Mi segundo FrUK C: Más corto que el otro, pero menos da una piedra. Dedicado a Kiriahtan y a Kanai Ivanov, la primera por inspirarme y la segunda porque es mi querida UK (-manda corazones-). Si necesitáis referencias sobre el Eurotunnel, las encontráis fácilmente en Wikipedia.


Dicen que se odian, y realmente no existe nadie en todo el globo capaz de negar esa afirmación. No es una creencia popular, es un hecho más que contrastado, cada día que se ven, cada carta, cada llamada de teléfono, cada comentario ácido lleva impreso el resentimiento de siglos, la envidia, la crítica.

Dicen también que por suerte les separa el mar, y es que, ¿cómo no iba a separarles un mar siendo Arthur una isla? Aunque él prefiere decir que es un continente aislado. Cosa que Francis critica siempre con su ácido sarcasmo à la française.

Por decir, dicen que serían muy felices si el otro desapareciera. Y de hecho se quejan del corto estrecho que a uno separa del otro, llamado Paso de Calais. Cuántos quejidos canturreados por la voz francesa, como si entonara el triste mantra de Hécuba, y qué largos los de la voz inglesa, más largos que el más largo de los diálogos de enfrentamiento entre Elizabeth y el señor Darcy, igualmente amargos y con el mismo trasfondo agridulce.

Ellos dos dicen muchas cosas, pero las palabras se las lleva el viento y los hechos gritan más cosas que ellas. Esos hechos se ven traducidos en susurros y risas, como cuando Antonio va a visitar a Francis por la mañana temprano y se encuentra a Arthur saliendo de allí. Y Arthur se sonroja con violencia, le mira mal, y le aclara, aún antes de que él le pida explicaciones (si es que alguna vez ha pensado en pedírselas), que sólo ha ido a firmar unos papeles. Por cierto, ¿dónde estaban esos papeles? Pero Antonio tenía sus propias preocupaciones y solía ignorar todo.

Y alaban la distancia marítima que los separa y se quejan de que no sea mayor, pero bien sabido es por todos que utilizan el Eurotunnel más de lo que políticamente les corresponde. Como si no quisieran que nadie lo supiera, utilizando su pasadizo subterráneo, no sin antes mirar a ambos lados para asegurarse de que nadie más lo sabe, leur petit secret. El resto se ríe de ellos a sus espaldas, no todos, algunos simplemente no lo notan, como Alemania, y piensan que sólo se están engañando a ellos mismos.

Porque del odio al amor sólo un paso establece frontera, que ellos cruzan y descruzan tantas veces que ya está impresa la forma de sus huellas.