Hola a todos! bueno vengo a traerles mi segundo fic aquí en fanfiction; es una historia inspirada en el juego pokemon conquest pero no sigue la misma historia, ni tampoco están los mismos personajes, es una aventura que se me ocurrió después de completar el juego pero que no tiene nada que ver con él. Espero que les guste.

Disclaimer: pokemon no me pertenece es propiedad de Satoshi Tajiri, Game freak y Nintendo.


Hubo una vez en el mundo pokemon una enorme región llamada Terra, era tan grande que se le podía comparar con un continente, en ella podías encontrar zonas montañosas, ríos, bosques, desiertos y hasta lugares donde las temperaturas eran muy bajas; y gracias a la gran variedad de habitas en Terra podías encontrar cualquier tipo de pokemon.

En Terra existían 18 reinos, cada uno estaba especializado en uno de los tipos de los pokemon y como en aquel tiempo no existían pokeballs, los entrenadores formaban lazos con un pokemon y este se convertía en su fiel compañero.

Entre todos los reinos habían algunos muy desarrollados, con una gran economía, con muchas tierras cultivadas, con mucha comida, no existía en ellos gente con hambre, un gran ejército y una gran producción de armas y unos pokemon bien entrenados, estos eran el reino del fuego y el reino dragón; y había otros que vivían bien pero repudiaban las guerras y cualquier acto de violencia como el reino del agua y el reino psíquico, careciendo ambos de ejército; sin embargo existían reinos más pobres como el reino roca y el reino de la tierra y por último estaban los reinos que no destacaban pero vivían bien, los cuales eran la mayoría.

Todos estos reinos vivieron en paz y armonía durante mucho tiempo, hasta que el buen rey Félix del fuego murió ya por su avanzada edad y ocupó el trono su único hijo Tobías, un hombre de unos 45 años, alto, pelo negro, ojos negros y una mirada muy intimidante, siempre acompañado de su Typhlosion. Tobías quien era un líder nato como su padre, pero a diferencia de Félix, él era muy ambicioso, creía que el reino del fuego tenía el poder suficiente para gobernar toda la región de Terra, así que mandó a todos sus sabios a estudiar la historia del pokemon arco iris Ho-Oh, para luego mandar a un grupo de sus hombres más valientes en busca del ala arco iris con el cual podía invocar al poderoso pokemon.

Por desgracia Ho-Oh reconoció su habilidad y su fuerza formando un lazo con Tobías y así utilizando la fuerza del pokemon legendario, el rey Tobías inició la guerra contra todos los reinos de Terra.

Con ese poder conquistó muchos reinos y debilitó a los más fuertes, poniéndose muchos pasos por delante de sus posibles rivales en la guerra, hasta que un día Ho-Oh fue a descansar y reponer su energía, en ese tiempo el reino del fuego se instaló en sus reinos conquistados y se apoderó de las riquezas, fortaleció y agrandó su ejército; mientras los reinos sobrevivientes aumentaron sus defensas para detener el avance del reino del fuego.

Pasaron algunos años y la victoria del reino del fuego parecía irreversible, el rey Tobías solo esperaba el momento de poder usar nuevamente el poder de Ho-Oh para así poder poner punto final a la guerra.

Mientras en el reino del fuego, un reino imponente el cual era una gran metrópolis para la época, con una gran muralla impenetrable que rodeaba todo el reino el cual era una circunferencia perfecta, con el castillo del rey Tobías en el centro rodeado de todas las casas de los habitantes del reino y con un gran mercado ubicado detrás del castillo, donde los comerciantes vendían espadas, escudos, armaduras, objetos para pokemon, bayas y todo tipo de alimentos. Los habitantes que no formaban parte del ejército del fuego, es decir, los comerciantes, agricultores, herreros, artistas y sabios que no formaban parte del equipo del rey; desconocían las intenciones de Tobías, desconociendo todo acerca de la guerra y del infierno que les hacía vivir literalmente a los habitantes de otros reinos; teniendo prohibido terminantemente salir fuera del reino, es decir, más allá de la gran muralla.

Un día, en el tiempo que el rey Tobías estaba esperando el nuevo despertar de Ho-Oh, en una pequeña casa del reino del fuego, un Joven de 18 años llamado Hans, quien vivía junto a su madre Sofía, el Vulpix de su madre y su buen amigo Blaziken; dormía plácidamente junto a su querido pokemon.

Cuando Sofía volvió del mercado al cual fue bien temprano para comprar comida, con el dinero que su difunto esposo le había dejado antes de morir; se encontró con que su querido hijo se había quedado dormido el día de su prueba para entrar al ejército, así que fue junto a su cama para despertarlo.

—¡No puede ser!—exclamó Hans levantándose de golpe y vistiéndose rápidamente.

Su vestimenta era la que toda la gente común del reino utilizaba, ropajes rojos con detalles amarillos y una capa roja la cual le llegaba hasta la cintura con un broche en el cuello con el símbolo del reino el cual era una llama de fuego.

—Vamos Blaziken, no perdamos más tiempo—dijo el joven jalando a su pokemon.

—¿No vas a desayunar?—preguntó su madre siendo ignorada por su hijo quien ya se había ido—este chico—suspiro su madre.

Hans era un joven alto, delgado, con cabello negro, ojos marrones y piel blanca; destacaba mucho en la arquería, literalmente donde ponía el ojo ponía la flecha, habilidad que adquirió de su padre, al cual Hans admiraba y quien formó parte del ejército del rey Félix, muriendo en una misión cuando Hans solo tenía 14 años. El padre de Hans siempre le contaba las cosas buenas que hacían en los otros reinos en especial en los más pobres ayudando a la gente que necesitaba agua, comida o que necesitaba alguna atención especial por alguna herida o enfermedad, también le hablaba de las cosas increíbles que había visto recorriendo gran parte de Terra; todo esto despertó las ganas de su hijo de salir a conocer la región, y cuando murió, Hans prometió frente a la tumba de su padre con lágrimas en los ojos que entraría al ejército del rey para continuar las buenas obras que su padre hacía con su fiel pokemon Magmar.

Lamentablemente Hans también era muy irresponsable y descuidado, y por haberse despertado tarde tuvo que rogarle al señor que realizaba la inscripción a la prueba del ejército.

—Por favor, no puede hacer una excepción solo esta vez—pidió Hans desesperado.

—No, lo siento, ya paso el tiempo, vuelve a intentarlo el próximo años—contestó el hombre marchándose.

Al escuchar esa respuesta Hans se sentó en el piso y dio un profundo suspiro, siendo consolado por Blaziken quien colocó su garra en el hombro de su entrenador y largo un rugido tratando de animarlo.

—No puedo creer que nos quedamos dormidos Blaziken—se lamentó el joven poniéndose de pie—somos el colmo de irresponsables—dijo ante la expresión de tristeza de su pokemon—ven vayamos a la plaza arco iris y esperemos para ver qué tal le fue a Mila—expresó poniéndose en marcha junto a Blaziken.

La plaza arco iris, era una plaza que se encontraba en el tercer cuadrante de la circunferencia que constituía el reino y su nombre se debía a la gran cantidad de flores y plantas de colores que se podían observar en el lugar.

Al llegar a la plaza Hans y Blaziken se sentaron en unos de los bancos que se encontraban en el lugar y esperaron a que la amiga de la infancia de Hans terminara la prueba.

El hecho de que Hans fuera a esa plaza para esperar a su amiga se debía a que ellos siempre iban allí, debido a que a Mila le gustaba mucho la plaza, y sería el primer lugar donde ella lo buscaría, ya que sabía que Hans odiaba quedarse en su casa.

Pasado un tiempo, una linda chica no muy alta, rubia, de ojos marrones y de aproximadamente la misma edad que Hans, estaba junto a una Delphox caminando por la plaza arco iris mirando de un lado a otro buscando a su amigo.

—¡Mila!—exclamó el Hans llamando la atención de la chica.

Mila y Hans eran amigos desde siempre, ambos se conocían desde antes de que sus memorias les permitan recordar, eran vecinos y ella vivía junto a su padre quien era un herrero muy conocido y su madre era una ama de casa que cuidaba de ella. Mila al igual que su amigo aprendió arquería del padre de Hans y muchas veces a ambos les gustaba ir a un sector del reino que se encontraba en el segundo cuadrante, donde no habitaba nadie y solo había vegetación, para practicar su puntería y hacer competencias entre ellos; ella al igual que Hans quería entrar al ejército del rey.

Al ver a su amigo ella fue rápidamente a preguntarle porque no se había presentado a la prueba.

—Bueno, es que Blaziken y yo nos quedamos dormidos—contestó Hans riendo nerviosamente.

—No lo puedo creer—dijo sorprendida—toda nuestra vida esperando el momento de poder entrar al ejército y tú te quedas dormido—reprochó en voz alta a su amigo.

—Tranquila—contestó siendo interrumpido.

—¡Como quieres que me tranquilice!—exclamó aun nerviosa—eres tan irresponsable, deberías ser como tu hermano—expresó Mila molestando a Hans.

—Sabes bien que odiaría parecerme a él—contestó molesto.

—Lo siento—se disculpó dándose cuenta que tocó un tema muy delicado—oye, vayamos al segundo cuadrante a practicar nuestra puntería—sugirió calmándose y tratando de relajar a su amigo.

De ese modo ambos se dirigieron a su lugar de práctica y empezaron a lanzar flechas apuntando a bayas que estaban en arboles bastante alejados de donde estaban ellos, mientras Mila comentaba como le había ido en las pruebas.

—Sinceramente fue muy complicada la prueba—comento la chica—el examen escrito fue complicado, aun para mí que soy muy buena en todo lo leído y las pruebas físicas fueron muy duras—explicó—la verdad no estoy segura si quedare—dijo sentándose sobre la hierba.

—¡Pero qué dices!—exclamó Hans—claro que quedaras, eres grandiosa—elogió Hans a su amiga mientras lanzaba una flecha.

—Gracias—contestó sonrojada por el comentario—y buen tiro—dijo tras ver que la flecha dio el objetivo.

—Gracias—agradeció el joven sentándose junto a su amiga.

—Dime Hans, que harás en este año que no quedaste en el ejército—preguntó con mucha curiosidad.

—No lo sé, seguramente ayudaré a tu padre en su taller con Blaziken—contestó—la verdad no me importa, yo solo quiero salir de aquí y cumplir la promesa que le hice a mi padre.

—Sí, te importa tanto que te quedaste dormido—opinó Mila sarcasticamente.

—No me lo recuerdes, pero no fue porque no nos importara—aseguró Hans—fue simplemente porque ambos no podíamos dormir por los nervios—comentó—¿no es así amigo?—dijo acariciando a su pokemon quien asintió con la cabeza.

—Te comprendo—contestó Mila.

—Algún día iremos más allá de ese gran muro—dijo poniéndose de pie con entusiasmo ante la sonrisa de su amiga.

Fue entonces que un enorme pokemon volador, pasó volando muy cerca de ellos y el viento que generó hizo Hans perdiera el equilibrio y que casi cayera al piso.

—¿Qué pokemon fue ese?—se preguntó a si mismo e impulsado por su curiosidad, fue tras ese extraño pokemon seguido por su Blaziken.

—Hans no vayas, es peligroso—gritó Mila inútilmente siendo ignorada.

Hans y Blaziken habían corrido un buen tramo hasta que se detuvieron y observaron por todos lados para ver si encontraban al misterioso pokemon que les había aparecido.

—Donde se habrá metido, un pokemon tan grande no se puede esconder tan fácilmente—pensó Hans.

Así de los cielos bajó un enorme pokemon volador de color blanco, con lomo azul y algunos detalles de su cara y cola también de ese color y con una mirada desafiante, largó un rugido tan fuerte que por más de que estuviesen bastante alejados de las zonas pobladas del reino, se podía escuchar, al tenerlo de frente Hans sintió miedo y sus piernas le temblaban, el misterioso pokemon hizo un movimiento con su cabeza y de su boca escupió una cantidad de agua, Blaziken reaccionó al instantes y empujó a su amigo para que no recibiera ese ataque.

Mila quien vio eso ese ataque y al pokemon quedó sorprendida, pero igual ordenó a Delphox que le arrojase un lanzallamas, el cual no le hizo nada al pokemon, quien agitó sus alas con mucha fuerza y velocidad y arrojo unas ráfagas de viento hacia Mila y Delphox, el pokemon de la chica utilizó sus poderes psíquicos para apartar a Mila recibiendo solo Delphox el ataque quedando muy lastimado.

—¡Delphox!—exclamó Mila yendo a ver como estaba su pokemon.

Nuevamente aquel pokemon se dirigió hacia Hans y Blaziken, pero esta vez golpeó al pokemon con una de sus alas y con la otra tomo a Hans y lo puso en su espalda y comenzó a volar, Blaziken antes de que el pokemon tomara vuelo se agarró de su cola aferrándose con sus garras y así ambos fueron volando a gran velocidad sobre el misterioso pokemon.

—¡Hans!—gritó Mila.

—No te preocupes Mila estaré bien—gritó Hans sin tener seguridad de lo que decía, ni de que si su amiga lo habría escuchado.

Mila se quedó nerviosa sin saber qué hacer, ni a quien llamar para pedir auxilio, fue en ese momento que un hombre quien venía volando sobre su Charizard aterrizó cerca de ella.

—¡Leo!—exclamó al ver al hermano mayor de Hans junto a ella.

Leo era un joven de unos 22 años, muy parecido físicamente a Hans solo que un poco más alto y este se dejaba la barba, Hans y Leo nunca se habían llevado bien, Leo siempre molestaba a Hans aprovechándose de sus 4 años de diferencia y a la vez lo hacía por los celos que tenía hacia su hermanito por lo bien que este se llevaba con su padre. Al morir su padre, Leo había entrado al ejército y se había ido a vivir lejos de casa; al entrar allí se volvió una persona muy engreída y molesta creyéndose superior a todo el mundo y jamás contó cuando iba de visita algún acto de ayuda realizado hacia los reinos más pobres; por eso Hans y Leo no se llevan nada bien.

—Pronto sube a tu Charizard y ve a rescatar a tu hermano, un pokemon volador enorme de color blanco y azul, lo atrapó y lo llevó más allá de la gran muralla—dijo Mila desesperada apurando a Leo.

—Un pokemon volador blanco y azul—pensó en voz alta—tranquila, si eso es cierto ya deben estar muy lejos nunca los alcanzaría—contestó muy tranquilo—es una pena su muerte dejará muy triste a mamá—dijo subiéndose a su Charizard marchándose.

—Muerte—dijo despacio sin poder creerlo y dejando de lado por la tristeza la sorpresa que le dio la muy serena reacción de Leo—no, no va morir—negó varias veces Mila con los ojos llorosos—lo volveremos a ver—dijo nerviosa—¿no es así Delphox?—preguntó abrazando a su pokemon quien simplemente guardó silencio.

Pasado un tiempo, volando ya muy lejos del reino del fuego Hans y Blaziken estaban agarrados fuertemente del extraño pokemon, hasta que de pronto este empezó a volar bastante bajo y ubicándose por encima de un lago hizo unos movimientos para que Hans y Blaziken se soltasen, así ambos cayeron al agua y comenzaron a nadar hasta la orilla, ninguno de los dos estaba seguro de donde estaban y se encontraban muy preocupados de como regresarían ya que nunca antes habían salido del reino, pero en la cabeza de Hans también habían dos grandes interrogantes, porqué el extraño pokemon los había traído hasta ese lugar y quien era ese misterioso pokemon.


Y bueno este fic los reescribí porque creo que no salió muy bien la ultima vez, tambien quiero agradecer a chuuny por haber comentado la primera vez que publique el fic.

También pueden comentar y decirme si hay algún error o si tengo que mejorar algo o si simplemente quieren dejar un review pueden hacerlo

En fin, espero que les haya gustado y nos leemos pronto.