carrito? —preguntó el rubio con las mejillas teñidas de carmín. Sora explotó en una carcajada, Taichi se dedicó a levantar ambas cejas, en tono juguetón.

—Quién sabe, puede que lo necesitemos un día de estos —el rostro de Yamato cambió de estar ligeramente sonrojado a poder ser confundido con un jitomate.

—Absolutamente no —apretó fuertemente el chocolate líquido y lo puso en una tarima al azar, sin importarle que ese no fuera el lugar correspondiente.

—Oh Yama-kun, a veces eres tan aburrido —Taichi sacó su lengua—. ¿A que sí, Sora? Tal vez lo podamos usar solo tú y yo —volvió a tomar el chocolate líquido.

—Taichi, ¡basta! —Las mejillas de Sora igual se tiñeron de rojo, sin embargo no impidió que Taichi colocara de nueva cuenta la botella en el carrito de supermercado—. Provocarás que Yamato no nos hable por una semana, de nuevo —susurró en su oído, ambos rieron.

—Si siguen comportándose como niños de once años prometo que dejaré de cocinar —arrebató el mando del carrito de Taichi, caminando dos metros por delante de sus acompañantes. No volvió a sacar la botella de chocolate líquido.

—¿Y qué se supone que comeremos? —el castaño colocó sus brazos sobre la nuca.

—No sé, ese sería ahora tu problema —no la veían, pero en su voz se podía escuchar una sonrisa. Sonrisa burlona de Ishida, así las había calificado Sora. La pelirroja abrió los ojos como platos.

—No te atreverías —susurró, alcanzando con pasos de gigante al rubio.

—Sabes bien que si me atrevería —seguía sonriendo, sus ojos chispeantes.

—Claro que no —prosiguió la pelirroja. Taichi los alcanzó, curioso—. Seguirías cocinando antes de comer lo que sea que Taichi preparara.

—¡Ey! —Yagami se mostró ofendido, pero no era ningún secreto que el castaño había heredado los dones culinarios de su madre—. Yo no cocino tan feo.

—¿Quieres apostar, Takenouchi? —Ambos ignoraron a Taichi, no había caso en discutir algo obvio como eran los pésimos dotes culinarios del castaño—. Comeremos lo que prepare Taichi por una semana. Yo no me quejaré, tú tendrás que aguantarte. Es lo que se merecen por portarse como niñatos —Sora rió ante ese último comentario.

—Es una apuesta, Ishida —se dieron un apretón de manos. Taichi aprovechó ese momento para arrebatar el carrito de las pálidas manos de Yamato.

—¿Qué se supone que haces, cabezota? —cuestionó Yamato, al notar que el castaño había comenzado a meter artículos extraños, como sardinas, al carrito. Taichi sacó sus hombros, en señal de orgullo.

—Si entre ustedes dos decidieron que yo cocinaría por el resto de la semana —ahora era Yagami quien caminaba dos metros por delante de sus acompañantes. Seguía metiendo productos interesantes en el carrito. Prácticamente no se fijaba en lo que tomaba—, yo decidiré que ingredientes usar.

—Eso es demasiado —Yamato se apresuró a alcanzarlo, sin embargo no pudo al notar que Sora le detenía su camisa.

—Hicimos una apuesta —dijo simplemente.

Esa noche fue la primera en que Taichi cocinó. Todo salió como esperaban: fue un desastre. Taichi intentó verse gourmet queriendo preparar algo que sacó de un video de Youtube, no tenía los ingredientes que se indicaban e intentó reemplazarlos con otros que si había comprado. Se quemó la comida e intentó defenderse al decir que "no estaba quemado, estaba dorado".

Yamato comía lo que Taichi había preparado con lágrimas en los ojos. Sora era más fuerte que él, se intentaba quitar el sabor de boca tomando mucho té entre cada mordida. El mismo Taichi sufría con sus creaciones culinarias. Había fracasado, pero no iba a dejarse vencer por el rubio y la pelirroja. Él podía más que eso, además tenía toda una semana para reparar su error.

Al día siguiente llegaron con miedo al departamento. Sora y Yamato se sintieron tranquilos al notar que nada estaba quemado ni olía a podrido, más se volvieron a preocupar al no ver a Taichi por ningún lado. Lo encontraron sentado frente al televisor, con dos pizzas familiares a un costado suyo.

Al notar su presencia se volteó, teniendo salsa de tomate en las comisuras de sus labios.

—¿Qué esperan? Se enfría la pizza —sonrió.

Taichi fue el que perdió la apuesta al final, sin siquiera haber sido parte de esta. Prefirió gastar su poco dinero a la semana en comida a domicilio que seguir lastimando su paladar por puro ego. Sora y Yamato lo agradecieron de todo corazón.

Ese día utilizaron la botella de chocolate líquido.


Notas

Queridísima SkuAg, aquí esta el primero de los muchos retos que te debo. Pienso escribir varios drabbles parecidos a este, donde nuestro trío favorito batalle en la convivencia del día a día. También quiero aprovechar para agradecerte por todo lo que has hecho por mi, eres la mejor.

Espero que te haya gustado, lo escribí más rápido que cualquier otro de los drabbles que he escrito. Creo que se debe a mi gran amor por el Taiorato.

A los demás lectores, espero que también les haya gustado este pequeño drabble. Son locuras de mi cabeza, así que tampoco me sorprendería que no les gustara. De cualquier forma dejen un review, espero subir el segundo drabble pronto.

Los amo. Xoxo, Gossip Chii.