Secretos como todos ella guardaba, pero a nadie esto le importaba.
Tan tranquila ella pasó su último día...
Fue repentino ese accidente aquel, esa noche oscura de abril.
Confundida y asustada se encontraba, mirando aquella acromática sala.
—¿Qué me ha ocurrido?—se preguntó, más la respuesta de inmediato llegó —Estás muerta querida — dijo una sombra que sola en fondo sonreía.
—¿qué?— atónita sólo dijo.
La sombra a su lado en un segundo se posó, y con burla agregó.
—Oh pobre niña, sola y asustada, que sin recuerdos vaga.
—¿re-recuerdos?
—En concreto los más preciados querida, pero ¡hey!, ¿qué tengo yo aquí?
Y haciendo un movimiento rápido de mano, una pequeña llama azulada apareció.
La chica lo suyo de regreso pidió, más la sombra se lo negó.
—Esto mío se volvió, desde el momento en que aquí llegaste tú.
Tranquilamente dijo aquel ser, mientras se sentaba en un sillón. —Un trueque, ¿le parece justo hacer?
Atrayendo su atención la joven prosiguió.
—Algo de igual valor, le podría yo dar.
A un acuerdo esa noche se llegó, firmado en un contrato guardado se quedó.
La joven tonta no era, pero astuta la sombra por demás era.
Y cumpliendo cada acuerdo y petición del trato un año rápidamente se pasó.
Oh pobre niña, ingenua e inocente, sin saberlo su propia sentencia en bandeja de plata ella entregó.
El momento esperado por fin había llegado.
La sombra sin decir palabra, a ella la pequeña llama azulada en una caja entregó.
Recibiéndola por fin sonrió, aunque en mil pedazos ella quedó.
Al final ella lo dio todo por esa pequeña llama, sólo entonces fue feliz, pero...¿realmente valió la pena?br /span/span/pre
