+ILLUMINATI+

Al principio está algo lento, lo admito, pero es pura estrategia, ya se enterarán porqué; pero les prometo que si siguen leyendo y son fans del yaoi Envy/Ed no se arrepentirán n,n

Bueno, este fic está inspirado en la canción "Illuminati" del grupo visual Malize Micer con una de mis parejas yaoi favoritas de FMA: Envy/Ed n,n

Sumario: Cuando el deseo, el rencor y la pasión se funden en un solo ser que tiene prohibido amar, el resultado termina en la perversión más apetecible que le pudiera proporcionar aquel que tanto odia.

Disclamer: Hagane no Renkinjutsushi (Fullmetal Alchemist) no me pertenece, un gran alivio para sus personajes (XD), sino a la genialidad de Hiromu Arakawa-sensei y Squar Enix; sino...ya se imaginarían qué tipo de situaciones (en su mayoría yaoi) se encontrarían los personajes XP.

Advertencias: Rape, Lime, Angst, Yaoi del más fuerte que puede ofender a personas de poco criterio y/o sensibilidad alta. Si perteneces a alguno entonces te pediré que te retires y busques algo apropiado para ti. Así también te suplico que si eres menor de edad te retires, pues este fic contiene prácticas que no llegues a entender y te traumen de por vida XD, luego no quiero reclamaciones ni que en un futuro digas: por un fic llamado Illuminati ahora soy un pervertido de primera XP.

No lo considero tan ofensivo, pero si está algo fuerte y explícito, así que, si no haces caso a mis advertencias es ya problema tuyo, no me hago responsable.

Pairing: Por el momento será Envy/Edward (sado-maso yehh)

Bueno, este fic me nació una de esas noches en las que se espanta el sueño y no tienes nada que hacer, tu libro está atrapado en el cuarto de tu madre quien disfruta de un merecido sueño y pues no te atreves a despertarla; escuchando cierta canción de un grupo de visual llamado Malize Micer del cual surgió éste que estaba planeado para ser un one-shoot, pero que a falta de inspiración y que el sueño me ganaba, decidí seccionarlo a ver qué sale.

Pues va...

El día había sido agotador, los últimos dos meses eran de constantes encuentros desagradables con los homúnculos, incansables, insaciables...pero ya todo estaba en calma, o al menos eso era lo que quería creer Edward Elric al regresar a central a entregar su reporte de una misión más que volvía a parecer infructuosa, pues de nueva cuenta, ése maldito coronel le había mandado a que investigara solo rumores poco fiables de la piedra; pareciese que solo estaba jugando con él, con su esperanza...con su hermano, su hermano, Cómo se atrevía a jugar con la única esperanza de su hermano de recuperar su cuerpo, de darle información falsa para que no pudiera cumplir con su promesa. Eso era lo que más le repugnaba de ese odioso coronel: que se interpusiera en el camino de su descubrimiento, de su promesa.

Aunque había que reconocer que de no ser por él, jamás hubiera podido acceder a bastante información esencial y que de algún modo debía agradecerle...pero era tan irritable con sus irónicos comentarios hirientes acerca de su estatura. Si tenía un tamaño de cuerpo o no, a él que le importaba, solo era un superior que lo único que debía preocuparle era el reporte que le llevara, no su estatura.

Aparte estaban esos homúnculos, presionando y atacando, y dándole a entender en todos sus encuentros que él, Edward, era solo un títere de ellos y que solo le dejaban vivir porque tenía que buscar la Piedra de los Filósofos. Pero lo peor, o más bien dicho, el peor de todos era el psicópata Envy, ése maldito Homúnculo frustrado (XD) que, si las ofensas de Mustang eran desagradables, las del andrógino loco eran peor: Mustang le insinuaba su baja estatura, Envy le decía enano, y eso era imperdonable.

Por lo menos ahora, desde una semana ha, no se los habían encontrado, ningún rastro de aquellos errores de la alquimia, eso lo tranquilizaba un poco, más no podía evitar sentirse un poco preocupado; desde que partieran para su misión en Ankör (se me ocurrió XP), un pueblito verdaderamente pequeño y remoto los homúnculos habían atacado casi de diario, el mayor tiempo de paz que tuvieron había sido de tres días, incompletos por cierto. Por eso, prefería que Al se quedara en los dormitorios que estaban repletos de militares en descanso, así por lo menos se aseguraba que Al estaría bien, seco y protegido, pues había caído una tormenta desde que llegaran a Central; parecía que el cielo de aquella ciudad no quería verlos por ahí.

Al había pedido a su nii-san que esperara hasta el siguiente día, así la tormenta habría pasado, él habría descansado y podría haberlo acompañado su pequeño hermano, pero Ed no le escuchó, quería acabar con esa situación lo antes posible, aunado al hecho de que ya había tardado demasiado se había pasado por mucho el tiempo de regreso. Seguro el coronel sería insoportable --.--

Era poco mas de las once de la noche cuando salió del cuartel y se dirigía a los dormitorios a encontrarse con su hermano, como deseó haberle hecho caso: si de cualquier forma el coronel iba a quitarle tanto tiempo, mejor lo hubiera echo de día.

El alquimista de acero había llegado con su superior a buena hora (las ocho de la noche era una hora apropiada, pensó), pero el bastardo lo hizo esperar una hora y media, HORA Y MEDIA!!! Ed ya estaba hasta la coronilla y al momento en que pudo entrar, lo hizo muy violentamente: fue con paso decidido y malhumorado a su encuentro y azotó los papeles en la mesa del coronel Roy Mustang.

-Bien, aquí está mi informe. Lo que quiera decirme, hágalo de una buena vez.

Roy se quedó por un momento impactado, eso no era como lo había planeado; pero debía recordar que Fullmetal era de un carácter muy especial. El moreno solo rió por lo bajo enfureciendo aun más a Hagane, luego se dispuso a leer con toda calma el reporte del rubio y éste interpretó que podía marcharse, hizo una leve reverencia y dio la vuelta. Cuando se dirigía a la puerta oyó la voz del coronel –Quién dijo que ya podías marcharte?

-Coronel, yo creí que como usted...

-hum, tengo mucho que decirte, así que de aquí no sales hasta que te lo permita.

Edward contuvo una vez más el impulso de partirle la cara, debía de calmarse; la próxima vez que viera un homúnculo en su camino bien que se desquitaría.

El caso es que pasó el tiempo y el coronel no terminaba de leer el reporte, parecía que lo hacía adrede, que era un completo idiota o que se había quedado dormido; al parecer de Edward, la segunda opción era la más realista. Cuando al fin, Roy le prestó atención al pequeño alquimista, en primera, comenzó con sus irónicos comentarios que el rubio ya veía venir, luego pasó a hablar de las mujeres que había conocido en ese lugar –Me parece que son muy guapas.-había comentado con sonrisa pícara.

-No entiendo a que viene eso.

-No me digas que no te llamó la atención ninguna de ellas.

Edward se ruborizó un poco, pero sin perder la postura –Tengo otras cosas en que pensar que en mujeres.

-Eres gay?-se la aventó así nada más

-Q-qué?!!- tenía que admitirlo, la pregunta lo sorprendió, jamás se había imaginado que el coronel le hiciera esa clase de preguntas. Además, qué tenían que ver con la misión. Si le importaban o no las mujeres no era cosa suya, Mustang ya se estaba metiendo demasiado en su vida.-De qué estás hablando?!!

-Bueno, no hay nada de malo en eso, Acero.

-No, no lo soy. Y deja de meterte en mi vida.

-Como gustes, pero no es pecado que te gusten otros hombres.

-A qué viene esto?

-Solo digo, que si te gustan los hombres lo comprenderé-le respondió en un tono muy seductor y una sonrisa sensual.

Ed no pudo evitar sonrojarse. Lo invadió una oleada de calor y una extraña sensación de nervios que antes no había experimentado.

La sonrisa del coronel, aquélla mirada, esas palabras...qué significaban? Acaso se le estaba insinuando? Pero si al coronel le gustaban las mujeres, ya lo había visto salir y coquetear con varias, incluidas algunas subordinadas suyas; le extrañaba porqué no había salido ya con Hawkeye. Acaso sería que...Mustang era bisexual? No, eso ya era demasiado, la gota que derramó el vaso, no pensaba pasar aun más tiempo allí. –Si es todo lo que me querías decir, me retiro.

Roy lo miró con una mezcla de decepción y deseo contenido, no era definitivamente lo que había planeado, pero no podía retener a Hagane a la fuerza, y menos hacerle algo que él no quisiera, pero ¡Diablos! Lo deseaba tanto; ese pequeño cuerpo tan frágil y a la vez tan fuerte, que había resistido a una transmutación humana y a tanto castigo al serle implantados esos automail y a través de todo este tiempo; aquellos ojos salvajes, indomables, llenos de luz y melancolía. El largo cabello sujeto con una trenza, el flequillo que acariciaba su rostro juguetonamente y que Edward lo permitía, mmh, que envidia le daba ese fleco; o aquel que sobre su cabeza se alzaba como antena que no le servía para captar las indirectas o los sentimientos hacia el joven, aquel flequillo que se erguía incitante, insolente como su dueño...Si, Edward era deseable, más que cualquiera que jamás hubiera podido conocer, pero algo le impedía saltar sobre de él y devorarlo de la manera más salvaje, algo le impedía satisfacerse y llenarse de él, de poseer al pequeño rubio...Acaso temía perderlo?

Roy no le impidió la salida, en cambio se ofreció a llevarlo a su casa, Edward se negó rotundamente; el coronel no volvió a insistir, era obvio que había asustado a Ed con esas preguntas tan pretenciosas y prefirió dejarlo así, al fin y al cabo, algún día Hagane sería suyo, solo será cuestión de tiempo y ser paciente con elpequeño alquimista.

Ahora eran más de las once y por si fuera poco seguía lloviendo, pareciera que en verdad no lo querían por ahí; suspiró, se colocó su capucha y salió corriendo lo más rápido que pudo para evitar lo posible empaparse, plan que se viera frustrado, pues la aparición de una silueta poco agradable se dejó ver en oscuro horizonte. Ed se paró en seco para visualizar mejor en la densa cortina de lluvia.

La silueta de largo y reacio cabello se acercó lentamente hacia el joven alquimista, dejando ver su empapado cuerpo pálido, muy descubierto; aquel insurrecto cabello, a pesar de estar completamente empapado, no dejaba de tener la misma forma, la lluvia no lo aplacaba, como nada podría aplacar su deseo de vengarse de la injusticia que Edward no entendía, pero por lo menos, ahora podía desquitar toda la ira y frustración que se habían juntado en todo su ser en el transcurso de la semana.

-Mira nada más, estaba deseando ver algún homúnculo y te apareces tú- dijo el rubio con una mirada diabólica.

-Con que me andabas buscando, he-sonrió de manera irónica- entonces no te voy a decepcionar.

Ambos se pusieron en posición de combate y una cruenta batalla comenzó bajo una ráfaga helada de grises gotas tan pequeñas que al contacto herían. El fango salpicaba por todos lados, la furiosa alquimia se hacía notar con rayos azules y la tierra se estremecía con cada palmada; la habilidad de ambos contrincantes estaba a prueba, pues estaban decididos a hacerse verdadero daño a la primera oportunidad.

Envy lanzaba patadas que eran esquivadas con gran maestría por el brazo derecho de Edward, cortos golpes que no alcanzaba al homúnculo, pero que lo conducían a pequeñas trampas alquímicas, que Fullmetal bien aprovechaba para desquitar su ira, pero la fuerza sobrenatural del peliverde no dejaba mucho tiempo de satisfacción al joven alquimista; muchas veces, el recorrido de la lluvia era interrumpido por golpes encontrados, otras veces, el agua en los cuerpos era sacudida de su lugar a causa de los fuertes choques, que provocaban salir de manera estrepitosa la sangre de los rivales. Con un grito y luego de recibir un poderoso golpe en el rostro que le hizo tambalearse por parte de Envy, Edward devolvió con el doble de fuerza y ferocidad con el brazo derecho, lo que tumbó al homúnculo cubriéndose de fango que enseguida era arrastrado por la incesante tempestad. Oh, que bien se sentía el poder desquitar toda esa ira y tensión que desde hace tiempo le venía molestando al grado de no dejarle dormir; en parte se sentía un poco culpable por regocijarse tanto en causarle dolor a alguien, pero luego recordó de quién se trataba, y el rastro de culpa, si alguna vez la hubo, hora había desaparecido.

Aun en el suelo, y con las heridas cerrándose rápidamente, Envy sonrió con un hilo de sangre resbalándole por la comisura –Ese implante resulta ser más molesto de lo que creí-

-Y lo será aun más- dijo transmutándolo en una arma punzo cortante-PREPÁRATE- y sin más se lanzó de nueva cuanta al encuentro con el homúnculo clavándole el automail transmutado en el pecho provocando que el mutable ser vomitara un poco de piedra roja, no obstante, esto no permitió que Envy dejara de sonreír, lo que encendió aun más la furia del rubio, que retiró el brazo derecho y lo volvió a encajar en el herido cuerpo una y otra vez hasta cansarse y dejar tumbado el cuerpo inerte, dejando que la lluvia lavara el rastro del mismo y también de su rostro, bañado en sangre y sudor. Estaba agotado, se arrodillo frente al cuerpo sin vida de Envy respirando muy agitadamente y se quedó allí un momento para recuperar un poco el aliento que le permitiera ponerse en pie y marcharse antes de que el homúnculo reviviera. Ya se había enfrentado de esa misma manera tan sangrienta con anterioridad, y siempre el resultado era el mismo, aunque creía haberlo matado, el infeliz revivía para vengarse de él, la pregunta era que si tenía el poder, porqué no lo había matado antes, pudiendo revivir y sin cansarse si quiera, solo lo golpeaba, pero jamás lo había herido de gravedad, sería cierto que mientras encontraba la Piedra tenía prohibido matarle?

Volteó hacia el cielo gris y estruendoso para que la fría lluvia refrescara su caliente rostro, ya era hora de regresar. Su hermano seguramente estaría preocupado, aunque le pidió que no lo hiciese, el "pequeño" Al siempre se preocupaba por su hermano mayor y viceversa, ésa era su naturaleza, eso era lo que hacían: se preocupaba uno por el otro y se protegían, después de todo, eran hermanos y se querían. Edward sonrió ante la imagen de él regresando junto a su amado hermano a que le ayudara a tomar un caliente baño para luego llevarlo recostar. Cuando hubo decidido levantarse, una mano nada amigable apretó con tanta fuerza el brazo de metal destrozándolo de improviso; el rubio, desconcertado volteó para comprobar que había tardado demasiado en recuperar sus fuerzas ya que un diabólico Envy lo miraba con perversidad y un brillo demoníaco en los violetas ojos que atemorizó a Elric, quien fue golpeado brutalmente en el rostro lanzándolo metros lejos, provocándole escupir sangre. Volteó con una renovada furia en la mirada ambarina y limpiándose con la izquierda, se incorporó para lanzarse de nueva cuenta contra su rival, pues no tenía otra opción; no podía ni quería escapar de él.

Se lanzó directamente y con todo su cuerpo para atizar un izquierdazo, que fue esquivado fácilmente por el contrario, quien lo tomó por el rostro cansado y furioso, hablándole en un tono bajo –ya te divertiste, ahora es mi turno.- y sin más le atinó un rodillazo en el estómago, sacándole nuevamente sangre, seguido de un codazo en la espina dorsal, tirándolo al suelo; en cuanto el alquimista intento incorporarse, el peliverde lo pateó haciéndole rodar unos cuantos metros en la plaza. Envy solo observó los intentos de ponerse en pie del alquimista de acero; el verlo tan vulnerable y débil le provocaba una exquisita sensación de placer excitante.

Cuando el rubio hubo podido incorporarse, jadeante y encorvado, visualizó a Envy, quien al parecer lo estaba esperando a que continuaran con su pelea, así que de nuevo se lanzó al ataque; volvió a intentar golpearle con la única mano disponible, pero de nuevo falló. Envy había afianzado su mano.

-Eres muy lento, enano, deberías esforzarte más si lo que pretendes es vencerme-rió el peliverde

-Ah si?- Y soltó una patada que fue interceptada por la mano libre de su captor.

-Acaso eso es todo ochibi-san?- y sin pensarlo dos veces, arrancó el miembro inferior de metal dejando en shock a un petrificado Edward.

-Vaya, vaya. Con que el enano de acero no es tan rudo, he.- El alquimista luchó en vano por safarse del mayor, sin éxito.-Mírate nada más, el gran Alquimista de Acero no es más que un gatito devorado por ratas sin sus implantes.

-CÁLLATE! DÉJAME IR!

-Oh, y porqué haría eso? Si al fin te tengo a mi merced.- una gota de sangre resbalando por la frente del rubio robó la atención del homúnculo, que en su caída atrapó con un beso, para luego lamer lo que aun quedaba manchado.

La feroz tormenta arreciaba empapando el rubio cabello que era tironeado cada vez más fuerte por su victimario. Una vez que aquellos apetecibles labios cedieron para soltar un grito de dolor, los dientes del homúnculo se cerraron sobre el labio inferior provocando que el dulce elixir escarlata, aquel líquido vital que lo enloquecía sobremanera, como un fuego líquido que invadiera todo su ser brotara dentro de su boca cerrando el ensangrentado beso mientras lo encerraba en un abrazo inmovilizante.

Una vez que el metamorfo terminase de probar aquel excitante fervor, tan indomable y febril igual que su dueño, arrojó al joven alquimista en un oscuro y empapado pilar provocándole otra herida, esta vez en la cabeza; Envy se acercó cual predador a su presa y antes de que Acero pudiera hacer algo, el joven homúnculo ya había capturado su única mano.

Un brillo diabólico acudió a los violáceos ojos, aquel que el militar había visto solo una vez, pero recordaba como una penitencia de la noche en que perdió su pierna izquierda.

-Tu sangre- la fría voz lo alejó de sus recuerdos-es exquisita.

-Qué me vas a hacer?- Preguntó con temblorosa voz el de los ojos dorados. Sabía que sí, estaba a su merced y que no era más que un gatito indefenso como bien le había dicho .

-Qué te haré? Mmmmh, no lo se...está prohibido matarte, pero puedo hacerte sufrir tanto que desearas la muerte.- Cada vez más cerca de su rostro. Sentía su hélido aliento y el corazón le latía como desesperado rogando que alguien, quien fuera, incluso Roy, llegara a rescatarlo. Ya estaban nariz con nariz, casi rozándose los labios; Edward tragó saliba y cerró los ojos esperando lo peor, pero solo sintió que era abrazado y jalado hacia el centro de su captor.

Esto solo lo atemorizó aun más. Qué era lo que se proponía ése psicópata? Entonces sintió que la trenza era lentamente desarmada con delicadeza, un gracia y suavidad imposibles en él, un desquiciado como Envy.

Cuando las frías manos hubieron terminado con su trabajo, rodearon con candidez la espalda del pequeño rubio y con una voz imposiblemente cálida habló en su cuello provocando unos escalofríos y excitación tremendos:

-Este cuerpo...este pequeño y frágil cuerpo-lo apretó aun más contra sí con una mezcla de fuerza sobrehumana y ternura- ...deseo despedazarlo...-la dulce y cálida voz cambió de repente a una helada y cruel sinfonía al tiempo que las orbes púrpura se contraían en una mirada fija y llena de ira y locura contenidas-...desgarrarlo...-jadeaba con cada palabra, cada idea-...desangrarlo...partirlo por la mitad y luego en cientos de cachitos aun más minúsculos...sí, aun más minúsculos que tú, enano, si se puede; y devorarlos uno a uno.

A Edward lo invadía una mezcla de ira y terror con cada palabra que una a una salían de es horrible boca y que se clavaban en la mente y corazón del rubio.

"Me va a matar, el muy maldito me va a matar." Fue la única posibilidad que encontró Hagane. Su respiración se agitaba cada vez más. Los latidos de su corazón amenazaban con provocarle un infarto cuando sintió unos filos tan desgarrantes como cuchillas en cada uno de sus homóplatos y no terminó de recuperarse del terrible dolor cuando fue arrojado al suelo estrepitosamente llenándose de barro.

-Qué te pasa, enano? No llorarás?- Escupió burlonamente el homúnculo lamiéndose los dedos de ambas manos en sangre, su sangre...la que tanto odiaba y sin embargo...lo embriagaba.

Edward se retorcía en el suelo, solo eso podía hacer. Las heridas que el mutable le causó le impedían moverse siquiera.

-Ho, vamos. No querrás que me aburra tan pronto, verdad?

-Si vas a matarme...ah...hazlo de una vez...

-Ho no, ochibi-san. Te dije que eso no ocurriría, además, no es posible que tan pronto estés deseando la muerte. o ya se te olvidó tu pedazo de hojalata que dijiste ibas a proteger?

-Al-una chispa se incendió en él-Al, ni se te ocurra acercártele o te juro que yo...

-Shhh-su tono un tono falsamente conciliador- relájate o te dolerá más...qué digo? Entre más te duela mejor- terminando de decir esto, soltó una risa atronadora que le caló en los huesos. La lluvia ya había parado desde hace un rato, dejándola oír por toda la plaza en completa oscuridad.

-Al...no te atrevas a acercártele.

Un fuerte tirón de cabello sintió el hermoso rubio cuando fue levantado del suelo. Ya que Envy tuvo al joven de espaldas a su altura le habló en un tono simuladamente dulce-Vamos, quiero ver ésas lágrimas.

Las nubes eran arrastradas rápidamente por el viento helado que agitaba ambas melenas –Vamos, llora para mí.- y terminado de decir esto, alargó la mano libre, la cual utilizó para atravesar la parte baja del hombro, provocando un ahogado grito de dolor.- Ha, no quieres?- apretó los dientes y movió su filosa mano dentro- veo que te gusta el dolor- habló con una sonrisa sádica y crueldad en su voz- así que...- dejó caer los dorados mechones haciendo caer el peso del cuerpo sobre la herida que le estaba provocando, soltando al fin el tan anhelado grito, aquél desgarrador gemido en la quietud de la noche.

-Te gusta, enano? Sentir cómo tu único brazo se está desgarrando? Estar consciente de que de un momento a otro se desprenderá de tu diminuto cuerpo- decía con un enfermizo tono en la voz mientras que Edward solo deseaba que todo eso terminara, de un modo u otro, pero que terminara, la tortura cesase de una vez.

Sus ojos escurrían las lágrimas que Envy tanto deseaba ver, en las cuales, el amarillento color de una enorme Luna se reflejaba.

Entonces ocurrió. El cuerpo del joven alquimista fue arrojado con estrépito una vez más a la tierra. La herida sangraba, la respiración se cortaba a causa de tanto dolor; el adoquín se cubría de un líquido negrusco a la penumbra de la noche, que reflejaba una vez más las titilantes luces de la bóveda celeste ya despejada.

El de los ojos dorados temblaba, ya fuese por el frío que cada vez se cernía más a él, el dolor que le causaba aquella flagelación, o el miedo y la impotencia hacia aquel ser infernal.

Por su parte, Envy disfrutaba del sabor de la tibia sangre de Ed y su aterrado rostro sin fuerzas manchado de su propia sangre y sudor. Era simplemente exquisito. Entonces una brillante idea se le ocurrió al verlo tumbado, indefenso y temblando.

En su rostro se dibujó una siniestra sonrisa y se inclinó sobre el pequeño y entumecido cuerpo; al hacer contacto con sus mano, el dueño del herido cuerpo ahogó un gemido causándole placer al homúnculo, quien desenroscó al pequeño y lo despojó de sus chaqueta y camisa con la misma suavidad de antes, lo que estremeció más al joven que no paraba de temblar en sus brazos, apretando dientes y párpados.

El peliverde se dedicó solo a disfrutar aquello: el ser que más despreciaba y a la vez deseaba, ahí en sus brazos. Temblando de frío, dolor y miedo, empapado en sangre y sudor; con un brazo imposibilitado y el otro...bueno, sencillamente destruido. Pasó su violácea mirada a la herida que le había provocado, y vaya que era profunda; en verdad casi le cortaba el hombro.

La vista pasó a los rozados y ensangrentados pezones que se habían erguido a causa del frío, así que acercó su rostro y empezó a lamer uno de ellos. Edward solo podía apretar más sus ojos, tensar su cuerpo y esperar a que todo pasara. Estaba a su merced, expuesto a que hiciera con él lo que se le antojase.

La lengua del mayor pasó del duro pezón a la herida abierta, en donde lamió, metió y sacó como si de ella bebiera causándole aun más dolor al rubio, para luego succionar el delicioso elixir de vida, arrancando otro grito atronador de la garganta del alquimista. Envy sonrió.

Apartó el ensangrentado rostro para ver al jadeante Edward, más delicioso que nunca. Apretó sus uñas sobre el lastimado brazo sangrándolo aun más.

-Sabes, ochibi-san, voy a hacer que te desangres, que este hermosos cuerpo se bañe en tu sangre y entonces comenzará la diversión.

"Comenzar"? A qué se refería Envy con "comenzar"? Acaso esto no era ni el principio? Qué iba a hacer con él? Porque no terminaba esto de una vez? "Al..."

bueno, y eso es todo por ahora. U.U uff, esta vez si que me excedí, de tiempo, de espacio y de sádica O.O pobre Edward, y según yo lo quiero XD

Bueno, espero reviews para que me digan que tal de traumados quedaron con esto XD y si en verdad me he excedido; recomendaciones, opciones, sugerencias, críticas constructivas y etcéteras. Nada de flames, pues ya les he advertido que esto estaba algo crudo.

Nos leemos luego.

Sayosss

TaRA