Hey Miraculers ¿Como están? Aquí venimos yo (Zoteria) y mi mejor amiga (Okami Akai) con otra historia mas, esta vez sus plegarias ha sido escuchadas y... ¡Sera un Adrinette! :3 Sin embargo, es un AU, aunque trate de que sus personalidades se mantuvieran acorde a ellos.
¡Cualquier duda no duden en escribirnos y esperamos que les guste inmensamente!
Este ffc sera actualizado cada 4 días a menos que algo surja.
Y sin mas preambulos... ¡Disfruten esta nueva historia! :D
Declaimer:
Nota: Miraculous Ladybug no me pertenece al igual que sus personajes.
Capítulo 1
Azul oscuro choco con verde esmeralda, ninguno de los dos cediendo ante el otro, mientras en la habitación se sentía el ambiente pesado y algo gélido. Finalmente, uno de los dos rompió el silencio sepulcral.
"¿Que?"
"Creo que fui bastante claro" respondió una voz baja con calma.
"Estoy seguro de que sí, pero por favor repítelo para que me quede claro" insistió el más joven de los dos, su mente aun no podía procesar lo dicho. Tenía que haber escuchado mal.
"Debido a las condiciones que ya te he explicado previamente, tienes un año para buscar y encontrar a una pareja adecuada con la cual contraer nupcias y así asegurar la continuación de la familia Agreste" dijo Gabriel lentamente, como si diciéndolo así pudiera hacérselo entender a su obtuso hijo de veintitrés años.
Yup. Eso mismo es lo que había oído, pensó Adrien con una mirada de incredulidad en sus atractivas facciones. En todos sus años bajo el mando de su padre, nunca en todo ese tiempo el hombre le había impuesto semejante tarea, algo tan absurdo que incluso pensó que era una broma… si no fuera porque sabía que su estricto y serio padre no tenía sentido del humor.
"Con todo respeto, pero… ¿Estas demente, padre?" exclamo el joven hombre de cabellos rubios como el trigo, levantándose abruptamente del sillón en el que previamente había estado sentado, paseando como un propio león enjaulado en lo que era el estudio de su padre en la Mansión Agreste. "¡No puedes simplemente ir y ordenarme que consiga a una mujer y me case con ella! ¡Es absurdo! ¡Una locura!" con su mente corriendo a mil por hora, el joven paso sus manos por sus usualmente ordenados cabellos dejándole un look desordenado.
"Ni lo uno ni lo otro, ahora has me el favor de tomar asiento Adrien, ahora" la voz imperativa de su padre lo hizo retomar un poco de su cordura perdida, pero aun así su mente seguía resonando las palabras del hombre mayor. "Ahora escúchame, y escúchame bien… tienes un año para completar esta asignación" Gabriel ignoro la furibunda mirada que su único hijo le lanzo ante ese comentario, pero ignorándolo continuo con lo que tenía que decir, después de todo eso era tanto para su paz mental como para el bienestar de su hijo, aunque este no quisiera verlo en ese momento. "De lo contrario… al finalizar esta fecha yo mismo elegiré por ti una candidata adecuada"
Nuevamente azul choco contra verde, la primera firme e estoica, la segunda enfurecida y con incredulidad.
"¡No puedes decirlo en serio!" Adrien dijo entre dientes, un musculo saltaba en su mandíbula, pero trataba de controlarse, pero maldición si su padre no lo sacaba de sus casillas.
Sin embargo, cualquier otra protesta murió en sus labios antes las siguientes palabras que salieron del mayor a continuación y eso solo hizo que el rubio se sintiera súbitamente frio, con eso había hecho que cualquier fuego de rebeldía se extinguiera en una sentada.
No… no podía ser… su padre tenía que estar mintiendo… pero de nuevo, Gabriel no era de los que mentía, si todas las lecciones de su niñez apuntaban a algo.
"¿Estás seguro de eso?" pregunto ahora con voz en hilo, estaba seguro de que su rostro estaba pálido, pero sus ojos verdes esmeralda no se despegaron de los súbitamente cansados azules oscuros.
"Si, aunque aún tengo que asistir a otras citas para saber más al respecto" comento el hombre mayor, en sus cabellos rubios pálido se hicieron más visibles las canas y algunas arrugas en su estéril rostro, haciéndolo ver de la edad que realmente tenia, pero que raramente se notaba. Podía verse unos oscuros círculos bajo sus ojos, y en general lo cansado que estaba, y a Adrien no le gustó nada. "Esto es por tu bien y el de la empresa, Adrien" su fija mirada sobre su hijo no se desvió.
Hubo un silencio sepulcral y frio en la habitación, antes de que la voz del mayor se escuchara con espectral claridad.
"Así que Adrien… ¿Cuál es tu respuesta?"
*x**x*
Once meses y unas semanas después…
Marinette soplo unos cuantos cabellos de su corto flequillo fuera de su rostro. Sus grandes y brillantes ojos azul cian fijo en la pieza de tela que estaba frente así, mientras sus manos bordaban con cuidado un diseño en el borde de la prenda; uando súbitamente la puerta del estudio donde trabajaba se abrió súbitamente entro una muchacha pelirroja de ojos grises, que parpadeo sorprendida.
"¿Marinette?" inquirió dirigiéndose con una mirada curiosa a la joven de veintitrés años de edad, sus tacones repiqueteando sobre las baldosas blancas del suelo. "¿Qué haces?"
"¿Hmmm?" murmuro la joven franco-china siguiendo con su tarea delicadamente. "Terminando con esta blusa, sabes que la presentación es en pocos días y el Sr. Agreste quiere ver los prototipos cuanto antes, Vanessa" comento la joven sin despegar su mirada del maniquí.
"Uh, si eso lo se… lo que quiero decir es que ¿Qué haces aun aquí? ¿No tenías un almuerzo planeado con una amiga tuya o algo así para esta hora?" interrogo la pelirroja colocando unas carpetas sobre una de las tantas mesas que tenían hojas de diseños y telas de prueba sobre estas.
Marinette se detuvo congelada en la siguiente puntada, rebobinando las palabras de su compañera de trabajo, antes de girar la cabeza para mirar al reloj colgado en una de las paredes y efectivamente notar que este indicaba que eran las doce menos y diez de la tarde; con un improperio mascullado por lo bajo salto de la silla que había colocado frente al maniquí y corrió por toda la gran sala buscando su cartera y su abrigo, que seguramente estaba enterrado por ahí en algún lugar.
"¡Rayos! ¡No puede ser ella va a matarme!" exclamo la joven pelinegra, revolviendo los montones de tela en busca de sus pertenencias.
"Erm… ¿Mari?" inquirió la otra joven, tratando de contener su risa, su compañera de trabajo siempre andaba como una gallina sin cabeza cuando iba tarde a algún lado.
"¿Hmmm?" interrogo la pelinegra, girando en su dirección y su rostro se ilumino cuando vio que la pelirroja apuntaba a una silla donde sus cosas estaban puestas a la vista de todos. "¡Oh, eres un cielo Vanessa! ¡Te debo una!" exclamo feliz y aliviada antes de salir por la puerta como alma que lleva el diablo, con una despedida descuidada sobre su hombro.
Marinette prácticamente corrió desde el edificio que era la base principal de la sede de la compañía Agreste, hasta el pequeño restaurante donde había sido citada, que gracias a dios estaba a unas cuadras de su lugar de trabajo. Ya faltando dos cuadras; su teléfono móvil empezó a sonar, y tragando con dificultad lo tomo en su mano.
"¿D-diga?"
"¡Marintte Dupain-Cheng!" exclamo una voz al otro lado de la línea. "¿En dónde estás? ¡Se supone que debías haberte encontrado conmigo hace unos minutos y todavía no veo ni sombra de ti por este lugar!" la irritación se podía escuchar claramente en la voz femenina, pero sin real animosidad en ella.
"¡Lo sé! Lo siento… me distraje un poco con uno de los diseños… Pero no te preocupes ya estoy cerca del sitio ¡Estaré ahí en cinco minutos máximo!" aseguro la joven mirando a ambos lados de la calle antes de cruzar la intersección y apresurarse calle abajo.
"Hazlo en tres" y con eso la voz colgó.
Con un suspiro la joven siguió su camino finalmente después de unos minutos divisando el lugar de la reunión, un pequeño restaurante italiano donde servían excelente comida y que tenía un ambiente perfecto para un almuerzo rápido. Una vez dentro busco con la mirada hasta ubicar a la persona que buscaba; una vez localizada se encamino hacia su mesa, dejándose caer en la silla frente a ella, quitándose el abrigo en el proceso. Estaba ya saliendo de invierno y apenas entrando en primavera, pero aun así el frio aún se hacía presente.
"Estaba empezando a preguntarme si aparecerías o no" comento la joven mujer frente a la franco-china, en su mano revolvía una taza de té verde con leche, mientras la observaba con una ceja alzada. "Supongo que debería estar agradecida de que lo hiciste" dijo llevándose la bebida a los labios.
"Ya dije que lo siento, no fue mi intención llegar tarde" suspiro la pelinegra ordenando un té negro sin leche y con mucha azúcar para sí misma, antes de mirar con algo de arrepentimiento a la muchacha frente a sí.
"Hmp" la chica bufo un poco antes de depositar su taza en la mesa y cruzarse de brazos. "Dime que por lo menos terminaste el diseño" hizo un gesto con su mano de perfecta manicura hacia la otra joven, con anticipación e interés en sus ojos azul cobalto.
Marinette sonrió antes de asentir, tomando su morral saco una carpeta donde estaban un par de hojas, antes de pasárselo a la muchacha de larga cabellera rubia, que esta tomo con ganas abriéndola sin esperar ni otro minuto, sus ojos cobalto saltaron a cada una de las paginas donde se veía dibujado un boceto de un vestido de novias diseñado especialmente para ella.
"Así que… ¿Te gusta?" pregunto la franco-china con algo de nervios, después de todo no era todos los días que diseñaba vestidos de novias, y siendo la rubia alguien importante eso podría impactar tanto positiva como negativamente su carrera si el diseño era horrible o algo salía mal.
"¡Me encanta!" grito emocionada la rubia, con ojos brillantes. "¡Debo admitir que estaba algo preocupada, pero veo que planteaste mi idea de un perfecto vestido bodas a la perfección! Nada mal, Marinette, nada mal" asintió con satisfacción, y una gran sonrisa en sus facciones atractivas.
Por fin la pelinegra pudo relajarse en su silla, después de días y semanas puestas en ese diseño, por fin lo había terminado y era del agrado de la rubia, algo que la hacía feliz. No pudo evitar sonreír con ironía ante los giros que había dado la vida desde la segundaria… por increíble que pareciera, luego del primer año que el modelo rubio y su antiguo crush; Adrien Agreste, había pasado en la segundaria todo cambio, poco a poco la que aterrorizaba la clase, Chloe Bourgeois comenzó a cambiar, claro no fue de la noche a la mañana pero después de unas palabras de confrontación del rubio de ojos verdes, la hija del alcalde había dejado de quejarse por todo y tratar a los demás como basura, llegando a ser amigable con todos en el salón en los dos últimos años de la segundaria.
Al principio nadie le había creído, pero con el pasar del tiempo todos se dieron cuenta de que la rubia si quería cambiar de verdad, y lentamente la aceptaron luego de unas merecidas disculpas; increíblemente y para la sorpresa de todos, Marinette y Chloe habían congeniado una vez la animosidad fue extinguida, ya que ambas tenían un gusto por la moda. Y luego de graduarse, ellas habían sido una de las pocas que seguían en contacto, junto con Alya, y Nino ya que Adrien una vez graduado se había internado en su carrera de modelaje, al mismo tiempo que estudiaba empresaria y luego comenzó a participar en la empresa familiar mucho más seguido, claro el rubio hacia un esfuerzo por ir a las reuniones que su grupo de amigos hacia cada mes, pero había veces en que no podía asistir por estar fuera de Francia trabajando.
Su mejor amiga, Alya Cesaire, había ido a la universidad y se había graduado de periodista, y le iba muy bien en la parte de columnista de celebridades en la revista 'Les Ragots', y se divertía de lo lindo en su trabajo, ella se había mudado del apartamento que compartía con la pelinegra para vivir con su novio de la segundaria, Nino Lahiffe. Este a su vez había comenzado a trabajar en discos, hasta que una empresa famosa de música lo re-descubrió y había lanzado su carrera como DJ a todo lo alto y mundialmente, haciendo trabajos hasta para pasarelas de moda, y algunas películas; ahora era conocido como 'The Bubbler', uno de los compositores más jóvenes, exitosos y populares.
Chloe descubrió su talento en organizar eventos cuando hacía de anfitriona en las fiestas de su padre el alcalde, y se había ido a estudiar eso mismo a la universidad, para sorpresa de muchos, haciéndose una organizadora bastante famosa en las altas esferas y no por el nombre ni el dinero de su padre. Y ella, Marinette Dupain-Cheng, había estudiado diseño en la universidad, graduándose con honores y un currículo excelente, fue inmediatamente contratada por la empresa Agreste para trabajar con ellos en la marca Gabriel.
"¡Marinette!" el súbito llamado de la rubia la saco de sus profundos pensamientos. "¿En serio aun sigues soñando despierta? Llevo llamándote por unos minutos" comento rodando los ojos la rubia, guardando la carpeta en su bolso.
"Lo siento, ya sabes como soy" rio algo nerviosa y apenada, para luego tomar el menú y ver que ordenaría, después de todo ese era su hora de almuerzo. "Creo que pediré pasta con tomates y albahaca" murmuro observando el menú.
"Yo tomare los Canelones de carne con tomate y bechamel" ordeno Chloe al camarero, haciendo platicas con la pelinegra sin mucha importancia hasta que llego la comida.
"Así que… ¿Cómo está tu prometido?" pregunto la pelinegra tomando un bocado de su deliciosa pasta, de acompañamiento tenía un té de durazno frio.
"Oh, ¿Te gustaría saber?" dijo bromeando la rubia, con una mirada divertida en sus ojos cobalto.
A todos les había tomado por sorpresa la relación y consecuente compromiso de la rubia con el artista del salón, nadie más ni nadie menos que Nathaniel Kurtzberg, cabellos rojos, piel pálida y ojos azul turquesa; Nath, como los amigos lo llamaban, ahora era que comenzaba a ser reconocido como artista, que poco a poco se estaba convirtiendo en sensación, llamando la atención de muchas personas importantes, pero sobre todo, se las había arreglado para caer totalmente y sin remedio alguno enamorado de la hija del alcalde, pero por lo feliz que lo había visto la última vez, pensó la joven diseñadora, él no se arrepentida de nada.
Ella estaba realmente alegre por sus amigos, lo único que la entristecía era que del grupo de amigos que tenía ella era la única sin pareja, porque hasta Adrien con su apretada agenda como la tenía, en el último año se las había arreglado para salir con varias mujeres, aunque después de su última novia que había durado unos solidos cinco meses, el modelo no se había molestado en salir nuevamente por el momento. A Marinette eso le había dolido, no importa cuánto tiempo paso diciéndole a Alya que ya había superado al de ojos verdes, y que no le importaba si salía con otras mujeres a cuenta de que él no le debía nada, la de ojos azul cian nunca se había confesado después de todo, solo eran amigos. Pero la verdad era que había pasado muchas noches llorando por un amor no correspondido.
"Nath está bien, preparándose para una exposición ahora en Agosto" sonrió Chloe, pensando en su atento y dulce prometido.
"Oh, me alegro por él, si me das la fecha me asegurare de apartar el día para asistir" comento Marinette, terminando su platillo de comida.
"Se lo hare saber. Ahora" la rubia miro a la pelinegra con ojos entornados. "¿Cuándo te decidirás por salir con alguien?"
Marinette sintió sus mejillas colorearse un poco ante el tema a discutir, casi siempre que se reunía ya fuera con Alya o con Chloe ellas terminaban sacando sus trapos sucios a la luz… o más bien, recalcar cuando tendría uno a sacar, porque la verdad era que ningún hombre le llamaba la atención para nada, como a Alya le gustaba quejarse de que no podía ponerlos a todos en el molde del rubio, simplemente nadie se comparaba con Adrien Agreste. No importa cuanto lo negara, ella sabía que su amiga tenía razón, siempre los comparaba con el rubio y sinceramente todos salían perdiendo.
"No hay nada en el horizonte, Chloe, por favor ya déjalo estar" gruño la pelinegra, tomando un trago de su té helado.
"No, no, Marinette no lo dejare estar, así como así, ya que Alya no ha hecho nada al respecto supongo que me tocara a mi" comento la rubia viendo su anillo de compromiso, una joya de oro con un diamante en el centro y dos pequeños zafiros a cada lado, que ella adoraba. Tomo tranquilamente un sorbo de su copa de vino.
"No por favor, ya tengo suficiente de Alya intentando emparejarme con gente que conoce y citas a ciegas, no quiero tener que lidiar contigo también" gimió exasperada.
"¡Oh, por favor, no me compares con Cesaire!" exclamo fingidamente ofendida, antes de agregar como quien no quiere la cosa. "Nadie puede compararse a Adrikins de todas formas no sé qué intentaba hacer esa tonta" Chloe dijo mirando fijamente a su amiga, viéndola enrojecer aún más ante el nombre del rubio, y ella sonrió como una hiena, ya tenía a su presa en la mira. "Ahora escúchame bien Marinette Dupain-Cheng, Adrien está libre y disponible en este momento, gracias a dios corto con la buena para nada de su ex, y es tu oportunidad de sacarlo del mercado para siempre, ya esto se venía tardando desde la segundaria"
La cara de la franco-china enrojeció aún más ante las palabras de la rubia; por alguna razón que nadie entendía, Chloe criticaba siempre a cada una de las parejas de Adrien, y si no fuera porque la rubia se le notaba a leguas que estaba enamorada de Nathaniel, cualquiera pensaría que aún estaba tras el modelo, pero no. Y por si eso no fuera poco, siempre hacia comentarios velados a la diseñadora de que se animara a juntarse con el rubio, tanto así que hubo dos ocasiones en las que la dejo a solas con Adrien en una de las muchas citas de almuerzo alegando que la llamaron por un trabajo o que Nath le había pedido algo o sino una 'cita' convenientemente olvidada con su padre el alcalde.
Cuando Chloe quería algo… era viciosa. Y ella aparentemente quería a la pelinegra con el de ojos verdes esmeralda.
"¡Chloe!" gimoteo la de ojos cian, dejando caer su frente contra la mesa, gracias a dios libre de cubiertos o platos, e ignoro las miradas curiosas que los otros comensales le dedicaron.
"¿Que?" dijo con toda la inocencia del mundo, pero que en sus ojos cobalto se distinguía una chispa de diversión.
"¿Cuándo entenderán que Adrien no está interesado en mí?" exclamo ahogadamente contra la madera de la mesa, sintiendo una contracción en el área de su corazón que rotundamente ignoro. "Además ya lo superé"
"Si tú lo superaste yo soy la reina de Francia" bufo Chloe poniendo los ojos en blanco. "Chica, Adrien necesita alguien cariñoso que de verdad lo quiera a él, no a su fortuna, alguien que se preocupe por su bienestar y no su imagen, alguien que le diga que ya es suficiente cuando se excede trabajando" Hablo la joven seriamente, ella podría no estar enamorada ya del modelo, pero diablos, el seguía siendo su mejor amigo, su amigo de la infancia y el infierno se iba a helar si dejaba que ellos dos perdiera la oportunidad de estar juntos. "Necesita alguien como tú, Marinette… una buena mujer trabajadora que ama por todo lo alto, porque dios sabe que ese hombre necesita de amor y cuidados" concluyo ella suspirando, antes de agregar. "Y todos sabemos que aun sientes algo por él"
La pelinegra se mordió el labio inferior ante su discurso, y aunque quería gritarle al mundo que ya había superado a Adrien Agreste, sabia en el fondo que eso era una vil mentira; lo que había empezado como un crush y admiración, se había convertido en amistad y ella con el tiempo vio que el rubio no era aquel dios perfecto al que había puesto en un pedestal, él tenía sus defectos como todo ser humano, y eso, desafortunadamente para ella le abrió los ojos a lo realmente fantástico y buena persona que era el joven modelo. Había hecho que ella se enamorara de él, esa vez de la verdadera personalidad del Agreste, no la persona que el mostraba de cara al público. Con todos sus defectos y virtudes.
"Te lo digo de una, no me rendiré hasta juntarlos a ustedes par de tontos" afirmo la rubia con convicción, antes de chequear la hora en su reloj de muñeca. "Y ahora es tiempo de irme, aún tengo que terminar de organizar una fiesta de un amigo súper importante de mi padre" dijo ella rodando los ojos, antes de pagar la cuenta, sin hacer caso de las protestas de la de ojos cian.
Lo siguiente que supo Marinette fue que estaba de regreso en su área de trabajo y terminando el bordado de la blusa, totalmente inmersa en su trabajo; cuando ella quería dejar de pensar u olvidarse de algo, usualmente cocinaba algún postre o comenzaba terminaba un proyecto. El resto del día paso sin que ella lo notara, y para cuando se vino a dar cuenta ya eran las ocho de la noche, y la mayoría del personal estaba en sus casas o camino a ellas… no noto ni cuando su compañera de trabajo Vanessa se había ido. Con un suspiro profundo reunió sus cosas y salió de la sala de costuras apresurada, después de todo ahora que vivía sola en su apartamento de una sola habitación era precario que volviera a casa.
Iba tan distraída buscando su teléfono móvil en su bolso para informarle a sus padres que ese día no pasaría por la panadería cuando de pronto colisiono imprevistamente con alguien tirando su bolso con todas las cosas dentro patinando por el piso, y como típica Marinette que era, con su torpeza también termino sobre sus rodillas y manos en el frio suelo.
"¡Oh, dios! Lo siento mucho, soy tan torpe…" balbuceo toda apenada, no importaba cuanto tiempo pasara, ella seguía igual de torpe y mal equilibrada que en la segundaria. Al ver que la persona se inclinó a ayudarla a recoger sus cosas se sintió aún más avergonzada. "No por favor, yo sola puedo, no tiene que molestarse" protesto ella tomando sus cosas y lanzándolas sin mirar en su bolso.
"No es molestia Marinette" dijo una voz masculina y sensual que mando una corriente por todo su cuerpo, una voz que ella reconocía hasta con los ojos cerrados. "Para que están los amigos si no es para ayudar" comento el divertido entregándole su teléfono y lentes para sol.
"¡Adrien!" inhalo bruscamente, sus ojos azul cian se abrieron como platos y sus mejillas se volvieron rosada, ya que la verdad sea dicha, no pensó encontrarse con el justo ese día; aunque una vez que lo pensó, no era realmente una sorpresa ya que ambos trabajaban en el mismo edificio.
Usualmente no se veían mucho en el trabajo debido a que Adrien se ocupaba más de la parte de finanzas y administrativa y ella la parte de mano de obra y diseño, la única manera que se vieran durante el día era que estuvieran en reunión con Gabriel Agreste y/o Nathalie; su asistente privada, cosa que no sucedía muy seguido, o que el rubio participara modelando algún diseño en el que ella estuviera involucrada. O que se encontraran el pasillo o elevadores.
Ese día el hombre joven estaba vestido con un traje ejecutivo color gris perla, camisa negra y una corbata verde que hacia juego con sus magníficos ojos verde esmeralda, sus cabellos rubio claro como el trigo usualmente bien arreglados estaban revueltos dándole una apariencia sexy y descuidada, como si se hubiera pasado las manos repetidas veces con frustración, con todo y eso ella seguía encontrándolo increíblemente atractivo; ante ese pensamiento la pelinegra tuvo que contener el gemido de frustración que iba a escapar por su garganta, así jamás podría superar al rubio, gruño para sus adentros antes de tomar la mano extendida con una amable sonrisa.
¡Gracias a dios que había superado su periodo de tartamudeo antes de graduarse!
"Gracias, y lo siento nuevamente" agrego acomodando su bolso en su hombro, y teniendo que estirar el cuello para mirarlo a la cara, en los años pasados desde la segundaria, el joven rubio se había desarrollado increíblemente, no solo con una mandíbula poderosa y cuadrada, anchos hombros, si no que la pubertad había decidido estirarlo de manera que su coronilla apenas le llegaba a rozar por el hombro de él.
"No hay problema" Adrien observo distraídamente a su amiga, detallando sus cabellos alborotados en un moño en lo alto de su cabeza y la ropa algo desarreglada, claro indicio de haber estado trabajando hasta tarde. Marinette realmente era bajita, pensó vagamente sonriendo de medio lado; miro su reloj de reojo y alzo ambas cejas sorprendido por la hora. "Estas saliendo bastante tarde de la oficina" comento comenzando a caminar hacia el lobby del edificio que daba a la entrada, con la joven a su lado.
"Si, bueno tu padre quiere este trabajo terminado antes de la semana que viene y…" ella giro su rostro hasta observar la expresión algo incrédula y divertida en el rostro de él, sabiendo que sus excusas no iban a ser creídas. Esa situación ya se había repetido muchas veces como para ser siempre lo mismo.
"Se te olvido el tiempo" afirmo el rubio sonriendo muy gatunamente, algo que solo hacia alrededor de las personas que estaba realmente cómodo, sus ojos esmeraldas brillaban divertidos y el cansancio y la tensión que anteriormente parecían presa de su persona se desvaneció.
"Si, olvide que horas eran" se quejó haciendo un puchero con sus labios color de rosa, y las mejillas algo sonrosadas, abrigándose mejor contra el frio de la noche. "Ya no veo la hora de que primavera llegue" suspiro la joven mirando las calles algo desiertas de esa área.
"¿Cómo te iras a casa?" interrogo Adrien, observándola con algo de preocupación, las llaves de su auto en su mano izquierda, mientras en la derecha sostenía su teléfono móvil.
"La parada del tren no está muy lejos de aquí, ya que es muy tarde para tomar el bus" dijo ella, encogiéndose de hombros dispuesta a marcharse, había una personita que la esperaba en casa.
"No" contradijo el tajantemente, frunciendo el ceño.
"¿No?" inquirió ella algo desconcertada y sorprendida por su negativa.
"No te iras tan tarde en el metro" negó el, posando su mano en lo bajo de su espalda y guiándola a donde el había aparcado su auto. "Yo te llevare a casa, es mucho más seguro" dijo al verla abrir la boca para protestar. Luego agrego. "Tampoco quiero ver a una Alya vuelta una banshee cuando sepa que deje ir a su mejor amiga sola por la noche a su casa"
"¿Estás seguro?" pregunto algo indecisa mordiendo su labio inferior; si dijera la verdad, ella no quería irse en metro tan tarde pero tampoco quería importunar a su amigo, además de que cada segundo a su lado le recordaba que aún seguía queriéndolo un poco.
"Totalmente" asintió el sonriéndole con amabilidad, desviando la mirada de sus rosados labios que por un momento había contemplado sin darse cuenta. No podían culparlo, pensó distraído guiándola a donde su auto estaba, ya que la pelinegra siempre había sido bonita, pero esa noche la encontraba especialmente adorable.
Uno minutos después se detuvieron frente a su auto un BMW serie 2 negro, que hizo que las cejas de Marinette se dispararan hasta alcanzar el borde de su cabello. Ese auto era caro, sin embargo, ella no comento; usualmente Adrien cuando lo veía fuera del trabajo en las reuniones siempre iba en una moto Suzuki hayabusa negro con verde, pero obviamente al trabajo no podría llevarla. Bueno no, si quería evitar una confrontación con su padre.
El interior del auto era de cuero marrón y totalmente bellísimo. En cuestión de minutos ya estaba tomando la autopista camino a su apartamento, dentro estaba sonando a volumen moderado una de las canciones de Jagged Stone, otra de las cosas que ambos compartían; era su gusto por la música de ese grandioso artista.
"¿Estás seguro que no te estoy importunando?" trato de insistir nuevamente la pelinegra, jugando distraídamente con el cinturón de seguridad.
"Marinette" la miro seriamente por un momento antes de volver la vista a la carretera, pero fue suficiente para sonrojar a la joven, él iba totalmente en serio. "Eres una de mis más viejas amistades, no podría dormir bien si te hubiera dejado ir sola a casa, no es un problema, en serio" le sonrió con tranquilidad, sin decirle que llevarla a su apartamento era un plus y realmente conveniente para el en ese momento, ya que su padre lo esperaba para hablar con él en la Mansión Agreste, una conversación que cabe destacar el rubio no estaba nada entusiasmado con tener.
"Bueno" suspiro ella, girándose para ver por la ventana tintada, escondiendo el notable sonrojo de sus mejillas; no pudo evitar sonreír con algo de tristeza, porque ellos dos en ese momento pintaban como una pareja saliendo del trabajo y dirigiéndose a su casa, pero la realidad era que ella estaba sola y que posiblemente se quedaría sola por el resto de su vida porque su tonto corazón estaba fijo en un hombre que solamente la veía como su amiga. No pudo evitar hacer una mueca ante ese pensamiento, ignorando la punzada de dolor de su corazón, no podía cambiar las cosas no importa lo que Chloe dijera al respecto, ella sabía mejor que nadie que aquello que deseaba era imposible… aunque eso no le impedía soñar.
Lo siguiente que supo fue que alguien la zarandeaba ligeramente del hombro, haciéndola fruncir el ceño, estaba demasiado cansada para despertarse, ¿Por qué su madre no la dejaba dormir un poco más? Cuando la persona volvió a moverla, Marinette refunfuño un poco batiendo con sus manos las ajenas, para seguidamente escuchar una risa masculina ahogada, haciéndola finalmente salir de su cansado estado de dormitar.
Adrien detuvo el auto frente al edificio de cuatro pisos que era el hogar de su amiga, ella vivía en el tercero en un área tranquila pero no muy adinerada, aunque sabía que ella ganaba un buen sueldo no parecía importarle mudarse a un condominio más espacioso o moderno, pero esa era ella, practica y sencilla Marinette Dupain-Cheng. Giro en su asiento hacia la joven y tuvo que contenerse de pellizcar sus rosadas mejillas, en cambio tomo su teléfono móvil y le tomo una foto sin poder resistirse después de todo eso era material que podía usar para chantajearla para que le trajera más dulces. Una vez la foto estuvo guardada la tomo del hombro para despertarla, claro que debió haber recordado que la pelinegra había tenido fama de dormir a través de su alarma en la segundaria por ende el rubio tuvo que moverla con más insistencia. Claro eso solo ocasiono que ella arrugara el entrecejo y manoteara sus intentos por despertarla, a lo que Adrien no pudo evitar soltar una carcajada ya que ella era demasiado adorable.
"¿Adrien?" murmuro Marinette con voz algo ronca parpadeando confusa y tratando de alejar el sueño que se había apoderado de ella durante el trayecto en auto.
El no pudo evitar pensar que no solo la de ojos cian era adorable y bonita, su voz le ocasiono un pequeño escalofrío placentero que el rápidamente se sacudió, sonriéndole amablemente a la joven a la que ayudo a salir del auto; se notaba que estaba realmente cansada y eso le hizo fruncir el ceño, si su padre la estaba haciendo trabajar hasta el cansancio él tendría unas palabras con el… Adrien no se cuestionó la súbita necesidad de proteger a joven mujer que tenía delante. Ella siempre había albergado un sitio especial en su corazón desde que la conoció por primera vez, bajita, pálida y delgada, pero con un corazón de oro y más amabilidad de la que él creía fuera capaz en un ser humano, pero que eso no te confundiera, Marinette podía ser capaz de pararle los pies a cualquiera si veía alguna injusticia o alguien siendo atormentado, algo que el siempre había admirado en ella y sin embargo; ella era tan tímida a su alrededor, sin poder producir una secuencia entendible de palabras mientras se sonrojaba como una manzana.
Eso le había preocupado al principio, que después del incidente con la goma de mascar su primer día, ella le hubiera tenido miedo o se sintiera intimidada por él, pero su actitud alrededor de los demás no indicaba que ella fuera de esa forma; a la final nunca entendió porque ella se comportaba de esa forma al su alrededor, ya que poco a poco su timidez disminuyo hasta que lo siguiente que el rubio supo fue que la joven hablaba con normalidad, pero con uno que otro sonrojo. Y con el paso del tiempo ellos se volvieron aún más amigos algo que le hizo muy feliz a él joven modelo… y ahora ya de adultos no quería sacar el tema para no incomodarla.
"Gracias de nuevo Adrien" comento la chica de ojos azul cian, cubriendo un bostezo con su mano delicadamente, antes de sonreírle cálidamente. "Conduce con cuidado, nos vemos en la siguiente reunión dentro de tres semanas"
"Seguro" asintió el joven hombres sonriendo de medio lado. "Y yo siempre conduzco con cuidado" dijo llevándose una mano al pecho exagerando una expresión de ofensa que la hizo reír a carcajadas, provocándole a él una sonrisa amplia.
"Como tú digas Minou" asintió poniendo los ojos en blanco, utilizando el apodo que usaban desde que se dieron cuenta de que él era como un gato callejero, si le dabas comida vuelve a por mas, así mismo era el rubio y Nino no dejaba que este lo olvidara. Negando con la cabeza ante su puchero por el apelativo cariñoso dado por ella, Marinette lo tomo de la manga tironeando hasta que él se inclinó un poco sobre su baja estatura; poniéndose en puntas de pie la joven pelinegra se inclinó y deposito un pequeño beso en su mejilla, y rápidamente se retiró con la cara colorada.
Y con eso se giró y se apresuró dentro del edificio sin atreverse a ver la expresión de su rostro. Intento calmar sus nervios razonando en que ellos eran franceses y dar besos en las mejillas era algo natural para ellos, pero aun así su corazón no dejo de latir furiosamente hasta que entro en su pequeño departamento y una bola peluda naranja la recibió.
Apoyando su espalda contra la puerta y deslizándose lentamente hasta acabar sentada en el suelo, la chica tomo a la gata de grandes ojos azules y la abrazo contra su pecho enterrando su rostro contra su suave pelaje.
"Hay Tikki" suspiro cansada y algo deprimida. "¿Porque tenía que tener aun sentimientos por el?"
Desgraciadamente su gatita de un año no podía responder con nada más que un maullido mientras ronroneaba contra su dueña.
*x**x*
Adrien se quedó estático al sentir los suaves y cálidos labios de su dulce amiga en la mejilla, incluso después de que esta desapareciera dentro del edificio; el joven hombre siguió parado como idiota frente al lugar, reviviendo la experiencia una y otra vez; no entendía porque un simple contacto como ese, algo tan inocente, lo había afectado de esa forma… él era ya prácticamente un hombre hecho y derecho, con experiencia propia y aun así no podía sacudirse el calor que su boca le había dejado, afortunadamente el sonido de su móvil lo saco de su ensimismamiento, al ver el número y nombre de contacto hizo una mueca.
Con un suspiro y una última mirada al edificio puso toda la interacción con la dulce Marinette en el fondo de su mente para analizar cuando tuviera tiempo, en ese momento necesitaba toda su astucia y poder mental para confrontar a su padre y el asunto que desde hacía casi un año venia tratando de resolver. Y sin más se subió a su auto y puso rumbo a la Mansión Agreste, y si iba un poco más allá del límite de velocidad permitido... bueno Marinette no tenía por qué enterarse.
En menos de lo que le hubiera gustado; Adrien aparco delante de la mansión, y con renuencia se adentró siendo recibido por Nathalie al pie de las escaleras, al parecer el ambiente en general era pesado porque ella apenas le dirigió una sonrisa algo tensa antes de dirigirlo al despacho donde se encontraba el amo de la casa; y como sucedió la última vez que su progenitor y el tocaron ese particular tema a tratar, la asistente de su padre se quedó fuera cerrando la puerta una vez que el rubio estuvo dentro.
Y nuevamente azul choco contra verde esmeralda en una batalla de voluntades, si fuera posible el ambiente se puso aún más tenso, incluso mientras el rubio menor se sentaba en el sillón frente al escritorio de madera a donde se encontraba su progenitor sentado ninguno despego su mirada del otro.
"¿Y bien?" inicio Gabriel, alzando ligeramente una ceja.
"Creo que es obvio padre" comento Adrien con la fachada del hijo perfecto que había tenido años para practicar, tratando de mantener una expresión igual de impasible que el hombre frente a él.
"Así que no encontraste una mujer adecuada para traer a la familia" su tono indicaba que ya lo tenía previsto y eso solo irrito al de ojos verdes, aunque exteriormente no tuvo reacción. "No importa, eso se puede resolver con rapidez"
"Has recopilado por tu propia cuenta todo este año pasado una lista de posibles futuras nueras" dijo con lentitud, sintiendo un musculo latir en su mandíbula al darse cuenta de lo que su padre había hecho; casi soltó una risotada amarga ante la situación, pero su autocontrol pudo más que sus contradictorios sentimientos, de los que predominaba enojo y la amargura. "Así que desde un principio nunca planeaste dejarme elegir por mí mismo, ya tenías a la mujer elegida para mi… y ¿Qué hubiera pasado si la situación fuera distinta?" inquirió sin poder evitar fulminarlo con la mirada ligeramente, ya había pasado tiempo de que fuera la marioneta de su padre, sin voz ni voto en los asuntos concernientes a su propia vida… pero al parecer el marionetista aún tenía sus hilos a su alrededor; y de no ser por el asunto que los había llevado a esa situación, el rubio se hubiera ido de esa casa y nunca regresado, pero las cosas raras veces eran como uno las quería o planeaba.
"Entonces hubiera evaluado a la joven pero esa situación no es ahora" declaro el mayor de los Agrestes encogiéndose imperceptiblemente de hombros, sus ojos fijos sobre su único hijo, midiendo cuidadosamente las palabras, porque el ya no era un niño y el de ojos verdes luego de graduarse se había de una u otra forma revelado contra su mando, aunque seguía trabajando para él, este lo hacia abajo sus propias normas; y aunque no lo demostrara y en un principio lo hubiera irritado y enfurecido, al final había acabado estando orgulloso de él. "¿Cómo llego la Srta. Dupain?" pregunto súbitamente, revisando unos documentos en su escritorio, observándolo por el rabillo del ojo.
Adrien inmediatamente se puso tenso al ser mencionado el nombre de la joven pelinegra, y sus ojos verdes esmeralda observaron al mayor con cautela y preguntándose a que venía el súbito cambio de tema, así que con lentitud respondió.
"Bien… lo que me lleva a preguntar" aquí Adrien entorno los ojos ligeramente, captando la atención de su padre. "¿La estas sobrecargando de trabajo, padre?" su tono y expresión eran neutrales, pero la postura de su cuerpo estaba tensa y alerta, el instinto protector hacia la de ojos azul cian corría por sus venas. Si el mayor la estaba haciendo trabajar de más hasta el cansancio, él tendría una charla no muy amena con su progenitor, no iba a permitir que nadie mangoneara a Marinette, sobre todo porque la chica en cuestión no diría nada con tal de ayudar a otros; ella era muchas veces demasiado amable.
"¿Oh? ¿Por qué lo preguntas?" inquirió el hombre de ojos azules, bastante interesado en aquel inesperado acontecimiento. Él sabía que su hijo apreciaba mucho a sus amigos, pero la joven Dupain-Cheng era algo distinto, Gabriel no era ciego y había visto mucho durante su vida como para no reconocer signos cuando prácticamente bailaban frente a sus narices; por supuesto que eso no tenía que saberlo su hijo, el juego cuidadosamente que había planeado dependía de que el jugara sus cartas a la perfección.
"Parecía bastante cansada cuando la lleve a casa, y casi siempre está quedándose horas extras en la empresa trabajando" fue lo único que comento el joven, pendiente de cada movimiento que hacia su padre.
"No, no la estoy sobre-trabajando Adrien, la Srta. Dupain es una de mis más excelentes diseñadores, como estoy seguro sabrás, ella es extremadamente dedicada a las cosas que hace" organizo unas hojas sobre una pila que estaba a su izquierda mientras hablaba. "Llegara lejos, estoy seguro. Pero le hare saber que debe moderar su horario, un diseñador cansado no me sirve si no está en su potencial total" concluyo, moviendo otros documentos.
El joven hombre de cabellos rubio asintió lentamente, todavía sintiendo que algo no estaba bien con su padre y que algo tenía que ver la joven franco-china. Pero fuera lo que fuera él iba a asegurarse de que ella no saliera perdiendo o lastimada.
"¿Por qué el súbito interés en Marinette?" inquirió con algo de sospecha que trato de ocultar.
"No soy un hombre sin corazón Adrien, yo, también me preocupo por los que trabajan bajo mi mando" lo miro por sobre el borde de sus lentes de montura negra, antes de dirigir su atención nuevamente a un papel en frente suyo. "Su bienestar, en especial, me concierne mucho en este momento" comento de pasada, sabiendo que eso picaría la curiosidad del más joven. Y no se equivocó, inmediatamente este se enderezo aún más en su asiento, y entrecerró la mirada sobre su persona, alerta.
Gabriel casi bufo ante la acción tan predecible de su hijo; Adrien siempre había sido un libro fácil de leer para él, pero cuando este estaba molesto o preocupado lo era aún más, y hacer una referencia velada hacia una de las personas que el obviamente apreciaba lo ponía a la defensiva. Y tendría que aprender tarde o temprano a mejorar su cara de serenidad total, porque en el mundo que se movían era esencial.
"¿Qué quieres decir con eso?" demando con los dientes apretados, su pulso se disparó en sus venas; su padre nunca decía nada sin tener un doble sentido o un significado más profundo de lo que realmente estaba diciendo. "Se supone que estamos aquí para hablar de la que será mi futura esposa, ¿No es así?" por más que intentaba controlarse, cuando se trataba de alguien que era importante para él, Adrien simplemente no se andaba por las ramas. Y si su progenitor pensaba amenazar a la dulce azabache, pues sería mejor que lo fuera pensando bien, porque en ese respecto el daría batalla.
"Precisamente Adrien, trata de prestar atención" los ojos azul oscuro de Gabriel lo observaron con impasibilidad, trazando las palabras silenciosamente en su cabeza antes de dar voz a ellas. "Pregunto por su persona porque después de un cuidadoso examen y bastante consideración por mi parte, he llegado a la conclusión de que ella encaja; muy convenientemente si lo piensas bien"
A Adrien le tomo unos segundos entender lo que Gabriel Agreste le acababa de decir, y cuando lo hizo sintió una ola de furia estallar en su interior.
"No" Negó Adrien tajantemente, con sus ojos verdes un tono más oscuro por la rabia de que su padre siquiera estuviera considerando jugar así con el futuro y la vida de alguien como Marinette. Era inaudito, y cruel, que se lo hiciera a su propio hijo, está bien, él ya estaba acostumbrado a ello, pero no le iba a permitir jugar con ella de esa forma.
"¿Oh?" murmuro Gabriel entrelazando sus manos y apoyando sus codos en el escritorio mientras le dedicaba una fría mirada a su único vástago. "¿No estás de acuerdo? No la consideras… digamos ¿Adecuada?" ladeo la cabeza ligeramente buscando una grieta, una debilidad en la armadura de su hijo y no tardó mucho en encontrarla, a decir verdad. "Admito que, a pesar de ser la hija de unos panaderos, tiene talento, pero supongo que no lo ves aceptable"
Adrien no se paró a pensar detenidamente si lo hubiera hecho, se hubiera dado cuenta de que había caído directamente en las redes del titiritero. En un parpadeo se levantó con algo de violencia de la silla y planto sus manos en el escritorio de su padre, con la indignación y el enojo del velado insulto que el mayor le había dedicado a la joven de ojos azul cian pintado claramente en su rostro.
"Marinette es amable y bondadosa, una gran trabajadora, no mira a nadie por encima de su hombro ni es en ninguna estancia maliciosa, falsa o interesada" el prácticamente gruño las palabras a través de sus dientes, su mirada esmeralda fija como lanzas en el azul oscuro de Gabriel Agreste; retándolo a denegar cualquiera de las cosas que él estaba diciendo. "Se preocupa por otros incluso si no los conoce… no hay ni un solo hueso en el cuerpo de ella que no sea aceptable o adecuado, padre" con brusquedad se retiró, enfermo de tener que mirar al mayor, mientras caminaba con zancadas largas, dejando claro su agitación con el tema de conversación.
Gabriel tuvo que contener una risotada ante la actitud de su hijo; dioses, el muchacho era ciego y su temperamento le recordaba mucho a de su difunta esposa. Pero todo eso jugaba en su favor así que no pensaba que hasta ahora su plan estuviera en peligro… solo necesitaba mover unas cuantas piezas más del ajedrez y tendrían un jaque mate.
"Exactamente" asintió tomando sus gafas y con un pañuelo sacado de su bolsillo limpio los cristales antes de acomodárselos nuevamente en el rostro. "Acabamos de aclarar que ella es la candidata perfecta para convertirse en tu esposa"
"No" dijo tercamente Adrien, señalando con un dedo a su padre, mientras trataba de volver a tener control sobre sus emociones. "No permitiré que la involucres en esto. Marinette es su propia persona, y como tal tiene derecho a hacer su vida como le plazca, sin que ni tu ni yo la arrastremos a este problema" negó rotundamente con su cabeza, pasando una mano por sus ya de por si alborotados cabellos.
"Precisamente" comento Gabriel levantándose de su asiento por primera vez en esa discusión; coloco sus manos a su espalda y observo con un brillo calculador a su hijo. "¿Porque no mejor le preguntamos a la Srta. Dupain que es lo que ella piensa al respecto? Estoy seguro de que ella nos puede dar su opinión al respecto con total honestidad"
"No dejare que la manipules padre" le informo con un brillo ardiente en sus ojos. "Si insistes en hablar con Marinette, bien, eso puede arreglarse… pero no permitiré que la obligues a aceptar con alguno de tus trucos"
Ambos hombres se miraron fijamente, de nuevo dos voluntades chocando, ninguna dispuesta a ceder ante la otra. Adrien había cambiado mucho desde el adolecente complaciente que había sido hacia unos pocos años atrás; ya no se amedrentaba ante su presencia, ni aceptaba su palabra como ley, su independencia le había dado seguridad y confianza en sí mismo, pensó Gabriel antes de hablar.
"Bien, entonces le hare saber a Nathalie para que abra un espacio libre en mi agenda para citar a la Srta. Dupain" decreto el Agreste mayor, volviendo a sentarse en su sillón y tomando unos documentos. "Eso es todo, Adrien, ya puedes retirarte" hizo un movimiento con la mano sin quitar su vista de los papeles que sostenía en su otra mano.
Y sin siquiera dedicarle otra palabra al hombre mayor, Adrien se dio la vuelta y salido del estudio sin mirar atrás, con un rápido 'adiós' a Nathalie el rubio salido despedido de aquella casa, subiendo a su auto y poniendo rumbo a su apartamento; las palabras cruzadas con su progenitor aun frescas en su mente, él sabía que su padre tenía un plan y az bajo la manga, Gabriel Agreste no era estúpido, tenía que saber algo más de lo que dejaba ver para hablar con tanta seguridad en que Marinette aceptara la locura de proposición que este quería hacerle.
Fue un milagro que ningún policía lo hubiera parado camino a su departamento, porque estaba seguro de que había sobrepasado el límite de velocidad por bastante, sus manos sobre el volante estaban tan apretadas que sus nudillos estaban por completo blancos. Una vez en el edificio donde vivía, subió al último piso y abrió la puerta, dando un portazo luego de entrar, sobresaltando a su gato de tres años, Plagg, quien como siempre estaba arriba del sofá de cuero negro.
Por un momento pensó en llamar a la joven de cabellos negros, pero luego al ver la hora decidió lo contrario, era algo tarde y ella parecía que necesitaba su descanso, aunque el rubio sabía que el mismo no podría pegar ojo esa noche debido al disgusto. En la cocina le sirvió la porción debida a su gato negro de ojos verdes, y luego tomo una botella de vino de su alacena, y se sentó en el mueble con una copa en mano; usualmente Adrien no bebía alcohol si podía evitarlo, pero demonios, ese día justamente necesitaba algo más fuerte que café y jugos.
Luego de unas copas, se estiro en el sofá mirando al techo con un ligero ceño fruncido, y súbitamente se encontró contemplando la situación y a Marinette… no tenía duda de que la joven pelinegra sería una muy buena esposa, no solo porque sabía que su comida era gloriosa, suponía que haber crecido viviendo en una panadería te daba carta blanca para saber cocinar, o que lo recibiría en su hogar con una sonrisa cálida preguntando por su día, y realmente importándole, si no que ella era del tipo de personas que se preocuparía si comía o si estaba estresado, no que ya no lo hiciera pero sería totalmente diferente siendo que vivirían juntos y dormirían en la misma cama; ante ese descarriado pensamiento Adrien maldijo esa vez en voz alta, mientras su mente rebelde imaginaba a la joven de ojos cian dormida en su habitación, en su cama mientras lo esperaba a que llegara a casa.
"¡Demonios!" exclamo el rubio sintiendo un sonrojo de su rostro, tratando de despejar esa imagen de mente, diciéndose a sí mismo en voz alta. "Marinette es solo mi amiga, nada más" hasta que pensó que por fin se lo había grabado a fuego en su cabeza.
Nunca había pensado en ella como algo más, no entendía porque en ese momento lo hacía.
Chloe de un tiempo para acá había estado dándole comentarios velados sobre la joven de cabello oscuro, comentarios que el rubio al principio no había entendido pero que eventualmente solo dejo pasar sin responder; no es que no la encontrara atractiva si no que, ella en segundaria parecía temerle y para cuando su tartamudez y tímida actitud había mejorado considerablemente ellos se habían graduado y su vida había sido un sin fin de trabajo y días estudiando casi sin tener contacto con sus amigos hasta que se graduó hacía tres años y pudo tomar las riendas de su vida una vez más, logrando volver a estar en contacto con ellos.
También Adrien sabía de los intentos de Alya para que la de ojos cian saliera en una cita, pero esta parecía totalmente en contra de ello, y de las pocas veces que su mejor amiga la había convencido de asistir, nunca pasaba más allá de la primera cita. Él no estaba seguro porque, pero en el momento siempre se sentía aliviado de no verla con ningún hombre, su mente trataba de racionar que era porque no encontraba a nadie que fuera lo suficientemente perfecto para alguien como la dulce Marinette; claro que las miradas y sonrisas de hiena que Chloe le dedicaba le decían que había algo más que él no estaba observando.
El de ojos verde esmeralda quería a su amiga pelinegra feliz y contenta, de eso no cabía duda por lo que el asunto con su padre lo enfurecía tanto… sobre todo porque este insinuaba que el matrimonio seria solamente para producir un heredero en lo posible y para calmar a la prensa y empleados cuando el mayor de los Agrestes sacara a la luz aquella noticia que llevaban guardando por un año completo. En ese contrato no había cabida para sentimientos ni emociones, él lo trataba como si fuera un negocio más, pero él no lo veía así, para nada; Adrien quería un hogar, alguien que él pudiera volver a casa y que realmente se preocupara por su persona no por las apariencias y su dinero.
De una u otra forma tendría que ver cómo salir de esa situación o en última instancia voltear las tablas para que el asunto saliera en su beneficio. Porque ya no iba a permitir que su padre dictara su vida a su conveniencia, no, ya era suficiente.
Y con esa decisión en mente por fin el hombre joven se quedó dormido.
*x**x*
Marinette estaba por irse a su casa luego de otro día muy productivo cuando la asistente privada de Sr. Agreste, Nathalie Sancoeur, la detuvo a la salida de la sala donde se confeccionaban las prendas; la joven franco-china observo sorprendida como esta le informaba que el viernes después de almuerzo debía reunirse en la Mansión Agreste con Gabriel para discutir un asunto de suma importancia y que no debía de llegar tarde. La de ojos azul cian no sabía exactamente si aquello era bueno o no, ya que la expresión de la asistente estaba en blanco, aunque pudo notar que por alguna razón ella estaba más tensa de lo usual.
Con algo de nervios asintió y seguidamente se fue a su casa. Durante todo el trayecto en bus no pudo evitar pensar en que era lo que su jefe quería hablar con ella, que no podía ser conversado en la oficina del edificio; no importo que hiciera el resto del día porque no pudo sacudirse el nudo que empezó a anidar en su estómago… el siguiente día seria viernes, y no sabía cómo iba a poder pegar ojo con aquello colgando sobre su cabeza las siguientes veinticuatro horas.
Solo esperaba no ser despedida.
Lo que menos se imaginaba ella que pasaría sería una propuesta que cambiaría su vida.
Continuara...
¡Bueno espero sus comentarios en forma de Reviews! y Nos vemos dentro de poco c:
Próxima actualización: 26/02/2017
Nota: Si quieren pueden unirse a nuestra pagina en Facebook, donde estamos mi amiga y yo comentando locuras, nuestros ffc :3 (Pagina que es Marichat pero que también tendrá Adrinette y demás)
La pagina de facebook se llama: MariChat Hasta La Muerte ¬w¬
¡Únanse, las esperamos!
