Desde que él se fue.

Han pasado tantos meses y todavía no me he logrado recuperar. Desde su partida todo lo veo diferente, el sol que muy pocas veces se deja ver no brilla de la misma forma, la lluvia no cae de la misma manera, ella solo me recuerda las millones de lagrimas que he derramado por él, ni siquiera el bosque, el que antes tanto amaba por todos los momentos que viví en el, me parecía muy diferente, todo era diferente desde que él se había ido.

Cuando el tiempo fue pasando, me fui acercando a Jacob. El es una persona muy especial para mí, todo en el irradia alegría, es una persona muy cálida, siempre sonriendo, siempre feliz, y de alguna manera que no logro entender parte de esa felicidad que el siempre posee se me pasa a mí, hasta el punto de sacarme una sonrisa sincera.

El es como mi hermano, mi mejor amigo, no hay nada oculto entre nosotros, el conoce todo de mi, y yo de él, pero a pesar de todo eso, no hay manera de que yo logre olvidarlo a él, nada puede hacer que yo lo olvide.

Por otro lado está Charlie, está desesperado, quiere que yo supere este estado en el que estoy, pero ¿cómo puedo superarlo? ¿Cómo puedo hacer algo? Si solo con el dolor puedo recordar que de verdad el me amo, que de verdad el estuvo conmigo. ¿Acaso el empezó a ver que yo no era suficiente para él, con el incidente de Jasper o era que de verdad en no me quería, que nunca me amo como dijo hacerlo? Y con todo esto yo me sigo preguntando ¿Cómo puedo hacer algo para que todo esto termine?

El tiempo que paso con Jacob es la mayoría. Ya no pasaba tiempo con mis amigos del instituto, solo compartía con ellos unas cortas platicas entre clases, con los que más tenía relación eran con Ángela, y su amigable novia Ben, y con Mike, ellos fueron los únicos que pudieron perdonarme después de haber superado mi estado de zombi, y me daba un poco de alegría saber que por lo menos unas pocas personas si eran capaces de entender un poco del dolor que sentí, y que de verdad pudieran perdonarme por la cantidad de meses que pase sin hablarles, ellos si se podían llamar mis amigos.

Pero a pesar de todas las cosas que con su partida cambiaron, lo único que no podía cambiar con el paso del tiempo era el hueco que él había dejado en mi corazón, la gran herida que cada vez que se abría dolía demasiado. Cada noche, cuando me llegaba la hora de dormir, en mis pesadillas todo lo que se repetía era cuando él me decía que ya no me quería, y como siempre, al despertar sobresaltado por el sueño, las lagrimas corrían libres por mis mejillas, y era la única vez en todo el día en el que verdaderamente podía dejar que el dolor se apoderara de mi, era la única vez en la que podía ser yo, la verdadera yo.

Y pensar que todo en mi vida había cambiado tanto, solo por un desamor, solo porque él se había ido de mi vida porque era muy poca caso para él, que todo había cambiado tanto desde que él se fue.