Capítulo 1: Secreto en la noche
Corría de forma apresurada, volteando de vez en cuando hacia atrás, esquivando árboles, arbustos y toda clase de objetos de ese bosque tan tenebroso. Sentía el miedo en su interior, obligando a su corazón a latir más rápido que de costumbre, bombeando adrenalina por sus venas. Pero él sólo quería correr, escapar.
El chico de cabellos rojos dobló por una esquina, sentía el viento frío estrellarse contra su pálida piel, sus pies ya estaban cansados de tanto correr, sin embargo no podría detenerse, no ahora que había logrado escapar de la muerte, y no volvería a estar a su merced, simplemente no lo permitiría. Miró hacia arriba, como por instinto, pero sin dejar de correr con todas sus fuerzas; allí en lo alto, apenas y se deslumbraban siete estrellas con suerte, ya que las nubes de intenso color negro cubrían el cielo casi en su totalidad; enfocó la vista en los cielos, para asegurarse de que no lo seguía por el aire. En un momento, menos de una milésima de segundo, le pareció ver una sombra cruzar por encima de él, se estremeció ante este suceso, volvió rápidamente la vista al camino.
Lo que vio le heló la sangre, enfrente suyo estaba su perseguidor, con los brazos cruzados sobre el pecho, como si lo estuviese esperando desde hacia tiempo, pero ambos sabían que ese tiempo no había sido más de un segundo si acaso; el joven pelirrojo intentó frenar sus pasos, pero por inercia, su cuerpo se abalanzo hacia el frente, cayendo de bruces ante los pies de aquel sujeto. Intentó ponerse de pie lo más rápido posible, pero sintió un fuerte dolor en su espalda, reducido a un espacio pequeño, pudo mirar de reojo como su agresor lo retenía contra el suelo presionando fuertemente su pie contra su espalda, asegurándose de que la huida no se realizara.
–¿A dónde crees que vas, Ned?– preguntó de manera fría el sujeto, con un dejo de burla en su voz
–Huía de ti, maldito ¿qué no es obvio?– respondió el pelirrojo de nombre Ned, tratando de liberarse
–¿Por qué? Si apenas nos estábamos divirtiendo... sin embargo creo que no corriste tan desesperado como yo esperaba. Es decir, tienes menos de 20 años, aún eres joven y con energías, así que creo que si no tuvieras ojos, correrías con más... desesperación
Ned sintió como un escalofrío recorría su espalda, sin sus ojos ya no podría ver el camino, ni regresar a su hogar, o mínimo escapar de ese psicópata, giró hacia ambos lados su rostro, buscando otra alternativa de escape; pero sus movimientos se vieron interrumpidos por una mano que le jaló los cabellos, haciendo que su cabeza se estirara hacia atrás, provocándole un intenso dolor en el cuello. Vio los ojos de su agresor, los cuales eran rojos y siniestros.
–Tus ojos siempre me han gustado ¿sabes? El color negro es mi favorito... será interesante el verte correr completamente ciego, veo que el hecho de robar un poco de tu sangre no fue lo suficientemente divertido, al menos no para mi– se expresó el sujeto, tocando con las yemas de los dedos de su otra mano, dos pequeños orificios en la yugular del joven. Sonrió de manera siniestra y puso su dedo índice en el párpado derecho del joven, comenzando a presionar con fuerza pero muy despacio para causar el mayor dolor posible, vio con alegría como un poco de líquido rojo comenzaba a brotar del ojo, deleitándose con el grito de dolor que emitía Ned, cuando...
–¡Ya es suficiente, Malcolm!– gritó una voz desde las alturas, deteniendo la tortura. La voz resonó en todo el bosque, haciendo que los pocos pájaros que había en el lugar salieran volando del miedo. De las alturas descendió una figura femenina, tenía una blusa de color rojo con una falda negra un poco arriba de las rodillas, e iba cubierta por una gabardina larga de color negro, un negro que se confundía con el bosque en general –¿No te cansas de torturar a los mortales?
–No– respondió Malcolm, con una sonrisa demente en el rostro
–Pero con que cinismo me contestas– se expresó la mujer, sin salir de su escondite en las sombras. Pero haciendo notar que estaba harta de la actitud del sujeto
–¿Querías una respuesta no?
–Lo que quiero es que dejes a ese humano tranquilo... todavía no ha llegado el Ciclo Lunar de Otoño, por lo que no veo la razón por la cual haya que asesinar a un mortal– siguió la mujer, cruzándose de brazos y mirando hacia el frente, como viendo a su compañero, pero en realidad observaba al joven que sollozaba de forma incontenible –Déjalo ir
–¿Es una orden acaso?
–Si
–¿Ahora quién es la que contesta de manera cínica?
–No lo volveré a repetir de nuevo, Malcolm
–De acuerdo, de acuerdo– respondió el sujeto, dejando de aprisionar al joven. Se levantó y miró a su interlocutora –Eres rara
–Me apego a las reglas que es diferente, hermano– soltó ella, se dirigió hacia el joven que estaba todavía tirado, gimiendo de dolor, se arrodillo y con suavidad lo tomó por el mentón, pero él se alejó –No te haré nada, niño, yo no soy como el insensato este que se divierte con el dolor ajeno– dijo de forma dulce, refiriéndose a su hermano. El joven dejó que ella examinara sus ojos, sintió que ella no era como el otro –¿Qué edad tienes, niño?
–Tengo 16 años– murmuró él, sintiendo como la mujer rozaba suavemente su párpado herido
–Debería ponerme celoso, hermanita... ni siquiera a mi me hablas con tanta dulzura– se expresó Malcolm de forma tierna, pero siendo sarcástico, como burlándose del tono de ella
–¿Tu nombre?– continuó ella, ignorando a su hermano
–Robert Levincolle– respondió el muchacho pelirrojo, sintiendo un agradable calor en su ojo derecho
–¿Levincolle? Hijo de Julian y Karol ¿no?– dijo la mujer delineando con la uña de su dedo índice, el contorno del ojo de Robert, curándolo con su propia magia.
–Así es... no preguntaré como es que conoces a mi familia
–Mejor así... bien, niño. Ya estas curado, así que mejor vete antes de que este loco vuelva a querer jugar al gato y al ratón ciego, por suerte para ti esta vez fue lento al tratar de sacarte los ojos, de haber usado su método normal, yo no habría podido hacer nada al respecto por mucho que lo hubiera intentado– sonrió ella, levantándose y dándole la espalda al joven para ver a su compañero, que parecía muy aburrido y decepcionado –En cuanto a ti...
–Disculpe ¿cómo se llama usted? ¿qué es usted?
–Soy lo mismo que él, la diferencia es que yo no busco la diversión torturando a mortales hasta la muerte, digamos que he salvado más humanos de los que supuestamente debería matar... mi nombre lo sabrás a su tiempo, niño Levincolle... ahora regresa a tu casa y no comentes nada de lo que has pasado aquí, hazlo como un favor hacia mí– le respondió sin mirarle todavía, pues sus ojos estaban llenos de maldad y podría asustarlo
El joven giró sobre sus talones y comenzó a correr con todas sus fuerzas, sintió como la fuerza había regresado a su cuerpo y le permitía correr con la misma vitalidad de antes de que el sujeto de nombre Malcolm lo capturara y torturara.
No iba a revelar nada de lo ocurrido en esos tres espantosos días, en parte por hacer le un favor a la joven, y en parte por que nadie le iba a creer; A pesar de ser un mago y asistir al colegio Hogwarts, era muy improbable, sino imposible, el hecho de ser capturado por un vampiro fuera del ciclo lunar.
–¿Por qué haces esto? Me arruinas toda la diversión, niña
–No me llames así, sabes que lo detesto– dijo de manera fría la joven, dando un paso al frente, dejando que la luna, que había estado oculta tras una nube unos segundos antes, iluminara su rostro tan pálido como la nieve.
–Tu misma te has ganado ese nombrecito, hermana... ya que llamas así a todos mis compañeros de juegos
–A tus víctimas querrás decir– continuó ella, cruzándose de brazos nuevamente
–Es la mejor forma que tienes de arruinarme el día ¿sabes?
–Si tu te entretienes torturando a humanos inocentes, yo lo hago salvándolos de ti
–No pareces un vampiro, "niña"
–¡He dicho que dejes de llamarme así!– gritó molesta, descruzó los brazos y los puso a sus costados, apretando con fuerza los puños, mirando a los ojos de Malcolm.
–¡Agh!– gritó el vampiro, cayendo de rodillas y tapándose la cara con las manos –¡Mis ojos! ¡Me quemaste los ojos!
La joven relajó sus manos y se acercó al hombre, puso su mano derecha sobre los ojos de Malcolm y una aura roja apareció alrededor de su mano, emitiendo ese resplandor, al retirar su mano se levantó, al igual que en la vez anterior, había curado las heridas, que esta vez ella había ocasionado con su mirada. Malcolm se levantó como si nada hubiese pasado, se sacudió la tierra del pantalón de mezclilla negro y miró con ironía a la joven. No tenía mas de 1000 años, y poseía el poder de lastimar a los de su misma especie, cosa que el no había logrado en sus 3015 años de vida. Ahora sabía por que de un día para otro todos los vampiros la habían dejado de llamar "niña", con seguridad se intimidaron después de que ella les quemó los ojos
–No se si agradecerte o reclamarte por lo que me hiciste, hermanita.
–Mejor no digas nada... tenemos que regresar, yo debo preparar mi equipaje para partir mañana mismo a América, como un humano común y corriente– alegó antes de que su hermano dijera algo como que los vampiros no necesitaban viajar en avión, sino que podían aparecerse como siempre
–Es por el trato que tienes con ese sujeto ¿verdad?
–Así es...
–Se puede saber por lo menos a que vas a América.
–Voy a averiguar ciertas cosas
–Relacionadas con ¿qué o quién?
–Tienen que ver con el-niño-que-vivió
Notas de la autora:
Uhhhh…. Este fanfic lo tenia en otra pagina pero mejor lo pongo en esta, espero que tenga igual éxito aquí.
Ojala les guste mucho mi nuevo trabajo… reviews please =D
Gracias Kari por ayudarme…
