Hola, bueno este es mi primer Long-Fic de FMA primero quiero aclarar que este fic se basa en el primer anime que fue lanzado para que no haya confusiones, espero realmente les guste, este fic lo subo tambn en fanficslandia asi que NO es plagio, bueno sin mas les dejo que leean.
Cap. 1 Hemos regresado.
Los dos chicos entraron a la casa abandonada, cerraron la puerta para asegurarse que nadie entraría, aunque era muy poco probable considerando que se encontraban a trescientos kilómetros del pueblo más cercano.
—¿Estás listo hermano?—pregunto el menor mientras subían las escaleras.
—Claro que si—fue lo único que dijo el otro.
Llegaron al cuarto de arriba y abriendo la puerta se encontraron con un circulo de trasmutación pintado con gis, al fin habían descubierto una manera de regresa a Amestris, dejar Alemania de una vez por todas y regresar a su hogar. Cuando regresaron a Alemania para intentar destruir la puerta de ese lado se dieron cuenta de que era imposible, aquella puerta jamás podría ser destruida, lo único que podían hacer era bloquearla, entonces lo que harían era simple, trasmutarían sus propios cuerpo hasta la puerta, haya intercambiarían una piedra filosofal, luego de muchas investigaciones descubrieron que su padre guardaba una en un pequeño pueblo, aunque no les causaba gracia utilizar vidas humanas estaban un poco desesperados por regresa, entonces… intercambiarían la piedra para que la verdad les abriera la puerta hacia su propio mundo, no sabían si la verdad aceptaría, pero querían regresar, regresar a su mundo, a ver a sus amigos, a su país, a… Winry.
—Dejare el reloj en cinco minutos—menciono Alphonse, dejarían una pequeña bomba que destruiría la casa, así nadie sabría como cruzar jamás, pues todo dato de la alquimia fue destruido por ellos.
—Si… bueno aquí vamos Alphonse—suspiro el Elric mayor—regresemos a casa—volvió a decir, su hermano asintió y juntando sus manos y poniéndolas en el suelo este comenzó a emitir una luz azul y varias manos negras salieron de él.
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—Fue muy divertido abuela—sonrió la rubia—luego de que Mustang dijera acepto Riza comenzó a llorar, fue muy tierno, incluso puedo jurar que vi a Roy con los ojos lagrimosos—volvió a reír—bueno abuela… se hace tarde y tengo que irme, vendré a verte otro día, lo prometo—susurro acariciando una vez la piedra que formaba la tumba de la abuela Pinako, hacía dos años que había fallecido—adiós mamá, papá—volteo a las tubas de sus padres y tomando su bolsa se dirigió a su amarilla casa.
Llego al poco rato a su casa, entro y se encontró a su mejor amiga en el sofá con una bolsa de compra en su mano.
—Sciezka—sonrio al verla—pensé que no vendrías esta vez.
—Te lo prometí—dijo poniéndose de pie y sacando una botella de alcohol de la bolsa—te prometí que una vez al mes dejaría que te olvidaras de todo—sonrió con melancolía, le dolía que la rubia estuviera tan deprimida, y si beber era lo único que la reconfortaría ella se aseguraría de que no cometiera ninguna locura en el acto.
—Gracias, creo que esta vez lo necesito urgentemente.
Ambas se recostaron en el suelo y comenzando a beber platicaron un poco.
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Abrieron los ojos con pesadez…
—¡Hermano!—grito Alphonse sonriendo, Ed abrió los ojos y comenzó a reconocer el lugar en que se encontraban.
—Es… la central—dijo con lagrimas en los ojos que no cayeron, parándose ambos hermanos se abrazaron, lo habían logrado, su enfrentamiento con la verdad fue un poco más difícil de lo que pensaron, incluso creyeron que no les dejaría pasar, pero fue todo lo contrario.
—Lo logramos Al, ¿A dónde deberíamos ir primero?—susurro.
—A Risembool, quiero ver a Winry y a la abuela Pinako—dijo sin dudarlo Al, Ed no pudo estar más de acuerdo, les haría falta dinero, pero para eso tenían a su querido amigo… el coronel Mustang.
Caminaron hasta el cuartel general, recordaban el camino a la perfección, las calles se veían iguales pero un aire de paz se respiraba, todo lucia más tranquilo, mas pacifico… más democrático.
Al llegar al cuarte entraron sin ser detenidos, al llegar a uno de los pasillos empezaron preguntarse si estaban en la dirección correcta, pues no encontraban la oficina del coronel Mustang.
—¿Hermanos Elric?—grito una voz a lo lejos, una voz que cualquiera, CUALQUIERA, reconocería al instante.
—Mayor Armstrong—dijo Ed con nerviosismo.
—¿De… de verdad son ustedes?—declaro con lagrimitas en los ojos.
Alphonse sonrió y asintiendo con la cabeza dijo—Hemos vuelto.
Armstrong no lo dudo y retirándose la camisa se abalanzo sobre ellos y les dio uno de los abrazos más fuertes que había concedido, si no fuera porque los Elric estaban acostumbrados habrían muerto.
—Mayor… nos…aplasta—dijo Ed y ambos fueron liberados.
—Te equivocas Ed, ya no es mayor, ahora es Coronel—dijo con sus típicos brillitos por todos lados.
—¿Eh? bueno era de esperarse que lo ascendieran en cinco años… así que las cosas si han cambiado—murmuro Edward.
—Venimos a ver a l coronel Mustang, no sabe donde esta—pregunto Alphonse y la sonora risa del ahora coronel rubio sonó por todo el cuarte.
—Se equivocan de nueva cuenta hermanos Elric, Mustang también fue promovido—sonrió y les indico que le siguieran.
Pronto llegaron a una puerta enorme de roble, el militar toco la puerta esperando respuesta.
—Así que esta es la oficina de ese bastardo ahora—murmuro Edward.
—¿Quién es?—se escucho la voz de una mujer, Ed y Al reconocieron inmediatamente a la teniente Hawkeye.
—Soy el coronel Armstrong y traigo visitar para su señor—dijo el alquimista nacional.
—¿Y además se hace llamar "su señor"? que arrogante se ha vuelto.
—Adelante—volvieron a escuchar la voz de la mujer.
Los tres entraron en la enorme oficina, los hermanos divisaron a Mustang sentado en un gran escritorio llenando varios papeles, por lo que no les prestaba atención, Riza al verlos entrar se quedo estupefacta, no sabía que decir ni que hacer, por lo que solo se quedo parada junto a su ahora esposo.
—Fuhrer Mustang, traigo a los hermanos Elric.
—¡¿Fuhrer?—exclamaron ambos rubios.
—¡¿Hermanos Elric?—exclamo el pelinegro.
Los tres se quedaron viendo con ojos dilatados, sin poder creer que el otro se encontrara donde estaba.
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—Vamos Sciezka, solo una más—dijo una Winry borracha con las mejillas sonrosadas mientras jalaba a su amiga.
—Ya dije que no Winry, has bebido más de lo normal y tengo que irme, por favor solo ve a acostarte, por favor—le pidió su amiga, la parte coherente de Winry asintió y con un deje de molestia subió las escaleras hacia su cuarto.
La castaña suspiro y luego de limpiar un poco el desorden que la mecánica había causado y de revisar que si estuviera durmiendo salió de la casa.
Luego de la partida de los dos hermanos Winry se desmorono, por un tiempo no comió, no bebió, lo único que hacía era estar en su cama todo el día, luego su abuela falleció lo que solo la sumió en mas tristeza.
Pero Sciezka jamás dejaría su amiga así, la obligo a seguir con su vida, a volver al mundo de la mecánica, lo que la ayudo mucho a superar un poco su tristeza, comenzaron a salir más junto con Riza y pronto las tres se convirtieron en grandes amigas, pero había un trato, una vez al mes Sciezka iría a Risembool y bebería con Winry para que se olvidara del mundo completamente aunque sea una noche, Sciezka lo prometió y hacia lo había cumplido los últimos tres años.
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—Así que eso es lo que sucedió—dijo Roy juntando su manos luego de escuchar como los hermanos habían vuelto—bueno, como sea me alegro de que hayan vuelto, de verdad—les dedico una breve sonrisa que los otros dos rubios no pudieron evitar corresponder, entonces Edward se puso de pie acercándose al nuevo Fuhrer.
—Bueno, ya que estas tan de buen humor, que te parece… si nos prestas dinero—lo miro sonriendo.
—Ni madres—fue la respuesta del otro.
—¿Qué demonios? Ahora eres le hombre más poderoso y no puedes prestarnos ni para el tren—gruño Edward exageradamente como siempre, causando risa en los demás presentes en la sala.
—Nos has cambiado en nada Acero—se puso de pie Mustang—ten—le entrego un fajo de billetes—ahora váyanse a Risembool, la señorita Winry los necesita—Edward puso un semblante serio al escuchar el nombre de su amiga provenir de los labios de Mustang y Alphonse pudo divisar en la cara de la ahora secretaria Hawkeye un semblante triste.
—Si—afirmaron ambos hermanos para luego salir corriendo hacia la estación y tomar el primer tren hacia su hogar.
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Habían pasado cinco horas desde que su amiga se había ido de vuelta a la central, despertó y miro el reloj de mesa, la una de la mañana, le dolía la cabeza y aun se sentía algo borracha, tenía una sed increíble así que bajo por un poco de agua.
—Que sed—murmuro mientras refrescaba su garganta con el agua.
Escucho un ruido, creía que era la puerta abriéndose y cerrándose, pero estaba tan borracha que decidió creer que era su imaginación, cuando se dio la vuelta para volver a subir a su cuarto diviso a dos figuras, dos personas que reconocería en cualquier lugar.
—¡Oh!—dijo al verlos parados.
—Winry—murmuro el más alto sin saber muy bien que decir, no se esperaba verla en unos shorts y una camisa de manga larga con el pelo desarreglado y con los ojos un poco hinchados.
—Pero si son Edward y Alphonse—sonrió la chica, los dos hombres no supieron cómo reaccionar a eso—así que han vuelto ¿no?, bueno yo subiré a dormir, no olviden cerrar la puerta.
—¿Winry?—cuestiono Alphonse, no entendía a su amiga, ¿no se supone que saltaría hacia ellos llorando de felicidad? O por lo menos les arrojaría su llave y media docena de su arsenal de mecánica.
—¿Qué te pasa?—susurro Ed acercándose y sosteniéndola del brazo, ella solo lo empujo y comenzó a reír un poco histérica.
—Debo de haber bebido realmente mucho esta vez, porque parecen muy reales—siguió riéndose.
—Winry somos reales, somos Ed y Alphonse, hemos vuelto—contesto preocupado el rubio ex alquimista nacional.
—Claro que lo son—dijo ella dejando de reír—Son el Edward numero quinientos treinta y cinco y el Alphonse numero cuatrocientos veinte—ellos no entendieron muy bien a qué se refería—miren… sé que esto probablemente no sirva de nada, pero por favor ya no se aparezcan por aquí—bajo el tono de voz—ya no soporto verlos e ilusionarme pensando que esta vez será la verdadera vez, he aceptado que jamás regresaran, así que salgan de mi cabeza, de mis sueños… déjenme vivir en paz—comenzó a llorar fuertemente mientras se sujetaba del barandal de la escalera.
Ed y Alphonse no supieron que decir a eso, jamás habían visto a su amiga de esa manera, se veía frágil, débil, desprotegida… no parecía la chica fuerte y positiva que habían conocido toda su vida.
—Winry… no entiendo muy bien, pero—intento acercarse Alphonse, pero solo recibió un empujo por parte de la rubia.
—¡Aléjate!—grito—no te me acerques—volvió a decir mientras se tranquilizaba—dije que ya es suficiente, hace tiempo que deje de esperarlos, ahora dejen de atormentarme cada vez que cierro los ojos.
Ed no lo soporto mas y a pesar de las quejas de las chicas se acerco y la sujeto de los hombros—¡Winry, soy yo Edward Elric, tu amigo de la infancia, mírame a los ojos y dime que realmente no me crees!—grito desesperado.
La chica lo miro con ojos llorosos mientras estos se empezaban a cerrar por la resaca y el cansancio.
—Hace mucho tiempo… que deje de cree… Ed—susurro antes de cerrar los ojos y caer dormida en los brazos de Edward.
